viernes, 30 de agosto de 2013

Un Tema de Actualidad ELOGIO DEL PENSAMIENTO CRÍTICO



Por Renán Vega Cantor

“Quien quiera hoy día combatir la mentira y la ignorancia y escribir la verdad, tiene que vencer, por lo menos, cinco obstáculos. Deberá tener el valor de escribir la verdad, aun cuando sea reprimida por doquier; la perspicacia de reconocerla, aun cuando sea solapada por doquier; el arte de hacerla manejable como un arma; criterio para escoger a aquellos en cuyas manos se haga eficaz; astucia para propagarla entre éstos. Estos obstáculos son grandes para aquellos que escriben bajo la férula del fascismo, pero existen también para aquellos que fueron expulsados o han huido, e incluso para aquellos que escriben en los países de la libertad burguesa”.

Bertolt Brecht, “Cinco obstáculos para escribir la verdad”.



“¿No tienes enemigos? ¿Cómo que no? ¿Es que jamás dijiste la verdad, ni jamás amaste la justicia?”

Santiago Ramón y Cajal, citado en Eduardo Galeano, Los hijos de los días.



El término Pensamiento Crítico puede resultar siendo una abstracción y hasta tener un carácter tautológico, si no se precisa qué se entiende por tal denominación. Una abstracción que puede convertirse en un mero enunciado, que se repite sin mucho cuidado. Una tautología porque en rigor todo pensamiento que amerite tal nombre debería ser crítico con todo lo existente y consigo mismo. Pero como hoy se han entronizado en el mundo entero un conjunto de banalidades propias de un pensamiento único, un pensamiento sumiso y un pensamiento abyecto, adquiere sentido hablar de pensamiento crítico, no sólo para diferenciarse de estas formas sino para rescatar la esencia de una reflexión que no se quede en la mera contemplación, aceptación o apología de todo lo existente. En ese orden de ideas, y de manera algo esquemática, intentaremos precisar cuáles serían en nuestro sentir y entender las características del pensamiento crítico, que se encarna, por supuesto, en hombres y mujeres de carne y hueso, quienes son los pensadores y las pensadoras críticos.

1

Es un pensamiento histórico: El sistema capitalista se presenta a sí mismo como el fin de la historia, el mejor de los mundos, una realidad insustituible sin pasado ni futuro y la realización plena del presente perpetuo, que siempre gravita sobre lo mismo: sobre la producción mercantil y el consumo exacerbado. Ni antes ni después del capitalismo se concibe la existencia de otras formas de organización social, porque todo se sujeta al endemoniado ritmo de la pretendida “destrucción creadora”, que promete un reino eterno, aquí en la tierra, de opulencia y derroche. Para que todas estas falacias se impongan se hace necesario cortar los vínculos de los seres humanos con la historia, o mejor dicho, negar que nosotros somos seres históricos, que estamos anclados al mismo tiempo en el pasado, el presente y el futuro, y que en el pasado relucen los destellos de proyectos y alternativas de los vencidos que iluminan el futuro, para que el presente no aparezca como una fatalidad que tenemos que aceptar y contra la cual nada podemos hacer. Por eso, se ha impuesto la amnesia y el olvido, para que aceptemos que siempre ha existido y existirá el capitalismo, sin que podamos concebir otras formas de organización social y otras maneras de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza.

Para enfrentar esos prejuicios sobre la eternidad del presente capitalista, la historia debe ser un instrumento indispensable de análisis y reflexión que nos ayude a recuperar otras perspectivas, que nos recuerdan que el capitalismo es solo una relación social históricamente constituida, que no representa ni mucho menos el fin de la historia. El conocimiento histórico nos ayuda a comprender que el presente actualmente existente es el resultado de procesos complejos en donde, entre muchas alternativas, se impuso, a menudo con la violencia y la irracionalidad, solo una de ellas. En breve, el pensamiento crítico se sustenta en aquella célebre propuesta de Pierre Vilar de pensar históricamente, para ubicar, localizar, relativizar, fechar, explicar, comprender y contextualizar todos los procesos existentes, incluyendo al capitalismo.

2

Es un pensamiento radical: Para develar la injusticia y la desigualdad se hace necesario ir a la raíz misma de los fenómenos, con la finalidad de explicar sus causas fundamentales. Esto es lo que quiere decir el término radical, hurgar en el trasfondo de los procesos, y no quedarse prisionero en el mundo de las apariencias.

Un pensamiento radical supone escudriñar sin concesiones en los mecanismos que mantienen la dominación, la explotación y la opresión, llamando a las cosas por su nombre, y desmontando las falacias ideológicas que se emplean para encubrir con eufemismos la dura realidad. Por supuesto, la radicalidad del pensamiento no es una cuestión puramente lingüística o retórica, puesto que la misma utilización de ciertos conceptos (como capitalismo, imperialismo, clases sociales, desigualdad) implica la adopción de un punto de vista, que tiene consecuencias prácticas, en la vida de las personas que asumimos ese tipo de crítica radical.

3

Es un pensamiento anticapitalista: En sentido estricto, en la actualidad un pensamiento radical tiene que ser anticapitalista, porque durante dos décadas se nos anunció que el mercado perfecto se había hecho realidad tras la desaparición de la Unión Soviética y su imposición garantizaba el crecimiento ilimitado y la satisfacción, vía consumo, de las necesidades de todos los habitantes del planeta. Estas mentiras han quedado hechas añicos por la crisis capitalista que se ha extendido por el mundo desde el 2008, en la que se ha evidenciado que el costo de la crisis la pagan los trabajadores, y los pobres, como lo estamos viendo en la Unión Europea, modelo por excelencia del triunfalismo capitalista, pero que hoy hace agua por todos los costados y que sitúa al mundo en la peligrosa disyuntiva fascista de la década de 1930.

Si las cosas son así y se ha hecho palpable que el capitalismo en lugar de contribuir a solucionar los problemas de la humanidad los tiende a agravar con su lógica mercantil, basada en el lucro y el crecimiento ilimitado, es necesario volverse a plantear una propuesta que vaya más allá del capital.

4

Es un pensamiento abierto: Para ser radicalmente anticapitalista es indispensable apoyarse tanto en las más diversas tradiciones revolucionarias como en el conjunto de las ciencias y las artes. El pensamiento crítico precisa del dialogo permanente con diversos legados emancipatorios que se han ido construyendo durante varios siglos en distintos lugares del planeta, entre los que sobresale el pensamiento de Marx y sus seguidores más lúcidos, el anarquismo, el ecologismo, el feminismo, el indigenismo y todo lo que ayude en el propósito de reconstruir una agenda de lucha contra el capitalismo y el imperialismo. Así mismo, como nos lo han enseñado los grandes pensadores de nuestra América y de otros continentes (como José Carlos Mariátegui, Antonio Gramsci, George Lukacs), la reflexión crítica se enriquece en un diálogo fecundo con las ciencias y la técnica, un intercambio necesario para afrontar la crisis civilizatoria a la que nos ha conducido el capitalismo y en la cual todos estamos inmersos. Porque esa crisis no se comprende al margen de los impactos nefastos y contradictorios de las tecnociencias, lo que obliga a tener unos mínimos rudimentos sobre las mismas, que permitan esbozar una distancia crítica y mucha mesura y circunspección.

