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Centenarios van, centenarios vienen
Centenarios van, centenarios vienen
CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL
MAESTRO CÉSAR ADRIÁN MENESES SOTO
¡¡¡EN EL PRIMER CENTENARIO DEL NACIMIENTO DEL MAESTRO
CÉSAR ADRIÁN MENESES SOTO, MI PADRE!!! (1919-08 SETIEMBRE-2019)
Por Omar MENESES VALCARCEL
♫ “Mi Padre un día me habló / para que jamás mintiese,
pero él también se olvidó / de decirme las verdades.
Las realidades de un mundo, / que un día iría a saber,
los traumas que la gente siente / después de crecer…
¡Hablo de ángeles / que yo conocí,
del delirio y la fiebre / que existía,
de mi pequeño cuerpo / que sufría
sin poder yo entender!
¡Y en aquella infancia / ahora tan distante
y aquellos ángeles / que con el tiempo ya perdí.
Mi padre sentía / lo que yo siento ahora
después que yo crecí! ♫
(ROBERTO CARLOS/♫Traumas♫)
LA VIDA QUE ME DISTE… ES LA PROLONGACIÓN DE TU VIDA
        
INTRODUCCIÓN
        
Muchas veces me pregunté por qué el Maestro César Adrián MENESES 
SOTO, mi padre, no preparó a sus descendientes en el arte de la música 
que fue la razón de su existencia. Y sólo después de aproximadamente 
medio siglo en que entablé con él esas interminables
 conversaciones durante su estancia conmigo (la Real Academia Española 
señala diez significados de la palabra Estancia, y para el propósito de 
este artículo, utilizo el significado: “3. f. Permanencia durante cierto
 tiempo en un lugar determinado”), es que
 puedo elaborar este homenaje a su vida y a su propósito en esta vida.
        
Y es que César Adrián tuvo una vida vertiginosa y agitada como él
 mismo la describía. Y cada episodio en su trayectoria era un reto a la 
imaginación y a los objetivos que se propuso desde temprana edad. Son 
varios hitos que marcaron su personalidad y
 su vida, los más importantes a mi entender fueron sus inicios en la 
vida musical, su paso por el Seminario Conciliar San Cristóbal de 
Huamanga, el abrupto destierro arribando a la capital del Perú, la 
muerte de su hermano Grimaldo de Broncopulmonía, la culminación
 de secundaria en Lima, su ingreso al Conservatorio Nacional de Música y
 luego a la Orquesta Sinfónica Nacional como segundo violín, conocer a 
Dora Elena, mi madre y establecer una familia, su condición de profesor 
de música en diversos colegios, su viaje al
 extranjero, el cumplimiento de su ciclo productivo y su paso a los 
cuarteles de invierno; y, como ocurre inevitablemente, esperar con la 
calma que los caracterizó que ocurra lo que nos ocurrirá a todos 
indefectiblemente.
        
En el primer centenario del nacimiento del Maestro César Adrián 
MENESES SOTO, mi padre, este es mi homenaje al creador de mi existencia.
        
ANTECEDENTES
        
Huanta “La Esmeralda de los Andes”, es una provincia de Ayacucho.
 Su historia es muy larga porque su pueblo siempre hizo historia. Los 
estudios descubrieron la presencia del hombre de Pikimachay quien 
habitara la zona hace más de 20,000 años. También
 se menciona a los Huarpas, los Waris y los Chancas que se enfrentaron a
 los Incas y su expansión al Chinchaysuyo. Luego viene la ocupación 
española y el discurrir por innumerables episodios de revolución y 
contrarrevolución tanto en la época colonial como
 en la época republicana. Esta trascendencia en el imaginario de sus 
pobladores es una característica innegable. César Adrián nació en 
Huanta, sus ancestros también lo fueron y conoció por boca de ellos esta
 frondosa historia y nunca jamás dejó de ser huantino
 de corazón, como siempre señalaba.
        
