Acerca de un comentario insustancial de Eduardo Ibarra
SOBRE POLÍTICA CONCRETA
SOBRE POLÍTICA CONCRETA
17
de noviembre de 2014
Estimados
amigos:
Acabo de leer el comentario de Eduardo Ibarra La
Reconstitución y la Política Concreta (10.11.2014), que incluye
como anexo el texto Comentario Obligatorio (12.11.2011) del mismo
autor, los cuales se reenvían más abajo. Ambos documentos me
parecen comentarios insustanciales, en los cuales el autor no
propone ninguna “política concreta”, por el contrario, ataca la
propuesta concreta de luchar por el Municipio Nuevo, sin proponer
ninguna alternativa seria, acorde a las condiciones actuales de la lucha de
clases en el país.
1.-
Mucho agradeceré, si alguno de ustedes me puede informar ¿qué es lo que
Eduardo Ibarra propone como "tareas políticas concretas" (sin
divagaciones en abstracto) con respecto a las comunidades campesinas alto
andinas, a las comunidades nativas amazónicas y a los gobiernos locales
(municipios) que actualmente existen en el país?
Todos sabemos que estas son tres formas “realmente existentes”
de administración y de gobierno local en el país. Y no son
pocas, sino que en su conjunto superan las cuatro mil unidades, cada una con
sus propias características particulares. Estas tres formas de gobierno locales
altamente representativas (comunidades campesinas, comunidades nativas y
municipios) existen en nuestro país desde hace muchos años atrás, y en el
último decenio nuevamente han cobrado gran vitalidad, colocándose en el
centro del debate político, tanto desde el punto de vista táctico, como
desde el punto de vista estratégico; mientras que, por el contrario,
las organizaciones partidarias, tanto de derecha como de izquierda,
tanto los partidos reaccionarios, como los reformistas y los
revolucionarios, continúan empantanados en sus crisis internas, todos
ellos, sin excepción, camino a la extinción.
2.-
El último decenio (2003-2013) se ha caracterizado en el desarrollo de la
historia social peruana, por ser el decenio de la reanimación de las
luchas de las masas trabajadoras, reanimación que ha puesto en primer plano
diversas formas de organización propia, y variadas formas
de lucha propias del pueblo trabajador.
El pueblo peruano no necesita de “salvadores” que
aparezcan para inventar “organizaciones propias” nuevas a partir de “la
nada a la existencia”. El pueblo tiene sus organizaciones propias, la
mayoría de ellas templadas en la lucha cotidiana, y lo que en verdad
necesitan es fortalecer sus organizaciones propias “realmente
existentes”.
Durante ese decenio (2003-2013), las masas
trabajadoras han luchado agrupadas ya sea en sus comunidades
nativas amazónicas (recordemos las luchas de los pueblos amazónicos entre abril
y junio de 2009), o en sus comunidades campesinas alto andinas (recordemos las
luchas de los pueblos de Puno en el año 2010, de Cajamarca en los años 2010 y
2011, y de Comandante Espinar-Cusco en el año 2011), y en sus municipios
locales (recordemos la participación de los municipios en las mencionadas
luchas de los pueblos amazónicos, de los pueblos de Puno, Cajamarca
y Cusco, y en otras numerosas luchas reivindicativas).
Los trabajadores del campo y de las ciudades, los
trabajadores manuales y los trabajadores intelectuales, han luchado durante ese
decenio 2003-2013 agrupados en amplias y combativas organizaciones y
movimientos frente unitarios; mientras que, por otro lado, los
autodenominados "marxistas-leninistas" (o "cruzados anti revisionistas"),
los pomposos como ineficientes promotores de la
"reconstitución del obsoleto PC del P", la mayor parte de ese decenio
se la pasaron "leyendo libros", comentando citas librescas
fuera del contexto del momento presente totalmente alejados de las
acciones concretas de las masas, y atacando las opiniones de todo activista
discrepante de sus doctrinarias elucubraciones mentales, e invocando a “rendir
culto a los libros”.
Yo les pregunto, alguien de ustedes conoce, o está
mínimamente informado, si el llamado "Comité de Reconstitución José
Carlos Mariátegui" que acaudilla Eduardo Ibarra, participó directa
y presencialmente, o por lo menos, participó indirectamente con algunos
análisis y comentarios concretos, en las luchas más importantes del pueblo
peruano desplegadas en el decenio 2003-2013.
