domingo, 3 de septiembre de 2017

PUKLLAY ARGUEDIANO


A pesar de 500 años de convivencia, la cultura occidental europea no ha entendido los valores y contenidos del idioma quechua, cada idioma, en sus códigos de comunicación alfabeto escrito alfabeto hablado, muestra a las otras culturas su manera de entender el mundo, de interactuar con el universo circundante, es decir su semiótica, su semántica y contenidos. La palabra que se nos plantea PUKLLAY se traduce como la palabra española “juego”, más en la semántica del idioma castellano, juego como algo que no tiene importancia, algo que sólo realizan los niños, que a veces lo realizan quienes quieren perder el tiempo, es decir actividad para nada productivo.
Esta palabra PUKLLAY en el espacio andino donde han florecido diversas culturas, tiene una connotación diferente al contenido que se le da en Europa; es preciso señalar aquí que hemos tenido una o más civilizaciones que enriquecieron la vida por estos lugares de manera maravillosa, pues nos han legado un testimonio precioso en los diversos formatos culturales, evidenciado en las maravillas arquitectónicas a lo largo y ancho del continente, en América del Sur, Perú tiene el privilegio de albergar en su territorio, no sólo los maravillosos complejos arqueológicos que hoy asombran a los investigadores de Europa y del mundo, sino también por la cultura viva expresada en nuestros usos y costumbres, presentada de muy variadas formas. 
En este marco, cuando observamos en el lugar llamado Tres Cruces en la provincia de Paucartambo, en la región Cusco, en las fechas comprendidas entre mayo y junio de todos los años, ante los ojos absortos de cualquier observador, cuando empieza el amanecer, el Sol baila de una manera muy alegre en el horizonte, por las informaciones con los que ahora contamos, sabemos que esto ocurre también en alguna zona del Japón, este acontecimiento del Sol, es un PUKLLAY. Cuando llueve durante un día soleado y aparece precioso el arco iris, es un PUKLLAY. Cuando el cielo mediante la lluvia embaraza a la tierra para fructificar y regalarnos los vegetales del cultivo es un PUKLLAY, entonces casi todo lo que observamos en la naturaleza, parte preciosa de nuestro PACHA. Observamos que todo se produce como un intercambio fluido entre los hechos de una y otra naturaleza, aquí cabe señalar que los estudiosos venidos de fuera del marco civilizatorio andino, han traducido la palabra PACHA simplemente como suelo, piso, tierra como elemento donde se alojan nuestros pies, sin embargo esta palabra para los que vivimos y hemos nacido en el espacio de nuestras comunidades indígenas, la palabra PACHA tiene un equivalente con la palabra griega cosmos, por supuesto esto puede ser motivo de otro tema, de otra conversación, de otro intercambio, pues cada palabra que usamos en nuestro idioma quechua, según las palabras que le acompañan adquiere una significación específica. Cuando se trata de actividades laborales que denominamos LLAMQAY en el espacio sur andino, ARUY en el espacio nor andino, hablamos de una actividad que se realiza como un modo de placer, que se asume de manera divertida, con cánticos y compartir de diferentes formas, todo esto es un PUKLLAY, para quienes quieran investigar, uno de nuestros intelectuales más prominentes: Luis E. Valcárcel lo menciona con abundantes detalles de cómo se abordaba y aún se aborda ahora, la vida en la comunidad desde tiempos ancestrales en varias de sus obras.
Entonces cuando hablamos de PUKLLAY, no estamos hablando de cualquier cosa, más aún cuando nos referimos a un PUKLLAY ARGUEDIANO, pues el doctor José María Arguedas Altamirano amó intensamente esta cultura viva reflejada en los cantos, reflejada en las danzas, reflejado en las producciones artísticas de diferente tipo a lo largo y ancho de nuestra cadena andina.
Antes han usado la palabra PUKLLAY para referirse específicamente al carnaval, esta palabra carnaval tiene origen europeo, referido a ciertas actividades de diversión en la Roma esclavista. En nuestro espacio andino latinoamericano, cuando fue permitido por los invasores, extirpadores de idolatrías, se presentaba una ocasión para celebrar la vida, preservar muchos elementos culturales mediante las danzas, que dicho sea de paso, tienen y siempre tuvieron una connotación ritual, es decir de carácter sagrado, lo cual no es privativo sólo de estas latitudes únicamente, pues según estudios, casi todas las danzas del planeta han tenido y tienen una connotación ritual, que los distraídos prefieren no mirar, pero no sólo es la danza como movimiento y una transmisión semiótica maravillosa, sino también los símbolos en la indumentaria, en la coreografía, además de celebrar la vida, siempre proyectan mensajes de comunión entre el ser humano y el universo externo, entre el ser humano y el universo interno. Entonces hablar de PUKLLAY, es hablar de la vida en sus diversos matices, en sus diversas posibilidades, sin exclusiones ni discriminaciones de ninguna especie, como un maravilloso regalo del corazón de la civilización andina desde sus diversos  aportes y formatos culturales.
Entonces la convocatoria tiene que seguir creciendo para permitirnos compartir con otros hermanos humanos el legado de nuestros ancestros, mostrarle al mundo que nuestros ancianos no son muebles que se desechan, mucho menos seres a quienes hay que despojar de sus bienes materiales, mucho menos relegarlos hacia vidas miserables en los asilos. Para los que hemos tenido la suerte de beber el néctar de la vida desde el seno de nuestras madres andinas en nuestras comunidades, nuestros ancianos son seres valiosos a quienes ponderamos, a quienes consultamos cuando se producen las dificultades y problemas, a quienes cuidamos a pesar de todo. En nuestras comunidades, todos los que allí vivimos, es decir niños, ancianos, mujeres, huérfanos y viudas, minusválidos, seres que componemos el grupo humano, todos tenemos lugar en el quehacer de cada día, en las actividades diversas en beneficio de alguno, o en beneficio de todos, siempre en reciprocidad, siempre en armonía con el universo interno y el universo externo. Siempre tenemos los brazos abiertos, las puertas de nuestras casas abiertas para recibir a quien nos visiten, a pesar de muchos acontecimientos agresivos, hostiles, siempre recuperamos nuestra hospitalidad y solidaridad, la mano hermana dispuesta a ayudar.
En nuestras comunidades nuestros ancianos hablan de los tiempos nuevos con todo lo que nos traen, las dificultades que a veces tenemos que enfrentar, hay quienes desde nuestras comunidades y desde afuera se resisten a las posibilidades de cambio, temores a lo desconocido, temores a lo nuevo, frente a ello siempre se habla de la necesidad de los seres denominados CHAKA RUNAS por nuestros ancianos, seres tales que poseen las capacidades de preservar la sabiduría y el legado de nuestros ancestros, la modernidad con su tecnología y los avances de la ciencia venida desde afuera, todo esto en la posibilidad de crear un mundo mejor para todos sin excepciones.
El doctor José María Arguedas Altamirano en su obra “Todas Las Sangres” proyecta la necesidad de armonizar a los seres que vivimos en el espacio andino amazónico de nuestra patria Perú, es por ello que esta convocatoria abarca a todas las regiones, a todas las razas, a todas las expresiones culturales y artísticas que existen en nuestro país, y que todos podemos hermanarnos en éstas actividades, entonces nuestro PUKLLAY tiene que ser una oportunidad donde los seres humanos sin excepciones, puedan tener la oportunidad de enlazar armónicamente el legado de nuestros ancestros con la modernidad de la tecnología y lo mejor que la humanidad ha producido hasta nuestros días.
                                                               Javier Walter Romero Peña

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