Hasta
 antes de la llegada de los conquistadores españoles al Perú, se 
desenvolvía como un don natural entre los indígenas peruanos la religión
 de los apus, como seres vivientes que tutelaban los dominios de la 
organización socio económico de los Ayllus.
  En
 lo económico y social, la organización del Tawantinsuyu reposaba 
íntegramente en la posesión colectiva de la tierra por el ayllu, como 
principal fuente de los medios de vida; por ende, la religión como la 
política del antiguo Perú dependía de aquella posesión o presencia real 
del que trabaja la tierra. Así como se tenía la costumbre absoluta de la
 posesión colectiva de la tierra y sus bondades, se tenía también un 
desconocimiento absoluto de la propiedad privada sobre la tierra y sus 
graves consecuencias.
  Precisamente
 con la conquista española, de posesión colectiva de la tierra en el 
tawuantinsuyo, pasa a ser propiedad privada sobre la tierra. De interés 
social que era, pasa a ser de interés individual.
  Producidos
 estos cambios forzados por el interés socio económico del conquistador 
europeo, de fiesta colectiva, solidaria (de la siembra-cosecha-la mama 
pacha; minga,ayny,llankay) o descanso reparador alrededor de los apus 
ancestrales, se pasa al individualismo(el comunero de turno asume toda 
la carga de los gastos de la fiesta), a las fiestas patronales o 
descanso festivo, derrochador, alrededor de los santos patrones, que es 
lo que hoy día existe de modo impositivo en la comunidad campesina. Es 
la herencia feudal.
  Sabemos
 que los apus, dioses espontáneos, tutelares del ayllu, fueron 
reemplazados por los santos del catolicismo español. Por eso, hoy, cada 
comunidad en la sierra peruana, a su nombre original del antiguo Perú, 
le precede el nombre de un santo; por ejm., aquí en la sierra de Lima- 
Huaral, en el distrito, Los Atavillos, a la comunidad de Chaupis, se le 
conoce como San Luis de Chaupis. San Luis es su santo tutor 
impuesto.  La celebración de la fiesta de patrón San Luis es en el mes 
de agosto. Aquí se ve el derroche de ostentación del patrón, y el pobre 
mayordomo (comunero individual) es el que trabaja sin descanso para 
satisfacer a la frondosa invitación, que asiste al derroche de grandeza 
que este a la altura de la alcurnia del poder patronal.
   Sabemos
 que el catolicismo a sido maestro en apropiarse de fechas paganas. Es 
clarísimo lo que expresa, al respecto, las fiestas patronales en el 
Perú.
Héctor Félix D.
25.07.18
 
 
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