jueves, 9 de agosto de 2018

Crónica de un atentado anunciado contra Maduro

Nicolás Maduro, presidente de Venezuela
© AFP 2018 / Juan Barreto

Vicky Peláez
Atentado fallido contra el presidente de Venezuela Nicolás Maduro (59)
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La oposición venezolana, financiada y dirigida por EEUU con sus satélites europeos y latinoamericanos, después de varios fallidos intentos de poner fin al Gobierno de Maduro usando guarimbas, sabotaje económico, criminalización diplomática y guerra mediática, decidió finalmente en su frustración tomar una medida extrema: asesinar al presidente.
El lenguaje político está diseñado para que un asesinato político parezca una acción respetable y para dar al viento apariencia de solidez (George Orwell, 1903-1950)
El intento de magnicidio contra el mandatario venezolano tuvo lugar durante el desfile por el 81 aniversario de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB). En el momento del discurso presidencial, dos drones DJIM600, cargados cada uno con 50 kilos de explosivo plástico C4, usado por militares de EEUU y de la OTAN, aparecieron volando y se acercaron a la tarima donde estaban el presidente y miembros de su Gobierno.
Sin embargo, el atentado falló debido a la pericia de los especialistas de la guardia presidencial, que usaron equipos inhibidores de señales para desorientar el primer dron y activarlo fuera del perímetro donde se encontraba Nicolás Maduro.
El segundo aparato no tripulado perdió el control y detonó en un edificio aledaño al evento, ocasionando heridas a seis miembros de la GNB. Unos días después los agentes del Servicio Bolivariano de Inteligencia (SEBIN) lograron detener a seis individuos presuntamente involucrados en el complot. El presidente Maduro denunció que las personas que participaron en el intento de magnicidio fueron entrenados por colombianos en Chinácota, departamento de Colombia ubicado al norte de Santander.
El mandatario bolivariano aseveró no tener dudas de que "la ultraderecha venezolana, en alianza con la ultraderecha colombiana y sin olvidar el nombre de Juan Manuel Santos, están detrás de este atentado". Aunque Santos lo niega debe tener razón el presidente Maduro al señalar al expresidente de Colombia —el mandato de Juan Manuel Santos terminó el 7 de agosto pasado— como promotor del fallido atentado a instancias de EEUU.
No hay que olvidar que Colombia, con siete bases norteamericanas, es la mano derecha bien armada de Washington en América Latina y también de la OTAN, después de firmar Santos un compromiso con esta alianza.
Cinco días antes del atentado, Santos declaró que veía "cerca la caída del régimen de Maduro en Venezuela". "Ojalá mañana mismo terminara el Gobierno de Maduro", añadió.
Y no era la primera vez que Santos expresara sus deseos de la caída del chavismo en Venezuela. Lo hizo en múltiples ocasiones en las que confesó abiertamente sus intenciones de intervenir en los asuntos venezolanos y participar en el cambio de su Gobierno.
Fue Colombia bajo su mandato que aplicó sanciones indicadas por Washington contra Caracas, especialmente prohibiendo la exportación de medicamentos a Venezuela, obligando al país a recurrir a la medicina importada de la India.
Por supuesto, la ofensiva principal contra Venezuela proviene de Estados Unidos. Sin mencionar el fallido golpe de Estado dirigido por Washington en 2002 contra Hugo Chávez, y los 16 años de acechanzas tejidas en el Departamento de Estado de EEUU contra Caracas. Fue Barack Obama quien dictó la orden ejecutiva (Decreto 2015) que declaró a Venezuela como una "amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior de EEUU".
Donald Trump, a su vez, ordenó la prórroga por un año de la 'Emergencia Nacional' contra el país bolivariano.
El 11 de agosto de 2017, Donald Trump habló inclusive sobre la posibilidad de intervención militar contra Venezuela: "Tenemos nuestras tropas en todo el mundo (300.000 militares en 177 países), en lugares muy lejanos, y Venezuela no está lejos".
Lo que le interesa a EEUU son los 600.000 millones de barriles de petróleo que posee el país, pero actualmente las Fuerzas Armadas de EEUU, dispersas por el mundo y participando en conflictos bélicos en Irak, Afganistán, Siria y Yemen, no están listas para iniciar una nueva aventura bélica.
Lo que les queda a los estadounidenses es seguir desestabilizando los últimos reductos del populismo y nacionalismo en Venezuela, Nicaragua y Bolivia, dando una 'atención' primordial al chavismo y promoviendo 'guarimbas' en Nicaragua. Bolivia, por el momento, está a la cola de las 'revoluciones de colores' promovidas por el Departamento de Estado y la CIA.