Por ejemplo, ¿qué cosa publicó Eduardo Ibarra
el día 5 de junio de 2009?, el día que ocurrió la cruenta Batalla de Curva
del Diablo entre el aparato represivo del estado y pobladores amazónicos. Les
recomiendo revisar los archivos del grupo de correos “foro centenario” de ese
día, para que comprueben la total desubicación en que se desenvuelve la
“creación heroica” del Sr. Ibarra.
3.-
A la par que volver a estudiar la reciente historia de las luchas de las masas
trabajadoras en el país, en especial las desarrolladas durante el decenio
2003-2013 como preocupación principal (tal como yo lo propuse el día 15 de
octubre de 2011 en la primera sesión del Tercer Seminario sobre Socialismo
Peruano), también considero necesario volver a estudiar las enseñanzas de las
grandes experiencias de lucha del proletariado mundial.
En el caso concreto de la Comuna de Paris
(1871), debemos investigar si "la comuna recién se formó al día siguiente
del 18 de marzo de 1871", o por el contrario, "la comuna ya
existía en Paris desde muchos años antes" como forma de gobierno local
reconocida por el pueblo parisiense, que se desarrollaba paralelamente a los
órganos del poder central de la dominación burguesa.
En el caso concreto de la revolución soviética (1917),
debemos investigar si "los soviets recién se formaron al día siguiente del
7 de noviembre de 1917" al instaurarse el nuevo poder dirigido por el
proletariado ruso, o por el contrario "los soviets ya existían en
los últimos años de la Rusia zarista", coexistiendo durante varios
años con el poder feudal-burgués del zarismo (Recordemos que en la Rusia
zarista, hasta comienzos del siglo XX, no obstante el significativo
crecimiento capitalista, todavía no existía libertad política, ni
constitución, ni formas de gobierno democrático burguesas, ni tampoco
municipios o comunas, y recién al impulso de la revolución
democrático burguesa de 1905 se constituyeron los primeros consejos de obreros
y campesinos llamados “soviets”, en los cuales entre 1905 y 1917,
predominó la influencia de la pequeña burguesía rural de tendencia social
revolucionaria, y la influencia de la pequeña burguesía urbana de tendencia
reformista, menchevique. En los soviets urbanos y con mayor razón en los
soviets rurales, la influencia de los bolcheviques siempre fue minoritaria
hasta noviembre de 1917).
De manera similar, hay que volver a estudiar las
experiencias de la revoluciones china, cubana y vietnamita, y volver a
investigar "sobre qué bases reales y objetivas se formó el nuevo
poder del pueblo trabajador" en cada uno de esos países. No basta con
demoler las formas del viejo poder, sino que, lo más importante es
instaurar las formas del nuevo poder, apoyándose y renovando las formas
de gobierno local ya existentes.
Toda revolución, y con mayor razón la revolución
socialista, no inventa formas nuevas de poder
"virginalmente puras" que aparecen como por encanto “al día
siguiente” del triunfo de la revolución, como ilusamente supone y pretende
Eduardo Ibarra cuando repite hasta el cansancio “la conquista del poder político como base de
la socialización de la riqueza”.
Por el contrario, la revolución
socialista descubre las formas de organización del pueblo
trabajador ya existentes y desarrolladas en el seno de la vieja
sociedad. El socialismo renueva y potencia esas “viejas” formas de
gobierno en lucha contra el poder central, y las transforma en las
células del “nuevo poder” que será instaurado por la clase
victoriosa. Es en ese sentido, y no otro, que debemos entender que las
viejas formas de organización “realmente existentes” son los gérmenes de
las futuras células del nuevo poder por instaurarse.
Ese es, y ese continuará siendo el camino de la
revolución socialista en el Perú. Tenemos la responsabilidad de descubrir
que formas de organización del pueblo trabajador "realmente
existentes" en la actualidad, pueden y deben ser utilizadas con dos
objetivos concretos.
