
                        ©
                    REUTERS / Carlos Barria 
En
 menos de dos años, Donald Trump se convirtió de un posible líder 
mundial a un jefe de los 'bullies' (matones) norteamericanos que amenaza
 a todos los países que no aceptan a Norteamérica como el 'ombligo' del 
mundo, es decir, el centro de todo.
"Dos cosas admiro: la inteligencia de las bestias y la bestialidad de los hombres".
(Flora Tristán, 1803-1844)
La "doctrina de patriotismo" de Trump, que supuestamente reemplazó a 
la 'doctrina de la globalización', se basa en la mentira y la violación 
de las leyes internacionales con impunidad, amenazando y aplicando 
sanciones contra cualquier nación que no se le somete. A este paso le 
falta poco a Washington para castigar al mundo entero, a excepción de 
Israel y el Reino Unido, sus vasallos tradicionales.
Tan
 dominados están Trump y sus estrategas por la idea de la 
'excepcionalidad' norteamericana que no se percatan o simplemente no 
quieren darse cuenta que ya están frente a la formación, aunque lenta, 
de un mundo posoccidental en el cual la Alianza Atlántica no tendrá otra
 alternativa que coexistir con Rusia y China en la escala global y con 
Irán en Oriente Medio. A pesar de las 60 sanciones que el Gobierno de 
Trump puso a Rusia desde 2011, Moscú sigue adelante aplicando el 
programa de substitución de importaciones y buscando con éxito nuevos 
socios comerciales. Debido a las sanciones, Rusia se convirtió en el 
primer productor de trigo en el mundo, logrando en 2018 la cosecha de 
117 millones de toneladas.
Te puede interesar: Tras un año en el poder, Trump agudizó la brecha social y el belicismo
Tampoco los 'sabios' norteamericanos han logrado debilitar a China 
usando sanciones y la guerra comercial declarada por Washington 
imponiendo nuevos aranceles a los productos chinos por el valor de 
200.000 millones de dólares. En respuesta, el Gobierno chino aplicó 
aranceles de represalia a las importaciones estadounidenses por un valor
 de 60.000 millones y suspendió de forma indefinida negociaciones para 
resolver el conflicto. Los rancheros norteamericanos, que representan 
uno de los sectores que más apoyo dio a Trump durante las elecciones, 
resultaron los más perjudicados. Obtenían 25.000 millones de dólares por
 sus productos, especialmente por las habas de soya, la mitad de las 
cuales se exporta a China. Ahora China recortó la importación de estos 
artículos agrícolas en más del 20%.
No
 obstante estos fracasos, a Donald Trump, que parecía durante su último 
discurso en las Naciones Unidas como un 'dios bajado del Olimpo' 
afirmando que su Gobierno logró más que cualquiera de las anteriores 
Administraciones, no le interesa su pueblo. Él está personificando a los
 que usan su riqueza para obtener más poder. Su propósito principal 
recubierto ahora por la 'doctrina patriótica' es detener el actual 
proceso de transformación hegemónica hacia un contexto euroasiático 
multilateral a través de las sanciones a Rusia, China, Irán, Corea del 
Norte y Venezuela. Para lograr este fin geopolítico la Administración 
estadounidense está usando todas las medidas posibles que están a mano o
 que se crean.
Te puede interesar: "Desde 1999, primero Kosovo, luego Afganistán, Irak, Libia y ahora Siria"
La periodista Bethany McLean reveló en su libro, 'Saudi America: The 
truth about fracking and how it is changing the world', que la industria
 de petróleo y gas de esquisto ('shale gas' y petróleo) obtenido por 
fracturación hidráulica fue creada también no solo con propósitos 
comerciales, sino proyectándose a la geopolítica. Se ha pretendido con 
la producción de hidrocarburos de esquisto "revertir la política global 
actual deteniendo el proceso de multilateralismo"; "desestabilizar a 
Arabia Saudí" por muy aliada que sea de EEUU, los intereses comerciales 
son superiores a los sentimientos humanos; "destruir a Rusia" haciendo 
caer su corporación Gazprom, teniendo en cuenta que los hidrocarburos 
representan el 60% de los ingresos nacionales rusos; "estrangular a 
Europa" convirtiéndose EEUU en el exclusivo proveedor de hidrocarburos 
licuados naturales (LNG); y finalmente "reforzar el poder exclusivo 
norteamericano en el mundo".

