En todas partes se cuecen habas
UNO
ELECCIONES BASURA
LA CAMPAÑA ELECTORAL BASURA
Si
 damos por buena la definición aportada por Gustavo Bueno para la 
televisión basura como aquellos programas “que se caracterizan por su 
mala calidad de forma y contenido, en los que prima la chabacanería, la 
vulgaridad, el morbo y, a veces, la obscenidad y el carácter 
pornográfico”, podemos afirmar que hemos asistido, por analogía, a una 
auténtica campaña electoral basura. Y teniendo en cuenta que la campaña 
de las elecciones generales de 2015 ha sido, con mucho, la más 
televisiva y televisada desde que existe este maléfico aparato 
electrodoméstico, es posible concluir que la basura electoral ha 
invadido todo el país.
Al
 igual que aquellas palabras anticuadas o cuyo desuso las conduce al 
peligro de extinción, la palabra ética y su significado parecen más 
amenazados de desaparición en España que el lince ibérico o el urogallo.
 De hecho, más propio que de elecciones generales sería hablar de 
“disecciones generales” porque han dejado al descubierto las vísceras 
podridas y malolientes de una sociedad que renuncia a principios y 
valores al ritmo de la batuta televisiva. Hasta el punto de que los 
programas del “corazón” hablan de política y los programas de política 
se convierten en espectáculos “rosas”
El
 modelo de campaña electoral que ha inaugurado la Segunda Transición, 
sin duda alguna, ha cumplido su cometido de centrar el voto en las 
cuatro únicas opciones políticas visibles, promocionadas hasta la 
exageración en prime time. La influencia de la televisión es 
clarísima en los cuatro puntos cardinales. Incluso en la latitud más 
remota, sin haber conocido nunca un militante, sin haber recibido un 
simple sobre electoral o acudido a un mitin, una legión ha votado a 
Ciudadanos, por citar un ejemplo.
El
 voto de centro se decide disfrutando de un refresco y unas palomitas en
 el sofá de casa. Los grandes líderes políticos de la Segunda Transición
 nacen, crecen, se reproducen y mueren en los platós de televisión. Para
 la nueva política hay que estar dispuestos a volar en globo 
aerostático, escalar aerogeneradores, participar de copiloto en rallies y
 soportar a Bertín Osborne, Ana Rosa Quintana o María Teresa Campos. Son
 las campañas a la americana, los jeans o las bases militares.
Del
 espectáculo organizado por la Academia de Televisión entre Mariano 
Rajoy y Pedro Sánchez quedarán únicamente las palabras gruesas cruzadas 
entre los candidatos. Gracias a sus reproches confirmamos que Rajoy “no 
es decente” y que Sánchez es “ruin, mezquino y miserable”. Un show que 
tuvo su prolongación simultánea en otra cadena donde Pablo Iglesias y 
Albert Rivera ejercían como comentaristas del debate, emulando a los 
locutores deportivos.
El
 populismo televisivo lleva al nuevo líder político a asumir el riesgo 
virtual de los focos bajo cualquier situación. Pero el riesgo real lo 
sufren los enfermos sin tratamiento, la comunidad educativa que resiste 
la LOMCE y los recortes, los migrantes que cruzan el estrecho o se 
hacinan en el CIE; quien padece el paro, no llega a fin de mes o soporta
 la explotación laboral y la amenaza constante del despido, la mujer que
 sufre las palizas del macho posesivo, las víctimas de los desahucios y 
un largo, larguísimo etcétera. Puede que millones depositen su voto para
 aquellos que convierten su sufrimiento en “una ventana de oportunidad”.
 Pero el vínculo del elector con la opción política es el programa, y la
 sintonía programática es ideológica, es la que debiera materializarse 
en voto. Después vienen los fraudes y las decepciones.
Además
 de los cuatro magníficos, la campaña tuvo otro denominador común: el 
ninguneo deliberado de la tercera fuerza política del país y de su 
candidato a la Presidencia, Alberto Garzón. El maltrato mediático no 
puede ser una excusa ni un lloriqueo para justificar el mal resultado de
 IU-UP: es entender que existe lucha de clases y militamos en uno de los
 bandos; es comprender que han forjado un Pacto de Estado en el cual 
decidimos no participar; es discernir que está en marcha una Segunda 
Transición y no aceptamos su consenso. Y estas son las consecuencias.