En primer lugar, para resistir y enfrentarse al viejo
poder central burgués (y no para “fortalecerlo” como gratuitamente supone y
acusa Ibarra), y en segundo lugar, debemos descubrir cuáles de estas
“viejas” formas de organización ya existentes (no imaginarias) deberán ser
utilizadas para servir de "gérmenes" de las células del nuevo
poder a instaurarse en un futuro no lejano.
Pretender que la revolución triunfante creará
formas nuevas de organización del pueblo trabajador recién “al día siguiente” de
la revolución, es puro subjetivismo, es idealismo totalmente reaccionario, y
decimos que es reaccionario por ser una postura paralizante,
promotora de la inacción, que pretende y propone “saltar de la nada a la
existencia” como por arte de magia.
Esa es la diferencia esencial entre la dialéctica
materialista y la dialéctica idealista. Los materialistas asumimos la
tarea de descubrir las formas nuevas que ya existen en “germen”
dentro del seno de la vieja sociedad actual; mientras que los idealistas, como
Ibarra, y no solo como él, pretenden “inventar” cosas nuevas, no
existentes en la realidad actual, a partir de sus especulaciones mentales
a las cuales denominan “creación heroica”.
Indudablemente que entre esas formas utilizables por
el nuevo poder dirigido por el proletariado, están totalmente
descartados el parlamento, la magistratura, las fuerzas
armadas, y los actuales órganos del gobierno central, todos los cuales
necesariamente serán demolidos por el avance de la revolución
triunfante.
Pero el caso de los municipios, y de las
comunidades campesinas y amazónicas, es totalmente diferente. A las
comunidades y a los municipios no se les puede incluir dentro de las
formas de gobierno que deberán ser demolidas, sino que, por el contrario, las
comunidades y los municipios serán renovados y reorientados por los
propios trabajadores, libres ya de las ataduras del viejo poder central,
para desplegar plenamente su potencial vitalidad dentro de la nueva
sociedad.
Hace muy mal Eduardo Ibarra en su última crítica insustancial, al pretender
colocar en el mismo nivel al parlamento burgués con los actuales gobiernos
locales. Y al no darse cuenta de esa diferencia existente entre lo caduco y lo
germinal, él demuestra que no conoce ni comprende en lo más mínimo
la estructura del poder en el país.
Una simple lectura de la virulenta campaña
orquestada actualmente por los voceros de la clase dominante (con el diario El
Comercio y la coalición alan-fuji-castañista a la cabeza) contra los
gobiernos locales en el país, así como la defensa desesperada que hacen de los
obsoletos partidos políticos, podrían servir para entender la actual
estructura del poder.
4.-En
el transcurso del siglo XX, en el Perú se desarrollaron tres procesos
insurreccionales fallidos, y los tres procesos fallaron y fueron
derrotados en última instancia, por la misma causa: los tres
desconocieron las formas naturales de organización de la administración y
de gobierno del pueblo trabajador, y los tres pretendieron crear “formas
nuevas de gobierno” totalmente ajenas al pueblo.
La primera experiencia fallida
fue en la década de 1930, cuando el PC del P, acaudillado
por el nacionalista burgués Ravines, intentó crear "soviets"
totalmente ajenos a las formas naturales de organización del pueblo
peruano (las comunidades campesinas), y por eso el pueblo los rechazó y los
dejó aislados.
La segunda experiencia fue en la década de
1960, en la cual el MIR y el ELN intentaron crear "focos guerrilleros", también
totalmente ajenos a las formas naturales de organización del pueblo peruano
(comunidades campesinas), y por eso el pueblo no los aceptó, los guerrilleros
quedaron aislados y fueron rápida como fácilmente derrotados por
las fuerzas represivas, fue un sacrificio en vano.
La tercera experiencia fue en la década de
1980, en la cual el PC del P y el MRTA intentaron crear nuevas "formas
de gobierno revolucionarias" inventadas por ellos, y también
totalmente ajenas a las organizaciones naturales del pueblo (las comunidades
campesinas y las comunidades nativas). Incluso los grupos subversivos se
enfrentaron, atacaron y reprimieron a muchos dirigentes de las comunidades
campesinas y de los municipios rurales, apelando a arbitrarios e impositivos
“juicios populares”. Por eso, el pueblo los rechazó y los combatió, hasta
dejarlos totalmente aislados, así fueron fácilmente desarticulados y
derrotados por las fuerzas represivas.
