Mariano Asenjo
Nacido en el seno de
una humilde familia campesina, Nikita Jruschov trabajaba en verano de
pastor para ayudar a sus padres y en invierno estudiaba en una
escuela local. En 1908 la familia se trasladó a la localidad minera
de Yúzovka (Ucrania), donde su padre empezó a trabajar en una mina
de carbón mientras que el joven Nikita pasó a trabajar como
aprendiz de tornero.
En 1918 Jruschov
ingresó en el Partido Bolchevique y participó en la guerra civil
rusa. Años más tarde, durante lo que fue conocido en la Unión
Soviética como la Gran Guerra Patriótica (Frente Oriental de la
Segunda Guerra Mundial), Jruschov fue Comisario Político y participó
en la Batalla de Stalingrado. Después de la guerra, previo paso por
Ucrania, fue llamado a Moscú como uno de los asesores de Stalin.
Nikita Serguéyevich
Jruschov (Kalinovka, abril de 1894 – Moscú, septiembre de 1971),
asumió las funciones de Primer Secretario del Partido Comunista de
la Unión soviética (PCUS) en 1953 hasta 1964 siendo el primer líder
soviético que no formaba parte de la “vieja guardia” bolchevique
de los años de la Revolución de Octubre de 1917, y su mandato
supuso, quizás no una ruptura pero sí un golpe de timón en la
política soviética, que se inició en 1956 con un demoledor informe
ante los delegados del XX Congreso del Partido, en el que se
criticaba duramente a su predecesor Stalin por sus métodos
autoritarios y los “crímenes de Estado” amparados por el “culto
a la personalidad” durante su liderazgo. Ese fue el momento estelar
de la vida política de Jruschov. En un fragmento de su histórico
informe sobre la gestión de Stalin se decía: “En lugar de
demostrar la idoneidad de su política, eligió casi unánimemente el
camino de la represión y del aniquilamiento físico”
Un viejo chiste
soviético narraba cómo Nikita Jruschov se dirigió a un grupo de
obreros durante un discurso asegurando que el paraíso del comunismo
se veía ya en el horizonte. Entusiasmado e impaciente por la
perspectiva, uno de los trabajadores se dirigió al presidente y le
preguntó: “Camarada, ¿qué es el horizonte?” A lo que Jruschov,
incómodo por la interpelación, le respondió: “Lo buscas en el
diccionario” Y así lo hizo. El obrero llegó a su casa todo
intrigado, cogió su diccionario y leyó: Horizonte:
línea imaginaria que separa el cielo y la tierra, que cuanto más
nos acercamos a ella más se aleja.
En realidad, la anécdota tendría hoy un destinatario claro como en
Rajoy, pero en su acepción original nos revela el carácter poco
dado a los refinamientos e impulsivo aunque no exento de sentido del
humor y de locuacidad del personaje que nos ocupa.
El 27 de octubre de
1962 la tensión por la llamada crisis de los misiles llegó a su
punto álgido, cuando un avión espía estadounidense U-2 fue
derribado por un misil soviético al sobrevolar Cuba y el piloto
pereció. Sin embargo, el mismo día se iniciaron las primeras
conversaciones entre Jruschov y Kennedy. Después de continuas
negociaciones secretas, se decidió el desmantelamiento de las
instalaciones nucleares soviéticas en Cuba a cambio de la garantía
de los Estados Unidos de no realizar jamás una invasión a la isla y
desmantelar las bases de misiles nucleares en Turquía. Asimismo se
decidió instalar un cable telefónico directo entre la Casa Blanca y
el Kremlin, el llamado “teléfono rojo”
La visión
contradictoria que sugiere la era Jruschov la podemos observar en la
siguiente paradoja, si bien la mayoría de los rusos al hablar del
dirigente soviético recuerda su exótico programa de plantación de
maíz en todos los campos, incluidas las zonas inapropiadas, no es
menos cierto que la comunidad internacional quedó deslumbrada por un
fantástico logro técnico: el exitoso lanzamiento y puesta en órbita
del primer satélite artificial, el Sputnik-1 (4 de octubre de 1957)
Cuando el 12 de abril de 1961 la agencia de información estatal TASS
emitió un despacho titulado: “Sobre el exitoso regreso del hombre
del primer vuelo espacial”, el efecto sobrepasó todos los límites.
El ruso Yuri Gagarin sería para siempre el número uno en el cosmos.
. La gente salió a la calle, quizá por primera vez en la historia
de la URSS sin permisos oficiales, con pancartas en las que se leía
“¡El espacio es nuestro!”
Pese a sus
importantes méritos, para muchos miembros de la élite del Partido
Comunista y del aparato administrativo soviético, al final de su
mandato Jruschov había ido demasiado lejos. Sus errores en la
política exterior y sobre todo sus numerosos y mal pensados
“experimentos” precipitaron su caída en octubre de 1964.
-.o0o.-
Mundo Obrero
Mensual del
Partido Comunista de España
N° 264
septiembre de 2013
P. 7 Opinión
Nota.-
Un tema para el intercambio de comentarios y análisis, con motivo
del Aniversario 96 de la Revolución de Octubre (1917-2013) y de la
recordada Unión Soviética.
Blog
Centenario del Socialismo Peruano
7
de noviembre de 2013
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