Sus abuelos fueron Mariano MENESES GARAUNDO y Asunciona MEDINA 
KJAHUANA, agricultor el primero y ama de casa la segunda, que tenían un 
fundo en el pago de Kjamis donde cultivaban Maíz y otros productos. 
Ambos eran bilingües, pues además de ser quechuahablantes
 también conocían perfectamente el Castellano. Los hijos de Mariano y 
Asunciona fueron: a) Francisco MENESES MEDINA; b) Samuel MENESES MEDINA;
 c) Oswaldo MENESES MEDINA; d) Uldarico MENESES MEDINA; y, e) Anatolia 
MENESES MEDINA
        
Don Miguel MENESES GARAUNDO era hermano menor de Mariano. Los 
hijos de Miguel fueron: a) Teodoro MENESES MORALES; b) Albina MENESES 
MORALES; c) María Jesús MENESES MORALES; y, d) Alberto MENESES MORALES.
        
Francisco, Samuel, Oswaldo y Uldarico MENESES MEDINA, formaron el
 grupo musical “Los Hermanos MENESES” de gran prestigio en Ayacucho y en
 todo el sur peruano.
        
Francisco MENESES MEDINA tuvo los siguientes hijos: a) Porfirio 
MENESES LAZÓN; b) Oswaldo MENESES BEJARANO; c) Uldarico MENESES 
BEJARANO; d) Alcira MENESES BEJARANO; y, e) Anita MENESES BEJARANO
        
Sus padres fueron Samuel MENESES MEDINA e Ildaura SOTO MEDRANO y 
tuvieron los siguientes hijos: 1) César Adrián MENESES SOTO; 2) Grimaldo
 MENESES SOTO; 3) Teodomira MENESES SOTO; 4) Marina MENESES SOTO; y, 5) 
Iraida MENESES SOTO
        
NACIMIENTO DE CÉSAR ADRIÁN MENESES SOTO
        
Durante mucho tiempo todos nosotros creímos en los datos 
registrados en su Libreta Electoral como fecha de nacimiento el 08 de 
setiembre de 1921. Pero su deceso el 22 de mayo de 2011 obligó a 
gestionar su acta de nacimiento en Huanta, y la sorpresa fue
 que, según información oficial de la Municipalidad de Huanta, estaba 
registrada la Partida N° 10 con fecha 08 de setiembre de 1919 y nacido a
 las 12 meridiano, en la calle Grau. Habíamos desentrañado un misterio.
        
César Adrián tenía mucha de las virtudes de su padre Samuel 
Meneses el famoso Escribano de Huanta que un día tuvo que viajar fuera 
del terruño hacia San Juan de la Frontera para seguir escribiendo y 
redactando todo tipo de esquelas y actas y cartas y
 pergaminos y cuantos textos debían ser escritos en los tiempos en que 
la educación era un estatus diferente y estudiar en algún colegio era un
 privilegio. Don Samuel Meneses, su padre, además también era el 
director del Grupo Musical los Hermanos Meneses que
 durante décadas estudió, desarrolló y difundió el género musical 
característico de Ayacucho (Huaynos, Solitarios, Marineras, etc.), 
música original, auténtica y folklórica que deleitaba, agradaba y 
alegraba la vida de los oyentes y escuchas de Huamanga y otras
 ciudades. Por eso es que mi padre tenía una caligrafía preciosista 
heredada de Don Samuel, así como la destreza inigualable de tocar todos 
los instrumentos de cuerdas, de viento, de percusión, y cuanto 
instrumento musical llegaba a sus manos orfebres.
        
SU FORMACIÓN EDUCATIVA
        
César Adrián MENESES SOTO estudió primaria en la Escuela Fiscal 
399 de Huanta que dirigía Luis E. Cavero. La muerte de Monseñor Isaac 
SOTO (Hermano de Ildaura SOTO MEDRANO) provocó que él (César Adrián) sea
 elegido para continuar la tradición familiar
 de contar con un miembro de la familia en las esferas religiosas. Por 
eso los años 1933-1934 estudió 1° y 2° de Secundaria en el Seminario 
Conciliar San Cristóbal de Huamanga. Luego le pediría a su padre Samuel 
MENESES MEDINA que acepte su decisión de no continuar
 en el Seminario.
        