A la luz de estas tres experiencias fallidas, que nos han dejado grandes
lecciones de sus graves errores, debemos tener claro que en los futuros
procesos insurreccionales que necesariamente se desarrollarán en el país,
el pueblo luchará agrupado en sus formas de organización naturales, es decir
agrupado en sus comunidades nativas amazónicas (como en el año
2009), en sus comunidades campesinas y en sus municipios locales
(como en los años 2010 y 2011).
Ante esta alternativa objetiva, realista y afirmativa, ¿qué nos propone Eduardo
Ibarra? Parecería que él se está imaginando que todos deben inscribirse en su
minúsculo, y cada vez más desarticulado “Comité de Reconstitución José Carlos
Mariátegui”, para después formar un novísimo frente único dirigido por
él.
5.-
En el comentario que se trascribe más abajo, Eduardo Ibarra critica
malamente el folleto Programa comunal de desarrollo integral de
Ate, publicado en agosto de 2010 por Jaime Lastra. En este caso, como
en muchos otros, Ibarra se coloca en la muy fácil, como irresponsable posición
de un "francotirador". Critica, ataca, pero NO PROPONE NINGUNA
ALTERNATIVA, que no sea otra que la "inacción" paralizante, el
“no hacer nada” para trabajar entre las masas, salvo dedicarse como él, al
“culto a los libros”.
Para tomar en serio, aunque sea mínimamente, las
críticas y los ataques de Ibarra, habría que preguntarnos ¿cuál es la propuesta
de Ibarra para trabajar entre las masas en Ate? (o en cualquier otro
municipio del país, o del extranjero). Si él no tiene propuestas
concretas de acción en un lugar y un tiempo determinado, simplemente
queda pintado en cuerpo entero como un "charlatán" más, que “se
opone a todo”, pero que nunca propone alternativas concretas, no obstante que
como parte del título de su comentario ha escrito la expresión “política
concreta”. ¿Cuál política concreta me pregunto yo?
6.-
Entre nosotros ya son conocidos los resultados de las luchas
electorales municipales de octubre de 2010 y de octubre de 2014,
resultados que fueron altamente favorables a los candidatos del pueblo
en la mayoría de municipios y provincias del país, y a la vez fueron derrotas
significativas de los candidatos de todos los partidos políticos de la clase
dominante, que incluso decretaron “velorio” al día siguiente de conocerse los
resultados de las elecciones del 5 de octubre.
Y también es conocida, o debería ser conocida entre
nosotros, la campaña de desprestigio y de ataques contra los
municipios, desplegada por parte de los voceros y funcionarios de la clase
dominante, para lo cual magnifican y utilizan los actos de corrupción
descubiertos en unos pocos municipios.
En octubre de este año se han renovado los
dirigentes locales en más de 1,800 municipios distritales y en
cerca de 200 municipios provinciales. Asumiendo que en cada uno de esos 2,000
municipios se han elegido un promedio de diez autoridades municipales
(incluidos alcaldes y regidores), tenemos que reconocer que se han
elegido más de 20,000 autoridades locales, la mayoría de los cuales son
personas trabajadoras, honradas y luchadoras, son hombres y mujeres del pueblo,
sin mayor formación teórica socialista pero con amplia vocación democrática,
son ciudadanos interesados y preocupados en el desarrollo y el progreso de sus
respectivos pueblos.
Que entre esas 20,000 autoridades locales
exista un pequeño porcentaje de arribistas y corruptos (digamos 5% o tal vez
10% del total), no invalida en lo más mínimo la función democrática que
desempeñarán la mayoría de ellos en el transcurso de los próximos años.
Podemos prever, sin temor a equivocarnos, que en el
lapso a transcurrir en los próximos cuatro años, entre 2015 y 2018, una de las
constantes será el enfrentamiento cotidiano entre la mayoría de los
gobiernos locales (incluidas comunidades campesinas y comunidades nativas)
contra los órganos del poder central de la clase dominante. Al comienzo estas
serán confrontaciones por reivindicaciones y cuestiones muy pequeñas, pero en
“el tira y afloja”, necesariamente se irá pasando de las luchas pequeñas a las
grandes luchas por objetivos cada vez mayores, y de las luchas locales se
pasará a las luchas provinciales, y de éstas a las luchas de alcance regional,
como ya ocurrió en los años 2009, 2010 y 2011.