5

Es un pensamiento que cuestiona la idea optimista de progreso: Tras constatar los costos contradictorios de la filosofía de progreso, con todo su cortejo de muerte y destrucción, es pertinente cuestionar al progresismo, en todas sus variantes, y en especial el culto a la tecnociencia, por todas las implicaciones prácticas que tiene. Hoy, cuando se ha impuesto la razón instrumental y se ha generalizado el fetichismo de la mercancía que alienta la lógica irracional de producir para consumir en un círculo vicioso cada vez más destructivo, se torna urgente problematizar los proyectos progresistas que se sustentan en el tener sobre el ser, en la cuantificación abstracta propia de la mercancía despreciando el valor de uso, en la idea de consumir hasta el hartazgo como sustituto del buen vivir en condiciones dignas. La crítica a la filosofía del progreso es indispensable para abandonar las ilusiones sobre las soluciones técnicas como forma de resolver los problemas que ha generado el capitalismo (como los trastornos climáticos o la destrucción de los ecosistemas), y volver a priorizar las soluciones sociales y políticas. Por todos los avatares de los fallidos proyectos anticapitalistas del siglo XX y de la tragedia ambiental y humana que se vive en China, ya no es posible seguir rindiendo culto al Progreso. Esto, desde luego, resulta una idea poco popular por la imposición generalizada del consumo de artefactos tecnológicos en la vida cotidiana, pero que necesita plantearse para estudiar a fondo las consecuencias nefastas de la ampliación a algunos reducidos sectores de la población del modo estadounidense de producción y de consumo, frecuentemente aplaudida como la máxima expresión de progreso, y que destruye a la naturaleza y a los pobres.

Hay que decirlo, esto no supone el abandono ni de la ciencia ni de la técnica, como frecuentemente lo sostienen quienes creen que criticar al progreso es rechazar por completo la modernidad y retroceder a la época de las cavernas. Más bien de lo que se trata es de rescatar lo mejor de la modernidad para pensar en construir otro tipo de civilización ecosocialista.

6

Es un pensamiento ecologista y antipatriarcal: La destrucción ambiental se ha generalizado en el planeta, y Colombia no es la excepción, y más ahora con las locomotoras de la minería y el libre comercio. El ecocidio avanza de manera incontenible al ritmo de la expansión capitalista por los cinco continentes, como lo demuestran las cada vez más frecuentes catástrofes sociales, que resultan de la destrucción de la naturaleza y de la mercantilización de los bienes comunes. Esto obliga a atender, mediante la reflexión analítica, el estudio de los límites ambientales del capitalismo y los peligros que eso entraña para grandes porciones de la población, en primer lugar los más pobres. Se necesita de una nueva sensibilidad que incorpore a la crítica anticapitalista, que ha estudiado a fondo la contradicción capital-trabajo, una crítica de similar importancia que dilucide la contradicción capital-naturaleza, y que involucre a todos los sujetos sociales afectados por esta segunda contradicción. En consecuencia, el pensamiento crítico requiere ser profundamente ecologista, en una perspectiva que sea un complemento indispensable del anticapitalismo. Al mismo tiempo, dados las notables contribuciones teóricas de diversas corrientes del feminismo, en consonancia con el sometimiento de la mayor parte de las mujeres, es prioritario que el pensamiento crítico asuma el cuestionamiento del patriarcado y de todos sus componentes de opresión y de marginación de la mitad del género humano.

7

Es un pensamiento nacionalista e internacionalista a la vez: El capitalismo realimente existente y sus ideólogos, entre los que sobresalen los neoliberales, se han encargado de construir un falso dilema: ellos presentándose como los globalizadores por excelencia, abjuran de todo lo relacionado con lo nacional, como propio del atraso y de la barbarie. Esto lo han hecho con la finalidad de justificar la entrega de la soberanía de los países y el regalo de los bienes comunes que se encuentran en sus territorios, todo a nombre de una pretendida modernización global. Al mismo tiempo, como respuesta a ese universalismo abstracto, otros portavoces del capitalismo han suscitado feroces guerras xenófobas en varios continentes, que han suscitado la xenofobia y la limpieza étnica.

Contra ese falso dilema –entre el universalismo abstracto y el chovinismo nacionalista-, el pensamiento crítico debe y tiene que reivindicar otro tipo de nacionalismo, junto con el internacionalismo.

No se puede abjurar de lo mejor de la configuración nacional en nuestra América, máxime en estos tiempos de la vergonzosa desnacionalización que han impulsado las clases dominantes en estos países, como se patentiza en Colombia. Esto no supone reivindicar ni mucho menos un trasnochado patriotismo

barato, propio de la mentalidad retrograda de los terratenientes y ganaderos de Antioquia y otras regiones de este país. Quiere decir, por el contrario, postular un nacionalismo cosmopolita, basado en la máxima de José Martí: “Patria es humanidad”. Como quien dice, que estemos asentados en nuestro territorio, pero para comprender mejor el mundo relacionarnos en forma más adecuada con los otros países, y no creernos ni mejores ni peores que los demás. Ese internacionalismo, además, es urgente tanto para recuperar las mejores tradiciones de lucha de los dos últimos siglos en nuestra América, como para solidarizarnos y compartir las utopías de los oprimidos del mundo entero.

8

Es un pensamiento anticolonialista y antiimperialista: Por reivindicar lo mejor de lo nacional y lo mejor del mundo, el pensamiento crítico es, tiene que serlo, anticolonialista y antiimperialista, porque hoy se ha reforzado el colonialismo, que había sido seriamente debilitado en la década de 1960 con la extraordinaria lucha de liberación nacional que adelantaron los pueblos africanos y asiáticos, cuya gesta hizo gravitar la historia universal entrono a lo que por entonces se llamaba el Tercer Mundo. Esta epopeya anticolonialista generó imperecederos aportes intelectuales al pensamiento universal, representados en la obra de Franz Fanón, Walter Rodney, Amílcar Cabral o Aimé Césaire. Como ha quedado en evidencia hoy, el colonialismo en realidad nunca desapareció, sino que más bien se encubrió bajo otros mantos y emergió con toda su fuerza en las últimas décadas, asumiendo el viejo discurso eurocéntrico con la retórica de la globalización. Esta nueva conquista, la colonización externa, en el caso de nuestra América, viene acompañada de ese otro fenómeno que existe en este continente desde hace cinco siglos, pero del que poco se habla, del colonialismo interno, agenciado por las clases dominantes para mantener sus privilegios a costa de la exclusión, discriminación y explotación de indígenas, afrodescendientes y mestizos pobres.