En 1935 empezó nuevamente a estudiar secundaria, pues por haber 
abandonado los estudios en el Seminario no le fueron reconocidos esos 
años de internamiento. Fue en el Colegio Gonzales Vigil de Huanta donde 
estudió secundaria, hasta 1937, es decir hasta
 el 3° de secundaria. Un incidente juvenil le obligaría a abandonar su 
tierra. Adela Gavilán, joven de 15 años resultó embarazada y el padre de
 ella, que era un renombrado sastre del lugar, lo buscaba para cobrar 
venganza por la afrenta a su hija.
        
EL DURO DESTIERRO
        
Innumerables virtudes había heredado genéticamente César Adrián 
que le abrirían puertas y ventanas y otros cerrojos y candados y 
delinearían su vida en un perfecto trazo que seguiría su rumbo 
zigzagueante y espiralado como sólo puede ser una línea recta
 en el contexto del Tiempo y del Espacio infinitesimal como hoy día 
podemos comprobarlo por los avances de la Ciencia y de los grandes 
descubrimientos del Universo y de la Nanotecnología. Por eso pudo 
conquistar Lima Metropolitana expulsado de su tierra natal
 por las vicisitudes que tuvo que sortear de lo contrario le habría ido 
mal en Huanta; y con esa misma habilidad supo esquivar los golpes que 
seguramente sin querer queriendo se hizo acreedor de ellos. Había 
llegado a la Capital cuando el Gral. EP Oscar R.
 Benavides finalizaba su gobierno y se preparaban las elecciones para 
elegir Presidente Constitucional del Perú ese año 1939. El contexto 
político se desenvolvía en medio de una conspiración tramada por el 
capitalismo internacional y todavía estaban proscritos
 los partidos aprista y comunista porque, en esos años, representaban el
 peligro de revoluciones bolcheviques. Eran los años que el racismo 
limeño veía con encono y desdén a los migrantes, principalmente andinos,
 de todas las regiones del país que llegaban
 expulsados por la voracidad de los gamonales que se apropiaban de sus 
tierras comunales o por la hambruna que rondaba en el campo abandonado y
 marginado de todo apoyo del Estado Peruano o por el atraso y abandono 
de escuelas y hospitales en las ciudades pequeñas
 y medianas. Eran los años en que la polvorosa carretera central, que le
 hacía competencia al Ferrocarril Central considerado el más alto del 
mundo, llegaba al lugar determinado por su destino invencible donde, 
tras largo recorrido por quebradas y montañas
 y por valles y nevados, paraban todos los vehículos que trasladaban 
productos del campo, animales para el sacrificio y de millares de 
personas que las locas ilusiones los sacaban de sus pueblos abandonando 
sus casas para ver la capital. Todos los camiones
 de carga o vehículos de transporte llegaban por esa vía, así poco a 
poco, paso a paso, uno a uno fue adquiriendo el nombre de lo que 
conocemos como LA PARADA, aunque ahora ya no tiene ni el esplendor de 
antes y ni el caótico crecimiento que experimentó por
 su desproporcional extensión en terrenos propiedad de la esposa del ex 
Presidente José Rufino Echenique (1851-1855) los cuales eran fértiles 
tierras que rodeaban Lima Cuadrada, pero que pasó a convertirse en el 
Distrito de La Victoria nombre adoptado en honor
 a su generosa contribución al desarrollo urbano recién el 02 de febrero
 de 1920 mediante Resolución Suprema. Ya en Lima con su hermano menor 
Grimaldo habían alquilado una habitación en la Av. Primavera en 
Surquillo. Su primer oficio lo obtuvo en la fábrica
 NICOLINI que estaba ubicada en la Plaza Unión. César Adrián se había 
trazado la meta de comprar un Violín. Ya había ubicado el lugar dónde 
adquirirlo: sería en Jr. Paruro y el precio del Violín que él buscaba 
oscilaba entre S/. 62.00 y 70.00 soles, además
 debía ser un instrumento europeo. César Adrián tocaba en grupos 
folklóricos, y también tocaba Misas en las iglesias que requerían sus 
servicios. De esta forma se procuraba dinero extra siendo instrumentista
 acompañante en el famoso Coliseo Nacional ubicado
 en Jr. Bausate y Meza, esa inmensa carpa de circo donde se presentaban 
artistas de todas las regiones andinas y que seguía la tradición del 
fenecido Festival de Amancaes de la extinta pampa del distrito del 
Rímac.
        
