Corrupción política en el Perú es de diseño neoliberal
por José Suarez Danós
suariquez@hotmail.com   
La
 corrupción política existente en el Perú hace más de dos décadas 
impulsada por actores políticos del neoliberalismo, rebasó nuevamente la
 tolerancia que pudiera tener  la ciudadanía.
La ciudadana ha 
identificado este nuevo acto de corrupción coligándolo con miembros del 
Ejecutivo, del Congreso, del Banco Central de Reserva, jueces del 
Tribunal Constitucional  y de los llamados “clubes electorales peruanos”
 –H. Mujica, Perú, “Red Voltaire”, refiriéndose a “partidos políticos”- 
(1).
En Suramérica éstos
 hechos se han incrementado en gobiernos regidos políticamente por el 
neoliberalismo económico, tales como Perú, Chile y Colombia.
Pero ello no debe 
llamar a extrañeza, toda vez que es el mismo “sistema” el que se encarga
 de promover la corrupción política a la que considera pilar fundamental
 para alcanzar sus objetivos.
Ella le permite 
reclutar para sus fines económicos a políticos, jueces, funcionarios, 
etc. con ciertas características de idoneidad (deshonestidad, 
servilismo, desafección con la patria, etc.), a fin que “legislen”, 
“impartan justicia” y “gobiernen” en su beneficio.
Es una parte del crimen organizado que se dedica a delinquir contra la soberanía de los pueblos.
Sin la corrupción 
política, finalmente el neoliberalismo no alcanzaría el lucro y 
prebendas económicas que obtiene. Es por ello que la promoción de la 
corrupción, es fundamento filosófico básico de su catecismo.
Los acontecimientos
 producidos en el Perú suscitaron que en reacción inmediata, desde el 17
 último la población saliera nuevamente a la calles para mostrar su 
repulsa -como lo hizo con gobiernos corruptos anteriores-, y solicite en
 su rol de mandante, se rectifiquen esos actos inconstitucionales.
El contubernio de 
la “derecha política” que originó éste nuevo escándalo, fue concebido 
para ser ejecutado en el último día de sesiones ordinarias del Congreso.
 Las bancadas políticas daban por descontado que su aprobación sería 
“irrevisable”, toda vez que los parlamentarios entraban en período 
vacacional luego de los hechos.
Pero no esperaban 
que plazas y calles de Lima, así como principales arterias de diversas 
ciudades del interior del Perú, súbitamente se vieran colmadas por 
cientos de jóvenes auto-congregados a través de las redes sociales, que 
airada y espontáneamente salieron a expresar sus reclamaciones.
Tampoco es de 
extrañar que pese al clamor generalizado y protestas de multitudes de 
ciudadanos, la TV nacional –aliada a la corrupción-, minimizara éstos 
hechos con aparente “desinterés periodístico”, cual si nada sucediere.
En su reemplazo se trasmitían programas frívolos con los cuales se aliena diariamente a la ciudadanía peruana.
Sin embargo 
objetivas cadenas internacionales -“Russia Today”, “Telesur”, y otras 
más- se encargaron de informar al extranjero sobre las protestas y la 
desmesurada represión policial.
Las gavillas de 
congresistas después de consumar la inconstitucionalidad con su voto, 
pasaron rápidamente a la “semiclandestinidad” reuniéndose en 
conciliábulos para “planificar” pretextos políticos que suponían los 
exonerarían de sus responsabilidades individuales.
En esos conciliábulos la primera medida acordada fue expresar a coro: ¡“nosotros no fuimos”!.
La segunda, qué 
hacer con la opinión ciudadana totalmente adversa -para engatusarla-; 
qué difundir como información nacional e internacional; cómo manejar a 
la prensa nacional -a su servicio casi toda-; y cómo engañar a los 
medios internacionales.
Y la final y más 
importante, plantear una nueva propuesta política engañosa que permita 
no perder “lo alcanzado”  inconstitucionalmente, cumpliendo 
disposiciones del “sistema”.
Ollanta Humala 
quien ya tenía un demagógico y definitivo Mensaje a la Nación a ser 
expuesto con ocasión del aniversario patrio, tuvo que tirarlo al tacho y
 repensar uno nuevo.
Este
 intentaría persuadir a la ciudadanía a fin que no lo relacione con la 
corrupción, marcando distancia con los autores materiales de ella; sin 
embargo, pesará en ese fin, el estereotipo determinado por últimos 
sondeos de opinión (Ipsos, Julio 2013, “Humala es mentiroso?”: Si/69 %) 
(2).
Además deberá tener
 en cuenta que después de la corruptela, el auditorio se ha transformado
 en pueblo indignado que no se allana a oír monsergas neoliberales y ser
 manipulado.
Por ejemplo sonaría
 a mendacidad si dijera que “el Perú es el país latinoamericano campeón 
en crecimiento económico”, sabiendo que la población conoce de antemano 
que ello no ha redundado –ni redundará- en su beneficio económico pese a
 22 años de neoliberalismo.
Los médicos estatales, en huelga por tercera vez en su gobierno, podrían dar perfecta fe de ello.
Sería perverso 
también intentara expresar que “por ingresos económicos toda la 
población peruana ahora ha pasado a integrar la clase media”, cuando los
 niños mueren con el friaje por falta de vivienda, abrigo y asistencia 
médica, y que los enfermos de cáncer sucumben ante éste por falta de 
medicación especial.
Utilizar cualquier 
otro embuste de aquellos que los tecnócratas del “sistema” suelen 
extraer de su archivo de mitos, sería hundirse más en el fangoso pozo al
 que se introdujo hace dos años para aliarse con la mafia política.
Humala se ha 
percatado que su conversión al neoliberalismo se produjo en mal momento 
–la agonía-. Ambos ya no tienen nada creíble que proponer a la 
ciudadanía.
La población sólo 
espera que culmine su gestión, y con ella, finalice el oscuro período en
 el cual se hizo de la corrupción una ideología y de la política su 
instrumento.
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GOBIERNO OLLANTA HUMALA, SIGNOS DISTINTIVOS: CORRUPCION, TRAICION, MENTIRAS, REPARTIJAS...
Publicado hace 2 hours ago por CESAR ACHING GUZMAN
  
  
 


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