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¿ CÓMO EVALUAR
LOS PERÍODOS REVOLUCIONARIOS ?
Tomado de Mirko Arana
… “ Por eso, si al evaluar los períodos revolucionarios nos limitamos a determinar la trayectoria
 de la acción de las distintas clases sin analizar sus formas de lucha,
 nuestro juicio, desde el punto de vista científico, no será ni 
completo ni dialéctico, y desde el punto de vista político práctico 
degenerará en razonamientos muertos. Para evaluar la revolución con un
 criterio marxista de verdad, desde el punto de vista del materialismo 
dialéctico, hay que enjuiciarla como una lucha de fuerzas sociales 
vivas que han sido colocadas en determinadas condiciones objetivas, 
actúan de una manera determinada y aplican con más o menos éxito 
determinadas formas de lucha. Puesto en el terreno de este análisis y, 
por supuesto, sólo en él, es oportuno, más aún, es indispensable que
 el marxista evalúe también el aspecto técnico de la lucha, los 
problemas técnicos de la misma. Admitir determinada forma de lucha y 
desestimar la necesidad de aprender su técnica es lo mismo que admitir 
la necesidad de participar en determinadas
elecciones, haciendo caso omiso de la ley que regula el procedimiento de estas elecciones.
Así
 pues, vemos que el concepto de revolución burguesa no define aún lo 
suficiente a las fuerzas que pueden conquistar la victoria en esa 
revolución. Son posibles, y ha habido revoluciones burguesas en las que
 la burguesía comercial, o industrial mercantil desempeñó el papel de
 principal fuerza motriz.
En
 Rusia la situación es otra. La victoria de la revolución burguesa en 
nuestro país es imposible como victoria de la burguesía. Parece 
paradójico, pero es así. El predominio de la población campesina, 
terriblemente oprimida por la gran propiedad terrateniente semifeudal, y
 la energía y conciencia de clase del proletariado, organizado ya en un
 partido socialista, son circunstancias que imprimen un carácter 
singular a nuestra revolución burguesa. Esta particularidad no elimina 
el carácter burgués de la revolución.
No hace sino determinar
el
 carácter contrarrevolucionario de nuestra burguesía y la necesidad de
 la dictadura del proletariado y el campesinado para conseguir la 
victoria en esa revolución. Porque la "coalición del proletariado y
el
 campesinado" que conquiste la victoria en la revolución burguesa no es
 otra cosa que la dictadura democrática revolucionaria del proletariado
 y el campesinado.
Esta
 tesis constituye el punto de partida de las discrepancias tácticas de 
la socialdemocracia durante la revolución. Sólo teniéndola en cuenta 
pueden comprenderse todas las disputas particulares.
Sólo
 en esta discrepancia táctica fundamental, y no en los afanes por 
"entrar en pelea" o "declarar el boicot", como creen a veces los que 
están mal informados, se hallaba el origen de las divergencias entre 
bolcheviques y mencheviques durante el primer período de la revolución
 (1905-1907).
Si no 
realizamos esta labor ahora, no estaremos en condiciones de dar un solo 
paso en el terreno de la táctica, cuando comience el nuevo ascenso del 
movimiento, sin suscitar las viejas disputas o reproducir conflictos de 
grupos y la disensión en el partido.
De
 otro modo no tendremos una táctica del proletariado que se atenga 
firmemente a los principios. Señalemos, de paso, que la "alianza del 
proletariado y el campesinado" en modo alguno debe comprenderse como 
fusión de clases distintas o de los partidos del proletariado y el 
campesinado. No sólo la fusión, sino incluso cualquier acuerdo 
duradero sería fatal para el partido socialista de la clase obrera y 
debilitaría la lucha democrática revolucionaria.
Sólo
 aplicando una política absolutamente independiente, de vanguardia de 
la revolución, podrá el proletariado apartar al campesinado de los 
liberales, sustraerlo de la influencia de los mismos, llevarlo en pos de
 sí a lo largo de la lucha y realizar, por tanto, la "alianza" en la 
práctica, alianza que será efectiva siempre y cuando el campesinado 
luche con moral revolucionaria.”…
V.I.LENIN.
APRECIACIÓN DE LA REVOLUCIÓN RUSA.
NOVIEMBRE DE 1908. OBRAS ESCOGIDAS DE LENIN. EN XII TOMOS. TOMO III.
PAGS. 141 - 146.
 
 
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