7.-
Los pocos municipios en los cuales los gobiernos municipales elegidos han
sido típicos representantes políticos de la clase dominante, como es el
caso de Castañeda en Lima-capital, no serán una excepción en esta larga y
dura jornada de oposición democrática que tenemos por delante.
En Lima, los cinco regidores de Diálogo Vecinal
que han sido electos como parte del Consejo Municipal, son representantes del
pueblo que tienen la gran responsabilidad de asumir la representación de los
más de 500 mil votantes que los apoyamos en la última contienda
electoral. Su primera tarea concreta será la defensa y la ampliación
de las reformas municipales democráticas del transporte urbano, del
comercio mayorista, y de la ampliación de los parques recreativos.
Entendemos que con estas reformas municipales de
carácter democrático, no se construye “socialismo” –sería demasiado ingenuo
pensar así–, pero si se mejoran las condiciones de trabajo y de vida
de la población limeña, y a su vez, se acumulan fuerzas para la siguiente
etapa, esa si de lucha franca y sin rodeos por el socialismo.
La reforma del transporte urbano en Lima,
no es cualquier reforma, sino que forma parte de la lucha por el
derecho al trabajo digno. No es posible que los trabajadores en Lima tengan
que seguir dedicando dos horas diarias en la mañana, más dos horas diarias en
la tarde, para desplazarse a su centro de trabajo, lo cual viene
alargando agotadoramente la jornada laboral a más de doce horas diarias.
Precisamente la reforma del transporte urbano apunta a disminuir la duración de
esa agotadora jornada.
La reforma del comercio mayorista y la ampliación
de los parques recreativos forman parte de la lucha por el derecho a una
vida digna. No es posible que en una ciudad de aproximadamente diez
millones de habitantes, la comercialización de los productos de primera
necesidad continúe en condiciones tan precarias como se ha venido realizando en
los últimos cincuenta años a merced de unas cuantas bandas de mafiosos
enquistadas en La Parada, ni tampoco es posible que los hijos del pueblo
trabajador no dispongan de un mínimo de parques recreativos.
Después de volver a leer las opiniones de Ibarra, totalmente negativas y
pesimistas con respecto a la función de los municipios, podemos comprobar que
los ataques contra las formas de administración y gobierno locales, no solo
provienen por parte de los voceros abiertos de la clase dominante, sino que el
doctrinarismo libresco, uno de cuyos exponentes precisamente es Eduardo
Ibarra, también se ha sumado a esta campaña anti democrática.
Saludos
Miguel
Ángel Aragón
A
continuación trascribo los dos textos de Eduardo Ibarra, precedidos de la nota
de presentación con la cual han sido divulgados recientemente.
El Sábado, 15 de noviembre, 2014
11:11:18, "Cesar Risso crissohx@yahoo.es [foro_centenario]" <foro_centenario@yahoogroups.com> escribió:
Con el artículo que sigue a continuación
nuestro compañero Eduardo Ibarra inicia el análisis del oportunismo de derecha
de Lastra en el plano político. El artículo analiza un aspecto central de la
política concreta que Jaime Lastra intenta imponer a su grupo y que pone en
evidencia no sólo su vergonzoso seguidismo con respecto al grupo
liquidacionista que dirige Ramón García, sino al mismo tiempo su propio
oportunismo de derecha en la medida en que dicho seguidismo implica su creencia
en la política reformista que significa pretender reestructurar el Estado
burgués en sus bases municipales.
Para que el lector se forme una idea más
exacta de la cuestión que aborda el artículo, publicamos como material adjunto
el escrito Un Comentario Obligatorio, también de nuestro compañero
Eduardo Ibarra.
16.11.2014.
A
continuación trascribo los dos textos de Eduardo Ibarra, precedidos de la nota
de presentación con la cual han sido divulgados recientemente.