La nueva colonización es también, como siempre lo fue, cultural, y ahora académica, porque de los centros hegemónicos de la cultura universitaria se imponen nuevas modas intelectuales, que desdicen y niegan de lo propio de la realidad de nuestro continente, de sus procesos de lucha y de sus propios proyectos culturales, para implantar un lenguaje artificial e impostado, elaborado para congraciarse con los nuevos imperialistas y sus mandarines intelectuales. En consecuencia, el pensamiento crítico debe estar atento a beber de lo más diversas fuentes, pero sin caer en las tentaciones de la novedad y de las modas efímeras, impuestas desde Nueva York o desde Paris.

9

Es un pensamiento que reivindica a los oprimidos de todos los tiempos y a sus luchas: El pensamiento crítico pretende develar los mecanismos de explotación y opresión en el presente, apoyándose en una visión histórica en la que emergen los sujetos que se han rebelado contra las diversas formas de dominación en diversas épocas. El conocimiento de los procesos históricos señala que incluso en las peores condiciones, como en la época de la esclavitud moderna, que perduró cuatro siglos (entre 1500 y 1890), hubo protestas, sublevaciones y rebeliones, propias de lo que puede llamarse la hidra de la inconformidad de los plebeyos.

Cual hidra mitológica que renace aunque se le destruya la cabeza, lo mismo ha sucedido en diversos momentos de la historia del capitalismo, cuando a pesar de la tortura, persecución y asesinato de líderes y dirigentes populares, la protesta de los subalternos reaparece una y otra vez. Estudiando las luchas de los vencidos, se alimenta el fuego de la inconformidad en el presente, porque aquéllos nos acompañan desde la posteridad, con la memoria de sus acciones, de acuerdo al postulado de Walter Benjamin de no pedir “a quienes vendrán después de nosotros la gratitud por nuestras victorias sino la rememoración de nuestras derrotas. Ese es el consuelo: el único que se da a quienes no tienen esperanza de recibirlo” (1) En resumen, el síndrome de Espartaco basado en el lema “Me rebelo, luego existo”, debería sintetizar la rememoración de los que han luchado en todos los tiempos, un componente indispensable del pensamiento crítico.

10

Es un pensamiento comprometido y no meramente contemplativo: Los enormes problemas que afronta el mundo actual, agravados todavía más en nuestro continente por la dependencia y servilismo de las clases dominantes, requieren tanto de una reflexión seria y rigurosa, como del involucramiento de esa reflexión con los problemas de la gente común y corriente. En pocas palabras, se trata de que el pensamiento se encarne en sujetos concretos para devenir en praxis transformadora, a la luz de los problemas específicos que afronta la mayor parte de la población.

No estamos hablando de una instrumentalización artificial de las ideas, que abjure de la importancia de la reflexión y que desprecie el trabajo intelectual, sino de la necesidad de vincular, de alguna manera, esas reflexiones con los problemas reales de la gente. Me gusta reivindicar nuestra actividad como propia de los trabajadores del pensamiento, como lo hacía Julio Antonio Mella cuando decía: “Intelectual es el trabajador del pensamiento. ¡El trabajador!, o sea, el único hombre que a juicio de Rodó merece la vida, es aquel que empuña la pluma para combatir la iniquidades, como los otros empuñan el arado para fecundizar la tierra, o la espada para libertar a los pueblos” (2) Si situamos la elaboración de pensamiento crítico como un trabajo, y no como una refinada actividad especulativa al margen del mundo real, tendremos más oportunidad de vincularnos con el resto de trabajadores, incluyendo a los que con sus manos laboran la tierra o fabrican las cosas. Así podríamos declarar, a nuestra actividad como una artesanía del pensamiento, una artesanía que genera productos intelectuales que, directa o indirectamente, deben tener alguna utilidad para la gente.

Por otra parte, el pensamiento crítico no abjura de sus compromisos y por eso sabe que es perseguido y reprimido, porque pretende encarnar otro proyecto de mundo y de sociedad, que resulta insoportable para los detentadores del poder y la dominación en nuestro tiempo, donde quiera que se encuentren. El pensamiento crítico hace suya la consigna del filósofo de Tréveris, su undécima tesis: “Los filósofos se han limitado a interpretar el mundo, de lo que se trata es de transformarlo”.

En ese mismo sentido, el pensamiento crítico además de estar comprometido con los pobres y desvalidos, es un pensamiento alternativo, porque con ellos busca elaborar propuestas anticapitalistas, planteando que otro mundo es posible y necesario, si no queremos que el capitalismo sea el fin de la historia en el sentido literal de la palabra, si dejamos que nos destruya a todos y a nuestro planeta.

11

Es un pensamiento universitario y extrauniversitario al mismo tiempo: La universidad pública ha sido una conquista de las sociedades latinoamericanas, conquista lograda con mucho esfuerzo y con el sacrificio de estudiantes y de profesores. Durante mucho tiempo se ha buscado que esta universidad fuera un espacio democrático y popular, lo que efectivamente se logró en algunos países de la región, México es el principal ejemplo. En los demás, a pesar de los obstáculos, la universidad pública ha sido durante algún tiempo el faro intelectual que alumbraba con ideas y proyectos transformadores, que incidieron fuera de los campus universitarios.

Ahora estamos asistiendo a la transformación de la Universidad Pública en un mercado educativo que vende servicios y quiere convertir a profesores y estudiantes en oferentes y clientes de combos mcdonalizados. Para hacer realidad ese propósito es indispensable erradicar de los campus a todos aquellos que cuestionen, critiquen y duden, ya que la universidad de la ignorancia requiere profesores, estudiantes y funcionarios obedientes y sumisos. En concordancia, la consigna de los mercaderes de la educación es erradicar el pensamiento crítico del mundo universitario, so pretexto de que no es ni útil ni rentable. Esa es la situación que hoy afrontamos de manera directa todos los que hemos hecho de la universidad pública nuestro proyecto de vida. Es necesario, entonces, defender ese territorio democrático de los embates del capital nacional y extranjero, para preservar la libre exposición y discusión de ideas, proyectos y propuestas para construir naciones y sociedades justas e igualitarias.

Puesto que el mundo universitario solamente representa a un ámbito reducido de la población y grandes problemas de la sociedad son asumidos por organizaciones populares, que construyen sus propios instrumentos analíticos, es necesario que el pensamiento crítico se relacione con esos proyectos y esas luchas, para que aprenda de ellas y se nutra de esas experiencias, a las que luego podrá realimentar en forma dialógica. Es decir, el pensamiento crítico también se construye fuera de los espacios universitarios, en la calle, en la plaza pública.

