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TREDSA en Costa-Sierra-Selva (2-3)
2.- EDUCACIÓN
- La Escuela del Trabajo representa un sentido de trabajadores
La escuela laica aparece en la historia como un producto del liberalismo y del capitalismo. (…)
El
 término “escuela laica” designa, en consecuencia, una criatura del 
Estado demo-liberal-burgués que los hombres nuevos de nuestra América no
 se proponen, sin duda, ambicionar como máximo ideal para estos pueblos.
 La idea liberal, como las juventudes ibero-americanas lo proclaman 
frecuentemente, ha perdido su virtud original. Ha cumplido su función 
histórica. No se percibe en la crisis contemporánea ninguna señal de un 
posible renacimiento del liberalismo. (…)
La
 nueva generación ibero-americana no puede contentarse con una chata y 
gastada fórmula del ideario liberal. La “escuela laica”, -escuela 
burguesa-, no es el ideal de la juventud poseída de un potente afán de 
renovación. El laicismo,como fin, es una pobre cosa. En Rusia, en 
México, en los pueblos que se transforman material y espiritualmente, la
 virtud renovadora de la escuela no reside en su carácter laico sino en 
su espíritu revolucionario. La revolución da ahí a la escuela su mito, 
su emoción, su misticismo, su religiosidad.
JCM, 15.05.925
Nada
 importa, en la historia, el valor abstracto de una idea. Lo que importa
 es su valor concreto. Sobre todo para nuestra América que tanto ha 
menester de ideales concretos. (…)
La
 libertad de enseñanza no es, pues, sino una ficción. Es una utopía que 
la historia desahucia. El Estado, cualquiera que él sea, no puede 
renunciar a la dirección y al control de la educación pública. ¿Por qué?
 Por la razón notoria de que el Estado es el órgano de la clase 
dominante. Tiene, por tanto, la función de conformar la enseñanza con 
las necesidades de esta clase social. (…)
Los
 hombres de vanguardia de Hispano-América no deben enamorarse de un 
viraje. Deben hundir la mirada en la realidad. Vano es todo esfuerzo 
mental por concebir la escuela apolítica, la escuela neutral. La escuela
 del orden burgués seguirá siendo escuela burguesa. La escuela nueva 
vendrá con el orden nuevo. La prueba más fehaciente de esta verdad nos 
la ofrece nuestra época. La crisis de la enseñanza coincide 
universalmente con una crisis política.
JCM, 22.05.925
El
 problema de la enseñanza no puede ser bien comprendido al no ser 
considerado como un problema económico y como un problema social. El 
error de muchos reformadores ha residido en su abstractamente idealista,
 en su doctrina exclusivamente pedagógica. Sus proyectos han ignorado el
 íntimo engranaje que hay entre la economía y la enseñanza y han 
pretendido modificar ésta sin conocer las leyes de aquella. Por ende, no
 han acertado a reformar nada sino en la medida que las leyes económicas
 y sociales les han consentido. (…)
Los
 intelectuales en su mayoría, han hecho el juego a la reacción. No han 
sabido oponerse al presente sino en el nombre del pasado. Permeados de 
espíritu conservador y de mentalidad aristocrática han sustentado, 
directa o indirectamente, las mismas ideas de los herederos o sucesores 
del régimen feudal. Han suscrito su vieja y simple receta de idealismo: 
los estudios clásicos. (…)
El
 valor de la ciencia como estimulante de la especulación filosófica no 
puede, por otra parte, ser desconocido ni desdeñado. La atmósfera de 
ideas de esta civilización debe a la Ciencia mucho más seguramente que a
 las Humanidades. El clasicismo en fin no ha mirado tanto a Grecia como a
 Roma. En los países latinos o se dicentes latinos, sobre todo, ha 
pugnado por mantener el culto de la retórica y el derecho romano. (…)
La
 solidaridad de la Economía y la Educación se revela, concretamente, en 
las ideas de los únicos educadores que verdaderamente se han propuesto 
renovar la escuela. Pestalozzi, Froebel, etc., que han trabajado 
realmente por una renovación, han tenido en cuenta que la sociedad 
moderna tiende a ser, sobre todo, una sociedad de productores. Su 
concepción de la enseñanza es sustancialmente moderna. La Escuela del 
Trabajo representa un sentido de trabajadores. El Estado capitalista se 
ha guardado de adoptarlo y actuarlo plenamente. Se ha limitado a 
incorporar en la enseñanza primaria -enseñanza de clase- el “trabajo 
manual educativo”. Ha sido en Rusia donde la Escuela del Trabajo ha sido
 elevada al primer plano en la política educacional. (…)
Un
 concepto moderno de la escuela coloca en la misma categoría el trabajo 
manual y el trabajo intelectual. La vanidad de los rancios humanistas, 
alimentada de romanticismo y aristocratismo, no puede avenirse con esta 
nivelación. Malgrado la repugnancia de estos hombres de letras, la 
Escuela del Trabajo es producto genuino, una concepción fundamental de 
una civilización creada por el trabajo y para el trabajo.