                        ©
                    REUTERS / Leah Millis
Si
 bien los proyectos pueden ser grandes y ambiciosos, las condiciones 
reales del mercado no son propicias, al menos a mediano plazo, para el 
éxito de la industria de 'shale' gas y petróleo. El estudio de McLean 
demuestra que la deuda neta de la industria de esquisto alcanzaba ya en 
el 2015 200.000 millones de dólares. The New York Times también informó 
citando a uno de los gerentes de un fondo de riesgo relacionado con 
'fracking', David Einhorn, que "la industria tiene muy mala historia 
porque el dinero entra pero no sale". Tal era la situación que en 2016 
unas 150 compañías especializadas en esquisto se declararon en 
bancarrota.
Te puede interesar: ¿Por qué Trump necesita fuerzas espaciales?
Resulta, como lo puso en evidencia The New York Times,
 que "la retórica de la 'independencia energética' está en armonía con 
la consigna [de Donald Trump] 'Hacer América Grande Otra Vez', pero no 
produce las ganancias prometidas a las empresas que siguen perdiendo 
dinero en las hipotecas de alto riesgo y eventualmente llegan a un final
 amargo". Todo esto se refleja en la reciente declaración del presidente
 de la Federación de la Industria Alemana (BDI), Dieter Kempf quien 
afirmó que el gas de fracturación norteamericano (LNG) no puede competir
 con el producto que recibe Alemania de Gazprom (60%) y además "la Unión
 Europea y sus corporaciones tienen derecho a decidir su propia política
 energética independientemente de otros Estados".
Parece
 que todo lo que toca o hace Donald Trump sale tan mal que lo convierte 
en el 'hazmerreír' del mundo así como se demostró en la última sesión de
 las Naciones Unidas, pero a la vez sigue siendo un líder peligroso con 
capacidad de tratar de intimidar al mundo entero. Su predisposición a 
las amenazas y sanciones son exageradas a la vez por los medios de 
comunicación al servicio del 'Estado Profundo' que, según el periodista 
británico-australiano John Pilger, hacen "que tengamos guerra, censura, 
demoniología, retribución y diversión, una línea surrealista de clichés 
obedientes y suposiciones falsas". Los reporteros de alto nivel están al
 servicio de estos medios que producen un 'consentimiento manufacturado', vigilan el pensamiento 'grupal' que crean día a día y dispensan mitos y distracciones persiguiendo a los enemigos.
Te puede interesar: Trump lanza una 'guerra en el espacio' contra Rusia y China
Donald Trump se convirtió en estos dos últimos años en el centro de 
atención de estos medios globalizados de la comunicación que lo están 
transformando en un 'chivo expiatorio' del sistema norteamericano y sus 
fracasos actuales en la política exterior, sin tomar en cuenta 
deliberadamente que él es un simple representante del sistema elegido 
precisamente para tratar de remediar ciertos defectos del sistema 
norteamericano sin cambiar su esencia. Esto explica por qué Trump siguió
 con las guerras ilegales en Siria y Yemen, aumentó la permanencia de 
EEUU en Afganistán y ordenó la edificación de una innecesaria base 
militar permanente en Polonia.

                        ©
                    REUTERS / Jim Lo Scalzo/ Pool
Donald
 Trump, quien se presentó en la Asamblea de las Naciones Unidas 
prometiendo que "EEUU nunca más diría al mundo cómo habría que vivir, 
trabajar o rezar a cambio de respeto a la soberanía norteamericana", se 
siente ahora contento lanzando diariamente amenazas contra Rusia, China,
 Irán, Corea del Norte, Venezuela y autoriza implícitamente a la CIA 
proseguir con su programa 'Timber Sycamore' para entrenar a los 
muyahidines de Al Qaeda, Frente al Nusra, el Estado Islámico en Siria al
 estilo de la 'Operación Ciclón' desarrollada en Afganistán contra la 
Unión Soviética. Necesita a sus 'terroristas' para empezar a 
desestabilizar a los ex países socialistas de Asia Central y del Cáucaso
 como parte de la 'guerra permanente' declarada oficialmente por 
Washington en 2001.
