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Nuestra América Nativa. Uruguay
URUGUAY: LA DERROTA SIN ATENUANTES
DEL “PARTIDO DE GOBIERNO”
Por Ernesto Herrera
30.NOV.19 | Posta Porteña 2071
        
Confirmado. Desde el 1° de marzo de 2020, Luis Lacalle Pou, del 
Partido Nacional, ejercerá como presidente de la República liderando un 
gobierno de coalición integrado por cinco partidos de derecha. (1)
        
Entonces, la llamada “era progresista”, abierta el 1° de marzo de
 2005, con la primera presidencia de Tabaré Vázquez, quedará 
oficialmente cerrada. El
Frente Amplio (FA) colgará su ropa de “partido de gobierno” para vestirse de “oposición responsable”
        
En efecto, habrá sucesión en el poder. Bajo el formato de una 
“alternancia de partidos” en la gerencia del Estado capitalista. 
Legitimada por el inapelable veredicto de las urnas. Aún si la mínima 
diferencia entre las dos opciones en el balotaje del
 24 de noviembre, señale un “empate técnico” entre “dos mitades de país”
        
La “transición” comienza el próximo lunes 2 de diciembre, con la 
reunión entre el presidente Tabaré Vázquez y Lacalle Pou. Prolija 
información, relación amistosa, Sin traumas ni crispaciones. Honrando la
 reconocida “tradición cívica” del país. Todo controlado.
        
Lejos del turbulento vecindario regional. Pertrechados contra el 
acecho insurreccional. No hay peligro de contagio, por ahora. La 
contrarrevolución ideológica operada durante los 15 años de progresismo 
gubernamental, desinfló la radicalidad de las demandas
 sociales, y la intensidad de la beligerancia entre las clases 
antagónicas. Enchalecando la idea de desobediencia civil.
        
La “paz social”, efectivamente, aparece como una adquisición 
ciudadana. Solo desafiada por los “marginados”, drogadictos, sicarios, 
delincuentes y “lúmpenes-consumistas” que maltratan la seguridad 
pública. Por eso, la mayoría de población requiere protección
 y autoridad del Estado. Con el nuevo gobierno, la represión aumentará 
todavía más. Las cárceles seguirán llenándose, principalmente de 
jóvenes. Cualquier insubordinación social estará penada con mano dura.
        
Sin fuga de capitales o sabotaje de los “mercados”. Las 
“calificadoras de riesgo”, aunque vigilantes sobre el “déficit fiscal”, 
ya dieron su aprobación. Las instituciones financieras internacionales, 
apenas observan. Saben que el programa macroeconómico
 tendrá escasos cambios. Aunque la pugna retórica sobre los “dos modelos
 de país”, haya imperado en la campaña electoral.
        
Pero los pilares son los mismos, fueron colocados en los años de 
coalición entre el Partido Nacional y el Partido Colorado, en la llamada
 “década perdida” de 1990. Ley Forestal; Ley de Inversiones; Ley de 
Puertos, Ley de Zonas Francas; Sistema de Administradoras
 de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP); Ley de Puertos.
        
Ninguna fue derogada en estos 15 años de “hegemonía progresista”. 
Por el contrario, el FA basó su programa económico en esa “matriz” 
heredada Desregulación financiera; concentración-extranjerización de la 
tierra; exoneraciones tributarias a las multinacionales de celulosa y 
mineras; privatizaciones y subcontrataciones. Y
 las leyes de Participación Público-Privada (PPP) y de “Inclusión 
Financiera”, bajo el mandato de Mujica (2010-2015) como presidente.
        
Un plus para la coalición neoliberal. No tendrá que hacer el 
ajuste echando mano a una nueva batería de contrarreformas. A no ser la 
de la seguridad social, empezando por el aumento de la edad jubilatoria,
 Pero en esto, ya es sabido, cuenta con el inexorable
 acuerdo del Frente Amplio.
        
En el paréntesis o interregno progresista, convivieron 
neoliberalismo y “pos-neoliberalismo”, sin salirse de la misma lógica de
 acumulación de capital. Ahora, el núcleo duro, genuino, asume el mando 
directo. Con la intención de acelerar los mecanismos
 de apropiación privada de la riqueza. Sin llegar a fisurar las piezas 
del contrato básico: la democracia de mercado. En esto, también, la 
“clase política”, de todos los lados del tablero ideológico, concuerdan.
        
