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Perú al Pie del Orbe
CIERRE DEL CONGRESO (2-2)
1.- ¿QUIÉN GOBIERNA EN PERÚ?:
LO QUE PASA EN LIMA TRAS LA DISOLUCIÓN DEL CONGRESO
        
El presidente Vizcarra convocó a elecciones parlamentarias para 
el 26 de enero, aunque el Congreso disuelto por el Ejecutivo desconoce 
su autoridad. ¿Y ahora qué?
        
¿Quién gobierna en Perú?: Lo que pasa en Lima tras la disolución del Congreso?
        
El presidente peruano, Martín Vizcarra, anunció la disolución del
 Congreso en un mensaje televisado en Lima, el 30 de septiembre de 2019.
        
El presidente de Perú, Martín Vizcarra, ordenó este lunes la 
disolución del Congreso y convocó a elecciones parlamentarias para el 
próximo 26 de enero. En contrapartida, aquel órgano legislativo 
unicameral, de mayoría opositora, votó suspender al mandatario
 de sus funciones por 12 meses y la vicepresidenta, Mercedes Aráoz, 
juramentó en su lugar de manera interina.
        
Al día siguiente, las fuerzas de seguridad bloquearon el acceso 
del Parlamento, luego de expresar su apoyo incondicional a la 
investidura presidencial de Vizcarra.
        
Poco después, la recién juramentada Aráoz presentó su renuncia, tanto a la Vicepresidencia como a la posición de jefa interina del Gobierno.
        
“He decidido renunciar irrevocablemente al cargo de 
Vicepresidenta Constitucional de la República. Las razones las explico 
en la carta adjunta. Espero que mi renuncia conduzca a la convocatoria 
de elecciones generales en el más breve plazo por el bien
 del país”
        
Así, el país andino afronta una de las mayores crisis 
institucionales en toda su historia, y la sociedad permanece desde hace 
horas atravesada por un manto de incertidumbre: ¿quién gobierna? ¿Hay o 
no hay Parlamento? ¿Cómo se forma el Tribunal Constitucional?
 ¿En qué se relaciona el terremoto político con las causas de corrupción
 que salpican a la clase dirigente? ¿Debería intervenir algún organismo 
internacional en los asuntos de Lima?
        
Primero, repasemos lo que pasó.
        
Ejecutivo vs. Parlamento
        
Según el decreto publicado el 30 de septiembre, que lleva la 
firma del propio Vizcarra, se tomó la decisión de disolver el Congreso 
peruano porque este habría vuelto a rechazar la "cuestión de confianza",
 tal como sucedió en 2017. En efecto, el artículo
 134 de la Constitución establece que si la negativa parlamentaria 
ocurre contra dos Gabinetes del mismo Gobierno, el Ejecutivo tiene la 
potestad de suspender las funciones de aquel establecimiento y sus 
legisladores.
        
Pero, ¿qué es la cuestión de confianza? Se trata de un 
mecanismo presente en varios países democráticos donde la Presidencia 
solicita el respaldo del Congreso para implementar alguna medida 
puntual, ante el eventual riesgo de que peligre la calidad
 institucional de una nación. En el caso peruano, el oficialismo 
considera que el sistema para la elección de jueces en el Tribunal 
Constitucional (TC) es poco transparente, o ilegítimo, entonces pidió la
 "confianza" de los legisladores para impulsar una reforma
 en el proceso de selección.
        
Dicho en términos políticos, Vizcarra percibía que la mayoría adversaria del Parlamento buscaba poner magistrados afines en el TC:
 "La oposición, liderada por Fuerza Popular (FP) y el Partido Aprista 
Peruano (PAP), llevaba días maniobrando para
 hacerse con el control de la Corte", nos dicen desde el equipo 
comunicacional del presidente. Así, a sabiendas de que el Congreso no 
podía rechazar su planteo de confianza dos veces, el Ejecutivo ingresó 
el pedido "de modo urgente".
        
