“El que no quiere a su patria, no quiere a su madre”
Latinoamérica-Calle Trece. - Como es público (a pesar del silencio de
los medios de comunicación) este primero de setiembre ingresaran al
Perú 3200 soldados norteamericanos a bordo del portaviones USS George
Washington. Portaviones que traerá toda su maquinaria de muerte y el
rastro de sangre acumulado en todo el orbe: aviones y helicópteros de
guerra, además de lanzamisiles que han destruido por igual en los
Balcanes, Irak o Afganistán y pretenden hacerlo contra Corea del Norte.
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Desde luego que esta presencia norteamericana no es nueva ni casual. Al mismo ritmo que han aplicado Tratados de libre Comercio o nos va engullendo la Alianza del Pacifico y el Acuerdo Transpacífico, que en resumen significan la entrega de nuestros territorios a la voracidad de las trasnacionales mineras y de hidrocarburos al servicio del imperialismo norteamericano, a ese mismo ritmo han ido ingresando cada vez en mayor cantidad y por mayor tiempo, hasta convertirse en una presencia permanente, las tropas norteamericanas a nuestro país.
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Por ejemplo ya queda lejano aquel 2006 cuando Toledo de presidente y PPK de premier firmaban resoluciones supremas para que ingresen tropas norteamericanas “sin armas” y sin detallar la cantidad de efectivos. Para el 2008, en el gobierno de Alan García y con Velásquez Quesquén presidiendo el Congreso, se autorizó el ingreso de un Buque de asalto por 15 días, equipados con lanzamisiles y tripulados con 104 oficiales y 1,150 marines.
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También en el gobierno aprista, el congreso presidido por Alva Castro dio luz verde para el ingreso de 6 oficiales y 590 sub oficiales, por 24 días, cada uno portando un fusil y una pistola, los cuales pasearían de Ancón a Huarmey en ese periodo.
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Ya en el actual gobierno “nacionalista” los ingresos de las tropas norteamericanas cambiaron y ya no solo llegaban a abastecerse de combustible o descansar en nuestros puertos de sus tropelías sangrientas o a entrenamientos multinacionales de semanas. A partir del 2012 por lo menos y aprobado por unanimidad por la Comisión de Defensa, se firmó el permiso para el ingreso de una patrulla de 13 oficiales, por 180 días a unos y 120 días a otros, para entrenar a militares y policías en Lima y la selva peruana.
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El 2013 la cosa fue en aumento: el congreso a pedido de Ollanta Humala firmo el permiso para el ingreso por un año de un destacamento militar norteamericano de 5 oficiales, fusiles incluidos, con destino a las bases militares de Lima, Callao, Junín y Loreto. El mismo permiso se daba para otros cuatro oficiales y sub oficiales norteamericanos para entrenar “tácticamente” a nuestras FFAA en Huánuco, San Martin, Ucayali, Pasco, Loreto, Huancavelica, Junín, Cuzco, Lima y Ayacucho, por 60 días. A estas regiones le caerían tres equipos más: uno compuesto de 6 por un año, un segundo equipo de trece integrantes se quedaría 115 días y un tercer grupo de 7 integrantes por 120 días.
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En octubre del mismo 2013, Ollanta y su congreso volvieron a ponerles alfombra roja a las tropas yankees. Un equipo de 4 militares, siempre para las 10 regiones mencionadas, tenía 300 días de permiso. A otro grupo de 4 les dieron para quedarse un año. Y un equipo adicional de 11 miembros, iría especialmente para Lima, Callao y Loreto durante 124 días.
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El 2013 cerró con 54 oficiales y sub oficiales armados hasta los dientes paseando como Pedro por su casa por nuestras bases militares, “enseñando” lo que ya sabemos que hacen los criminales sobrinos del Tío Sam.
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Para febrero del 2014 se les permitió ingresar a Loreto, Callao, Lima y Pasco por 210 días a un contingente de 12 militares, con mayor potencia de fuego que sus antecesores. A dos oficiales norteamericanos se les permitió ir a 7 regiones durante un año. A otros dos oficiales se les mando a Lima por 120 días. A otro grupo de 7 a las 10 regiones de siempre por 210 días.
