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LA FUJIMORISTA DINA BOLUARTE Y LA MEGA CORRUPCIÓN EN EL PODER 
Carlos Angulo Rivas
El
 proyecto de Keiko Fujimori se está llevando a realización a través del 
Golpe de Estado contra el presidente constitucional Pedro Castillo (7 
Diciembre, 2022) El plan se ejecuta como si ella hubiese ganado las 
elecciones 2021 a la presidencia de la república. Pero ¿cuál es este 
plan del fujimorismo? La respuesta transparente está en los 14 meses de 
usurpación del cargo por la impresentable, torpe
 e inepta, Dina Boluarte. Muestra de este regreso a la barbarie de 10 
años de Fujimori-Montesinos se da todos los días en el Congreso a punta 
de “caballazos” y transgresión de la ley y la Constitución; y en el 
Ejecutivo mediante la servidumbre de la “presidente” Dina Boluarte 
convertida en una fujimorista a carta cabal. Tanto así que el reo 
liberado ilegalmente Alberto Fujimori ha llamado a Dina Boluarte la 
presidente hasta el 2026 porque existe un pacto de ella con Keiko 
Fujimori. Tiempo necesario para atrapar todos los poderes y organismos 
autónomos del Estado Mafioso. El fujimorismo y sus aliados de 
ultra-derecha ya tienen en sus manos el Congreso, el Poder Ejecutivo, el
 Tribunal Constitucional, la Defensoría del Pueblo, parte del Poder 
Judicial infiltrado por el aprofujimorismo y la Fuerza Armada; y ahora 
se van por la Junta Nacional de Justicia JNJ, la ONPE, el Jurado 
Nacional de Elecciones. O sea el plan del fujimorismo y aliados es 
reconstruir a plenitud el Estado Mafioso creado en la época de Alberto 
Fujimori para gobernar el país en “dictadura perfecta” por varios 
lustros. 
Permitir
 la invasión del fujimorismo puro y duro en el Estado, como viene 
ocurriendo, significa regresar al abominable y repugnante pasado de la 
dictadura totalitaria y asesina de la dupla Fujimori-Montesinos. A esta 
realidad se presta gustosa la fujimorista Dina Boluarte mientras la 
dejen robar con su hermano Nicanor y le toquen la banda de música 
rodeada de militares y policías en los actos oficiales a puerta cerrada.
 Lo peligroso es que este plan de copamiento total del Estado Mafioso se
 está imponiendo a vista y paciencia de la ciudadanía confundida por la 
prensa y TV monopólicas que distraen a fondo con peleas y 
enfrentamientos colaterales entre “blancos” y corruptos de todo pelaje 
en el Ministerio Público, luego de ser defenestrada la pieza clave del 
aprofujimorismo, Patricia Benavides; o con idioteces del contrato de 
Paolo Guerrero por el corrupto e inmoral César Acuña; o con la vaina de 
revocar el mandato de todos los miembro de la JNJ e inhabilitarlos por 
10 años; o con la reorganización integral de las Fiscalías y el despido 
de los fiscales supremos para empezar. Estas campañas no son casualidad,
 algunas importantes sin lugar a dudas, sin embargo, NO fundamentales en
 la lucha emprendida por los pueblos, las cuales son: a) cierre del 
Congreso y derrocamiento de la dictadura de Dina Boluarte dando paso a 
elecciones de una Asamblea Constituyente; b) investigación y castigo 
para los responsables de las matanzas en Ayacucho, Apurimac, Cusco, 
Puno, Arequipa, Huancayo, Ica, y otras ciudades del país, donde se 
cuentan, además, miles de heridos y hospitalizados; y c) libertad 
inmediata del presidente Pedro Castillo derrocado ilegalmente y 
secuestrado a través de leguleyadas de los jueces supremos corruptos 
Checkley y San Martín y restitución de Castillo en su cargo bajo el 
compromiso de convocar a la Asamblea Constituyente. 
La
 transformación automática de Dina Boluarte en fujimorista obedece al 
ejercicio de una felonía propia de su ser oportunista, narcisista y de 
mujer sin escrúpulos. Perú Libre fue para ella apenas un trampolín para 
saltar a posiciones jamás soñadas en su calidad de mediocre funcionaria 
pública sin principios ideológicos y morales. De ahí la facilidad de 
cambiar de militancia partidaria sin ningún problema y adscribirse feliz
 de la vida al fujimorismo para participar en el crimen organizado. Dina
 Boluarte tenía y tiene en sus manos la alternativa de romper el esquema
 proyectado por la dictadura que encarna; sin embargo, ella no quiere 
darse cuenta del papel decorativo que ocupa con su mandil blanco. 
Bastaría a Dina Boluarte su renuncia irrevocable al cargo de presidente 
que usurpa, paso previo a la reconstrucción del Perú. NO se puede 
continuar con la farsa de la “democracia” a punta de “caballazos” 
congresales vulnerando a diario el sentido común, la ley y la 
constitución. Contra una consigna política sectaria, aprobada por 
votación mayoritaria en el Congreso, NO existe razón, ley o constitución
 que valga. Así se impone la ARBITRARIEDAD, el totalitarismo propio de 
las dictaduras. 
Por
 ejemplo, las CONSIGNAS sectarias de mantener secuestrado al presidente 
Pedro Castillo o de inhabilitar a los miembros de la JNJ chocan contra 
cualquier defensa legal técnica argumentada. Esto significa el triunfo 
de la prostitución política, del meretricio solapado. Porque si se 
quiere reformar la JNJ o el Ministerio Público para obtener mayor 
eficiencia, transparencia y agilidad, cualquier re-estructuración se 
debe hacer a través de ley y la constitución, de ninguna manera con una 
intervención política desde el Congreso lo cual significa un mayúsculo 
atropello al inexistente “Estado de Derecho” pantomima o mascarada de la
 dictadura cívico-militar instaurada el 7 de diciembre 2022. Pero la 
intención del Congreso va más allá, y está expresada con todo desparpajo
 o reto por el corrupto e ignorante, Alejandro Soto, al levantar la voz 
ante los magistrados de la JNJ y sus abogados en la sesión de la 
Comisión Permanente diciendo: “pido respeto para el Congreso PRIMER 
PODER DEL ESTADO” cuando esa figura NO EXISTE en ninguna parte. La 
Constitución ordena el Equilibrio de Poderes. Y si hay un “primer poder”
 se rompe ese equilibrio de poderes como mandato Constitucional. Lo 
extraño ante el exabrupto del tal Alejandro Soto, sujeto impresentable, 
que nadie sabe como llegó a ser presidente del Congreso, fue que ninguno
 de los letrados de la JNJ le aclaró a Soto la estupidez que dijo a 
manera de educar a la ciudadanía que escucha aberraciones jurídicas, 
educación necesaria, claro no a Soto que es un energúmeno tan igual como
 Jorge Montoya, ambos imposibilitados mentalmente para adquirir 
conocimientos y menos sobre el significado de la democracia.
 
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