12

Es un pensamiento digno: Para terminar, deben mencionarse las implicaciones éticas del pensamiento crítico, lo cual está relacionado con los intereses que representa, con las fuerzas sociales de las que aprende, se nutre y a la vez alimenta, y a los valores que defiende. Al respecto, la dignidad es una de sus características distintivas. Por dignidad entendemos muchas cosas, entrelazadas y complementarias: la independencia de criterio; la libertad de critica; la insubordinación; la defensa de los desvalidos; el valorar a las cosas por lo que son y no por su precio monetario; asumir los costos y las consecuencias de lo que se dice sin hacer concesiones ni traficar con los principios morales; no arrodillarse ni subordinarse a los amos y poderosos, a cambio de retribuciones, o reconocimientos formales, que buscan la claudicación; y, mantenerse al lado de los oprimidos sin importar que eso implique la marginación y la criminalización. El pensamiento digno no se vende por unas cuantas migajas, no se desmorona ante las lisonjas y halagos interesados de los mercachifles del saber y de la investigación, no se subordina a los dictados de la figuración mediática propia de la sociedad del espectáculo, no escribe ni diserta sobre aquello que proporcione dinero y fama, no negocia con el saber como si fuera una mercancía, no se cotiza en la bolsa de valores del arribismo intelectual. Quienes cultivan el pensamiento crítico caminan con rectitud con la frente bien en alto, por un sentido acendrado de dignidad, y no como le sucede a los portavoces de la mentalidad sumisa, por desgracia la vasta mayoría que, como lo afirma el dramaturgo italiano Darío Fo, “andan erguidos porque la mierda les llega hasta el cuello”.



1 Citado en Michael Lowy, Walter Benjamin, aviso de incendio. Una lectura de las tesis “sobre el concepto de historia”, Fondo de Cultura Económica, Buenos Aires, 2005, pp. 135.

2 Julio Antonio Mella, “Intelectuales y tartufos”, en Escritos



Texto leído en el evento “En defensa del pensamiento crítico”, realizado el miércoles 9 de mayo de 2012 en la Universidad Pedagógica Nacional. El Blog ColombiaDesdeAfuera publica este fascinante escrito como una forma de rendirle un homenaje a Renán Vega Cantor, invitado habitual de este espacio, y se une a la jornada de desagravio. Mayo 11, 2012 por colombiadesdeafuera

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PENSAMIENTO CRÍTICO
01.- Es un pensamiento histórico
02.- Es un pensamiento radical
03.- Es un pensamiento anticapitalista
04.- Es un pensamiento abierto
05.- Es un pensamiento que cuestiona la idea optimista de progreso
06.- Es un pensamiento ecologista y antipatriarcal
07.- Es un pensamiento nacionalista e internacionalista a la vez
08.- Es un pensamiento anticolonialista y antiimperialista
09.- Es un pensamiento que reivindica a los oprimidos de todos los tiempos y a sus luchas
10.- Es un pensamiento comprometido y no meramente contemplativo
11.- Es un pensamiento universitario y extrauniversitario al mismo tiempo
12.- Es un pensamiento digno




            Nota.-

Pensamiento Crítico, es lo que necesitamos para impulsar la PREPARACIÓN  DE LA ORGANIZACIÓN DEL SOCIALISMO PERUANO.

                                                 Ramón García Rodríguez

                                                         30.08.13

miércoles, 28 de agosto de 2013

Tener una semilla es un delito: la nueva dictadura alimentaria

           
                                                                                                                                                                        
                                                                                                                                                                               Por: Dharmadeva

Hace ya décadas estaba pronosticado que llegaría el momento en que tener una semilla sería un crimen. Parecía ciencia ficción imaginar que un campesino no podría guardar semillas para la próxima cosecha, como lo había venido haciendo por milenios. Sin embargo, es un hecho.

Después de la firma del TLC con los Estados Unidos y de la expedición de normas como la Resolución 970 del ICA, la Policía Nacional, siguiendo las instrucciones de los funcionarios del ramo azuzados por las multinacionales dueñas de las semillas, ha comenzado a maltratar a campesinos y agricultores, a arrojar toneladas de comida al basurero y a penalizar a quienes no sirvan los intereses de los nuevos dictadores de la alimentación. El documental de Victoria Solano en youtube, que me impulsó a escribir esta columna, es una denuncia aterradora. Si el campesino enfrenta el monopolio de las corporaciones y guarda sus semillas «patentadas», se va para la cárcel o paga enormes multas. Estamos en las manos de las multinacionales y de lo que quieran meternos a la boca, a los precios que quieran.
Nuestros dirigentes, ciegos codiciosos, optaron por proteger una docena de semillas extranjeras genéticamente modificadas antes que proteger el patrimonio de miles de semillas que habían sido descubiertas o adaptadas y amadas por siglos en América. Y nunca les contaron a los campesinos que esto les sucedería a menos de un año de la firma del TLC, ni los prepararon para la catástrofe.
Y después pretendemos que haya paz en un país que deja a sus cultivadores en la inopia. Un exembajador con rabo de paja se atreve a decir que «Hay actores que sueñan con una Colombia sujeta a un modelo económico arcaico que impondría restricciones que limitarían severamente el desarrollo agropecuario». Ese modelo “arcaico”, sin embargo, ha logrado en la historia de la agricultura cientos de miles de semillas que los neoliberales querrían convertir en tres o cuatro: maíz de los matones de Monsanto, arroz, algodón y soya de Syngenta o Dupont. Con estas simientes y sus inseparables agrotóxicos, quisieran sembrar sus tierras de la altillanura, como le está pasando a la «República Unida de la Soja» en el Cono Sur. Nunca la humanidad había arrojado al agua y a las tierras tantos venenos juntos, ni deforestado así las selvas en nombre del “desarrollo agropecuario”.
Y esta sacrílega manera de patentar la vida se escuda en la mentira que nos venden de la seguridad alimentaria. Los medios se encargan de seguir diciendo que las nuevas semillas «mejoradas» dan más rendimiento y podrán alimentar a la creciente población del mundo. Pero estudiando la revolución verde vemos que la aseveración es falsa y hay granjas de agroecología que demuestran que rinden más las semillas colectivas logradas a pulso por los conocedores de la tierra y sus frutos en milenios de trabajo con la tierra, que las semillas privadas de los nuevos dictadores. ¡Hay que pelear de nuevo por las semillas libres!