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Este 2015 ya tenemos ingresados 115 soldados norteamericanos en nuestro país, con el beneplácito del gobierno Humalista. Hoy ya podemos afirmar que tenemos presencia permanente de tropas norteamericanas en el Perú. Sin contar a los 3200 que llegaran en setiembre y 14 más que llegan en octubre a quedarse 90 días.
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No es casualidad que la presencia de los soldados imperialistas tenga como objetivo la sierra y selva peruana: ahí están las reservas de minerales más importantes de la región, así como importantes reservas de petróleo y gas. Y no conformes con “entrenar” según sus intereses a nuestros soldados y policías, piden colocar una base militar en el VRAEM y, bajo la tapadera de un centro de investigaciones climatológicas, otra base en Moquegua.
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Tampoco es casualidad que su presencia sea cada vez mayor con la proximidad de las elecciones. Ellos saben bien que la cosa se les puede salir de las manos y es necesario fortalecer su infiltración política con una mayor en nuestras FFAA y Policiales.
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Ya en Julio de este año un contingente militar peruano fue a Guatemala a participar de entrenamientos del Comando Sur de los EEUU, los mismos que estuvieron detrás del Plan Cóndor y de todos los derrocamientos del ayer y hoy contra gobiernos progresistas en América Latina.
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Entonces la pregunta es ¿porque todo esto no genera mayor protesta de la izquierda peruana, ni de sus líderes electorales? Las respuestas las podemos encontrar en que algunas organizaciones siguen con dependencia económica de la USAID y sus pares europeos, que te dan plata para que juzgues lo epidérmico pero jamás el fondo del problema.
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Que los hace cerrar el puño contra el espanto de las esterilizaciones forzadas de la dictadura, pero abrir la mano a la cooperación económica de USAID que fue quien promovió ese crimen. Que hace levantar la voz contra los criminales del Grupo Colina, Rodrigo Franco o militares que arrasaron pueblos, pero que los hacen callar que fue la Escuela de las Américas y la CIA quienes entrenaron a esas bestias.
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Que los hace pronunciarse contra el cambio climático con la puntería contra los países progresistas de América Latina para tapar el rabo de paja de los países de la OTAN. Que le duelen los muertos de las protestas sociales, pero no se plantean luchar contra las imposiciones del FMI (que por cierto se reúne en octubre en Lima) que son la madre del cordero. Que reivindican el derecho a la autonomía de los pueblos originarios, pero no plantean siquiera revisar los TLCs que son la base de los abusos contra nuestros hermanos.
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Entonces una izquierda así termina siendo funcional al imperialismo. Una izquierda “políticamente correcta” en un país brutalmente injusto no es la tercera vía entre el imperialismo y los países camino al socialismo. Termina siendo la cómoda cuarta pata de la mesa donde el imperialismo se va a comer nuestros recursos, con heridos, presos y muertos de por medio.
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Un debate que se ha dado en estos días por las redes es cuales de los congresistas votaron en esta u otras oportunidades por el ingreso de las tropas yankees al Perú. Votar a favor del ingreso de los que aquí nomas en Colombia violaron más de 50 niñas es un acto abominable. Haya sido para que ingresen 20 o 3200.
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Y más que intentar solapar su “error” deberían hacer con hidalguía un acto de rectificación, pedir disculpas y explicar porque nunca han denunciado este despropósito contra el país. Menos de eso es inaceptable para verlos como representantes del cambio.
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Debemos tomar conciencia que así como Colombia y sus siete bases militares yankees son un centro de operaciones contra Venezuela Bolivariana, desde un Perú sin protesta popular contra la presencia militar imperialista condenamos nuestro futuro y también atentamos contra los procesos revolucionarios de Bolivia y Ecuador.
