Escribe: Milciades Ruiz
Para
 un futuro sostenible del desarrollo nacional, es fundamental considerar
 que el agro es fuente inagotable de riqueza de permanente renovación 
que cumple una función social de alimentar a la población y una función 
económica de proveer de insumos a otros sectores contribuyendo directa e
 indirectamente en la formación del PBI. Por el contrario, la minería 
agota
nuestro stock de riqueza en beneficio mayor para las potencias extranjeras pero no regenera lo que extrae y por lo tanto es una fuente no renovable.
nuestro stock de riqueza en beneficio mayor para las potencias extranjeras pero no regenera lo que extrae y por lo tanto es una fuente no renovable.
Sin
 ser excluyentes podemos señalar que el agro, en comparación con la 
minería tiene una ventaja abrumadora en cuanto a la salud humana. No 
solamente por  la producción de alimentos sino también, por sus 
beneficios ambientales. Brinda un servicio invalorable a la humanidad 
porque absorbe del aire el gas venenoso CO2 y arroja oxígeno a la 
atmósfera. Sin esta función del agro, la vida como la conocemos sería 
imposible.  Es por ello un factor esencialmente descontaminante de 
nuestro medio de vida y garantía de sobrevivencia humana.
En
 cambio la minería es cuestionada precisamente por ser contaminante no 
solamente en su extracción, sino también en su procesamiento y uso. Pero
 hay una falacia cuando se acusa de anti mineros o terrorista anti 
mineros a quienes la cuestionan. El cuestionamiento no es a la minería 
en sí, como actividad cuya producción es indispensable, sino a la contaminación, al modo
de explotación entreguista, atentatorio contra nuestro desarrollo autónomo.
de explotación entreguista, atentatorio contra nuestro desarrollo autónomo.
Por
 consiguiente, el cuestionamiento es contra todo tipo de contaminación y
 no solo minera.  Igual se rechaza la contaminación industrial y de 
otros sectores. El agro explotado industrialmente también contamina 
cuando utiliza insumos venenosos y arroja gases venenosos al medio 
ambiente, producto del uso de combustibles fósiles y concentrados 
alimenticios pecuarios para la producción en escala como sucede en los 
países dominantes.  
Esto no 
sucede en el Perú donde más del 90 %  son pequeñas parcelas orgánicas 
que por razones económicas no usan insumos químicos, ni maquinaria ni 
avionetas pulverizadoras. Perú es líder mundial en producción orgánica 
de alimentos inocuos que son exportados bajo estrictas certificaciones 
internacionales.
Pues bien, 
después de haber demostrado la supremacía del agro sobre la minería en 
cuanto su participación en el PBI, exportaciones, aportes al presupuesto
 público, generador de capitales nacionales y empleo masivo.  Así como 
también, haber mostrado la historia con la variación de la estructura 
económica hasta el reinado del neoliberalismo. Ahora, me propongo 
demostrar la potencialidad económica del agro actual como alternativa 
estratégica al vigente modelo mono dependiente extractivista  primario 
exportador de materias primas. 
El
 agro peruano tiene centenares de cultivos, crianzas terrestres y 
acuáticas, producción forestal, artesanal, agroindustrial y otros rubros
 explotables como negocios en turismo de diversa índole, folklore, 
silvicultura, etc.  Casi en su totalidad estos negocios son conducidos 
por inversionistas  individuales y en menor medida personas jurídicas 
diversas. Nuestra biodiversidad nos permite disponer de una serie de 
productos originarios y exóticos en los que tenemos ventajas 
competitivas y ecológicas.
Ya 
he dado cuenta de lo que significó el algodón peruano en el pasado en la
 economía nacional antes de ser abandonado como rubro estratégico del 
desarrollo nacional y de las preferencias del neoliberalismo que ha 
cambiado el rumbo de nuestro país bajo los interese de la inversión 
extranjera depredadora de nuestros recursos naturales. Toca ahora 
demostrar la potencialidad del agro como alternativa para un cambio 
hacia la diversificación económica para salir de la mono dependencia.
Aunque
 son cientos los rubros de negocios disponibles en el agro, me ocuparé 
de un solo cultivo que sirva de muestra de lo que se puede hacer con 
otros cultivos y otros negocios agrarios. Se ha hablado mucho de la 
importancia de las inversiones mineras por el monto de sus inversiones y
 su contribución al sostenimiento del presupuesto nacional. Muchos creen
 que es la única alternativa y hablan que el Perú es un país minero, que
 trae progreso, etc. Tienen esta mentalidad porque ignoran las 
potencialidades agrarias y no conocen la realidad rural. Muchos de ellos
 nunca han salido de sus oficinas burocráticas.