La
 verdad, da mucha pereza tener que sufrir más campañas electorales 
basura, pero esto no ha hecho más que empezar. Es necesaria una 
regeneración ética a todos niveles, incluyendo la izquierda (¡uy, lo que
 he dicho!) o sobre todo en la izquierda. Pronto, porque la lucha es 
ideológica y van ganando
-Y digo yo… ¿aquí no haría falta una revolución?
-Y luego, ¿por qué me lo preguntas?
Dolores de Redondo
LA RETRANCA
DOS
CUANDO EL ENEMIGO SE ESCONDE
EN LAS ONG’S
En su último libro, Espectros del Capitalismo
 (Capitán Swing), Arundahti Roy analiza, entre otras muchas cuestiones, 
la perversa influencia de las ONG’s en la India y en general en todo el 
mundo. Se trata de una tesis que ya adelantó el sociólogo estadounidense
 James Petras hace veinte años. En los tiempos actuales, en los que las 
intervenciones militares van precedidas de campañas mediáticas de 
convencimiento y muchas revoluciones son diseñadas y teledirigidas desde
 el poder, las ONG’s han demostrado cumplir un gran papel como agentes 
reaccionarios. El espectro es amplio. Tenemos al premio Nobel y Príncipe
 de Asturias Muhammad Yunus con sus microcréditos que han llevado al 
endeudamiento y la usura a los más pobres. Las empresas de microfinanzas
 en la India son responsables de cientos de suicidios.
Desde
 los países ricos, toda una legión de fundaciones, convenientemente 
financiadas por grandes corporaciones se dedican a apoyar programas, 
proyectos, cursos y becas “políticamente correctas” desde la óptica 
neoliberal. Quienes no se ajusten a sus patrones ideológicos son 
desprovistos de fondos y marginados de universidades y foros 
internacionales. El resultado es un discurso monocorde de una única 
ideología que lo abarca todo, que ha colonizado todo lo cotidiano y que 
hace impensable propuestas o iniciativas a contracorriente del modelo 
dominante. Armadas con sus miles de millones, estas ONG’s no cesan de 
convertir a potenciales revolucionarios en m sumisos activistas 
remunerados. Artistas, intelectuales, escritores, cineastas… abandonan 
una confrontación radical para sumarse al discurso de un progresismo 
descafeinado sustentado en elementos como el multiculturalismo, la 
igualdad de género, desarrollo comunitario, políticas identitarias, 
tolerancia sexual. Como ya señaló Petras, se trata de causas y valores 
que generan un consenso bastante amplio e indiscutible, pero que no 
enfrentan el sistema económico y político dominante y, en cambio, sirven
 para canalizar una reivindicación que podría apuntar contra los pilares
 del modelo. Un ejemplo son algunas organizaciones de derechos humanos 
con su equidistancia entre ejército israelí y Hamas, Estado colombiano y
 guerrillas, Cuba y Estados Unidos, OTAN y gobierno sirio.
Con
 el movimiento feminista ha sucedido algo parecido, se impone un 
feminismo liberal desligado de los movimientos populares de base 
anticapitalistas y antiimperialistas, y ahora se limita a denunciar la 
violencia de género, las condiciones de las trabajadoras del sexo, las 
aberraciones medievales en algunas culturas o el sexismo en la 
publicidad. Nada que preocupe o dañe al modelo neoliberal dominante.
Como denuncia brillantemente Owen Jones en Chavs. La demonización de la clase obrera
 (Capitán Swing), la pobreza se enmarca en un problema de identidad. 
Nada de clases sociales, y mucho menos de lucha de clases, el discurso 
de la progresía occidental, influenciada por el aparato ideológico de 
las ONG’s, gira en torno a las minorías étnicas, culturales o sexuales. 
La guerra entre ricos y pobres ha desaparecido de la agenda y del 
imaginario de la nueva izquierda del primer mundo. De ahí que el 
trabajador explotado europeo, blanco y católico sólo se siente 
identificado por su nacionalidad, raza y religión y, en consecuencia, 
acaba en la ultraderecha.
Y
 así se termina llegando a que el Centro Martín Luther King, nacido en 
homenaje a quien terminó asesinado por comprender y combatir las 
conexiones entre capitalismo, imperialismo, racismo y la guerra de 
Vietnam, haya terminado copatrocinando un ciclo de conferencias titulado
 “El sistema de libre empresa: un agente para el cambio no violento”. Un
 ejemplo de la eficacia de las donaciones de las Fundaciones Ford y 
Rockefeller.
Pascual Guerrero
CONTRA EL TALÓN DE HIERRO
Nota.- Ambos artículos en:
Mundo Obrero
Mensual del PC de –España
Nº 292, enero de 2016
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
8 de abril de 2016
 
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