Él quería continuar la tradición familiar que llevaba en la 
sangre, pues su padre Samuel MENESES MEDINA le enseñó a tocar todos los 
instrumentos que después le procurarían el sustento necesario para 
vivir. Había una dificultad: no podía continuar sus
 estudios superiores de música si es que no culminaba su secundaria. Era
 consciente que la Sección Superior del Conservatorio Nacional de Música
 exigía la presentación de los certificados correspondientes que 
demostrasen cumplir este requisito. Entonces en
 el Colegio Cristóbal Colón hizo el 4° de Secundaria y en el Colegio 
Zarumilla, ubicado en la cuadra 33 de la Av. Brasil, culminó el 5° de 
Secundaria. Así, ya estaba preparado para continuar su lucha en pos de 
su máximo objetivo de vida: Estudiar en el Conservatorio
 Nacional de Música.
        
EL CONTEXTO POLITICO Y SOCIAL, EL CONSERVATORIO NACIONAL DE MÚSICA Y EL AMOR DE SU VIDA
        
En 1946, luego del triunfo del Ejército Soviético contra el 
Nazismo Alemán, de las Bombas Atómicas en Hiroshima y Nagasaki, de la 
constitución de las Organización de las Naciones Unidas (ONU), de la 
expansión del campo socialista en Europa del este,
 de la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional 
(BM-FMI), del triunfo del Frente Democrático Nacional que encumbró a 
José Luis Bustamante y Rivero en la presidencia de la República del 
Perú, entre otros acontecimientos nacionales e internacionales,
 es que César Adrián ingresó al Conservatorio Nacional de Música a 
estudiar y perfeccionar su dominio musical del Violín. Todos estos 
acontecimientos le suscitaban profundas meditaciones pues su formidable 
formación humanista heredada le obligaba a ver el desenvolvimiento
 de estos acontecimientos como el camino por el que transitaba la 
humanidad hacia el progreso y el desarrollo, pero, a la vez, le obligaba
 a fijarse tiempos y metas para lograr ser el músico profesional y 
académico en que había prometido convertirse para que
 sus padres tuvieran ese resarcimiento por los penosos años en que tuvo 
que enfrentar dificultades, inclemencias y carencias. Inclusive ya como 
estudiante del Conservatorio, la estrechez económica lo perseguía y le 
apretaba el estómago a él y a su hermano menor
 que había desmejorado su salud por las inclemencias sociales, políticas
 y laborales.
        
Siempre recordaba que su hermana Teodomira MENESES SOTO murió en 
1930. Y, como un destino siniestro y cruel Grimaldo MENESES SOTO murió a
 los 22 años de Broncopulmonía el año 1948, cuando residían con César 
Adrián en el distrito de Surquillo, ocasionándole
 un enorme dolor por la irreparable pérdida de su irremplazable 
compañía. Así, se aferró mucho más al estudio y preparación. Ese mismo 
año conoció a Dora Elena, mi madre, mientras ambos eran estudiantes. Y 
las circunstancias ocurridas los uniría para siempre.
        
El episodio que Dora Elena recordaría durante toda su vida 
refleja las circunstancias específicas de haber conocido a César Adrián 
en el Conservatorio. Ocurrió que César Adrián alumno avanzado necesitaba
 dar un examen sobre interpretación de una pieza
 musical, a la sazón “El Concierto para Violín y Piano de Antonio 
Vivaldi”. Para ello era necesario contar con la participación de un 
acompañante en el piano, mientras él interpretaba el Violín. Se acercó 
al salón de los alumnos intermedios e iniciales, tocó
 la puerta, habló con la profesora solicitándole que ella designe a la 
alumna más destacada de esa aula y que le pudiera acompañar en dicha 
interpretación. Inmediatamente la profesora señaló a Dora Elena como la 
más indicada y que cumplía los requisitos señalados.
 Ambos fueron presentados en el instante y luego de coordinaciones 
previas llegaron al acuerdo de reunirse en el salón de música para los 
ensayos respectivos. Luego del primer ensayo César Adrián le proporcionó
 la partitura musical a Dora Elena para que ella
 siga practicando los acordes musicales.
        