Concretamente
 me referiré a la economía del café.  Uno de los tantos cultivos pero 
que tiene una enorme función económica, social y de lucha contra el 
narcotráfico. Es un cultivo de las zonas más alejadas del gobierno 
central y de sus políticas, donde no hay presencia estatal de apoyo. Sin
 embargo da origen y dinamismo económico social a una amplia red a los 
largo de la cadena económica hasta llegar a los mercados y consumidores 
finales en los cafetines públicos y privados. 
En
 el Perú se cultivan alrededor de medio millón de hectáreas de café 
aunque lo computado por el último censo es de 425, 400 has. En el año 
2011 con esta superficie sembrada se exportaron según la SUNAT  y 
AGRODATA , 292,616,624 kgs,  por un valor de US $ FOB 1,575,653,222 . Esta sola cifra supera largamente los 1200 millones US$ previstos  para la inversión en el proyecto minero “Tía María”.
Pero
 la diferencia sustancial consiste en que el valor de la inversión y 
exportación minera se va fuera del país para no retornar. En cambio, las
 divisas obtenidas por el café peruano se quedan en el país para 
incrementar nuestras reservas, para impulsar nuevas inversiones y 
proyectos en diversos sectores (incluyendo minería) financiados por la 
banca depositaria del dinero de los caficultores peruanos.
¿Y quiénes son los inversionistas caficultores de nos traen miles de millones de divisas cada año?  Nada
 menos que campesinos  migrantes de la serranía en situación de pobreza 
ya que el 85% de ellos solo tienen entre 0.5 ha y 5 has. ¿Bajo 
qué condiciones de trabajo? En condiciones paupérrimas, en desamparo 
estatal, sin asistencia tecnológica, ni seguro de salud, sin sueldo, 
gratificaciones ni jubilación.
En
 estas condiciones, los rendimientos productivos son necesariamente 
bajísimos, mayormente de 8 quintales por hectárea de un óptimo de 60 
qq/ha. Entonces, si trabajando en estas condiciones son capaces de 
captar divisas por más de 1,500 millones de dólares cada año tenemos 
que, con elevar 5 veces el rendimiento a tan solo a 40 qq/ha, a los 
precios del 2011, la economía del café hubiese aportado, US$ 
7,878,266,110 anuales superando a los más grandes proyectos mineros. 
Solo es necesario tecnificar el cultivo para alcanzar este rendimiento 
en pocos años. Todo lo que se puede hacer reduciendo realmente la 
pobreza sin necesidad de programas sociales asistencialistas 
artificiales.
Todo esto con 
pequeñísimos capitales nacionales y sin contaminación alimenticia ni 
ecológica. Pero la economía del café no es solo exportación. Su amplio 
espectro cubre todo el entorno de la producción desde la provisión de 
insumos, jornales de trabajo, herramientas, envases, maquinas 
despulpadoras e instalaciones de secado, acopiadores, transporte a los 
centros de comercio y almacenamiento antes de entrar a los siguientes 
eslabones de la cadena como se muestra en el gráfico post cosecha a 
continuación.
Entonces
 considerando todo el circuito económico podremos ver la capacidad del 
cultivo del café en toda su dimensión económica, social, laboral, 
financiera, comercial y lo que representa en movimiento de capitales. 
Esto sin considerar su contribución a la lucha contra el narcotráfico, 
siendo un cultivo alternativo a los ilícitos.  Actualmente,
 Perú es el primer productor de café orgánico en el mundo y posee un 
alto potencial para seguir expandiéndose. ¿Se imaginan ustedes lo que 
pasaría si la inversión extranjera minera invade los valles cafetaleros?
Podría
 seguir señalando muchas otras ventajas de la economía del café pero me 
estoy excediendo en extensión de este escrito. Solamente agrego que: Si 
un solo cultivo tiene una potencialidad económica y social superior a 
los proyectos mineros, es de imaginarse si a esto sumamos todos los 
otros cultivos, crianzas y demás actividades rurales. ¿Se imaginan los 
neoliberales la masa de dinero que movería el agro con solo prestarle un
 poco de atención estatal?¿Se justifica entonces la serie de 
sufrimientos por causa de la inversión minera extranjera? ¿Cómo es que 
los gobernantes no puede ver la ironía de esta realidad económica?
Mayo 2015
Otra información en https://republicaequitativa.wordpress.com/ 
 



 
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