Opinión |12 Ago 2013 - 10:11 pm 

Elespectador.com

La Grecia de hoy, la UE del mañana Grecia - Crisis

 
Mientras Grecia podría necesitar un tercer paquete de ayuda financiera de 10.000 millones de dólares, los expertos indican que el futuro de la Unión Europea también sigue siendo incierto y que el panorama no es nada optimista.
El economista Mijaíl Jazin advierte en su columna de la revista rusa ‘Odnako’ que todo lo que ahora pasa en la UE ya era predecible desde el principio y que bajo la revisión del programa de ayuda a Grecia subyacen problemas de calado.”Todo el sistema económico de la UE desde hace décadas se ha construido bajo el esquema del incremento del PIB de los países miembros mediante el aumento de la demanda interna, es decir, el nivel de vida de la población. Y esto último fue estimulado activamente por los gastos presupuestarios, lo que requería el crecimiento de la deuda pública”, señala.El economista explica que, por supuesto, no en todos los países la situación es idéntica, ya que, por ejemplo, el presupuesto federal de Alemania es aún estable, mientras en Grecia las cosas están muy mal.Jazin también subraya como problema la incapacidad de las economías de la UE de recurrir a la devaluación monetaria. “Los países que formaban parte de la zona euro veían de repente que su industria local empezaba a desaparecer, ya que una herramienta para protegerla como la devaluación de la moneda nacional ya no existe, y tampoco es posible competir con las multinacionales. La misma situación se observa en aquellos países que se adhirieron a la UE en los años 90, pero allí la causa de la destrucción de empresas rentables era pura política. El resultado, sin embargo, es el mismo: una desindustrialización total”, explica.LA SITUACIÓN DE LA UE SE DESESPERADAY ahora la realidad es que estos países no se pueden salir de la zona euro, ya que el nivel de vida de la población caería por debajo de un nivel crítico. “Retirarlos de la UE significaría perder toda la organización y para siempre. Y obligar a los países pequeños a pagar las deudas es una tontería: su economía no genera flujos necesarios a tal escala. Sólo se puede desplazar el problema para más tarde”, señala Jazin.
“En general, podemos decir que la política de la UE está llegando a su conclusión natural. No hay posibilidad de éxito porque dar dinero a todos los países (y los problemas los tienen no solo Grecia o España, sino todos) es sencillamente imposible, algún día habrá que pararse y empezar a arreglar los daños, incluyendo a la población de los países de la UE, cuyo nivel de vida se reducirá seriamente”, explica el economista.
El experto advierte que las elecciones alemanas en septiembre de este año serán un momento clave para la UE, ya que si Angela Merkel gana las elecciones nada cambiará.
“En general, en cierto sentido, la situación es desesperada. Los políticos nunca van a admitir que la política que han defendido durante décadas está mal, ya que en este caso tendrían que abandonar sus puestos. La negativa a discutir los problemas convierte su resolución en imposible. En otras palabras, llegamos a una situación en la que la democracia parlamentaria se transforma no solo en un obstáculo para el desarrollo, sino en un instrumento de destrucción de la misma sociedad que la ha posicionado como el principal garante de su prosperidad. Sic transit gloria mundi”, concluye.
(Con información de RT)

«Ante nuestra mirada» El público occidental espantado ante el general Al-Sissi


El 95% de los egipcios respalda el golpe de Estado militar que derrocó al presidente Morsi pero la prensa occidental denuncia con espanto un regreso a la dictadura invocando para ello los muertos civiles de la represión. Para Thierry Meyssan, esa actitud tiene su origen en la visión aseptizada del mundo que se impone a los pueblos de Occidente, los cuales –olvidando las lecciones de su propia Historia– parecen creer que todos los conflictos pueden resolverse de forma pacífica.

En Estados Unidos y Europa, la prensa hace causa común contra el golpe de Estado militar en Egipto y lamenta ruidosamente el millar de muertos registrado desde entonces. Le parece evidente que los egipcios que derrocaron la dictadura de Hosni Mubarak son ahora víctimas de una nueva dictadura y que Mohamed Morsi, electo «democráticamente», es el único que puede ejercer el poder de forma legítima.
Pero esa visión de los hechos no tiene en cuenta la unanimidad de la sociedad egipcia en su respaldo al ejército. Cuando Abdelfatah Al-Sissi anunció la destitución del presidente Morsi, lo hizo rodeado de los representantes de todas las sensibilidades del país, entre ellos el rector de la universidad Al-Azhar y el jefe de los salafistas, quienes aprobaron la medida al hacer acto de presencia en el momento del anuncio. El general Al-Sissi puede, por consiguiente, sostener con toda razón que el 95% de sus compatriotas respalda su actuación.
Para los egipcios, la legitimidad de Mohamed Morsi no depende de cómo fue designado presidente –con elecciones o sin ellas– sino de los servicios que prestó al país desde ese cargo. Y el hecho es que la Hermandad Musulmana demostró sobre todo que su divisa «¡El Islam es la solución!» no bastaba para disimular su falta de capacidad para gobernar.
Para el egipcio de a pie, el turismo disminuyó enormemente, la economía sufrió una grave regresión y la moneda nacional perdió el 20% de su valor.
Para la clase media egipcia, Morsi nunca fue electo democráticamente. La mayoría de los colegios electorales fueron ocupados a la fuerza por los miembros de la Hermandad Musulmana y el 65% de los electores optó por la abstención. Se trató en realidad de una farsa que contó con la complicidad de los observadores internacionales enviados por Estados Unidos y la Unión Europea, que de hecho apoyaron a la cofradía. En noviembre, el presidente Morsi suprimió la separación de poderes al prohibir que los tribunales contradijeran sus decisiones. Luego disolvió la Corte Suprema y revocó al Fiscal general. Más tarde abrogó la Constitución y ordenó la redacción de una nueva ley fundamental, trabajo que puso en manos de una comisión nombrada por él. Y finalmente impuso la adopción del nuevo texto mediante un referéndum boicoteado por el 66% de los electores.
Para el ejército, Morsi anunció su intención de privatizar el canal de Suez, símbolo de la independencia económica y política del país, y de venderlo a sus padrinos qataríes. Inició la venta de los terrenos públicos del Sinaí a personalidades del Hamas para que trasladaran los trabajadores de Gaza hacia Egipto, permitiendo así que Israel liquide su «cuestión palestina». Y sobre todo, llamó a entrar en guerra contra Siria, posición avanzada histórica de Egipto en el Levante. Con ese llamado, Morsi puso en peligro la seguridad nacional, cuando su obligación era preservarla.
Pero el problema de fondo de los occidentales ante la crisis egipcia sigue siendo la violencia. Visto desde Nueva York o París, un ejército que dispara contra manifestantes con munición de guerra no puede ser otra cosa que tiránico. Y para pintarlo de manera aún más horrible, la prensa subraya que entre las víctimas hay mujeres y niños.
Se trata de una visión aséptizada y falsa de las relaciones humanas, una ilusión según la cual el no portar armas es una prueba de disposición al diálogo. El fanatismo es, sin embargo, un comportamiento que nada tiene que ver con el hecho de estar o no armado. Es un problema que los propios occidentales enfrentaron hace 70 años. En aquel entonces, Franklin D. Roosevelt y Winston Churchill ordenaron arrasar ciudades enteras, como Dresde –en Alemania– y Tokio –en Japón–, que estaban repletas de civiles desarmados [1]. A pesar de ello, se trata de dos líderes a los que nadie cataloga hoy como criminales sino más bien como héroes. Pero se considera evidente e indiscutible que el fanatismo de alemanes y japoneses hacía imposible toda solución pacífica.
¿Son los miembros de la Hermandad Musulmana terroristas y deben ser vencidos? Toda respuesta global esa pregunta sería errónea ya que existen numerosas tendencias en el seno de esa cofradía internacional. Dicho esto es justo señalar también que su historial habla por sí solo. La Hermandad Musulmana tiene, en efecto, un impresionante pasado como golpista en numerosos Estados árabes. En 2011 organizó la oposición contra Muammar el-Kadhafi y se benefició cuando este fue derrocado por la OTAN. Hoy sus miembros recurren de nuevo a las armas para apoderarse del poder en Siria. En el caso de Egipto, el presidente Morsi rehabilitó a los asesinos de su predecesor Annuar el-Sadat y los liberó. También nombró como gobernador de Luxor al segundo jefe del comando que masacró a 62 personas, principalmente turistas, en ese mismo lugar en 1997. Además, durante su reciente llamado a manifestar por el regreso de «su» presidente al poder, los miembros de la Hermandad Musulmana incendiaron 82 iglesias coptas.
Los egipcios no parecen compartir la repulsión de los occidentales por los gobiernos militares. Prueba de ello es el hecho que el pueblo egipcio es el único del mundo que ha sido gobernado por militares –con excepción del año de Morsi– durante más de 3 000 años.
 