Al día siguiente cada uno de los dos estudiantes asistía a sus 
actividades cotidianas, entonces en el salón de Dora Elena una de sus 
compañeras de clases habló lo siguiente: “El señor Meneses ha dicho que 
la alumna designada por la profesora no lo acompañó
 musicalmente bien”. Esto originó la inmediata respuesta de Dora Elena 
que se acercó al salón de César Adrián, sin mediar ninguna explicación 
le dijo crudamente: “Así que usted ha dicho que yo no lo he acompañado 
bien” y en señal de haber culminado su breve
 relación arrojó al suelo la partitura musical proporcionada y se retiró
 sin aceptar ninguna justificación o palabra. César Adrián recogió los 
papeles dispersos por el suelo, repetía incesantemente: “Señorita… 
señorita, yo no he dicho nada” y se quedó con la
 palabra en la boca.
        
Luego de unos días del incidente, César Adrián se acercó al salón
 de Dora Elena para tratar de hacerse escuchar en su versión sobre los 
hechos. Así nació una relación impulsiva, temperamental, absolutizadora,
 de dos personas que estaban unidas por sus
 habilidades artísticas y por el amor a la música.
        
LA FORMACIÓN DE SU  FAMILIA EN MEDIO Y A TRAVÉS DE CONTRADICCIONES
        
Ya habían declarado oficialmente su romance. Desde la cuadra 1 de
 la Av. Emancipación en el Cercado de Lima caminaban los dos hacia el 
Jr. Huaraz cuadra 9 en Breña. La dejaba y al día siguiente nuevamente se
 encontraban en los ambientes musicales y volvían
 a sentirse unidos por una fuerza telúrica irrefrenable. Ya involucrados
 como pareja, César Adrián tuvo que cumplir compromisos musicales que lo
 llevaron a viajar al sur en gira profesional (Arequipa, Cuzco y Puno). 
Viajó en abril de 1951 y estuvo ausente durante
 cinco meses. Escribía con febril ansiedad a su “Inolvidable Flaquita” 
que la extrañaba y que no veía la hora de regresar para acariciarla y 
recibir sus atenciones. El tiempo de espera alejado de Lima se le hizo 
eterno, y finalmente optó por regresarse por
 su cuenta en octubre de 1951, adelantándose a la culminación del 
contrato. Su iniciativa se vio fortalecida por la respuesta recíproca de
 Dora Elena. Así es como después de nueve meses nació Aldo Julián, para 
ser el testimonio viviente de esta locura de Amor
        
César Adrián MENESES SOTO y Dora Elena VALCARCEL RODRIGUEZ 
tuvieron seis hijos: a) Aldo Julián; b) Dora Esmeralda; c) Ciro Omar; d)
 Áurea Leticia; e) Frida Ela; y, f) Larry Sigfredo. Todos nacimos en el 
hogar de los abuelos maternos, asistidos por mi
 abuela que había sido aprendiz en el Convento que administraban las 
Hijas de la Caridad de San Vicente de Paul, allí donde hoy día solo 
queda la gruta de la Virgen de Lourdes en el Cercado de Lima.
        
El año 1963, en medio de desavenencias familiares, nos mudamos al
 departamento 509, del edificio ubicado en la cuadra 3 de la Av. Manco 
Cápac N° 352, quedándose Aldo Julián en casa de los abuelos maternos por
 mutuo acuerdo.
        