JCM, 29.05.925
En
 Nuestra América, como en Europa y como en los Estados Unidos, la 
enseñanza obedece a los intereses del orden social y económico. La 
escuela carece, técnicamente, de orientaciones netas; pero, si en algo 
no se equivoca, es en función de escuela de clases. Sobre todo en los 
países económica y políticamente menos evolucionados, donde el espíritu 
de clases suele ser, brutal y medioevalmente, espíritu de casta.
JCM, 05.06.925
Ninguna
 categoría de trabajadores intelectuales aparece tan naturalmente 
destinada a dar su adhesión a las nuevas ideas como la de los maestros 
de primera enseñanza. (...) El maestro primario se siente próximo al 
pueblo. El maestro del Liceo o de la Universidad se siente dentro de la 
burguesía. Es, además, en la enseñanza primaria, donde se produce, 
generalmente el tipo puro, el tipo profesional de educador. (…)
La
 enseñanza primaria -enseñanza para el proletariado- proletariza a sus 
funcionarios. El Estado condena a sus maestros a una permanente 
estrechez pecuniaria. (…) Su sino puede confinarlos en un pueblecito 
primitivo donde vegetarán oscuramente, a merced de un cacique o de un 
diputado, sin libros ni revistas, segregados del movimiento cultural, 
desprovistos de elementos de estudio.
En
 el espíritu de estos trabajadores intelectuales, extraño a toda 
concupiscencia comercial, prenden fácilmente los ideales de los 
forjadores de un nuevo estado social. Nada los mancomuna a los intereses
 de un régimen capitalista. Su vida, su pobreza, su trabajo, los 
confunde con la masa proletaria.
A
 estos trabajadores, sensibles a la emoción revolucionaria, permeables a
 las ideas renovadoras, deben dirigirse, por consiguiente, los 
intelectuales y los estudiantes de vanguardia. En sus filas reclutará la
 vanguardia más y mejores elementos que entre los pedantescos profesores
 y los egotistas literatos que detentan la representación oficial de la 
Inteligencia y la Cultura. (…)
Para
 que los educadores puedan reorganizar la enseñanza sobre bases nuevas 
es necesario que sepan antes ser un sindicato, moverse como un 
sindicato, funcionar como un sindicato. Y es necesario que sepan 
entender la solidaridad histórica de su corporación con las otras 
corporaciones que trabajan por reorganizar, sobre bases nuevas también, 
todo el orden social. (…)
El
 modesto preceptor, el oscuro maestro del hijo del obrero y del 
campesino necesita comprender y sentir su responsabilidad en la creación
 de un hombre nuevo. Su labor, según su rumbo, puede apresurarla y 
facilitarla o puede retardarla. Ese orden nuevo ennoblecerá y 
dignificará al maestro de mañana. Tiene, por ende, derecho a la adhesión
 del maestro de hoy. De todas las victorias humanas les toca a los 
maestros, en gran parte, el mérito. De todas las derrotas humanas les 
toca, en cambio, en gran parte, la responsabilidad. (...)
JCM, 12.06.925
El
 maestro joven muestra, por lo general, un vivo anhelo de reforma que, 
más que de una moderna filiación ideológica, depende de una espontánea 
reacción contra las deformaciones y las vetusteces de la enseñanza en el
 Perú. Su actitud no representa, como algunos observadores superficiales
 podrían suponerlo, la fácil consecuencia de un simple acto de adhesión 
intelectual a ideas de vanguardia. El fenómeno se explica mejor 
inversamente. La voluntad de un cambio radical nace directamente de la 
necesidad de este cambio. Se comienza por sentir el problema; se 
concluye por adoptar la doctrina que asegura la mejor solución. (…)
En
 la misma vieja guardia no son raros los espíritus sensibles a esta sed 
de renovación. El trabajo o el proceso que tiene que cumplirse 
gradualmente es el de la transformación de este estado de ánimo en un 
estado de conciencia. (…)
JCM, 11.12.925
La
 reforma no podía contar con la adhesión íntima de Ibáñez y su facción, 
por mucho que, como toda política pequeño-burguesa y fascista, la del 
gobierno chileno emplease en vasta escala frases y gestos demagógicos. 
La demagogia es generalmente la enemiga más peligrosa de la revolución. Y
 bajo apariencias y declaraciones demagógicas se ocultan, en la política
 mundial contemporánea, las peores intenciones reaccionarias.
