miércoles, 11 de septiembre de 2013

Nueva reforma de la ley Universitaria


Si se parte del principio de que la ley es la continuación de la política; y la política es la ciencia de la economía, entonces se está en condiciones de conocer el fondo de toda ley que traduce una política y por ende, responde a un determinado modo de producción en el campo de la economía, campo que por otro lado, se desarrolla o estanca por el fuego cruzado de los intereses de clase de las diferentes clases y estamentos sociales que conforman una sociedad concreta.
Así pues, se desenmascara a aquella farsa neutral que se escriben en toneladas de papel con el ánimo de hacer aparecer a la ley o a la ley de leyes y todo su sistema jurídico habidos y por haber, como por encima de la política y la economía, cuando en realidad depende en absoluto de ellas.
Últimamente, como siempre, se levanta harta polvareda respecto a un nuevo proyecto que estima necesario una nueva reforma universitaria en el Perú. Al respecto, los intelectuales forzados por acercar el estudio a la producción, alega muchos argumentos, pero el principal de ellos es constatar “la lamentable falta de calificación para el trabajo”, y que las universidades viven a espaldas de ella y que el Perú, en materia de enseñanza se ubica en los lugares más bajos en el mundo. Esto es visto desde la superficie; pero si se ahonda un poco, veremos que esa ubicación baja de la enseñanza en el Perú depende de su situación real, concreta, de ser un país de un capitalismo marginal, dependiente de los grandes países capitalistas industrializados que la mantiene como un eterno deposito de materias primas, mercado para sus manufacturas e inversiones de sus capitales; es decir, aquellos países que invierten en el Perú no lo hacen para desarrollar la industria nacional, no, lo hacen para desarrollar su propia industria y ampliar su imperio de riqueza acumulada . Es por eso, que en los actuales momentos que se va enfriando la farsa del “crecimiento económico” a raíz de la crisis general y generalizada del capitalismo mundial, el Estado peruano, a través de su gobierno de turno, se manifiesta con que “la crisis llego al Perú”. Más exacto es decir, que nuestros grandes explotadores y compradores del exterior, hoy en crisis, ya no necesitan de nuestras materias primas y nos vienen abandonando a nuestro destino. Es el típico caso, salvando diferencias de tiempo y espacio, de lo sucedido con la bonanza con pies de barro del guano y del salitre del ochocientos. Ese defecto arrastrado hasta hoy por esa clase dominante parasitaria, limosnera, acostumbrada a vivir de los centavos que le tiran el canon minero o las regalías de ese mismo filón miserable, lo que denuncia la crítica situación de ser un país que ha tocado fondo: desindustrializado, desagrarizado e informalidad laboral.
Esa es la ley, la política y el modo de producción de una economía de capitalismo marginal que hunde hoy como ayer, al Perú. Y una nueva reforma universitaria, por muy vocinglera que sea de modernidad en la educación, no solo será una anécdota más como muchas reformas, sino una cómica parodia de modernidad en medio de una situación de un capitalismo marginal. Y no se necesita de un estudio sesudo para darnos cuenta de que eso acaecerá con el actual proyecto de reforma universitaria; pues solo piensa en modificar la forma administrativa de los conocimientos en la superficie de una realidad caduca, que no le corresponde. Su precario punto de vista supeditado al sostenimiento del sistema dominante, obra en él haciéndole Ignorar por completo la realidad profunda del Perú, que hoy más que nunca reclama para una salida real concreta, de su situación de marginalidad en el mundo, la Preparación de la Organización que lo conduzca al Perú Integral, al Perú nuevo en el mundo nuevo. Y esto es tarea de los hombres nuevos del Perú de hoy.
Héctor Félix Damián
10.09.13

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