En diciembre de 1965 hice el primer y único viaje a Huanta con mi
 padre y con Áurea Leticia, regresamos en enero de 1966 también en medio
 de desavenencias con la abuela paterna. Son los años en que Julio César
 VILA MENESES hijo de la hermana de mi padre,
 nos visitaba durante las vacaciones. Años que frecuentábamos las 
playas, los cines, los viajes, en que aprendimos algunas habilidades 
personales como lavar nuestra ropa, remendar las partes descosidas de 
nuestra indumentaria personal, aprender a comprar en
 el Mercado Mayorista víveres para la semana
        
En mayo de ese mismo año, César Adrián tuvo que afrontar y 
resolver una denuncia policial, para lo cual recibió apoyo del 
Congresista por Huancavelica don Nilo MENESES GALINDEZ que también era 
su primo. Como músico profesional, tuvo que encarar los problemas
 generados por este episodio, pero las dificultades económicas nos 
obligaron a dejar el departamento de la cuadra 3 y trasladarnos donde él
 residía en el departamento 416 del edificio ubicado en la cuadra 1 de 
la Av. Manco Cápac N° 168, también del distrito
 de La Victoria. Las dificultades nos envolvieron durante esos años 
hasta que César Adrián obtuvo una propuesta de viajar al extranjero.
        
Durante la primera etapa de la Junta Militar de Gobierno de 
1968-1975 que depuso al gobernante Fernando Belaunde Terry, don César 
Adrián fue cautivado por su discurso nacionalista. El Ministro del 
Interior Gral. Pedro Richter Prada había sido su compañero
 en Ayacucho.
        
EL VIAJE AL EXTRANJERO
        
En 1973, César Adrián MENESES SOTO viajó a EEUU con el grupo 
INKA. Estuvo alojado en el barrio QUEEN’S de Nueva York. Los integrantes
 del grupo fueron: a) Zoila ZEBALLOS, Soprano; b) César Adrián MENESES 
SOTO, director (Violín, Guitarra, Charango); c)
 Un Arpista Ecuatoriano; y, d) Román, un quenista de Churcampa
        
Durante seis meses estuvieron contratados en el NIGTH CLUB MACCHU
 PICCHU de Nueva York. El grupo musical se desintegró y cada uno tuvo 
que buscar un oficio para sustentar su manutención y acopiar dinero para
 el pasaje de regreso. César Adrián MENESES
 SOTO obtuvo un puesto laboral en una Fábrica de chapas de metal para 
bebidas gaseosas.
        
Rosa ANTEZANA (Empresaria Boliviana) le ofreció que él le 
escribiera la música de las obras que ella componía; pero la mala 
experiencia internacional, la desarticulación del grupo y las difíciles 
condiciones laborales que tuvo que recurrir para regresar
 al Perú lo hicieron desistir de cualquier otro objetivo
        
EL RETORNO AL PERÚ Y EL REINICIO DE SU VIDA
        
Ya de regreso al Perú, con cierta dificultad retomó sus labores 
en la Orquesta Sinfónica Nacional y sus labores de profesor de música de
 los colegios Ricardo Bentín, María Parado de Bellido (en el Rímac) y el
 Pedro A. Labarthe (de La Victoria), entre
 los principales.
        
El 15 de setiembre de 1976 nació su primer nieto Zergio, y el 17 
de agosto de 1978 nació Ana Karina. Luego vendrían mucho otros nietos, 
todos ellos sangre de su sangre, carne de su carne.
        
Cuando en marzo de 1978 yo ingresé al Programa Académico de 
Geografía de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, al poco tiempo
 me mudé del domicilio familiar desarrollando mi propio camino.
        
En 1988 César Adrián se presentó al concurso nacional para 
componer el “Himno al Brujo de los Andes Andrés Avelino Cáceres” 
organizado por el Ministerio de Defensa recientemente creado en 1987, 
obteniendo el primer puesto en la contienda musical.
        
En 1998 presentó su solicitud de cesantía al Magisterio Nacional.
 En 1999 igualmente presento su solicitud de cesantía a la Orquesta 
Sinfónica Nacional.
        
El año 2000 decide retirarse de Lima para radicar definitivamente
 en Huanta, donde había acondicionado el domicilio familiar, su única 
propiedad colectiva, y se dedicó a la enseñanza de instrumentos 
musicales en el “Centro Musical Samuel Meneses” que
 había reservado para las actividades en su tierra natal, así su labor 
de acompañar misas y todas otras actividades que requieran sus 
servicios.
        