No obstante, según el relato oficialista, el planteo fue 
rechazado: "Al premier y a su Gabinete les cerraron las puertas y por 
varios minutos permanecieron sin acceso a la Oficialía Mayor del 
Parlamento", cuentan a RT. En contrapartida, mientras el Gobierno
 proponía suspender la elección de seis jueces, el Congreso continuó con
 la votación para nombrar a nuevos funcionarios en el Tribunal 
Constitucional, crispando más las aguas.
        
Por ello, el Ejecutivo interpretó que su pedido de confianza fue 
desoído, y vio la luz verde para anular al Congreso y convocar a 
elecciones parlamentarias en enero para reemplazar las bancas hasta 
julio del 2021, cuando finaliza el actual mandato. La
 medida fue celebrada en las calles por miles de peruanos.
        
Sin embargo, mientras Vizcarra anunciaba la disolución del 
Congreso, los legisladores atendieron el pedido de confianza y lo 
aprobaron, para intentar seguir en funciones. Luego, los diputados 
votaron para suspender al mandatario de su cargo por un año,
 y en su lugar juramentó la vicepresidenta, Mercedes Aráoz, como 
"interina".
        
No obstante, apenas transcurridas unas horas, Aráoz renunció a
 la Vicepresidencia, que ocupaba desde julio de 2016, y rechazó al mismo
 tiempo reemplazar a Vizcarra. En aquella nación, el cargo de "usurpación de función pública" puede castigarse
 con la prisión. 
        
La importancia del Tribunal Constitucional en la política peruana
        
La Justicia suele ser parte del equilibrio entre los poderes del 
Estado, o así debería ser en cualquier sistema republicano. Sin embargo,
 cooptar al máximo órgano judicial de un país puede ser la obsesión de 
la clase política o empresaria, y Perú no
 es la excepción. Actualmente, el TC está compuesto por siete jueces, y 
seis de ellos deben ser reemplazados por el fin de sus períodos, que 
duran cinco años. En gran medida, el futuro político del país 
sudamericano depende de la actuación de la Corte en diversos
 casos de corrupción.
        
Por un lado, la líder opositora de Fuerza Popular, Keiko 
Fujimori, tiene prisión preventiva desde octubre del 2018. En efecto, su
 partido domina el Parlamento y si se mantiene el sistema actual de 
elección de jueces, será esta fuerza partidaria -junto
 a algunos votos aliados- la que determine quiénes impartirán justicia 
sobre el caso de su referente, investigada por haber recibido presuntos 
aportes irregulares de la constructora Odebrecht para su campaña 
electoral.
        
Entre tanto, la Fiscalía avanza y se espera que tome nuevas 
declaraciones a importantes empresarios de dicha firma, que revelarían 
más nombres de congresistas involucrados en la aparente trama de 
irregularidades. A su vez, el TC actual ya rechazó el
 indulto al expresidente Alberto Fujimori, que había sido otorgado por 
el entonces mandatario Pedro Pablo Kuczynski en 2017.
        
Antecedente destituyente
        
Para comprender la medida determinante del Ejecutivo, vale 
repasar que el Congreso peruano protagonizó en marzo del 2018 el segundo
 pedido de vacancia contra el entonces mandatario, Kuczynski, con la 
intención de destituirlo.
        
A los pocos días, un congresista presentó videos donde se ve que 
lo intentaban sobornar para votar en contra de la destitución de 
Kuczynski, a cambio de obras públicas. Por el escándalo generado, el 
mandatario se vio obligado a renunciar el día 21, y
 Vizcarra lo reemplazó dos jornadas después.
        
Opiniones cruzadas
        
La complicada coyuntura local produce posturas encontradas. Por 
su parte, Marisa Glave, congresista de Nuevo Perú, nos cuenta sus 
argumentos para apoyar la disolución del Parlamento, es decir, el Poder 
Legislativo que ella misma integra.
        
