PERÚ: 31 AÑOS...
Un
 18 de diciembre, hace 31 años, fue asesinado el líder sindical Pedro 
Huilca Tecse. El crimen, fue cometido cuando iniciaba su día llevando a 
dos de sus hijos a un centro de estudios, para trasladarse luego a la 
CGTP a cumplir tareas que le habían sido encomendadas meses antes, 
cuando fuera ungido dirigente máximo de la central obrera.
En esta
 fecha cabe aludir al legado que dejara Pedro a las nuevas generaciones 
de trabajadores como una manera de evocar su memoria y mantener vigente 
su mensaje de clase, recogido también de Isidoro Gamarra. 
Para
 Huilca estuvo muy clara la idea del sindicato como herramienta de lucha
 de los trabajadores. Así lo expuso en su primera intervención en un 
evento sindical nacional, el 17 de marzo de 1976 ante el IV Congreso de 
la CGTP, evento al cual concurría en su condición de secretario general 
de la Federación Departamental de Trabajadores del Cusco. 
Desde
 un inicio hizo suyo el legado de Emiliano Huamantica, es decir la 
concepción del sindicato como instrumento de combate no sólo para 
mejorar sus condiciones de vida, sino para construir un mundo mejor. 
Quizá
 desde joven leyó a Mariátegui y comprendió que un proletariado sin más 
aspiración que el salario sería incapaz de emprender una tarea 
histórica. Consciente de ello, se hizo revolucionario. 
Con
 esa convicción percibió que su tarea era combatir para que su clase 
asumiera la lucha por la construcción de una sociedad distinta. 
Persuadido de ello, vio en el proceso revolucionario entonces en marcha 
la posibilidad real de construir una sociedad mejor, más humana y más 
justa.
En
 lo que en esencia era un rasgo de su personalidad, vinculó la lucha por
 los intereses inmediatos de los trabajadores, con los objetivos 
históricos de su clase. Por eso lideró el accionar sindical combatiendo 
los llamados “rendimientos mínimos”, que empresarios del sector 
pretendieron imponer. 
Promovió
 la "bolsa de trabajo" para asegurar el contrato legítimo de los 
trabajadores, y evadir las “listas negras” creadas por la patronal para 
discriminar a los sindicalistas. Alentó la lucha por la reducción de la 
jornada de trabajo y el adelanto de la jubilación para el sector.
Buscó
 asegurar que los ingresos del FONAVI fueran intangibles y destinados a 
viviendas de interés social y obras de desarrollo. Al mismo tiempo, 
aportó decididamente a la creación del CONAFOVICER y los centros 
recreacionales para los trabajadores del andamio. 
En
 el marco de sus preocupaciones fundamentales, estuvo la lucha por 
mejorar los servicios de la Seguridad Social y la creación del programa 
de asistencia al adulto mayor, conocido como el PADOM.
Algunas
 de estas conquistas y otras, fueron acosadas y hasta destruidas por la 
dictadura fujimorista, y debilitadas y diezmadas por el régimen Boluarte
 / Otárola, como un modo de “ponerse al día” con los planes 
exterminadores del Fondo Monetario y el Banco Mundial, interesados en 
acelerar el fin de los adultos mayores para “adelgazar” el gasto 
público.
En
 lucha por ese ideal puso la vida entera. Por esas banderas, encabezó 
significativas movilizaciones, mítines, marchas, paros, huelgas y otras 
formas de acción. Todas fueron usadas con auténtico sentido de clase y 
sirvieron como mecanismos de formación, educación y conciencia, como 
escuelas de solidaridad y de socialismo.
Estuvieron
 firmemente arraigadas en el ideal por el que luchó abnegadamente, con 
firmeza y lealtad, para construir estructuras representativas de la 
clase obrera y poner a los trabajadores peruanos en el nivel de sus 
responsabilidades para asumir los retos del futuro. Por eso lo mataron. 
Y
 por eso también el régimen actual mató a casi 80 peruanos en meses 
pasados. Cuando se recuerda el primer aniversario de la caída de los 
valerosos luchadores que enfrentaron el Golpe reaccionario del 7 de 
diciembre del 2022, asoma también la memoria de Pedro Huilca, que los 
simboliza a todos. Ayacucho, Andahuaylas, Huancavelica, Juliaca y otros 
ensangrentados rincones del país, lo tienen muy presente. 
Hoy la imagen de Pedro Huilca asoma en nuestro tiempo, como una luz, y nos permite evocar el poema de Maiacovski: 
Si las estrellas se encienden,
quiere decir que a alguien le hacen falta,
quiere decir que son necesarias,
quiere decir que es indispensable,
que todas las noches,
sobre cada techo,
se encienda una estrella.
Y claro, Pedro Huilca -su vida y su obra- es una estrella que alumbra el camino de los trabajadores.
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario