miércoles, 3 de mayo de 2023

DUDOSO DOCTORADO DE LA FISCAL DE LA NACIÓN

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ARMANDO GALLARDO LEÓN
DUDOSO DOCTORADO DE LA FISCAL DE LA NACIÓN
Un pilar fundamental de cualquier país democrático es la administración de justicia que goce de la confianza del pueblo. ¿Sucede eso en el Perú? La respuesta es un rotundo no. El pueblo percibe que los operadores de la justicia están al servicio de la gente adinerada o con poder político. De allí que, irónicamente, al Día del Juez le llamen también Día de cuál es la mía; Día del cuánto hay; Día del cómo es; etc.
Conozco a jueces y fiscales probos, honestos, pero ellos constituyen una isla en un mar de corrupción que surca la administración de justicia.
Vienen a colación estas ideas al ver el caso de la Fiscal de la Nación de cuya calidad académica y profesional se tienen serias dudas. Para disiparlas bastaría con que Patricia Benavides muestre sus tesis para obtener sus grados de maestría y doctorado además de sólidas pruebas de que sí sabe leer, escribir y hablar en inglés y en quechua, idiomas que aseguró dominar cuando concursó para ocupar el cargo que ahora ostenta.
Si sus presuntos compañeros en el curso de actualización para adquirir el doctorado no la recuerdan, nos hace pensar que fue una alumna fantasma o fue tan mediocre que nadie se dio cuenta de su existencia. Este curso lo habría llevado el año 2009 en la “universidad” Alas Peruanas y, al respecto, el semanario Hildebrand en sus trece, realizó una investigación entrevistando a testigos y acopiando datos de quienes -según Patricia Benavides- habían sido sus compañeros, varios de los cuales negaron haberla conocido hasta su encumbramiento como Fiscal de la Nación. ¡Seis de siete entrevistados declararon no recordarla o ni siquiera conocerla!
Pero no solamente su calidad académica esta en cuestión sino también su desempeño como jefa del Ministerio Público pues ha cambiado a fiscales a su regalada gana para poner a sus allegados en puestos claves para favorecer algunos intereses tóxicos a la comunidad nacional. Por ejemplo, cambió a la fiscal que estaba investigando a su hermana, la jueza Enma Benavides, por el supuesto delito de haber liberado a narcotraficantes sin la suficiente justificación; haber separado a los fiscales especializados en la defensa de los derechos humanos que estaban investigando los luctuosos sucesos de diciembre, enero y febrero en que miembros de la policía y de las fuerzas armadas asesinaron a muchos participantes en las protestas contra Dina Boluarte; haber tenido conversaciones telefónicas con el empresario Antonio Camaño, uno de los “hermanitos” de la banda de los “Cuellos blancos del puerto” conformada por fiscales, jueces, abogados y otros especímenes de la misma calaña.
Pero ¿por qué nos preocupa la Fiscal de la Nación? Porque es la jefa del ministerio público que debe prevenir y perseguir el delito, defender la legalidad, y proteger a las víctimas y a los testigos de un delito, por lo tanto debería tener como jefe a una persona intachable, de límpida trayectoria intelectual y funcional, requisitos que no reúne la señora Patricia Benavides

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