miércoles, 10 de enero de 2024

LA DELGADA LÍNEA ROJA DE LA EXISTENCIA

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LA DELGADA LÍNEA ROJA DE LA EXISTENCIA
Por Eloy Jáuregui
Ya estoy de alta. No fue buena mi experiencia en el Hospital Rebagliati. Duele la muerte próxima. Me curaron pero me hicieron sufrir como una rata. Estar enfermo en este país no se lo deseo ni a Superman. Sin embargo ,Amigos como Lucho Bellido, Floiro Tarazona, Edwin Sarmiento, Jorge Colán, Fernando Obregón, Beto Jara o Carlos Enrique Freyre hicieron posible llevar mi mal como cholo con frac. Me ensangrentado con alta costura con huecos hasta por el fundillo y dormí en la cama del finado Luis Castañeda Lossio. Yo no robo pero no hago sobras. Los médicos la dieron en el palo porque no acertaron con mi mal. Como el valse “El tísico” interpretado por Rómulo Varillas y Los Embajadores Criollos:
No me beses que estoy muy enfermo
no me beses te pido por favor
hace tiempo no como ni duermo
de pensar en este cruel dolor.
Mucho tiempo ya llevo postrado
en la cama de un hospital
ya la ciencia me ha desahuciado
contagioso y malo
dicen que es mi mal.
Ser tísico es mi mal horrible es mi dolor
la ciencia no puede salvarme
Sin saber quién será el dueño de tu amor
para poder consolarme.
Ya no vengas, no vengas a verme
hoy siento en el pecho un fuerte dolor
ya estoy frio no puedo moverme
tápame la cara, hazme ese faaavor.
Pero en la cara no, igual me salvaron del más allá. En la foto que me tomó el Chinito Domínguez luzco saludable pero la cosa no fue tan sencilla. Hace unas horas nació Gael Rodrigo, mi primer nieto y unos viene y otros casi se van y miro al cielo y repito con César Vallejo en sus Nueve monstruos:
“Jamás, hombres humanos,
hubo tanto dolor en el pecho, en la solapa, en la cartera,
en el vaso, en la carnicería, en la aritmética!
Jamás tanto cariño doloroso,
jamás tanta cerca arremetió lo lejos,
jamás el fuego nunca
jugó mejor su rol de frío muerto!
Jamás, señor ministro de salud, fue la salud
más mortal
y la migraña extrajo tanta frente de la frente!
Y el mueble tuvo en su cajón, dolor,
el corazón, en su cajón, dolor,
la lagartija, en su cajón, dolor”.
Y en este verano mortal ya descanso en casa, abrigado por “Bizcochito” refugiado en mis adverbios y lo digo en voz alta y en los idiomas de la eternidad: “Jamás, señor ministro de salud, fue la salud más mortal”. Y añado, Quédense con todo que yo tengo amigos de verdad.

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