Todo marchaba dentro de la normalidad, estaba recopilando todas 
las piezas musicales que había compuesto a lo largo de su vida 
profesional, así mismo los arreglos musicales que eran innumerables, 
guardaba como tesoro valioso toda la producción hecha
 a través del “Conjunto Musical Huanta” y otras agrupaciones culturales 
que había creado y donde había participado; asimismo sus alumnos 
progresaban rápidamente y siempre habían requerimientos de sus servicios
 profesionales en diversas instituciones de Huanta.
 Parecía que la vida le daba otra oportunidad para demostrar que él, 
César Adrián, era, nuevamente, “el más gallo de todos los gallos”.
        
Hasta que llegó ese diciembre del año 2003 en que nos vimos 
envueltos en noticias trágicas que sobre él había difundido un alumno 
suyo que integraba la Orquesta Sinfónica Nacional y que también era 
natural de Huanta. Según la versión que trasmitió este
 músico, que motivaron nuestra angustia y congoja, la O.S.N. estaba 
preparando un homenaje póstumo. Luego del viaje de urgencia de una 
comitiva familiar hacia Huanta esta noticia fue desmentida.
        
Sin embargo, ese mismo año 2004, poco antes de su cumpleaños 
sufrió un accidente domiciliario que obligó a su traslado a Lima. Ya 
cuando por las circunstancias obligadas tuvo que resignarse a estar 
entre nosotros, al poco… poquísimo tiempo nos conmocionó
 para siempre el accidente cerebro vascular que le sucedió a nuestra 
madre, Dora Elena, ese fatídico sábado 13 de noviembre, que prolongó 
nuestra agonía por cinco interminables días de padecimiento y de dolor 
extremos y que ocasionaron esta irreparable e irremplazable
 pérdida, aquel jueves 18 de noviembre a las 02:15 horas.
        
Entonces todos nosotros, para enjugar nuestras lágrimas, volvimos
 la mirada a él, en el vano intento de mitigar ese inmenso dolor por 
nuestra madre desaparecida de la faz de la tierra. Nos aferramos a su 
recuerdo a través de él, la volvimos a ver a ella
 a través de él, la hicimos vivir a ella a través de él.
        
Como dice Dora Esmeralda, fue un privilegio invalorable haberlo 
tenido en nuestro lado durante esos años de apacible convivencia nunca 
antes vividos con tanta intensidad. Cada momento que compartíamos eran 
horas y horas de charlas y de recuerdos y de
 memorias y de episodios que estoy poniendo a disposición de todos 
ustedes para recordar lo que se tiene que recordar. Nunca antes había 
gozado del privilegio de hablar horas de horas con el maestro como lo 
llamaban todos aquellos que supieron valorar la superioridad
 de su arte y de su sapiencia, de la presencia querida de quien 
derramaba tanta y tan magnifica compañía por el sólo hecho de ser un 
artista, un maestro, un cultivador de cultura universal. Y el destino 
que nos aguardaba tampoco era ajeno a tanta felicidad
 compartida, como después se presentaría crudo y desembozado.
        
Y así como un día aciago llegó con nosotros y compartió sus 
vivencias en la plenitud de su lucidez, así también un día aciago se fue
 a residir hasta la Curva Nueva Esperanza, al otro extremo de la ciudad,
 en la lejana mirada que se interpuso entre nosotros.
 Y como siempre ocurre, el tiempo y el espacio son magnitudes que ocupan
 su lugar, porque siempre hay un espacio de tres dimensiones (largo, 
ancho y altura), pero el tiempo no es el mismo siempre. Y, como dice el 
aforismo popular, hay que darle tiempo al tiempo,
 y todo es cuestión de tiempo. O, como dice la canción, “El tiempo no se
 detiene, ni por amor ni por dinero”.
        
ENTONCES LLEGÓ LA NOTICIA FATAL
        
Entonces, llegó la noticia fatal que nuevamente desencajó 
nuestras vidas, desgarró nuestra existencia, y nos transportó hasta ese 
dolor inmenso que se siente cuando llega la hora final.
        