Al respecto, señala que aunque se aprobó la cuestión de 
confianza, en la práctica se hizo todo lo opuesto: "La Constitución dice
 que no se puede favorecer el fraude del derecho. Tú no puedes decir por
 un lado que das la cuestión de confianza en un mecanismo
 formal, pero no como un sustento material. Lo que quedaba clarísimo es 
que el pedido planteaba la suspensión del proceso de selección de 
magistrados, no para quitarle al Congreso la competencia de elección, 
pero sí para que sea transparente"
        
Sin embargo, "el Parlamento decidió empujar a la elección de por 
lo menos uno de los miembros del TC". De esta forma, "generó una 
situación de mayor conflictividad". Y cierra su justificación: "En el 
fondo es una negación de la parte material de la consulta
 de confianza presentada". 
        
Marisa Glave, congresista de Nuevo Perú. "La elección de jueces 
para el Tribunal Constitucional carecía de legitimidad. Varios de los 
candidatos tenían procesos penales pendientes, y se aprobaron sus 
postulaciones de forma sospechosamente veloz. El fujimorismo
 sabe que el TC es su único límite de poder".
        
Además, explica por qué el presidente tendría motivos para 
reformar el proceso de elección de magistrados: "Desde el primer 
momento, el fujimorismo quiso tomar el TC. De hecho, la propia Keiko 
Fujimori dijo que era la puerta grande para lograr la libertad
 de su padre. Era un momento oportuno porque el Tribunal requería seis 
nuevos miembros de los siete totales".
        
En sintonía, asegura que esa fuerza política "tiene claro que el 
TC era el único 'stop' a sus pretensiones de usurpar otras funciones del
 Estado desde su mayoría absoluta en el Parlamento". Asimismo, señala 
que aquel órgano judicial ya limitó varios
 intentos de la oposición por sancionar leyes, a su juicio, 
inconstitucionales.
        
Por otro lado, subraya que el proceso de votación de jueces era 
irregular. "Carecía de legitimidad porque en media hora revisaron, 
supuestamente, 11 currículums vitae. Firmaron un acta diciendo que 
cumplían con todos los requisitos, pero ni siquiera
 tuvieron la mínima diligencia de que la comisión seleccionadora pudiera
 reunirse con los supuestos candidatos". Y sigue: "Seis de los 11 
participantes tenían procesos penales pendientes. De los cinco que 
quedaban relativamente limpios, dos renunciaron antes
 de que sus nombres se utilizaran por parte del Parlamento".
        
Oscar Urviola, exjuez del Tribunal Constitucional (2010-2016): 
"La decisión de Vizcarra de disolver el Parlamento es 
anticonstitucional. Aquella determinación, junto a la intervención de 
las Fuerzas Armadas para bloquear el Congreso, podría interpretarse
 como un golpe de Estado".
        
Desde la vereda de enfrente, Oscar Urviola, exjuez del TC 
(2010-2016), opina que la decisión de disolver el Parlamento "viola 
flagrantemente el orden constitucional después de 20 años". Más en 
detalle, considera: "La cuestión de confianza fue considerada
 como denegada de una forma bastante particular. El presidente ha 
considerado que eso ocurrió de manera tácita, lo cual no concuerda con 
nuestro ordenamiento legal ni con los principios universales del 
derecho". Para el presidente, aunque se aprobó su cuestión
 de confianza, se rechazó en la práctica.
        
El entrevistado continúa: "La disolución es una decisión 
arbitraria, y por los hechos que se han visto a continuación, con el 
apoyo de las Fuerzas Armadas, incluso la toma del Palacio Legislativo 
podría considerarse como un golpe de Estado".
        
Ante la idea de que la oposición pretende colocar magistrados 
según su propia conveniencia, el exdiputado del Movimiento Libertad 
-partido fundado por el escritor de centro derecha Mario Vargas Llosa- 
dice que "es una posición exagerada". Si bien reconoce
 que le gustaría que el proceso de elección fuese más transparente, 
destaca que se trata de "un procedimiento establecido en la ley orgánica
 del TC, y así ha venido aplicándose incluso para los magistrados 
actuales que van a ser reemplazados".
        
