-0- 
TREDSA en Costa-Sierra-Selva (3-3)
3- SALUD
- EL PROGRESO NACIONAL Y EL CAPITAL HUMANO
I
Los
 que, arbitraria y simplísticamente, reducen el progreso peruano a un 
problema de capital áureo, razonan y discurren como si no existiese, con
 derecho a prioridad en el debate, un problema de capital humano. 
Ignoran u olvidan que, en la historia, el hombre es anterior al dinero. 
Su concepción pretende ser norteamericana y positivista. Pero, 
precisamente, de nada acusa una ignorancia más total que del caso 
yanqui.
El gigantesco desarrollo material de los Estados Unidos, no prueba la potencia del oro sino la potencia del hombre. (…)
Pero
 este es otro tema. No me interesa, por el momento, para otra cosa que 
para denunciar el punto de partida falso, irreal, del materialismo, al 
mismo tiempo grosero y utopista, de quienes parecen imaginarse que el 
dinero ha inventado a la civilización, incapaces de comprender que es la
 civilización la que ha inventado al dinero. Y que la crisis y la 
decadencia contemporáneas empezaron justamente, cuando la civilización 
comenzó a depender casi absolutamente del dinero y a subordinar al 
dinero su espíritu y su movimiento.
El
 error y el pecado de los profetas del progreso peruano y de sus 
programas han residido siempre en su resistencia o ineptitud para 
entender la primacía del factor biológico, del factor humano sobre todos
 los otros factores, si no artificiales, secundarios. Este es, por lo 
demás, un defecto común a todos los nacionalismos cuando no traducen o 
representan sino un interés oligárquico y conservador. Estos 
nacionalismos, de tipo o trama fascista, conciben la Nación como una 
realidad abstracta que suponen superior y distinta a la realidad 
concreta y viviente de sus ciudadanos. Y, por consiguiente, están 
siempre dispuestos a sacrificar al mito el hombre.
En
 el Perú hemos tenido un nacionalismo mucho menos intelectual, mucho más
 rudimentario e instintivo que los nacionalismos occidentales que así 
definen la Nación. Pero su praxis, si no su teoría, ha sido naturalmente
 la misma. La política peruana -burguesa en la costa, feudal en la 
sierra- se ha caracterizado por su desconocimiento de valor del capital 
humano. Su rectificación, en este plano como en todos los demás, se 
inicia con la asimilación de una nueva ideología. La nueva generación 
siente y sabe que el progreso del Perú será ficticio, o por lo menos no 
será peruano, mientras no constituya la obra y no signifique el 
bienestar de la masa peruana, que en sus cuatro quintas partes es 
indígena y campesina.
II
Uno
 de los aspectos sustantivos del problema del capital humano es el 
aspecto médico-social. En el haber de nuestra escasa bibliografía, 
tenemos que anotar , sobre este tema, un libro interesante. Se titula Estudios sobre Geografía Médica y Patología del Perú.
 Sus autores son dos médicos inteligentes y trabajadores, ambos 
funcionarios de sanidad, los doctores Sebastián Lorente y Raúl Flores 
Córdova. Este libro, en más de seiscientas páginas, densas de datos y de
 cifras, estudia documentalmente la realidad médico-social del Perú.
Los
 autores se muestran por supuesto, optimistas en su esfuerzo y en sus 
esperanzas. Pero el método positivo no consiente, en la investigación, 
engañosas ilusiones. La verdad de nuestra situación sanitaria emerge del
 libro precisa y categórica. Los índices de la mortalidad y de la 
morbilidad son en el Peru excesivos. El capital humano se mantiene casi 
estacionario. En la costa, el paludismo y la tuberculosis; en la sierra,
 el tifus y la viruela; en la selva, todos los morbos del trópico y el 
pantano, minan la población exigua de la república. No se tiene una 
cifra exacta de la población. Pero la cifra, comúnmente aceptada, de 
cinco millones, basta para constatar la debilidad y la lentitud de 
nuestro crecimiento demográfico. La mortalidad infantil es uno de sus 
más terribles y trágicos frenos. En Lima y en el Callao mueren antes de 
llegar a un año de edad la cuarta parte de los niños. En los pueblecitos
 rurales de la costa el índice de la mortalidad infantil es mayor aún. 
Tengo a la vista la estadística demográfica del distrito de Pativilca 
del primer semestre del año en curso que acusa una mortalidad superior a
 la natalidad.
En
 el prefacio de su libro, los doctores Lorente y Flores Córdova escriben
 que “el panorama médico-social nos presenta en toda su magnitud y en 
toda su gravedad nuestro problema sanitario”. Su estudio no exagera, en 
ningún caso, la realidad; tal vez, en alguno, la atenúa. Lo que 
ensombrece el espíritu cuando se lee este volumen, -que ojalá arribara a
 las manos de todos los que tan fácilmente se equivocan respecto a la 
jerarquía o la gradación de los problemas nacionales-, no es el juicio, 
moderado siempre de los autores, sino el dato desnudo, la observación 
objetiva, la constatación anastigmática.
III
No me toca ocuparme del mérito teórico, del valor científico de estos Estudios sobre Geografía Médica y Patología del Perú.
 Su estimación pertenece, exclusivamente, a los profesionales, a los 
competentes. Pero, sin invadir campos de crítica ajenos, quiero señalar 
su utilidad y su importancia como documento actual y actualizado de la 
“realidad profunda” del Perú. Me parece evidente, por otra parte, que 
los doctores Lorente y Flores Córdova, han hecho de sistemación y de 
compilación singularmente meritoria en un medio como el nuestro donde 
los hombres de estudio difícilmente intentan especulaciones de esta 
magnitud.
El
 libro de los doctores Lorente y Flores Córdova no está destinado 
únicamente al ámbito profesional. Interesa a todos los estudios. Su 
lectura es un viaje por un Perú menos pintoresco, pero más real del que 
otros libros nos describen o nos disfrazan.
IV
Los
 doctores Lorente y Flores Córdova no se contentan en su libro con 
acopiar, confrontar y clasificar datos preciosos. Solicitan, formal y 
premiosamente, una mayor atención para el tema del capital humano. “El 
problema que requiere en el Perú, más urgentemente, una solución 
orgánica y eficaz -escriben- es el problema sanitario, no sólo porque 
cada día prevalece y se arraiga más en la conciencia de la época el 
concepto de que la defensa de la salud pública es un deber primordial de
 todo Estado moderno, sino, sobre todo, porque ningún otro concepto 
corresponde con mayor exactitud a apremiantes y evidentes exigencias de 
la realidad peruana”.
Esto
 es cierto, pero incompleto. El problema sanitario no puede ser 
considerado aisladamente. Se enlaza y se confunde con otros hondos 
problemas peruanos del dominio del sociólogo y del político. Los males, 
los morbos, de la sierra y de la costa, se alimentan principalmente de 
miseria y de ignorancia. El problema, a poco que se le penetre, se 
transforma en un problema económico, social y político. Pero a los 
distinguidos higienistas, autores de la “Geografía Médica del Perú”, no les tocaba este análisis. Su diagnóstico del mal tenía que ser solamente medico.
JCM COC. T.11, Peruanicemos al Perú, 1970, pgs 68-71
Nota.- Tercera entrega de la serie TREDSA en Costa-Sierra-Selva
Ragarro
14.06.20
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario