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Nuestra América Nativa. Venezuela
INDUSTRIALIZACIÓN FORZOSA
De: Mariadela Villanueva <mariadelav@gmail.com>
        
El arranque de los procesos de industrialización en Latinoamérica
 respondió más a coyunturas externas que a dinámicas propias. La Primera
 Guerra y la debacle financiera del veintinueve impulsaron a las 
naciones con control sobre sus exportaciones, cierta
 acumulación de capital, grupos económicos robustos y mercados internos 
relativamente importantes –Argentina, México, Brasil, Chile y Uruguay- 
a tratar de alcanzar un desarrollo autónomo a través del 
crecimiento hacia adentro. Mientras que otros países esperaron décadas 
para arrancar.
        
Así la interrupción de las relaciones comerciales durante la 
Segunda Guerra “forzó” a Venezuela, enclave minero típico, a iniciar 
-con apoyo financiero del sector público, materias primas nacionales y 
un grado bajo de mecanización- la producción de bienes
 que ya no se podían importar. Iniciativa nacional desplazada, al 
reanudarse las relaciones, por un modelo “moderno” de industrialización,
 caricatura del de los países desarrollados. Modelo soportado por el 
incremento del ingreso fiscal, las 
“facilidades” para importar desde los países centro y la 
generación de una cierta demanda a través del gasto público, 
oficializado luego por la Política de Sustitución de Importaciones, 
“inspirada” por EEUU y promovida por la CEPAL.
        
Resultados en nuestro país: mantenimiento de la subordinación de 
la industria al sector externo, fomento a empresas monopólicas y 
oligopólicas orientadas la satisfacción de una demanda elitesca heredada
 de la época primario exportadora, 
adopción de conocimientos, insumos, bienes intermedios y de 
capital acordes a condiciones muy distintas a las nuestras, desestímulo a
 la investigación y al desarrollo tecnológico nacional, mayor 
concentración de la riqueza y exclusión de gran parte de
 la población de la sociedad formal. En síntesis, consolidación de 
nuestra dependencia científica-tecnológica-financiera y cultural.
        
Hoy, el cerco de EEUU nos ha vuelto a “forzar” a activar la 
producción de bienes basada en conocimiento, experiencias y recursos 
propios, lo cual se está logrando con bastante éxito y a distintas 
escalas en la producción de alimentos. No así en otros
 sectores donde seguimos apegados a concepciones  y 
prácticas del pasado, aliñadas por el inconstitucional otorgamiento de 
trato preferencial a las inversiones extranjeras, quizás 
transitoriamente justificable en el caso de las naciones aliados,
 pero inexcusable en el caso de las enemigas.
        
Ahora más que nunca debemos entender que nuestro progreso no 
tiene nada que ver con industrializarse por industrializarse sino con el
 apoyo a empresas y a nuevas inversiones que contribuyan a satisfacer 
los derechos y las necesidades reales de la mayoría
 de la población, a reducir nuestra dependencia y a recuperar nuestra 
soberanía. En síntesis a acelerar el proceso revolucionario bolivariano.
De: Martín Guedez
martinguedez@gmail.com [nuestramerica] <nuestramerica@yahoogrupos.com.mx>
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fecha: 23 ago. 2019 14:46
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10 de septiembre de 2019
 
 
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