Urviola, que llegó al Tribunal por concurso, critica que se 
coloque a jueces por invitación. No obstante, aclara que "si es una 
elección que se decide en el Congreso, son las fuerzas políticas las que
 toman la decisión". También destaca que los magistrados
 deben evitar devolver favores a los legisladores que los colocaron en 
funciones. Además, repasa que se necesitan 87 votos de los 130 escaños 
parlamentarios para proponer a un juez, es decir, "se requieren votos de
 otros bloques".
        
El presidente de Perú, Martín Vizcarra.Vizcarra aplica la 
disolución parlamentaria en Perú y el Congreso juramenta a la 
vicepresidenta como "mandataria interina"
        
¿Quién resuelve el conflicto?
        
En los papeles, la disputa política podría ser resuelta por el 
TC, aunque sería extraño porque es parte central del problema. "Esta 
situación es tan inédita, que no hay una solución jurídica, sino una 
solución política", dice Urviola.
        
Para finalizar, manifiesta: "Sería necesario que la Organización 
de Estados Americanos (OEA) muestre su preocupación por lo que pasa en 
Perú, aplicando la Carta Democrática". Por su parte, el organismo 
internacional consideró que le corresponde al Tribunal
 peruano expresarse sobre la anulación del Congreso. 
        
Con este marco, si no hay elecciones parlamentarias dentro de 
cuatro meses, el Congreso disuelto debería retomar funciones, haciendo 
peligrar la gobernabilidad de Vizcarra. Mientras tanto, el Parlamento 
permanece sitiado por las fuerzas de seguridad,
 muchos peruanos no saben quién gobierna y las causas de aparente 
corrupción hacen tambalear el sistema político.
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Sputnik. Publicado: 1 oct 2019 23:29 GMT |
Última actualización: 2 oct 2019 11:39 GMT
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2.- PERÚ SE ALISTA PARA ELECCIÓN DE CONGRESO
EL 26 DE ENERO DE 2020
Publicado 2 octubre 2019
        
La semana pasada los peruanos salieron a las calles a respaldar el cierre del Congreso de mayoría fujimorista.
        
El Jurado Nacional de Elecciones (JNE) de Perú avanza con los 
preparativos de elecciones parlamentarias para el 26 de enero de 2020, 
convocadas por el presidente Martín Vizcarra, tras disolver del Congreso
 el pasado lunes.
        
Este miércoles el JNE publicó la resolución que establece el 30 
de septiembre como fecha para el cierre del padrón electoral de cara a 
las parlamentarias.
        
De esta manera, se pone en marcha en la nación suramericana el 
cronograma electoral para el sufragio que permitirá elegir a los 
congresistas que completen el periodo 2016-2021.
        
El ente legislativo peruano fue disuelto por Vizcarra, luego de 
que este le negara por segunda vez una moción de confianza a sus 
Consejos de Ministros.
        
El mandatario peruano intentaba impedir el nombramiento de los 
miembros del Tribunal Constitucional por parte del Congreso de mayoría 
fujimoristas. No obstante, el ente legislativo se plantó ante esta 
pretensión, ejecutó un proceso de vacancia presidencial
 y nombró a la vicepresidente Mercedes Aráoz como sucesora de Vizcarra. 
        
Entretanto, la víspera Aráoz renunció a su cargo y fue 
denunciada por usurpación de funciones, un delito penado hasta con siete
 años de cárcel
        
“Espero que mi renuncia conduzca a la convocatoria de elecciones 
generales en el más breve plazo por el bien del país", dijo la 
exfuncionaria peruana al renunciar. 
        
“Las elecciones (congresales) ya están convocadas, no hay marcha 
atrás", afirmó el recién nombrado presidente del Consejo de Ministros, 
Vicente Zeballos, durante una entrevista a un medio local.
        
