
"Si fuéramos capaces de unirnos, qué hermoso y qué cercano sería el futuro" 
    — Che Guevara
Hay eventos internacionales que los 
medios de comunicación globalizados orientados hacia la promoción de la 
individualización universal prefieren silenciar, así lo hicieron con la 
III Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños 
(CELAC) que se celebró en Belén de Heredia, Costa Rica los días 28 y 29 
de enero pasado.
Este bloque regional conformado por 33 
países tiene la agenda opuesta a los intereses de los globalizadores, 
ellos buscan la integración de todo el continente basada en la lógica 
del bienestar humano y no en la del capital que tanto promocionan los 
neoliberales. Lo que la CELAC trata de hacer es convertir Latinoamérica 
en un bloque geopolítico sin el tutelaje de Estados Unidos, el país que 
junto con Canadá están excluidos de este organismo.

En la reunión de Costa Rica la discusión
 se concentró en las acciones para combatir el hambre y la pobreza que 
representan un freno, tanto al desarrollo económico como a la 
integración. Actualmente en América Latina y el Caribe hay 590 millones 
de habitantes y de los cuales, según los datos de la Organización de 
Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), 167 
millones viven en la pobreza y de ellos más de 70 millones son 
indigentes. En general el promedio de la pobreza en la región cayó de 48
 por ciento en 2002 a 28 por ciento en 2012, pero el proceso de 
reducción se detuvo y se mantuvo en 2014 en el mismo porcentaje.
En la evaluación de la lucha contra la 
pobreza hubo una coincidencia sobre el rol positivo del estado en la 
mejor distribución de la riqueza lo que repercutió positivamente en la 
reducción de la pobreza. Las cifras que mostró Evo Morales confirmaron 
este acierto. Desde que Morales asumió la presidencia en 2006 hasta 2014
 la extrema pobreza se redujo del 44 al 17 por ciento debido a varios 
programas estatales proyectados hacia los más desposeídos. Pero hay 
todavía mucho por hacer. El presidente ecuatoriano, Rafael Correa 
recalcó que la forma más eficiente de reducir la pobreza es aumentar la 
inversión en ciencia, investigación y el desarrollo. Dijo que 
actualmente la región invierte 0.8 por ciento en la investigación y el 
desarrollo y la meta para 2020 sería de 1,5 por ciento.
Desde la fundación de la CELAC en 2011 
en Caracas, la idea inicial de esta organización era reemplazar a la 
Organización de Estados Americanos (OEA) que desde su creación en 1948 
había sido un instrumento de dominio de Latinoamérica por Estados 
Unidos. Sin embargo no todos los 33 países miembros de la CELAC están de
 acuerdo con este planteamiento. Son miembros de la Alianza del Pacífico
 (Chile, México, Colombia y Perú) y también varios países caribeños que 
prefieren quedarse bajo la tutela norteamericana que aporta el 68 por 
ciento al presupuesto de la OEA. A la vez los integrantes de la Alianza 
Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA) conformada por 12
 países están abogando por un organismo regional con una secretaría, una
 sede permanente y un estatuto que sea rectificado por los congresos. 
Esto significa darle a la CELAC una institucionalidad completamente 
independiente de EEUU y Canadá.