 
 
 
 
Fuente
Al-Watan (Siria)
 

lunes, 26 de agosto de 2013

Quincena-09 Materiales Preparatorios de 7 Ensayos



ECONOMÍA COLONIAL
I
El año económico de 1925 nos ha recordado de nuevo que toda la economía de la costa y, por ende, del Perú nacido de la conquista, reposa sobre dos bases que, físicamente, no pueden parecerle a nadie asaz sólidas: el algodón y el azúcar. Esta constatación carece sin duda de valor para los hombres prácticos. Pero la visión de los hombres prácticos está siempre demasiado dominada por las cosas de la superficie para ser verdaderamente profunda. Y, en algunas cuestiones, la teoría cala más hondo que la experiencia.
La teoría, además, interviene, mucho más de lo que se piensa, en conceptos aparentemente empíricos y objetivos. El mundo, por ejemplo, cree en la solidez de la economía británica no tanto por lo que le dicen las cifras de su comercio sino porque sabe que la base de esta economía es el carbón. Y su confianza en el resurgimiento de la economía alemana tiene seguramente análogos motivos. La prueba está en que esa confianza sólo se ha quebrantado cuando se ha visto amenazado o socavado uno de los cimientos de Alemania: el carbón y el hierro.
La metáfora que es, evidentemente, una necesidad más bien que un gusto nos ha habituado a representarnos una sociedad, un Estado, una economía, etc. como un edificio. Esto explica la preocupación inevitable del cimiento.
En el discurso del 1925 por otra parte, ha sido la naturaleza -no la teoría- la que nos ha revelado la poca consistencia del azúcar y del algodón como bases de una economía. Ha bastado que llueva extraordinariamente para que toda la vida económica del país se resienta. Una serie de cosas, que mucha gente se había acostumbrado ya a mirar como adquisiciones definitivas del progreso peruano, han resultado dependientes del precio del azúcar y del algodón en los mercados de New York y Londres.
II
El Perú es, prevalentemente, un país agrícola. No obstante el crecimiento de la producción minera, los productos agrícolas y animales siguen constituyendo la mayor parte de nuestras exportaciones. Y, mientras casi toda la producción minera está destinada a la exportación, una buena parte de la producción agro-pecuaria es absorbida por el país mismo. Teniendo en cuenta este dato, el valor de la producción minera queda muy por debajo del valor de la producción agrícola. Pero el suelo no produce aún todo lo que la población necesita para su subsistencia. *El capítulo más alto de nuestras importaciones es el de “víveres y especies”: Lp. 3´620.235 en el año 1924. Esta cifra, dentro de una importación total de dieciocho millones de libras, denuncia uno de los problemas de nuestra economía. No es posible la supresión de todas nuestras importaciones de “víveres y especies”; pero sí de sus más fuertes renglones. El más grueso de todos es el de la importación de trigo y harina que en 1924 ascendió a más de doce millones de soles.
Un interés urgente y claro de la economía peruana exige desde hace mucho tiempo que el país produzca el trigo necesario para el pan de su población. Si este objetivo hubiese sido ya alcanzado, el Perú no tendría que seguir pagando al extranjero doce o más millones de soles al año por el pan de cada día.
¿Por qué no se ha resuelto este problema de nuestra economía? No sólo porque el Estado no se ha preocupado aún de hacer una política de subsistencias. Tampoco el cultivo de la caña y el de algodón son los más adecuados al suelo y al clima de la costa. Uno solo de los valles, uno solo de los llanos interandinos -que algunos kilómetros de ferrocarril y de caminos abrirían al tráfico- puede abastecer abundantemente de trigo, cebada, etc. a toda la población del Perú.
El obstáculo, la resistencia a una solución, se encuentra en la estructura misma de la economía peruana. La economía del Perú es una economía colonial. Su movimiento, su desarrollo, están subordinados a los intereses y a las necesidades de los mercados de Londres y de New York. Estos mercados miran en el Perú un depósito de materias primas y una plaza para sus manufacturas. La agricultura peruana obtiene, por eso, créditos y transportes sólo para los productos que puede ofrecer con ventaja en los grandes mercados. La finanza extranjera se interesa un día por el caucho, otro día por el algodón, otro día por el azúcar. El día en que Londres puede recibir un producto, a mejor precio y en cantidad suficiente, de la India o del Egipto, abandona instantáneamente a su propia suerte a sus proveedores del Perú. Nuestros latifundistas, nuestros terratenientes, cualesquiera que sean las ilusiones que se hagan de su independencia, no actúan en realidad sino como intermediarios o agentes del capitalismo extranjero.
III
Esta dependencia de la economía peruana se deja sentir en toda la vida de la nación. Con un saldo favorable en su comercio exterior, con una circulación monetaria sólidamente garantizada en oro, el Perú, a causa de esa dependencia, no tiene, por ejemplo, la moneda que debía tener. A pesar del superávit en el comercio exterior, a pesar de la emisión fiduciaria, la libra peruana se cotiza con un 23 ó 24% de descuento. ¿Por qué? En esto, como en todo, aparece el carácter colonial de nuestra economía. El saldo del comercio exterior, a poco que se lo analice, resulta ficticio. Las naciones europeas tienen “importaciones invisibles” que equilibran su balanza comercial: remesas de los inmigrantes, beneficios de las inversiones en el extranjero, utilidades de la industria del turismo, etc. En el Perú, como en todos los países de economía colonial, existen, en cambio, “exportaciones invisibles” Las utilidades de la minería, del comercio, del transporte, etc. no se quedan en el Perú. Van, en su mayor parte, en forma de dividendos, intereses, etc. al extranjero. Para recuperarlas, la economía peruana necesita pedirlas en préstamo.
Y así, en cada uno de los trances, en cada uno de los episodios de la experiencia histórica que vamos cumpliendo, nos encontramos siempre de frente al mismo problema: el problema de peruanizar, de nacionalizar, de emancipar nuestra economía.
JCM, 08.01.25 COC Tomo 11 Peruanicemos al Perú, págs. 93-95
*A partir de este párrafo, todo lo contenido en la II parte de este artículo está reproducido en 7 Ensayos, “El Problema de la Tierra” (Nota de la COC de JCM)
(Énfasis agregados)
            Si 7 Ensayos es la obra cumbre de JCM, toda su producción tiene que ver, directa o indirectamente con ella, incluso su obra posterior. Para no mencionar sino dos, Temas de Educación tiene que ver mayormente con el análisis de la superestructura, (Años atrás, el análisis de la Educación fue difundido promoviendo la necesidad de la Escuela de Estudio y Trabajo que exponía el Maestro Germán Caro Ríos, discípulo del Amauta); Peruanicemos al Perú tiene que ver mayormente con el análisis de la base.
            (Una acotación: según la norma gramatical, “al” se refiere a “quién”, “él” se refiere a “qué” Así, debería ser: “Peruanicemos el Perú” Pero si desde Balarezo Pinillos se usa “al”, sólo un acuerdo colectivo, orgánico y oficial, podría hacer la corrección)
            Bien, en este análisis de la base resalta su artículo Economía Colonial., reproducido en gran parte en los propios 7 Ensayos. Y es que el análisis de JCM parte de la realidad profunda (semifeudal, semicolonial), y no de la realidad superficial (independencia, emancipación) Es, entonces, hasta ridículo pretender basarse en JCM para defender el “crecimiento económico actual” del país. Bien señala: “Pero el dato no es sino el dato. Yo no me fío demasiado del dato. Lo empleo como material. Me esfuerzo por llegar a la interpretación” (23.07.26) Un ejemplo es su análisis en Economía Colonial. Y una guía para analizar cualquier Anuario Económico actual.