El Sábado, 15 de noviembre, 2014
11:11:18, "Cesar Risso crissohx@yahoo.es [foro_centenario]" <foro_centenario@yahoogroups.com> escribió:
Con el artículo que sigue a continuación
nuestro compañero Eduardo Ibarra inicia el análisis del oportunismo de derecha
de Lastra en el plano político. El artículo analiza un aspecto central de la
política concreta que Jaime Lastra intenta imponer a su grupo y que pone en
evidencia no sólo su vergonzoso seguidismo con respecto al grupo
liquidacionista que dirige Ramón García, sino al mismo tiempo su propio
oportunismo de derecha en la medida en que dicho seguidismo implica su creencia
en la política reformista que significa pretender reestructurar el Estado
burgués en sus bases municipales.
Para que el lector se forme una idea más
exacta de la cuestión que aborda el artículo, publicamos como material adjunto
el escrito Un Comentario Obligatorio, también de nuestro compañero
Eduardo Ibarra.
16.11.2014.
COMITÉ DE RECONSTITUCIÓN JOSÉ CARLOS
MARIÁTEGUI (CRJCM).
La Reconstitución y la Política Concreta
En el artículo Las fuerzas
socialistas italianas, abril 1920, José Carlos Mariátegui observó: “En
virtud de una orden del día de Serrati, el partido declaró su adhesión a la Internacional
de Moscú y, en consideración al programa de Génova superado por los
acontecimientos y por las condiciones internacionales creadas por la guerra,
introdujo en él varias reformas. Conforme a estas reformas, el partido
conceptúa que los instrumentos de dominación del estado burgués no
pueden en ninguna forma transformarse en órganos de liberación del proletariado. Que
a ellos deben ser opuestos nuevos órganos proletarios -consejos de
obreros, de campesinos, etc.-, que, funcionando por ahora bajo la dominación
burguesa como instrumentos de lucha, serán mañana los órganos de transformación
social y económica del orden de cosas comunista. Que el régimen transitorio de
la dictadura del proletariado debe marcar el paso del poder de la burguesía a
los trabajadores” (t.15, p.71-72. Cursivas nuestras).
En el artículo El Partido Socialista
Italiano y la Tercera Internacional, agosto 1921, agregó: “Turati y su
fracción observan que dos son las concepciones socialistas de la actualidad, basadas
naturalmente en una diversa apreciación del instante histórico. La primera es
la concepción maximalista de que frente a la crisis burguesa, la acción
socialista debe ser exclusivamente insurreccional y revolucionaria. Y la
segunda es la concepción evolucionista de que la acción socialista debe ser
constructiva y no debe despreocuparse de los problemas de la crisis sino, más
bien, trabajar porque aboquen a soluciones socialistas o semisocialistas. En
suma, que el socialismo debe preparar dentro de la sociedad actual las bases de
la sociedad futura” (Ibídem, p.189. Cursivas nuestras).
Por eso, en el artículo La tentativa
revisionista de “Más allá del Marxismo”, julio 1928, subrayó
conclusivamente: “la praxis marxista… propone precisamente la conquista del
poder político como base de la socialización de la riqueza” (Defensa del
marxismo, p.26. Elipsis mía).
De este modo José Carlos Mariátegui marcó la
línea divisoria entre el marxismo y el revisionismo en punto a la táctica y la
estrategia de la revolución.
Sin embargo, Ramón García, cabeza del grupo
liquidacionista de derecha, postula la política reformista de reestructurar el
Estado burgués en sus bases municipales con aquello del “nuevo municipio” o
“gérmen de socialismo”.
Esta política se basa en la tesis de las
“reformas estructurales” del Togliatti revisionista. En efecto, este Togliatti
creía que el proletariado italiano “puede, en el ámbito del régimen
constitucional, organizarse como clase dirigente”; que “Podemos hablar de la
posibilidad de la amplia utilización de las vías legales e incluso del
Parlamento para realizar serias transformaciones sociales”; y que “El
desmantelamiento de las más atrasadas y pesadas estructuras de la sociedad
italiana y el inicio de sus transformaciones en sentido democrático y
socialista, no pueden ni deben ser postergadas hasta la hora de la conquista
del Poder por parte de la clase obrera y de sus aliados” (citado en Una
vez más sobre las divergencias entre el camarada Togliatti y nosotros, ELE,
Pekín, 1963, pp.97 y 98).
