A 
pesar de 500 años de convivencia, la cultura occidental europea no ha 
entendido los valores y contenidos del idioma quechua, cada idioma, en 
sus códigos de comunicación alfabeto escrito alfabeto hablado, muestra a
 las otras culturas su manera de entender el mundo, de interactuar con 
el universo circundante, es decir su semiótica, su semántica y 
contenidos. La palabra que se nos plantea PUKLLAY se traduce como la 
palabra española “juego”, más en la semántica del idioma castellano, 
juego como algo que no tiene importancia, algo que sólo realizan los 
niños, que a veces lo realizan quienes quieren perder el tiempo, es 
decir actividad para nada productivo.
Esta
 palabra PUKLLAY en el espacio andino donde han florecido diversas 
culturas, tiene una connotación diferente al contenido que se le da en 
Europa; es preciso señalar aquí que hemos tenido una o más 
civilizaciones que enriquecieron la vida por estos lugares de manera 
maravillosa, pues nos han legado un testimonio precioso en los diversos 
formatos culturales, evidenciado en las maravillas arquitectónicas a lo 
largo y ancho del continente, en América del Sur, Perú tiene el 
privilegio de albergar en su territorio, no sólo los maravillosos 
complejos arqueológicos que hoy asombran a los investigadores de Europa y
 del mundo, sino también por la cultura viva expresada en nuestros usos y
 costumbres, presentada de muy variadas formas.  
En 
este marco, cuando observamos en el lugar llamado Tres Cruces en la 
provincia de Paucartambo, en la región Cusco, en las fechas comprendidas
 entre mayo y junio de todos los años, ante los ojos absortos de 
cualquier observador, cuando empieza el amanecer, el Sol baila de una 
manera muy alegre en el horizonte, por las informaciones con los que 
ahora contamos, sabemos que esto ocurre también en alguna zona del 
Japón, este acontecimiento del Sol, es un PUKLLAY. Cuando llueve durante
 un día soleado y aparece precioso el arco iris, es un PUKLLAY. Cuando 
el cielo mediante la lluvia embaraza a la tierra para fructificar y 
regalarnos los vegetales del cultivo es un PUKLLAY, entonces casi todo 
lo que observamos en la naturaleza, parte preciosa de nuestro PACHA. 
Observamos que todo se produce como un intercambio fluido entre los 
hechos de una y otra naturaleza, aquí cabe señalar que los estudiosos 
venidos de fuera del marco civilizatorio andino, han traducido la 
palabra PACHA simplemente como suelo, piso, tierra como elemento donde 
se alojan nuestros pies, sin embargo esta palabra para los que vivimos y
 hemos nacido en el espacio de nuestras comunidades indígenas, la 
palabra PACHA tiene un equivalente con la palabra griega cosmos, por 
supuesto esto puede ser motivo de otro tema, de otra conversación, de 
otro intercambio, pues cada palabra que usamos en nuestro idioma 
quechua, según las palabras que le acompañan adquiere una significación 
específica. Cuando se trata de actividades laborales que denominamos 
LLAMQAY en el espacio sur andino, ARUY en el espacio nor andino, 
hablamos de una actividad que se realiza como un modo de placer, que se 
asume de manera divertida, con cánticos y compartir de diferentes 
formas, todo esto es un PUKLLAY, para quienes quieran investigar, uno de
 nuestros intelectuales más prominentes: Luis E. Valcárcel lo menciona 
con abundantes detalles de cómo se abordaba y aún se aborda ahora, la 
vida en la comunidad desde tiempos ancestrales en varias de sus obras.
Entonces
 cuando hablamos de PUKLLAY, no estamos hablando de cualquier cosa, más 
aún cuando nos referimos a un PUKLLAY ARGUEDIANO, pues el doctor José 
María Arguedas Altamirano amó intensamente esta cultura viva reflejada 
en los cantos, reflejada en las danzas, reflejado en las producciones 
artísticas de diferente tipo a lo largo y ancho de nuestra cadena 
andina.