            Hay tres artículos cercanos de JCM respecto a esta interpretación: El Hecho Económico (14.08.25), Economía Colonial (08.01.26), Entrevista (11.02.26) Al leerlos juntos se constata cómo elaboraba JCM su proyecto de 7 Ensayos. El primero y el segundo los reproduce en extenso en el análisis de la base. El tercero lo reitera en el análisis de la superestructura.
            Ya tempranamente había señalado que “Política de trabajo (…) es pues la que aquí nos hace falta. Política de trabajo y también política de educación”, porque “El pueblo paupérrimo y miserable ha vivido para alimentar un ejército” (22.06.18) Después desenmascara a “los negros autores del atraso del país” (03.08.19) Podía señalar, aunque aún no podía precisar el porqué de la miseria y atraso del país.
            Apenas publicado su artículo Economía Colonial, comienza el desarrollo del primero de sus 7 Ensayos (ESQUEMA DE LA EVOLUCIÓN ECONÓMICA, cinco partes) repitiendo el mismo título: I La Economía Colonial (15.01.26) que concluye señalando: “Estas fueron las bases históricas de la nueva economía peruana. De la economía colonial -colonial desde sus raíces- cuyo proceso no ha terminado todavía. Examinemos ahora los lineamientos de una segunda etapa. La etapa en que una economía feudal deviene poco a poco, economía burguesa. Pero sin cesar de ser, en el cuadro del mundo, una economía colonial” Y así continúa su análisis de la realidad profunda en II Las Bases Económicas de la República.
            En III El Período del Guano y del Salitre, advierte al lector: “Pero este rápido esquema de interpretación no se propone ilustrar ni enfocar esos fenómenos sino fijar o definir algunos rasgos económicos sustantivos de la formación de nuestra economía para percibir mejor su carácter de economía colonial. Consideremos sólo el hecho económico” Con el guano y el salitre se formaron “los primeros elementos sólidos de capital comercial y bancario” Así, “El guano y el salitre ocuparon un puesto desmesurado en la economía peruana. Sus rendimientos se convirtieron en la principal renta fiscal. El país se sintió rico. El Estado usó sin medida de su crédito. Vivió en el derroche, hipotecando su porvenir a la finanza inglesa” Así surgió la clase capitalista peruana, no capitalista industrial sino comercial y bancaria. No era, pues “una burguesía orgánica” (p.22) Era y sigue siendo una burguesía que “tiene el concepto de la renta antes que el de la producción”, que “no se preocupa de la productividad de las tierras. Sólo se preocupa de su rentabilidad”, que -reitera-, “no se preocupa de la productividad sino de la rentabilidad de la tierra” (págs. 34, 94, 103 en la COC)
            Con la afirmación de la nueva economía como economía prevalecientemente costeña, se acentuaron “el dualismo y el conflicto que hasta ahora constituyen nuestro mayor problema histórico” Aún más, se nos reveló “el peligro de una prosperidad económica apoyada o cimentada casi exclusivamente sobre la posesión de una riqueza natural, expuesta a la codicia y al asalto de un imperialismo extranjero”
            Antes fueron los metales preciosos. Cuando la Colonia, galeones repletos de ellos se los llevaron a la Metrópoli. Este fabuloso “crecimiento económico” originó la expresión “¡Vale un Perú!” ¿Qué nos dejó? Miseria y atraso. Luego fue el “crecimiento económico” con el guano y el salitre. ¿Qué nos dejó? Miseria y atraso. Después fue el “crecimiento económico” con el caucho. ¿Qué nos dejó? Miseria y atraso. Después fueron el cobre, hierro, petróleo. ¿Qué nos dejan hasta el presente? Miseria y atraso. Ahora es el cuento del extractivismo. ¿Qué nos deja? Alguien “explica” muy suelto de huesos: “Es que puede haber crecimiento económico sin desarrollo social. Esperemos. Aún no es tiempo de este desarrollo” ¡¡¡Oh!!! Con similares palabras, ¿no es lo que circuló en un reciente “debate” virtual acerca del actual “crecimiento económico”?
            En IV Carácter de Nuestra Economía Actual, reitera que “La economía peruana, mediante el reconocimiento práctico de su condición de economía colonial, consiguió alguna ayuda para su convalecencia” Y es que “en el plano económico se percibe siempre con más claridad que en el político el sentido y el contorno de la política, de sus hombres, de sus hechos” Se establece la industria moderna y se forma el proletariado industrial. Cumple su función el capital financiero, con bancos nacionales “enfeudados a los intereses del capital extranjero y de la gran propiedad agraria” Con la política de empréstitos, EUA “se cuida de que sean invertidos con beneficio para la industria y el comercio norteamericanos”
            Y en V Economía Agraria y Latifundismo Feudal, JCM constata que “El Perú mantiene, no obstante el incremento de la minería, su carácter de país agrícola” porque “El cultivo de la tierra ocupa a la gran mayoría de la población nacional” Y es que no hay país “minero” O se es país industrial o se es país agrícola. País “minero” (antes, país “guanero”) es el papel celofán de regalo con que se esconde la explotación colonial: “La minería, el comercio, los transportes, se encuentran en manos del capital extranjero”
            Todo esto fue escrito en 1928, pero ¿acaso no expresa la realidad actual?
            7 Ensayos fue la base teórica para la acción política. Por eso el Programa del Partido Socialista del Perú, en diferentes puntos reitera este análisis: “3.- El agudizamiento de las contradicciones de la economía capitalista. El capitalismo se desarrolla en un pueblo semifeudal como el nuestro; en instantes en que, llegado a la etapa de los monopolios y del imperialismo, la ideología liberal, correspondiente a la etapa de la libre concurrencia, ha cesado de ser válida. El imperialismo no consiente a ninguno de estos pueblos semicoloniales, que explota como mercados de su capital y sus mercancías y como depósito de materias primas, un programa económico de nacionalización e industrialismo; los obliga a la especialización, a la monocultura (petróleo, cobre, azúcar, algodón, en el Perú); 5.- El destino colonial del país reanuda su proceso” (¡7 de Octubre de 1928!) ¿Se puede considerar no vigente este Programa?
            Entonces, el “crecimiento económico” tiene varias relaciones:
-¿quién invierte en la minería extractiva (sin valor agregado), el capital transnacional (bancocracia) o el capital marginal (rentismo)?
-¿se puede separar, en lo nacional, crecimiento económico de desarrollo social?
-¿por qué la minería transnacional tiene todo el respaldo oficial en el país?
-¿por qué la minería tradicional, artesanal es prohibida y combatida como “ilegal”?
-¿quién percibe mayormente las ganancias en el extractivismo actual, el capital transnacional (98% de plusvalía) o el rentismo marginal estatal (2% de “regalías”)?
-¿se puede salir así de la miseria y atraso del país con estas “regalías”?
-¿dónde hay mayor población laboral: en el campo, en las minas, en servicios?
-¿se desarrolla en el campo la agricultura alimentaria o la agricultura de exportación?
-¿cuál es la relación entre ganancia transnacional y deuda pública?
-¿por qué la banca nacional es independiente del Estado y no de la banca transnacional?
            Pero difundir artículos de JCM “olvidando” Economía Colonial, para “debatir” hasta el cansancio el “crecimiento económico”, es apenas un burdo subterfugio para eludir el debate acerca de la preparación de la organización. ¡Ni chicha ni limonada!
            Y la esencia es que, para su uso y consumo toda economía colonial genera consciente, subconsciente, inconscientemente su propia mentalidad colonial.