Por el momento la CELAC se mantiene como
 una instancia de debate y diálogo político. En el documento final hubo 
un consenso en la condena al bloqueo norteamericano a Cuba y hubo un 
apoyo incondicional a Argentina en su reclamo de la soberanía de las 
Malvinas. Al mismo tiempo la declaración principal no pudo ser adoptada 
por el consenso porque Barbados objetó un punto que señalaba a la CELAC 
como el "mecanismo" que agrupa a los 33 países de América Latina y el 
Caribe y quería que fuese citado como un "mecanismo". También hubo una 
objeción de Costa Rica a la intervención del líder del Partido 
Independentista de Puerto Rico, Rubén Berríos quien declaró que "Puerto 
Rico no es Estado, ni libre, ni asociado. Es una rémora de los tiempos 
de sumisión que padeció Nuestra América. Nuestra América es una sola 
patria: por donde va uno vamos todos".
Por desgracia no todos van por el mismo 
camino en Nuestra América y el sistema globalizado está haciendo todo lo
 posible para hacer muchas bifurcaciones y desvíos en el camino de la 
integración. Washington jamás se resignará a perder la región con mayor 
producción de alimentos en el mundo que posee el 33 por ciento de los 
recursos hídricos del planeta y cuya superficie forestal representa el 
30 por ciento de la del mundo. También América Latina es uno de los 
principales exportadores de materias primas y posee las mayores reservas
 del petróleo en el planeta localizadas en Venezuela sin contar los 
considerables yacimientos de gas en Brasil y Bolivia.
Por eso no es de extrañar que pasados 
apenas dos días después de la clausura de la reunión de la CELAC, 
Washington convocó a los gobernantes caribeños a la Primera Cumbre de la
 Seguridad Energética en el Caribe a la que asistieron también los 
representantes de las Naciones Unidas, la Unión Europea, del Banco 
Mundial, Fondo Monetario Internacional. Su anfitrión es vicepresidente 
de Estados Unidos, Joe Biden, quien dijo a los líderes caribeños que "no
 estamos aquí para reemplazar un fallido esquema económico por otro. 
EEUU y la comunidad internacional estará involucrada, podemos ayudar, 
podemos hacerlo menos difícil".

Lo que quiere en realidad Washington es 
establecer el control sobre el sistema energético en la región y poner 
fin al PetroCaribe que fue iniciativa de Hugo Chávez puesta en marcha en
 2005. Según este programa Venezuela está exportando 100,000 barriles 
diarios de petróleo con precios subsidiados a los 18 países caribeños a 
cambio de efectivo y bienes y servicios. Biden propone un nuevo programa
 del suministro de energía a base de la inversión privada que creará una
 red que comenzará en la Florida y se extenderá hasta Curacao y el Norte
 de Sudamérica. Así, de acuerdo a Biden, "sea en Ucrania o el Caribe 
ningún país debería usar sus recursos naturales como herramienta de 
coerción contra otros países" en una clara referencia a Venezuela. Por 
supuesto que la mayoría de los asistentes aplaudieron al vicepresidente 
norteamericano porque les ofreció una propina de un mil millones de 
dólares para un nuevo "paradigma energético".
Por eso no es de extrañar que Joe Biden 
creyó ser el zorro en el gallinero durante la Cumbre Energética y se 
sintió con más fuerza para promover el cambio del gobierno en Venezuela.
 En un reciente artículo la periodista norteamericana Eva Golinger 
advirtió que hay un golpe de Estado en marcha en Venezuela. Para 
prevenirlo se necesita la solidaridad latinoamericana y la capacidad de 
la CELAC, UNASUR, ALBA de no permitir una nueva hazaña sangrienta del 
Gran Patrón que está soñando con el petróleo venezolano.
Lo triste es que mientras los líderes 
latinoamericanos están discutiendo y debatiendo en diferentes cumbres el
 futuro de América Latina y el Caribe, Estados Unidos sigue avanzando 
con su agenda de hacer regresar a sus "hijos" extraviados a su "patio 
trasero". Para eso sirven varios planes y tratados que supo imponer a 
los dirigentes latinoamericanos, como el NAFTA (1994), el Plan Colombia 
(1999), la IIRSA (la Integración de la Infraestructura Regional 
Suramericana, 2000), el Plan Puebla Panamá (2001), Alianza del Pacífico 
(2011) y ahora le toca el turno al Plan de la Seguridad Energética del 
Caribe.
Tampoco Washington descuida su presencia
 militar en Latinoamérica donde hay unas 67 bases militares 
estadounidenses cuyos efectivos en su mayoría pertenecen a las fuerzas 
especiales. Hace poco el Pentágono anunció las próximas maniobras 
militares en Puerto Rico bajo el nombre de "Respuesta Borinqueña". Su 
plan estratégico está orientado hacia protección de la frontera 
artificial en el Caribe desde el norte de Puerto Rico hasta Curacao. Es 
una advertencia velada a China y Rusia que están penetrando la región 
económicamente y una amenaza directa a Venezuela.
En un estrecho tándem con estas fuerzas 
brutales están actuando los medios de comunicación globalizados cuya 
función es confundir la gente para robarle el alma. No hace mucho tiempo
 el pintor peruano Teodoro Núñez Ureta dijo que "cuando a un pueblo 
quieren conquistarlo, lo primero que hacen es robarle el alma".
Fuente: Sputnik 
 
 
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