Te puede interesar: "Estados Unidos tiene más de 800 bases militares en todos los continentes"
Los medios de comunicación, a la vez, han transformado las últimas 
amenazas de Trump contra Irán y Venezuela en una guerra usando los 
consejos del exjefe de la CIA, David Petraeus. Este personaje que 
terminó su carrera con un escándalo, aconsejaba a los medios de 
comunicación al servicio del sistema "usar la 'guerra de percepción' 
conducida continuamente para crear una convicción de masas de acuerdo a 
los intereses del establishment". Precisamente esto es lo que están 
haciendo los periodistas globalizados. Ninguno de ellos intenta indagar 
cómo y con qué aliados podría hacer guerra EEUU contra los dos países al
 mismo tiempo.
En
 su último discurso ante las Naciones Unidas, Donald Trump enumeró a 
India, Israel, Polonia y Arabia Saudí como sus seguros aliados. Ninguno 
de estos supuestos "aliados" estaría dispuesto a participar en una 
guerra contra Irán, quizá con cierta excepción de Israel y menos entrar 
en guerra contra Venezuela que está en otro extremo del mundo para estos
 países. No obstante, los medios de comunicación están diseminando esta 
idea permanentemente haciendo creer que ya en dos o tres meses EEUU y 
Colombia atacarán a Venezuela.
Te puede interesar: "Trump corre el riesgo de verse envuelto en su propio 'Irak'"
En un reciente artículo, Escenarios de Intervención Militar: la capacidad de Venezuela de defenderse,
 escrito por el periodista Rubén Castillo y publicado por Misión Verdad 
se dice con claridad y seriedad que el Comando estratégico Operativo de 
la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) está bien preparado para 
una "guerra popular prolongada de desgaste o de trincheras cuando el 
enemigo es atacado de manera escalonada. Castillo, a base de un estudio 
muestra que no hay posibilidad de vencer a la FANB usando el 'bombardeo 
por saturación', 'guerra relámpago', intervención por la frontera o el 
uso del terrorismo. Los militares bolivarianos no tienen los componentes
 de desmoralización y debilidad, lo que ocurrió con los militares de 
Libia. Además, los intereses económicos rusos y chinos en el país y su 
cada vez creciente presencia sirven de garantía también para la 
seguridad nacional bolivariana.

                        ©
                    AP Photo / Markus Schreiber
La
 misma situación se observa en Irán que ya no vive en 1980, sino en 2018
 y sería difícil si no imposible de recrear la guerra al estilo de 
1980-1988 provocada por EEUU e Israel entre Irak e Irán donde EEUU 
manipulaba y 'ayudaba' a Irak, e Israel a Irán haciendo durar el 
conflicto ocho trágicos y sangrientos años. Los iraníes lo saben y están
 bien preparados para un posible enfrentamiento. Existe una fuerte 
cohesión entre su pueblo, las fuerzas armadas y el Gobierno.
Decía el pintor peruano Teodoro Núñez de Ureta (1912-1988) que 
"cuando a un pueblo lo quieren conquistar, lo primero que hacen es 
robarle el alma". Mientras el alma venezolana, iraní, norcoreana, rusa, 
china sea fuerte y orgullosa de sus raíces, no se podrá vencer a estos 
pueblos. Los norteamericanos, israelíes, británicos, franceses, alemanes
 lo saben perfectamente y a lo único que pueden recurrir, además de su 
retórica belicosa, es a tratar de corromper el espíritu de estos pueblos
 para lograr dominarlos. 
 




 
No hay comentarios:
Publicar un comentario