El blindaje funciona. Es la “ventaja comparativa” de una 
democracia liberal, muy arraigada en la sociedad. Organizada por los de 
arriba, consentida por los de abajo. A esto se remite el infranqueable 
“pacto republicano” que, tanto las elites progresistas
 como las derechistas, han venido y seguirán certificando. Dicho con 
lenguaje más añejo: el carácter del régimen político de dominación tiene
 consenso. Robusta musculación. Atornillando la estabilidad 
institucional. Dando las condiciones necesarias de “gobernabilidad”,
 independientemente de mayorías o minorías parlamentarias. Así viene 
ocurriendo desde la “restauración democrática” en 1985, luego de 12 años
 de dictadura militar.
        
Amargura, claro. Si ante todo, se piensa en los 400 mil 
trabajadores que no alcanzan dos salarios mínimos al mes (2); en los 120
 mil jubilados con prestaciones “sumergidas”, esto es, miserables (3); 
en los 54 mil asalariados que perdieron su empleo en
 los últimos cinco años en la industria, la construcción, el comercio 
minorista, el agro. En ese 30% de jóvenes desempleados, menores de 25 
años, empujados a sobrevivir en la desesperanza del no-futuro. En las 
más de 193 mil personas que habitan los 600 asentamientos
 precarios, donde se reproduce la “pobreza estructural”, afectando sobre
 todo a mujeres jefas de hogar, niños y adolescentes. O en las 20 mil 
personas que, en algún momento, durmieron en “situación de calle” 
durante los últimos tres años.
        
Son datos inocultables. Una fotografía nítida de la “fractura” 
socio-económica que el progresismo y sus planes asistenciales 
focalizados nunca saturaron. Suman centenares de miles. Componen ese 
segmento de la población clasificado en “condición de pobreza”
 (menos de 4 dólares diarios) y de “clase media vulnerable” (entre 10 y 
15 dólares diarios), según el estudio más riguroso elaborado sobre 
ingreso, empleo, vivienda, salud, educación, núcleo familiar, y franjas 
etarias, de las llamadas “clases subalternas”
 en el país. (4)
        
No obstante, muchísimos de ellos y muchísimas de ellas repitieron el voto por el FA. Volvieron a sostener un hilo de confianza.
Sobre todo la franja más joven, entre 18 y 34 años, que masivamente 
(55%) le dio apoyo a la fórmula Daniel Martínez-Graciela Villar.
        
Sabiendo, por un intuitivo olfato de clase, que sus condiciones 
de vida, ya de por sí frustrantes, no mejorarían con un gobierno de la 
coalición “multicolor”. Entendiendo, sin demasiada sofisticación 
analítica, el peligro de una avance de la ultraderecha.
Aún descontentos, se atrincheraron en el sufragio para “evitar lo peor”, y cortarle el paso al “fascismo”
        
Esta corajuda decisión, no asegura luchas inmediatas, ni masivas 
resistencias futuras. Tampoco presagia una ola de grandes huelgas o 
“estallidos sociales” invadiendo las calles. Solamente indica que hay 
una base social con capacidad de reacción, y una
 “acumulación democrática” que, incluso en medio del enojo, la 
confusión, el hastío, distingue las “fronteras ideológicas” que no 
pueden sortearse. Es una de las innumerables razones de porque tantos 
miles de votantes de Cabido Abierto y del Partido Colorado,
el 27 de octubre, hayan optado, a último momento, por el FA en el balotaje. (5)
        
No obstante, existen poderosas máquinas de amortiguar las 
expresiones de protesta y rebeldía popular. Los aparatos sindicales 
burocráticos y la mayoría del Secretariado del PIT-CNT que, seguramente,
 regularán el “aumento de la conflictividad” que anunciaron
 se venía si ganaba el neoliberal de Lacalle Pou. Aunque luego del 24 de
 noviembre, se hayan puesto más cautos. Y, por supuesto, los principales
 dirigentes del FA. Que ya proponen una orientación componedora con el 
nuevo gobierno, especialmente con su ala de
 “centro-derecha”
        