                                                Ramón García Rodríguez
                                                              26.08.13

domingo, 25 de agosto de 2013

EL IDIOMA SECRETO DE LOS INCAS


sábado, 24 de agosto de 2013

Colombia, campeón mundial en precio de fertilizantes


 El trasfondo el paro campesino-minero-transportista-de salud

que paraliza Colombia desde el el lunes 19.

COLOMBIA, CAMPEÓN MUNDIAL EN PRECIO DE FERTILIZANTES

 

Aurelio Suárez Montoya, El Espectador, Bogotá, agosto 19 de 2013

Cuando Salvador Camacho Roldán fundó la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC), afirmó que “pudiera llegar a dudarse que la agricultura actual sea superior a la de los muiscas”.
Se carecía aquí de culturas agrícolas, mientras en Europa y Estados Unidos ya se utilizaban equipos para el manejo de subsuelos, abonos orgánicos, rotación de cosechas, drenajes, riego y selección de razas.
Desde 1950, con la Revolución Verde, Colombia se tornó en gran demandante de insumos químicos a partir de los fertilizantes, teniendo en cuenta que el 80% de nuestros suelos son ácidos. En 1984, 30 años después, el consumo de fertilizantes pasó de 20.000 toneladas al año a 754.000, 37 veces más, y de ahí a 2010 se ha duplicado hasta llegar a un millón y medio. Para 1974 Colombia ya era el primer consumidor de agroquímicos de América Latina.
Con los años no ha cambiado. Un informe del Departamento de Agricultura de Estados Unidos, de 2012, afirma que Colombia aplica 521 kilos por hectárea, mientras que en América Latina el promedio de aplicaciones de fertilizantes es de 148; en Asia, 85; en el norte de África, 157, y en el África subsahariana, 10.
El Banco Mundial ubica a Colombia, luego de China y Malasia y de algunos países con superficies desérticas o insulares, como uno de los primeros en la aplicación de fertilizantes, con 499 kilos por hectárea de tierra cultivable en promedio entre 2008 y 2012.
Este récord va con otro: el de los altos precios. Los precios mayoristas de insumos como urea, fosfato diamónico (DAP) y el cloruro de potasio (KCl) oscilan, aproximadamente, entre 25% y 35% por encima del precio internacional, y los minoristas, en el mejor de los casos, se ubican en un 15% más del mayorista, cerca de 45% sobre el precio internacional.
Hay incluso sitios donde el recargo es del 50% o más con respecto al precio al por mayor, acercándose a 80% sobre el precio internacional. Estos datos revelan que tanto el eslabón importador-comercializador como el comercializador-consumidor escapan a una estricta vigilancia.
¿Es posible tener competitividad así? En cultivos transitorios, como arroz, algodón, sorgo, papa y maíz blanco, los fertilizantes participan con un porcentaje que abarca entre el 20% y el 30% de los costos de producción, acorde con el tipo de tecnología, y en los permanentes, como café, cacao, palma y caña panelera, van desde el 15% hasta el 30% (Documento Conpes 3577).
Comparado con los principales competidores, como la papa en Perú, entre un 4% y 7% más; entre el 5% y 10% por encima del café en Brasil, y el 10% o un porcentaje mayor respecto al arroz de Estados Unidos.
Cuando se mira la proporción, de 2006 a junio de 2013, entre el Índice de Precios al Productor y el Índice del Consumidor, puede verse un traslado de valor del primero al segundo o a eslabones de la cadena de distribución. Es decir, los agricultores, cuando venden sus productos, no recuperan totalmente los gastos de su canasta de insumos, incluidos combustibles y mano de obra.
Hay concentración de mercado. En 2010, cuatro empresas, varias de ellas encadenadas en torno a Monómeros Colombo-Venezolanos, produjeron y vendieron al por mayor más del 80% de cerca de 1’600.000 toneladas de fertilizantes, y tres fueron responsables del 90% de un total de 822.000 toneladas importadas, principalmente fuentes de nitrógeno, potasio y fósforo para elaborar mezclas físicas o complejos químicos con otros elementos.
Somos dependientes de proveedores internacionales como Rusia, Venezuela, Holanda, Noruega, Estados Unidos, Canadá y Alemania.
Los fertilizantes en el mundo se han encarecido. Su comportamiento como commodities, la concentración geográfica de sus orígenes como oligopolios, su ligazón con el precio de los alimentos y el reflejo del aumento de la cotización del petróleo y el gas han llevado el índice mundial de precios de 100 en 2005 a 217,53 en julio de 2013, y todo indica que no volverá a valores de antes de 2008.
Colombia, como importador neto, está en el peor de los mundos. Además de los impactos mencionados del mercado global y de la estructura oligopólica, hay, por exceso en la aplicación, uso ineficiente e insostenible de los fertilizantes, a tal extremo que “el 70% de las aplicaciones de nitrógeno y el 75% del fósforo se pierdan al fijarse en el suelo” (Conpes 3577).
Si se agregan los elevados costos de distribución interna, se devela, al final, el fracaso de la política de precios de “libertad vigilada”, fijada por el Gobierno mediante la resolución 387 de diciembre de 2011.
En la encrucijada en que está, la agricultura colombiana corre el riesgo de ser inviable y el costo de los insumos es factor agravante. De no corregirse a fondo la política pública correspondiente, con intervención efectiva en el mercado e incentivos adecuados, seremos “campeones mundiales” en precios y costos, tal como pasa con los medicamentos.