El primer ministro aseguró que el mandatario continuará en 
ejercicio hasta 2021 y no va a renunciar a su cargo, como lo pide la 
oposición. Vicente Zeballos señala que "Al estar disuelto el Congreso, 
no hay forma constitucional de convocar a elecciones
 generales. Por tanto el presidente concluirá su mandato el 28 de julio 
del año 2021"
. 
de: Contactenos teleSUR <contactenos@nl.telesurtv.net>
responder a: Contactenos teleSUR <contactenos@telesurtv.net>
fecha: 2 oct. 2019 11:31
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3.- PERÚ: EL PODER CONSTITUIDO HA MUERTO
¡VIVA EL PODER CONSTITUYENTE!
Nicolás Lynch
Opinión
02/10/2019
        
El 30 de setiembre de 2019 podría ser recordado en el Perú como 
el día en que se cruzó el Rubicón con el cierre del Congreso de la 
República y la apertura de un proceso que ojalá continúe con la elección
 de una Asamblea Constituyente y la aprobación
 de una Nueva Constitución. Se trata de terminar con las consecuencias del golpe del cinco de abril de 1992
 que cerró las instituciones de la época e impuso su propia 
constitución, que continúa hasta el presente, e iniciar un nuevo período
 para el Perú.
        
El cierre del Congreso de la República no es cualquier cosa. Es 
el cierre de una institución que ha negado reiteradamente la confianza 
al Poder Ejecutivo y encarna la quiebra moral de un orden que ha hecho 
de sus prácticas corruptas la forma de manejar
 la democracia. ¡Ojo! Cuando hablamos de una quiebra moral no hablamos 
de una cuestión banal, sino de un quiebra profunda que deja desnudo al 
régimen al mostrar su podredumbre y de esta manera herir mortalmente la 
legitimidad de su mandato. El hartazgo ciudadano
 mostrado en cada sondeo de opinión en el último, por lo menos año y 
medio, y en decenas de manifestaciones en todo el Perú, culminadas ayer 
en la Plaza Bolívar, es prueba patente de ello.
        
El cierre, sin embargo, no es un hecho revolucionario, ha 
sido realizado por un Ejecutivo que pretende reformas, en el marco de 
este régimen político, es decir que no supera los límites del poder 
constituido por la constitución imperante. Por
 lo tanto, hay necesidad de aprovechar la oportunidad, que es una 
solución parcial, para plantear una solución de fondo, que no es otra 
que la solución constituyente.
        
Esta supone un coraje especial porque la solución constituyente 
no fluye del régimen anterior sino requiere de una ruptura con el mismo,
 justificada por el devenir de los acontecimientos que demuestran la 
inutilidad de las salidas anteriores y la urgencia
 de soluciones integrales para el país. Las rupturas, sin embargo no 
suceden automáticamente, requieren de actores: líderes, partidos y 
frentes, que las pongan como el eje de su táctica. Para estos 
actores no será fácil lanzar una iniciativa de este
 tipo porque desde el sistema –políticos, partidos y medios adversos– la
 estigmatización va a ser inmediata, tratando de identificar la 
iniciativa con el chavismo o peor aún con algún régimen comunista 
supérstite.
        
Hay una primera etapa, entonces, en el proceso constituyente en que hay que evitar el cerco que van a tratar de tender los defensores del orden actual desarrollando acciones en dos sentidos.
Primero, refiriéndose al origen histórico viciado del actual 
orden constitucional que se basa en la represión a los movimientos 
sociales y el bloqueo a los partidos políticos progresistas
y segundo, señalando cómo la nueva propuesta surge del fracaso de la actual constitución para
cuestiones fundamentales como la descentralización, el desarrollo económico, el
bienestar social y las relaciones Ejecutivo–Legislativo; 
todas ellas que apoyan un orden en el que los derechos se entienden como
 privilegios. De esta manera, teniendo clara la necesidad de una nueva 
constitución, es que podremos lograr que esta
 pase a ser parte central de la agenda pública nacional. La puesta en 
escena del debate será el inicio del momento constituyente.
        
Las elecciones legislativas de enero próximo no pueden tener 
entonces otro objetivo que no sea el de convertir ese congreso en 
Asamblea Constituyente, para que los peruanos seamos capaces de revertir
 la declaración de guerra contra el pueblo que fue
 la constitución de 1993, por un acuerdo de paz, que se plasme en una 
Nueva Constitución.
        
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22/05/2018
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fecha: 2 oct. 2019 12:35
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COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
3 de octubre de 2019
 
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