Escribe: Milciades Ruiz
La
 lucha de los agricultores y campesinos del Valle de Tambo ha permitido 
apreciar la actitud política de quienes se jactan de izquierda pero a la
 hora de actuar no aparecen. Muchos se han solidarizado de palabra y 
otros de hecho actuando consecuentemente en apoyo a esta lucha. Pero 
otros se han hecho los desentendidos y a los sumo, se han pronunciado 
tibiamente para no perder oportunidad electorera pero nada más. ¿Dónde 
están los grandes partidos de izquierda cuyos directivos y militantes 
alzan los puños en señal de lucha? O es que solo es pura pose sin ser 
verdadera. 

Quizá no se 
entienda que en la lucha del Valle de Tambo está en juego gran parte del
 futuro de la patria. Aunque los agricultores y campesinos no se lo 
hayan propuesto, el hecho histórico es que allí se juega la vida del 
modelo extractivista primario exportador del neoliberalismo, como bien 
lo entiende la derecha y por ello el gobierno quiere aplastar esta gesta
 recurriendo a todas sus armas incluyendo las vedadas para desprestigiar
 el movimiento sabiendo de su importancia estratégica.
Si
 triunfa esta lucha campesina, ya no se podrá proseguir con el modelo 
depredador de nuestras riquezas naturales en todos los demás valles o 
cuencas. Pero también, será terrible para el poder retrógrado dejar el 
precedente de la fortaleza del poder campesino no solamente para 
oponerse a sus planes sino para avanzar hacia la toma del poder 
político. Del triunfo de esta lucha depende lo que pueda suceder en el 
resto del país y el futuro de su dominación.
La
 oportunidad histórica suele estar en nuestras narices pero no la vemos 
como sucedió en la marcha de los cuatro suyos en que el pueblo pudo 
tomar el poder. ¿Dónde quedaron las palabras de quienes enarbolan la 
unidad como pretexto electorero? Una vez más queda demostrado la 
desvinculación de los grupúsculos de izquierda con el pueblo.  O peor 
aún, su ineptitud orgánica y política. Se coalicionan solo por 
ambiciones electoreras y de esta gente no se puede esperar nada bueno en
 favor de los oprimidos.
¿Es que 
las cúpulas son incapaces de actuar? Si es así, es hora de que la 
juventud los aparte y asuman el rol que vienen evadiendo los dirigentes 
inconsecuentes. No hay mejor unidad que aquella que se forja en la 
acción. Todas a una, los frentes y agrupaciones diversas pueden 
reunirse, planear y participar en las tareas de apoyo para el éxito de 
la lucha del Valle de Tambo, olvidándose de sus discrepancias. No los 
dejemos solos. Organicemos la defensa y la retaguardia para vencer a las
 fuerzas de la antipatria.
No 
todos estamos en condiciones de actuar directamente pero sería bueno 
hacer sentir al gobierno que el pueblo del valle Tambo no está solo y 
que cuenta con el apoyo de todos los peruanos. Pero esto no se puede 
hacer con el silencio ni con los brazos cruzados. Las medias tintas 
favorecen el accionar de los enemigos del pueblo. Los pronunciamientos 
deberían venir de todos lados y de manera continuada a fin de disuadir 
al gobierno de que lo mejor es el cese de hostilidades, de la agresión 
verbal de los ministros y delas provocaciones represivas. 
El
 gobierno está aprovechando el receso del paro para enlodar el 
movimiento y afinar su estrategia para alzarse con el triunfo depredador
 desactivando el movimiento con medidas judiciales, policiales y 
mediáticas.  Utiliza a los traidores y amarillos para desprestigiar la 
lucha campesina. Mientras ello sucede, los agricultores están entregados
 a sus labores urgentes de cosechas atrasadas, no les queda tiempo ni 
fuerzas para reorganizar su lucha y corren el peligro de perderla. 
Auxiliarlos
 es un deber revolucionario.  Hay muchas maneras de reforzar esta lucha 
movilizando las fuerzas nacionales e internacionales, organizando la 
defensa legal frente a las persecuciones judiciales y otras tareas 
prácticas factibles. Es preciso aglutinar fuerzas en tareas específicas 
con la contribución de la juventud en las redes sociales y otros 
mecanismos de ampliación de la solidaridad. Estas tareas conjuntas 
permitirán el mayor acercamiento unitario para afrontar en mejores 
condiciones el proceso electoral que se avecina. Solo en la acción se 
conoce a las personas. La acción revolucionaria hace la limpieza de los 
falsos luchadores.
Las actuales 
condiciones político sociales son producto del proceso histórico y 
corresponde asumir nuestro rol acorde con estas circunstancias. Aunque 
los esquemas mentales del fundamentalismo ideológico pregonen otros 
roles, lo cierto es que en la realidad de nuestro país es el campesinado
 el que ha tomado la vanguardia en la lucha por el cambio.  La historia 
le ha dado este rol protagónico en las actuales condiciones y no podemos
 estar contra ella.
Mayo 2015
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/ 
http://www.gestionesrurales.apiaperu.com/ 
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