Según el periodista de El Nuevo Herald de Miami, Carlos Alberto Montaner (4 de agosto 2018), el deber de EEUU es "acabar con las satrapías cubana, venezolana, nicaragüense y boliviana". El presidente de Bolivia, Evo Morales, en referencia a las recientes visitas del secretario de Estado de EEUU, Mike Pompeo, a diferentes países de América Latina, recalcó que "han sido en busca de conseguir el apoyo para una intervención a Venezuela".
El presidente de Bolivia sostuvo también que cuando EEUU "no puede acabar con el Gobierno de Maduro ni políticamente, ni democráticamente, ni con supuestos intervencionismos militares, siento y veo que quiere acabar con la vida. Eso es la historia de todos los partidos de izquierda y de todos los Gobiernos de izquierda".
Por supuesto, Washington trató de distanciarse del intento de asesinato de Maduro por medio del consejero de Seguridad Nacional del presidente Trump, John Bolton, quien aseguró a los medios de comunicación que "no hubo absolutamente ninguna participación del Gobierno norteamericano en lo que ha sucedido allí". Pero Bolton también insinuó que el incidente podría haber sido provocado "por muchas cosas, como un pretexto montado 'por el régimen mismo o cualquier otra cosa". La idea del 'atentado fingido' recibió gran cobertura de los medios de comunicación globalizados.
Según el periodista Benjamin F. Deyurre, el atentado fue montado por el Gobierno de Venezuela para hacer 'caída y mesa limpia' para anular a los opositores más destacados y hacer limpieza en las Fuerzas Armadas. Deyurre considera que Maduro y sus seguidores saben que su "país va a implosionar". "En base a ello, optarían por implicar como responsable de esta farsa a un Gobierno extranjero. ¿Cuál mejor que Colombia, cuyo presidente, Iván Duque, está dispuesto a cerrar sus fronteras y romper relaciones con el bandolero régimen de Nicolás Maduro"?
El nuevo mandatario de Colombia, que es la principal base de acción de EEUU en el continente, Iván Duque, hombre de Álvaro Uribe, ya acordó con el vicepresidente de EEUU, Mike Pence, seguir presionando al Gobierno de Venezuela. Precisamente con este pretexto para elaborar un plan de poner fin al chavismo, Duque tuvo reuniones con el secretario de Estado, Mike Pompeo, la directora de la CIA, Gina Haspel, el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, y con el acérrimo enemigo de Maduro, el secretario general de la OEA, Luis Almagro.
Durante estos encuentros, Duque dejó entrever una posible vía militar en Venezuela, después que la Casa Blanca confirmara el planteamiento de una posible intervención militar en Venezuela, una de tantas ideas sin sustento Donald Trump.
El portal informativo Information Clearing House informa sobre las aspiraciones del exjefe de la CIA, Mike Pompeo, (actual secretario de Estado) de acelerar la 'transición' de Venezuela con la ayuda de Colombia y México. Según Pompeo, la CIA está haciendo lo mejor para entender la dinámica venezolana para asesorar al Departamento de Estado y otras dependencias del Gobierno estadounidense". La conclusión a la que llega la CIA es que la oposición venezolana es demasiado débil y está dividida.
La fuerza principal para terminar con el régimen de Maduro es la Fuerza Armada. Lo que habría que hacer es romper su adhesión al chavismo y fragmentarla, usando el descontento de algunos de sus mandos medios y subvirtiendo a los oficiales jóvenes.
Una de las opositoras venezolanas residente en Miami, Patricia Poleo, es promotora de la misma tesis de que solo se podrá terminar con el chavismo mediante la violencia armada dirigida por oficiales, suboficiales, soldados activos y en reserva de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FARB) (@soldadosdefranela).
El portal lahaine.org analizó la desactivación dentro de las FARB al Movimiento de Transición al Pueblo y la Operación Constitución, llegando a la conclusión de que "el chavismo se enfrenta a una estrategia que combina todas las formas posibles de ataques, las que en otros países del continente aparecen solo en una o dos dimensiones. En Venezuela golpean por asaltos, de forma conjunta, separada, por etapas, por todos los ángulos. Los drones sobre el presidente fueron una más.
En América Latina, Venezuela es el objetivo principal de EEUU y de Colombia, los que representan "el peligro real", como los definió Nicolás Maduro. Este "peligro real" es latente y se revela en la muerte de dos campesinos de Barinas a pocas horas de haber culminado el encuentro con el presidente venezolano. Los asesinos dejaron un claro mensaje al mandatario: "Hoy fueron ellos, tus consentidos. El próximo podrías ser tú".
No le queda otra alternativa al pueblo que estar alerta y vigilante para mantener vivo a su presidente, que trata de sacar adelante la economía del país luchando día a día para lanzar el próximo 20 de agosto una nueva reforma económica que quiera Dios represente respuestas efectivas a la actual crisis para traer estabilidad, prosperidad y paz a los venezolanos.

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