Al ensayar una especie de perspectiva, el expresidente y senador 
electo, José Mujica, adelantó la posible estrategia: “no se debe 
bombardear inútilmente al nuevo gobierno, debe sí batirse por aquellas 
cosas que considere importantes para la gente". (6)
 Argumento razonable, según dirigentes cercanos a Lacalle Pou, como el 
senador Álvaro Delgado, futuro secretario de la presidencia: Mujica es 
“un interlocutor fundamental” y “un actor clave en este proceso”. (7)
        
El presidente del Frente Amplio, Javier Miranda, fue más 
explícito. Lo importante es “mantener un diálogo” con el futuro gobierno
 y “no empujar a Lacalle Pou a los brazos de sus socios de 
ultraderecha”, es decir, Cabildo Abierto liderado por el general
 (r) Guido Manini Ríos, aunque no lo considere un fascista como 
Bolsonaro. Si no más bien buscar entendimientos con las fuerzas 
democráticas de la coalición, donde están incluidos el Partido Nacional y
 el Partido Colorado. Y de ninguna manera, enfatizó, el
 Frente Amplio “incendiará la pradera”. (8)
        
Hay un sólido y no tan lejano antecedente que da crédito a esa 
afirmación. Cuando la peor crisis económico-financiera en la historia 
del país (2001-2002), en medio de una espantosa crisis social, el Frente
 Amplio desalentó cualquier “proceso insurreccional”
 similar al “Argentinazo” (2000-2001) y declaró su “lealtad 
institucional”
        
No son pura anécdota. Sino razones decisivas. Más todavía, si 
consideramos que la cúpula dirigente del Frente Amplio y su tropa de 
funcionarios y parlamentarios, luego del resultado del 27 de octubre, 
había tirado la toalla, dando por perdida la pelea
        
Por eso, fue tanto más indecoroso, su festejo la noche del 24 de noviembre.
 No hubo una “casi victoria”, sino al revés: una derrota política, sin 
atenuantes, del FA como “partido de gobierno”; administrador de los 
asuntos de Estado, de sus instituciones
 “representativas” y de sus aparatos coercitivos, en el cuadro 
“infranqueable” del orden del capital.
Durante 15 años, esa cúpula dirigente funcionó como trituradora de 
las ideas revolucionarias, anticapitalistas. Como cerrojo de las luchas 
sociales radicales y de cualquier horizonte emancipatorio.
        
Es verdad. Continúa siendo la principal fuerza política del país,
 gobierna Montevideo, la capital, desde hace 29 años, y volvió a ganar 
en el departamento de Canelones, es decir, gerencia todavía la región 
donde se concentra más de la mitad de la población
 de Uruguay. Sin embargo, estos dos “contrapoderes fácticos”, no 
desequilibran la nueva correlación de fuerzas creada con la victoria de 
la derecha.
        
En octubre, el FA ganó en 9 departamentos; en noviembre, 
solamente en dos, la coalición encabezada por Lacalle Pou, en 17. Un 
dato estratégico que la militancia frenteamplista debería registrar.
Sus jefes fueron desplazados. El poder, real, cambió de manos.
        
También aquellos y aquellas que, poco antes del balotaje firmaron
 una “Carta abierta a las izquierdas”, convocando a votar el FA. Aún si 
durante los últimos tiempos, venían manifestando posiciones muy 
críticas, linderas con la ruptura, al evaluar la
 derechización política y económica del gobierno del FA.
        
En la Carta, decían: “Luego de tres gobiernos, quienes militamos a
 nivel social o político fuera del FA no hemos logrado construir una 
herramienta política que nos permita organizar los anhelos de cambio en 
una perspectiva socialista. Por el contrario,
 la primera vuelta de las elecciones nacionales nos mostró que el FA 
sigue siendo, guste o no, el principal instrumento político-electoral de
 los sectores subalternos. Por eso sus límites y deficiencias nos duelen
 como si fueran nuestras, porque somos parte
 activa del proceso político popular uruguayo”. (9)
        
Luego de la derrota, y de la responsabilidad que le cabe a la 
dirección del FA, y a sus aparatos mayoritarios, el dilema de ayer se 
convierte en un cruce de caminos. Porque la estrategia continúa siendo 
la de un partido del orden burgués. La metamorfosis
 no tiene vuelta atrás. Como herramienta de transformación social, el FA dejó de existir hace mucho tiempo.
Su pase a la oposición no lo convierte, nuevamente, en una “opción de izquierda”. Su actual naturaleza no cambia.
        