JCM, 18.01.929
Todas
 las inteligencias investigadoras, todos los espíritus curiosos, pueden 
-si lo quieren-, ser fecundos por el pensamiento mundial, por la ciencia
 extranjera. Una de las características fisonómicas de nuestra época es,
 justamente, la circulación universal, veloz y fluida de las ideas. La 
inteligencia trabaja, en esta época, sin limitaciones de frontera ni de 
distancia. No nos faltan, en fin, maestros latinoamericanos a quienes 
podamos útilmente dirigir nuestra atención. La juventud -sus propios 
movimientos lo comprueban y declaran- no vive falta de estímulos 
intelectuales ni de auspicios ideológicos. Nada le aísla de las grandes 
inquietudes humanas. ¿No han sido extra-universitarios las mayores 
figuras de la cultura peruana?
JCM, 09.05.928
No
 hay que ver en el feminismo una idea exótica unja idea extranjera. Hay 
que ver, simplemente, una idea humana. Una idea característica de una 
civilización, peculiar a una época. (…)
El
 feminismo no ha aparecido en el Perú artificial ni arbitrariamente. Ha 
aparecido como una consecuencia de las nuevas formas de trabajo 
intelectual y manual de la mujer. Las mujeres de real filiación 
feminista son las mujeres que trabajan, las mujeres que estudian. La 
idea feminista prospera entre las mujeres de oficio intelectual o de 
oficio manual: profesoras universitarias, obreras. Encuentra un ambiente
 propicio a su desarrollo en las aulas universitarias, que atraen cada 
vez más a las mujeres peruanas, y en los sindicatos obreros, en los 
cuales las mujeres de las fábr4icas se enrolan y organizan con los 
mismos derechos y los mismos deberes que los hombres. (…)
Nadie
 debe sorprenderse de que todas las mujeres no se reúnan en un 
movimiento femenino único. El feminismo tiene necesariamente varios 
colores, diversas tendencias. Se puede distinguir en el feminismo tres 
tendencias fundamentales, tres colores sustantivos: feminismo burgués, 
feminismo pequeño-.burgués y feminismo proletario. Cada uno de estos 
feminismos formula sus reivindicaciones de una manera distinta. La mujer
 burguesa solidariza en feminismo con el interés de la clase 
conservadora. La mujer proletaria consustancia su feminismo con la fe de
 las multitudes revolucionarias en la sociedad futura. La lucha de 
clases -hecho histórico y no aserción teórica- se refleja en el plano 
feminista. Las mujeres, como los hombres, son reaccionarias, centristas o
 revolucionarias. No pueden, por consiguiente, combatir juntas la misma 
batalla. En el actual panorama humano, la clase diferencia a los 
individuos más que el sexo. (…)
Nacido
 de la matriz liberal, el feminismo no ha podido ser actuado durante el 
proceso capitalista. Es ahora, cuando la trayectoria histórica de la 
democracia llega a su fin, que la mujer adquiere los derechos políticos y
 jurídicos del varón. Y es la revolución rusa la que ha concedido 
explícita y categóricamente a la mujer la igualdad y la libertad que 
hace más de un siglo reclamara en vano de la revolución francesa Babeuf y
 los igualitarios. (…)
El
 tipo de mujer que produzca una civilización nueva tiene que ser 
sustancialmente distinto del que ha formado la civilización que 
actualmente declina. (…)
La cuestión femenina es una parte de la cuestión humana.
JCM, 19.12.924
Nunca
 se debatió, con la libertad y la extensión de hoy, la cuestión sexual. 
El imperio de los tabñus religiosos reservó esta cuestión a la 
casuística eclesiástica hasta mucho después del Medio Evo. La sociología
 restituyó, en la edad moderna, al régimen sexual, la atención de la 
ciencia y la política. Se ha cumplido, en el curso del siglo pasado, 
algo así como un proceso de laicización de lo sexual. Engels, entre los 
grandes teóricos del socialismo, se distinguió por la convicción de que 
hay que buscar en el orden sexual la explicación de una serie de 
fenómenos históricos y sociales. Y Marx extrajo importantes conclusiones
 de la observación de las consecuencias de la economía industrial y 
capitalista en las relaciones familiares. (...)
No
 se estudia, en nuestro tiempo, la vida de una sociedad sin averiguar y 
analizar su base: la organización de la familia, la situación de la 
mujer. (…)
Y
 la actitud ante la cuestión sexual en en sí, generalmente, una actitud 
política. Como lo observara inteligentemente hace ya algunos años 
nuestro compatriota César Falcón, Marañón, desde que condenara el 
donjuanismo, había votado ya contra Primo de Rivera y su régimen.
JCM, 18.10.929
JCM, COC. T.14, Temas de Educación
Nota.- Segunda entrega de la serie TREDSA en Costa-Sierra-Selva.
Ragarro
13.06.20
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
13 de junio 2020
 
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