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HACIA LA TOMA DEL PERÚ, SALIDA CONSTITUYENTE 
Carlos Angulo Rivas 
Las
 gruesas mentiras repetidas miles de veces por la prensa corporativa, 
bien llamada basura, distorsionan la realidad con la intención de crear 
verdades falsificadas e irracionales. La consigna premeditada de mentir,
 inclusive, yendo contra el sentido común de la gente menosprecia la 
inteligencia de los ciudadanos. El propósito de confundir a la población
 apunta a justificar los atropellos a la constitución, a la
 ley y los reglamentos, actos propios de toda DICTADURA. De acuerdo a la
 estructura del Golpe de Estado y lo difundido por la prensa 
corporativa, el golpista responsable de todo es el presidente Pedro 
Castillo cuando a todo el Perú le consta que el quiebre del Estado de 
Derecho fue dado en el Congreso con respaldo presencial de la Fuerza 
Armada, instaurándose la Dictadura de Dina Boluarte. ¿Por qué miente la 
prensa corporativa todos los días? Muy sencillo, la gran MENTIRA tiene 
la pretensión de hacernos tragar el cuento que el país vive todavía en 
democracia con la sucesión “constitucional” de Dina Boluarte en 
reemplazo del presidente Pedro Castillo. Nada más falso e inaceptable, 
puesto que de espaldas a la ciudadanía la dictadura persigue una 
legalidad que le es ajena. Peor aún si agregamos a este gobierno 
ilegítimo las violaciones de los Derechos Humanos masacrando pobladores a
 balazos, con más de 1500 heridos y presos políticos. 
Debe
 quedar meridianamente claro, entonces, que el Golpe de Estado no fue 
dado por Castillo sino por la conspiración de Dina Boluarte, el Congreso
 y la Fuerza Armada. Por este motivo, la desesperación de los golpistas 
conjurados, constituidos en gobierno de facto, es mantener aunque sea en
 apariencia el Estado de Derecho que ellos mismos han quebrado y 
destrozado. El hecho de gobernar encerrados y enrejados, rodeados de 
policías y soldados en las calles; y de imponer el terror a los 
ciudadanos, demuestra la imposibilidad de conducir el país en dictadura.
 Las marchas ciudadanas de rechazo a la tiranía, reiniciadas el 19 de 
julio pasado (Tercera Toma de Lima) son demostraciones de contundencia 
inesperada para la inválida pareja Boluarte-Otárola, el Congreso y la 
Fuerza Armada. De nada les sirvió la atmósfera de terrorismo de Estado 
creada con semanas de anticipación, contradictoria en sí misma debido a 
la insistencia propagandística de realizar “marchas pacíficas” en medio 
de miles de policías y militares desplegados en píe de guerra para 
enfrentar a la población en protesta. ¿Puede ser pacífica una marcha que
 es agredida con bombas lacrimógenas, perdigones, apresamientos y hasta 
balas? Por supuesto que NO porque la violencia la inician los 
uniformados y contra toda agresión hay una reacción defensiva; en pocas 
palabras los agentes del orden son provocadores natos del desorden y el 
brutal abuso; y en algunos casos son terroristas uniformados. 
Sólo
 los servicios de inteligencia nacional, el gobierno de los golpistas y 
la Fuerza Armada, conocen el ÉXITO de la Tercera Toma de Lima que fue, 
en realidad, la Primera Toma del Perú y la lucha continúa. La gran 
movilización social alcanzó a paralizar 53 provincias en 24 regiones y 
en Lima no menos de 60 mil personas tuvieron presencia en los diversos 
emplazamientos metropolitanos. En estas jornadas se ratificaron varias 
certezas: primero, que gobierno representa apenas a las camarillas 
corruptas instaladas en el Estado Mafioso; segundo, el carácter espurio 
de Dina Boluarte; tercero, la necesidad de disolver un Congreso 
ilegítimo que actúa al margen de la ley; cuarto, el momento 
constituyente, el cambio de régimen, Nueva República no sólo cambio de 
autoridades en auxilio de las mafias; quinto, la libertad de los presos 
políticos y del presidente secuestrado Pedro Castillo; sexto, castigo 
penal a los responsables de las ejecuciones extra-judiciales de 
ciudadanos durante las protestas y no a la IMPUNIDAD por tales crímenes 
de lesa humanidad cuyos culpables políticos son Dina Boluarte y Alberto 
Otárola. La lucha emprendida por la ciudadanía, de ahora o nunca, va más
 allá del destino oscuro de los connotados golpistas envueltos en hechos
 de sangre, crímenes, delitos, abusos del derecho y totalitarismo.
El
 derrocamiento de Boluarte y el Congreso es posible. No tienen 
legitimidad y es poco lo que puedan hacer como gobierno, excepto seguir 
robando y reprimir con violencia criminal como lo vienen haciendo. 
Exigir derechos constitucionales, legales o reglamentarios a la 
Dictadura significa perder el tiempo; exigirlo es absurdo porque Dina 
Boluarte, Alberto Otárola y los congresistas son la LEY por sí y ante 
sí; sin embargo, hay que DENUNCIARLOS en el incumplimiento de sus 
propias normas. En consecuencia, conversar con la dictadura no tiene 
sentido alguno porque sus integrantes lo único que quieren es CALMA en 
el país para mantener el sistema económico neo-liberal del saqueo. No 
tienen ninguna propuesta, excepto la de quedarse hasta el 2026 a punta 
de policía y militarización a fin de consolidar el Estado Mafioso 
asumiendo las políticas de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos en 
continuidad futura de varios lustros. Y esta escalada furiosa del 
fujimorismo y la extrema derecha es cuanto tenemos que evitar a 
cualquier costo. 
Somos
 obedientes a un mandato que desconocemos (dictadura) y rechazamos que, 
además, exige “marchas pacíficas” buscando el agotamiento de la gente a 
pesar de la INDIGNACIÓN que nos provoca día a día el abuso extremo de la
 “autoridad” del gobierno de facto. La elección de Pedro Castillo fue un
 ALTO al fujimorismo, pero hoy gobierna Keiko Fujimori dadas las malas 
artes del Golpe de Estado. Y si bien es cierto que la lucha continúa 
debemos asumir otras medidas del Derecho a la Insurgencia (artículo 46 
de la constitución) las huelgas generales localizadas en cada una de las
 regiones; el Paro Nacional; la Desobediencia Civil a las autoridades 
colocadas por sí mismas al margen de la ley; la movilización social 
constante en Lima y la regiones.
 
 
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