Por su parte, la derecha triunfadora, sabe que no tiene un cheque
 en blanco. Sobre todo en cuestiones democráticas, derechos laborales, 
conquistas de nuevos derechos, seguridad pública. Menos que recibirá una
 tregua de los familiares de detenidos-desaparecidos
 en su incansable búsqueda de la verdad.
        
Pero está decidida a inclinar, decisivamente, la balanza en favor
 del gran capital. Y no dudará en usar, de ser necesario, a las 
corporaciones armadas del Estado. Por lo pronto, ya dio la primera 
señal: el nuevo Ministro del Interior será el senador
 Jorge Larrañaga, impulsor de la reaccionaria reforma constitucional 
"Vivir sin Miedo”, derrotada el 27 de octubre. (10) Un aviso, si se 
quiere. Al tiempo que un ruidoso cachetazo para Fernando Pereira, 
presidente del PIT-CNT, quien una semana antes del balotaje,
 consideraba a Larrañaga, dentro del “brazo izquierdo” de la coalición 
derechista, y posible socio en algunas temas. (11) Este solo ejemplo, 
bien podría simbolizar la debacle política de los dirigentes del FA y de
 su colateral sindical. Y una advertencia. La
 nula confianza que los trabajadores y los militantes de las izquierdas,
 pueden depositar en ellos.
Montevideo, 29 de noviembre 2019
        
Notas
1)
 La alianza que acordó “un documento programático” titulado “Compromiso 
por el país”,
 está conformada por el Partido Nacional, Partido Colorado, Cabildo 
Abierto, Partido Independiente, Partido de la Gente, todos con 
representación parlamentaria.
2) La fuerza laboral empleada es 1 millón 500 mil personas. El salario mínimo nacional
 es de $14.000, equivalente a 400 dólares.
3)
 Esta franja de jubilados, tiene una prestación de $12.400, unos 360 
dólares Durante
 la campaña hacia el balotaje, Daniel Martínez, candidato del Frente 
Amplio, se comprometió, si resultaba electo, a darles un aguinaldo, sin 
anunciar el monto.
4)
 Progreso Multidimensional en Uruguay: Dinámica del bienestar de las 
clases sociales
 en los últimos años. Autores: Marco Colafranchesqui, Martín Leites y 
Gonzalo Salas. PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el 
Desarrollo), Montevideo, julio de 2018
5)
 La coalición no pudo retener sus votos de la primera vuelta, que le 
daban una suma
 del 54%. Mientras que el Frente Amplio captó por la derecha. Ganó cerca
 de 200 mil votos. De ellos, 71 mil provenientes de Cabildo Abierto y 43
 mil del Partido Colorado, y una gran cantidad de “indecisos” fueron al 
casillero progresista. Fuente: “Daniel Martínez
 recogió más adhesiones entre los votantes de Cabildo Abierto que del 
Partido Colorado”, La Diaria, 26-11-2019.
6) Declaraciones al informativo de Telenoche, canal 4, recogidas por el diario El País,
 28-11-2019.
7) Declaraciones al Semanario Búsqueda, 21-11-2019.
8) Entrevista al semanario Búsqueda, 28-11-2019.
9) Carta abierta a las izquierdas:
https://correspondenciadeprensa.com/2019/11/08/uruguay-carta-abierta-a-las-izquierdas/
10) Victoria sin miedo. Victoria tensa, derrota a medias:
11) Entrevista en el programa 7° día, Teledoce, 17-11-2019.
Posta Porteña 2071. Énfasis del Original
de: Info Posta <vamosquevamos@infoposta.com.ar>
responder a: Info Posta <vamosquevamos@infoposta.com.ar
fecha: 30 nov. 2019 21:33
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COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
6 de diciembre de 2019
 
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