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Y si la izquierda electoral no es capaz de ser antiimperialista, es en realidad un barco enemigo. Así el mercenario se vista de rojo, mercenario se queda y hay que decirlo.
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Este Primero de Setiembre que se sienta en el continente: Fuera Yankees del Perú!
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Hasta la Victoria Siempre
Guillermo Bermejo Rojas
Fuente: Corresponsables del Pueblo
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Desde luego que esta presencia norteamericana no es nueva ni casual. Al mismo ritmo que han aplicado Tratados de libre Comercio o nos va engullendo la Alianza del Pacifico y el Acuerdo Transpacífico, que en resumen significan la entrega de nuestros territorios a la voracidad de las trasnacionales mineras y de hidrocarburos al servicio del imperialismo norteamericano, a ese mismo ritmo han ido ingresando cada vez en mayor cantidad y por mayor tiempo, hasta convertirse en una presencia permanente, las tropas norteamericanas a nuestro país.
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Por ejemplo ya queda lejano aquel 2006 cuando Toledo de presidente y PPK de premier firmaban resoluciones supremas para que ingresen tropas norteamericanas “sin armas” y sin detallar la cantidad de efectivos. Para el 2008, en el gobierno de Alan García y con Velásquez Quesquén presidiendo el Congreso, se autorizó el ingreso de un Buque de asalto por 15 días, equipados con lanzamisiles y tripulados con 104 oficiales y 1,150 marines.
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También en el gobierno aprista, el congreso presidido por Alva Castro dio luz verde para el ingreso de 6 oficiales y 590 sub oficiales, por 24 días, cada uno portando un fusil y una pistola, los cuales pasearían de Ancón a Huarmey en ese periodo.
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Ya en el actual gobierno “nacionalista” los ingresos de las tropas norteamericanas cambiaron y ya no solo llegaban a abastecerse de combustible o descansar en nuestros puertos de sus tropelías sangrientas o a entrenamientos multinacionales de semanas. A partir del 2012 por lo menos y aprobado por unanimidad por la Comisión de Defensa, se firmó el permiso para el ingreso de una patrulla de 13 oficiales, por 180 días a unos y 120 días a otros, para entrenar a militares y policías en Lima y la selva peruana.
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El 2013 la cosa fue en aumento: el congreso a pedido de Ollanta Humala firmo el permiso para el ingreso por un año de un destacamento militar norteamericano de 5 oficiales, fusiles incluidos, con destino a las bases militares de Lima, Callao, Junín y Loreto. El mismo permiso se daba para otros cuatro oficiales y sub oficiales norteamericanos para entrenar “tácticamente” a nuestras FFAA en Huánuco, San Martin, Ucayali, Pasco, Loreto, Huancavelica, Junín, Cuzco, Lima y Ayacucho, por 60 días. A estas regiones le caerían tres equipos más: uno compuesto de 6 por un año, un segundo equipo de trece integrantes se quedaría 115 días y un tercer grupo de 7 integrantes por 120 días.
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En octubre del mismo 2013, Ollanta y su congreso volvieron a ponerles alfombra roja a las tropas yankees. Un equipo de 4 militares, siempre para las 10 regiones mencionadas, tenía 300 días de permiso. A otro grupo de 4 les dieron para quedarse un año. Y un equipo adicional de 11 miembros, iría especialmente para Lima, Callao y Loreto durante 124 días.
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El 2013 cerró con 54 oficiales y sub oficiales armados hasta los dientes paseando como Pedro por su casa por nuestras bases militares, “enseñando” lo que ya sabemos que hacen los criminales sobrinos del Tío Sam.
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Para febrero del 2014 se les permitió ingresar a Loreto, Callao, Lima y Pasco por 210 días a un contingente de 12 militares, con mayor potencia de fuego que sus antecesores. A dos oficiales norteamericanos se les permitió ir a 7 regiones durante un año. A otros dos oficiales se les mando a Lima por 120 días. A otro grupo de 7 a las 10 regiones de siempre por 210 días.