En pocas palabras, Togliatti creía que los
instrumentos de dominación del estado burgués pueden transformarse en órganos
de liberación de las clases trabajadoras; creía en la construcción de
“gérmenes de socialismo” sin derribar la dictadura de la burguesía; creía en
las vías legales para pasar al socialismo; creía en un “camino parlamentario al
socialismo”.
Con su
planteamiento de que el municipio debe ser una “corporación de trabajo,
legislativo y ejecutivo a la vez [que] tiene que planificar su economía,
asumiendo sus funciones de producción, administración y gobierno”, García
también cree que los instrumentos de dominación del estado burgués pueden
transformarse en órganos de liberación de las clases trabajadoras; cree en la
construcción de “gérmenes de socialismo” sin derribar la dictadura de la
burguesía; cree en las vías legales para pasar al socialismo; cree en un
“camino municipal al socialismo”.
Como puede verse, entre el “nuevo parlamento”
y el “camino parlamentario al socialismo” de Togliatti y el “nuevo municipio” y
el “camino municipal al socialismo” de García, no existe ninguna diferencia
sustancial. El fondo de ambos políticas es la reestructuración del Estado
burgués en un determinado nivel de su estructura.
Pues bien, mostrando una vez más su
seguidismo con respecto al grupo liquidacionista, Jaime Lastra asumió la
mencionada política opuesta a la praxis marxista, contraria al pensamiento
táctico-estratégico de José Carlos Mariátegui.
Para que el lector se persuada de mi
aserción, basta que lea el folleto Programa comunal de desarrollo
integral de Ate, agosto 2010, publicado por Lastra: allí aparecen copiados,
incluso literalmente, los argumentos de García. ¡Qué vergüenza!
Cuando, en su visita a esta ciudad en el año
2010, le hicimos al empedernido copista la observación correspondiente, solo
atinó a salir del aprieto diciendo que él entendía “de otro modo lo del nuevo
municipio”. Pero no fue capaz de explicar ese pretendido “otro modo”.
¿De qué otro modo, pues? ¿Alguien conoce
algún artículo suyo donde haya explicado ese “otro modo”? Si dice entender “de
otro modo” la política reformista que implica el “nuevo municipio”, ¿por qué no
ha sido capaz de exponerlo en un artículo?
Pero, como puede constatarlo cualquiera, Lastra
no ha procedido en el indicado sentido, lo cual prueba que la verdad, simple y
sencilla, es que ha asumido la política oportunista del grupo liquidacionista.
Precisamente el folleto mencionado arriba prueba fehacientemente mi aserto.
Entonces, aquello de “lo entiendo de otro
modo” no fue más que una maniobra para eludir la crítica, es decir, para
encubrir su oportunismo.
Como es obvio, no hay ni puede haber
Reconstitución del Partido con una política reformista, oportunista, contraria
a la praxis marxista y al pensamiento de Mariátegui.
10.11.2014.
Eduardo Ibarra.
Comentario Obligatorio
Ya en
los primeros años de la década de 1920, Luis Emilio Recabarren planteaba el
municipio como una instancia de “poder legislativo y ejecutivo encargado de
todos los asuntos de interés general dentro de la comuna”, y, como se saca en
limpio de su documento ¿Qué es lo que queremos
federados y socialistas?, daba a entender que constituir este poder era
posible en las condiciones de la sociedad socialista y, por tanto, sólo como
base de la estructura del nuevo Estado.
Esta
constatación implica, en primer lugar, que, aquellos que en nuestro medio plantean
actualmente un municipio “que sea una corporación de trabajo, legislativo y
ejecutivo”, no tienen el mérito de la originalidad, y, en segundo lugar, que,
por cuanto los mismos proponen, al contrario de Recabarren, que dicho municipio
debe ser “el por dónde empezar de la lucha por el cambio social” (“germen de
socialismo” le llaman), contravienen de la forma más flagrante el principio
marxista según el cual ninguna estructura estatal ni ninguna economía de
carácter socialista son posibles en las condiciones de la sociedad capitalista,
o sea, sin el previo derrocamiento de la dictadura de la burguesía y la
instauración de la dictadura del proletariado. Como es de conocimiento general,
este principio fue comentado por Mariátegui en su Defensa del marxismo:
“… cuando [de Man] sostiene que “el resentimiento contra la burguesía obedece,
más que a su riqueza, a su poder”, no dice nada que contradiga la praxis
marxista, que propone precisamente la conquista del poder político como
base de la socialización de la riqueza” (p.26. Negritas nuestras).