A las 00:05 horas del Domingo 22 de mayo de 2011 en el Hospital 
Edgardo Rebagliati Martins (Hospital Nivel 4 del Seguro Social) falleció
 Don César Adrián MENESES SOTO. Para todos nosotros fue una pérdida 
irreparable y todavía no terminamos de consolarnos
 y de enjugar nuestras lágrimas. Los años en que vivimos sin nuestra 
madre Dora Elena (2004) lo habíamos llenado con su presencia y su figura
 señera. Y el tiempo pasa y nos vamos volviendo viejos, como dice la 
canción, y tarde o temprano nos envuelve en su
 torbellino irremediable y así ocurrió. Al maestro Don César Adrián 
MENESES SOTO le rendimos el último adiós en el Velatorio del Hospital 
Rebagliati y luego el sepelio en el Cementerio Campo Fe de Puente 
Piedra. Los hijos de él estuvimos presentes desde el
 inicio de este final hasta la última morada y Aldo Julián viajó desde 
Trujillo para estar compartiendo el dolor de la pérdida. Y luego 
entonces algunos de nosotros seguimos adelante llevando los temas 
personales con las habilidades y capacidades desarrolladas
 y luchando permanentemente por enrumbar nuestras vidas a su destino 
trazado en medio de sueños y aventuras, en medio de vicisitudes y 
recaídas, en medio de problemas y soluciones encontradas sin detenernos 
porque … el tiempo pasa … y nos vamos volviendo viejos
 ….
        
EPILOGO
        
La cultura es el conjunto de bienes materiales y espirituales 
creados por el hombre en el proceso histórico social del trabajo. La 
música es ese bien material y espiritual creado por el hombre. La música
 se expresa a través de un instrumento musical.
 Los instrumentos musicales son de viento, de cuerda y de percusión. La 
‘orquesta’ fue creación de centros de producción musical, de 
catalizadores y de forjadores de sonoridad en las ciudades germánicas de
 Viena y Mannheim. Una Orquesta Sinfónica está compuesta
 por más de ochenta músicos que interpretan las piezas musicales 
escritas en el lenguaje del pentagrama. Y el pentagrama se originó a 
partir de la ‘notación musical’ del canto gregoriano en la edad media.
        
El maestro César Adrián MENESES SOTO, está cumpliendo el PRIMER 
CENTENARIO DE SU NACIMIENTO. Es un acontecimiento que me llena de 
nostalgias, pero también me llena de alegrías. El propósito de su vida 
fue ser músico de la Orquesta Sinfónica Nacional
 y tocar el segundo violín, y ser parte del conjunto que interpreta 
piezas musicales para deleite de quienes pueden oír y degustar y 
deleitarse con las notas musicales producidas.
        
Seguiré indagando en los recuerdos que César Adrián MENESES SOTO 
me transmitió, para encontrar esas respuestas a las preguntas que me 
persiguen y que me perseguirán hasta que pueda encontrarlas, y estoy 
seguro que lo haré. Y ese será el momento apoteósico
 que oportunamente transmitiré ahogado en un mar de alegría y de 
tristeza.
        
Como siempre dice mi camarada Héctor Félix Damián, estos son y 
serán momentos en que el dolor y la alegría se igualan en intensidad.
        
Porque todo lo humano es nuestro como dice el de la melena aleonada Carlos Marx.
        
Y porque como señala el huayno que mi padre siempre interpretaba:
“Ay la vida / se me está yendo / cómo se fue mi suerte. /
Poco a poquito / pero esto no me hará llorar /
a mí jamás me acobardó la muerte. /
El olvido / lo que sí me hace temblar / es el olvido. /
Llegar el día / en que no me han de recordar /
pobre ay de mí / ni mis seres más queridos”
Omar’2019
08/setiembre/2019
07:05 horas
        
Nota.- Omar Meneses está dando ejemplo de cómo fortalecer 
los lazos familiares, base esencial par desarrollar y fortaleces los 
lazos en la actividad económica, social, cultural política. Es de 
suscribir plenamente que
La cultura es el conjunto de bienes materiales y espirituales creados por el hombre en el proceso histórico social del trabajo.
        
Destacado Activista del Socialismo Peruano, Omar Meneses sigue 
dando ejemplo de perseverancia en los altos ideales del pueblo peruano, y
 en especial a las
Nuevas Oleadas de Activistas NOA.
        
Sinceras felicitaciones.
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
9 de septiembre de 2019
 


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