Antes
 han usado la palabra PUKLLAY para referirse específicamente al 
carnaval, esta palabra carnaval tiene origen europeo, referido a ciertas
 actividades de diversión en la Roma esclavista. En nuestro espacio 
andino latinoamericano, cuando fue permitido por los invasores, 
extirpadores de idolatrías, se presentaba una ocasión para celebrar la 
vida, preservar muchos elementos culturales mediante las danzas, que 
dicho sea de paso, tienen y siempre tuvieron una connotación ritual, es 
decir de carácter sagrado, lo cual no es privativo sólo de estas 
latitudes únicamente, pues según estudios, casi todas las danzas del 
planeta han tenido y tienen una connotación ritual, que los distraídos 
prefieren no mirar, pero no sólo es la danza como movimiento y una 
transmisión semiótica maravillosa, sino también los símbolos en la 
indumentaria, en la coreografía, además de celebrar la vida, siempre 
proyectan mensajes de comunión entre el ser humano y el universo 
externo, entre el ser humano y el universo interno. Entonces hablar de 
PUKLLAY, es hablar de la vida en sus diversos matices, en sus diversas 
posibilidades, sin exclusiones ni discriminaciones de ninguna especie, 
como un maravilloso regalo del corazón de la civilización andina desde 
sus diversos  aportes y formatos culturales.
Entonces
 la convocatoria tiene que seguir creciendo para permitirnos compartir 
con otros hermanos humanos el legado de nuestros ancestros, mostrarle al
 mundo que nuestros ancianos no son muebles que se desechan, mucho menos
 seres a quienes hay que despojar de sus bienes materiales, mucho menos 
relegarlos hacia vidas miserables en los asilos. Para los que hemos 
tenido la suerte de beber el néctar de la vida desde el seno de nuestras
 madres andinas en nuestras comunidades, nuestros ancianos son seres 
valiosos a quienes ponderamos, a quienes consultamos cuando se producen 
las dificultades y problemas, a quienes cuidamos a pesar de todo. En 
nuestras comunidades, todos los que allí vivimos, es decir niños, 
ancianos, mujeres, huérfanos y viudas, minusválidos, seres que 
componemos el grupo humano, todos tenemos lugar en el quehacer de cada 
día, en las actividades diversas en beneficio de alguno, o en beneficio 
de todos, siempre en reciprocidad, siempre en armonía con el universo 
interno y el universo externo. Siempre tenemos los brazos abiertos, las 
puertas de nuestras casas abiertas para recibir a quien nos visiten, a 
pesar de muchos acontecimientos agresivos, hostiles, siempre recuperamos
 nuestra hospitalidad y solidaridad, la mano hermana dispuesta a ayudar.
En 
nuestras comunidades nuestros ancianos hablan de los tiempos nuevos con 
todo lo que nos traen, las dificultades que a veces tenemos que 
enfrentar, hay quienes desde nuestras comunidades y desde afuera se 
resisten a las posibilidades de cambio, temores a lo desconocido, 
temores a lo nuevo, frente a ello siempre se habla de la necesidad de 
los seres denominados CHAKA
 RUNAS por nuestros ancianos, seres tales que poseen las capacidades de 
preservar la sabiduría y el legado de nuestros ancestros, la modernidad 
con su tecnología y los avances de la ciencia venida desde afuera, todo 
esto en la posibilidad de crear un mundo mejor para todos sin 
excepciones.
El 
doctor José María Arguedas Altamirano en su obra “Todas Las Sangres” 
proyecta la necesidad de armonizar a los seres que vivimos en el espacio
 andino amazónico de nuestra patria Perú, es por ello que esta 
convocatoria abarca a todas las regiones, a todas las razas, a todas las
 expresiones culturales y artísticas que existen en nuestro país, y que 
todos podemos hermanarnos en éstas actividades, entonces nuestro PUKLLAY
 tiene que ser una oportunidad donde los seres humanos sin excepciones, 
puedan tener la oportunidad de enlazar armónicamente el legado de 
nuestros ancestros con la modernidad de la tecnología y lo mejor que la 
humanidad ha producido hasta nuestros días.
                                                               Javier Walter Romero Peña
 
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