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Este 2015 ya tenemos ingresados 115 soldados norteamericanos en nuestro país, con el beneplácito del gobierno Humalista. Hoy ya podemos afirmar que tenemos presencia permanente de tropas norteamericanas en el Perú. Sin contar a los 3200 que llegaran en setiembre y 14 más que llegan en octubre a quedarse 90 días.
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No es casualidad que la presencia de los soldados imperialistas tenga como objetivo la sierra y selva peruana: ahí están las reservas de minerales más importantes de la región, así como importantes reservas de petróleo y gas. Y no conformes con “entrenar” según sus intereses a nuestros soldados y policías, piden colocar una base militar en el VRAEM y, bajo la tapadera de un centro de investigaciones climatológicas, otra base en Moquegua.
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Tampoco es casualidad que su presencia sea cada vez mayor con la proximidad de las elecciones. Ellos saben bien que la cosa se les puede salir de las manos y es necesario fortalecer su infiltración política con una mayor en nuestras FFAA y Policiales.
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Ya en Julio de este año un contingente militar peruano fue a Guatemala a participar de entrenamientos del Comando Sur de los EEUU, los mismos que estuvieron detrás del Plan Cóndor y de todos los derrocamientos del ayer y hoy contra gobiernos progresistas en América Latina.
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Entonces la pregunta es ¿porque todo esto no genera mayor protesta de la izquierda peruana, ni de sus líderes electorales? Las respuestas las podemos encontrar en que algunas organizaciones siguen con dependencia económica de la USAID y sus pares europeos, que te dan plata para que juzgues lo epidérmico pero jamás el fondo del problema.
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Que los hace cerrar el puño contra el espanto de las esterilizaciones forzadas de la dictadura, pero abrir la mano a la cooperación económica de USAID que fue quien promovió ese crimen. Que hace levantar la voz contra los criminales del Grupo Colina, Rodrigo Franco o militares que arrasaron pueblos, pero que los hacen callar que fue la Escuela de las Américas y la CIA quienes entrenaron a esas bestias.
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Que los hace pronunciarse contra el cambio climático con la puntería contra los países progresistas de América Latina para tapar el rabo de paja de los países de la OTAN. Que le duelen los muertos de las protestas sociales, pero no se plantean luchar contra las imposiciones del FMI (que por cierto se reúne en octubre en Lima) que son la madre del cordero. Que reivindican el derecho a la autonomía de los pueblos originarios, pero no plantean siquiera revisar los TLCs que son la base de los abusos contra nuestros hermanos.
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Entonces una izquierda así termina siendo funcional al imperialismo. Una izquierda “políticamente correcta” en un país brutalmente injusto no es la tercera vía entre el imperialismo y los países camino al socialismo. Termina siendo la cómoda cuarta pata de la mesa donde el imperialismo se va a comer nuestros recursos, con heridos, presos y muertos de por medio.
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Un debate que se ha dado en estos días por las redes es cuales de los congresistas votaron en esta u otras oportunidades por el ingreso de las tropas yankees al Perú. Votar a favor del ingreso de los que aquí nomas en Colombia violaron más de 50 niñas es un acto abominable. Haya sido para que ingresen 20 o 3200.
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Y más que intentar solapar su “error” deberían hacer con hidalguía un acto de rectificación, pedir disculpas y explicar porque nunca han denunciado este despropósito contra el país. Menos de eso es inaceptable para verlos como representantes del cambio.
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Debemos tomar conciencia que así como Colombia y sus siete bases militares yankees son un centro de operaciones contra Venezuela Bolivariana, desde un Perú sin protesta popular contra la presencia militar imperialista condenamos nuestro futuro y también atentamos contra los procesos revolucionarios de Bolivia y Ecuador.
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Y si la izquierda electoral no es capaz de ser antiimperialista, es en realidad un barco enemigo. Así el mercenario se vista de rojo, mercenario se queda y hay que decirlo.
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Este Primero de Setiembre que se sienta en el continente: Fuera Yankees del Perú!
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Hasta la Victoria Siempre
Guillermo Bermejo Rojas
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