La idea
de un “nuevo municipio” entraña la creencia de que la estructura básica del
Estado capitalista puede ser transformada en un sentido socialista, y esta
creencia encierra de hecho un tris de la tesis de la transición pacífica.
Ocurre, sin embargo, que el establecimiento de cualquier forma de nuevo poder
local, sea en la ciudad o en el campo, supone necesariamente el derrocamiento
de las clases dominantes por vía revolucionaria.
En las
condiciones de la dictadura de la burguesía, el “nuevo municipio” no puede ser
una forma de socialismo germinal ni tiene posibilidad ninguna de construir
relaciones socialistas de producción, y, por esto, se revela apenas como una
propuesta de reestructuración de la base del Estado burgués que tendría la
función de “planificar” la producción capitalista.
Pero con
todo y con eso, en la imaginación de sus sostenedores, el “nuevo municipio”
aparece como una forma de poder socialista (“germen de socialismo” le llaman),
y esto significa que los mismos creen que la base del Estado burgués puede ser
transformada en dicho sentido proletario ¡en las condiciones de la dictadura de
la burguesía!
Como es
de conocimiento general, un punto fundamental de demarcación entre el marxismo
y el revisionismo es la cuestión de si la realización de cualquier forma de
economía y de estructura estatal socialistas son posibles antes del
derrocamiento de la burguesía y el ascenso del proletariado al poder. Lenin
señalaba a propósito que, “La diferencia entre la revolución socialista y la
burguesa está precisamente en que en el segundo caso existen formas plasmadas
de relaciones capitalistas, mientras que tras el Poder soviético, proletario,
no se encuentra con estas relaciones plasmadas”. Y señalaba, además, que “la
política es la expresión concentrada de la economía”.
Estas
aserciones significan que el punto de partida de la emancipación del
proletariado es el establecimiento de su poder político, a partir del cual se
construyen las relaciones socialistas de producción, apareciendo entonces la
política socialista como expresión concentrada de la economía socialista.
Así,
pues, la única manera marxista de plantear la cuestión de los municipios (o de
cualquier otra estructura del Estado actual), es dentro del marco de la
cuestión fundamental del poder. Escamotear este planteamiento de la
cuestión, el único correcto, es hacer a un lado el marxismo y asumir el
revisionismo.
Pero veamos
la cuestión teniendo en cuenta un posible reparo. Si los sostenedores del
“nuevo municipio” dijeran que éste no es una forma germinal de socialismo
(olvidando que lo llaman “germen de socialismo”), entonces ¿qué es? ¿Qué es
aquello de “corporación de trabajo, legislativo y ejecutivo a la vez [que]
tiene que planificar su economía, asumiendo sus funciones de producción,
administración y gobierno”? Descartado, en el marco del supuesto reparo, que el
“nuevo municipio” sea una forma de estructura socialista, entonces no sería
otra cosa que un municipio productivo en oposición al municipio burocrático
actualmente existente, por lo que estaría claro que apenas sería una
reestructuración de la base del Estado burgués.
Pero,
entonces, esta democratización del municipio no serviría sino para fortalecer
el Estado burgués, para darle un cimiento de masas, para hacerlo aceptable. A
este fortalecimiento del Estado burgués, los promotores del “nuevo municipio”
le llaman “el por dónde empezar de la lucha por el cambio social”. Así, pues,
cualquiera puede imaginarse qué “cambio social” puede resultar de ello.
La tesis
del “nuevo municipio” encierra la idea de una reforma estructural, y, por esto,
se revela inspirada en la tesis de las “reformas estructurales” levantada
por Palmiro Togliatti en los años 1950.
Es
menester subrayar que el carácter revisionista de la tesis del “nuevo
municipio” no puede ser ocultado por ningún alarde programático, por ninguna
retórica acerca de la toma del poder, por ningún maximalismo verbal. También
Jruschov, al tiempo que subvertía la dictadura del proletariado, hablaba a los
cuatro vientos de “pasar al comunismo en veinte años”.
12.11.11.
Eduardo Ibarra.
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