NEOLIBERALISMO
Y ECONOMÍA COLONIAL
Y
así, en cada uno de los trances, en cada uno de los episodios de la
experiencia histórica que vamos cumpliendo, nos encontramos siempre de frente
al mismo problema: el problema de peruanizar, de nacionalizar, de emancipar
nuestra economía.
JCM
08.01.26
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En
la década del 60 el panorama internacional comenzaba a cambiar cuantitativa y
cualitativamente. Por un lado, el capitalismo perdía terreno físico con la
Revolución China en Asia y la Revolución Cubana en América. Por otro lado, el
lanzamiento del primer satélite artificial (Sputnik) y el primer vuelo espacial
(Gagarin) mostraban las posibilidades científicas del nuevo modo de producción.
Si por un lado se recordaba el medio siglo de la I-GM (1914), que destruyó
fuerzas productivas, por otro lado se recordaba el medio siglo de la Revolución
de Octubre (1917) que las liberaba.
En
este marco, las fuerzas políticas del país entraban en una nueva confrontación.
La lucha popular desbordaba las reivindicaciones dentro del marco legal. De
nuevo “la protesta, primero por abuso, enseguida por desuso, está hoy en el
Perú desacreditada” Por eso surgieron los movimientos insurreccionales, y por
otro lado las medidas oficiales. Y como esto ocurría prácticamente en todo el
“patio trasero”, el sistema dominante (transnacional-marginal) pasó a tomar
nuevas medidas.
Depuesto
Belaúnde por la Revolución Institucional
de la Fuerza Armada, el gobierno militar de Velasco Alvarado (1968-1975)
lanzó su plan “ni capitalista ni comunista” de nacionalización “ante el
imperialismo”, de reforma agraria “ante el gamonalismo” Era grupo institucional,
pues con otros oficiales, formados en el CAEM, habían estudiado la situación
política, social, económica del país. Pretendían superar la situación de atraso
del país. Mostraban sincero deseo de implantar la “justicia social”
La
IPC fue expulsada del país, pero aunque el gobierno anunció reiteradamente que
no pagaría ningún centavo a dicha empresa (filial de la Standard Oil de New
Jersey), más tarde se supo que el mismo gobierno negoció en secreto con la IPC,
y que, mediante el Convenio De la Flor-Greene, el Perú pagó una indemnización
de 76 millones de dólares. Por otra parte, de las deudas que la IPC tenía con el
Estado peruano, no se volvió a mencionar el tema.
Pero,
en realidad, el petróleo de La Brea y Pariñas ya no era rentable, el hierro de
Marcona tampoco era rentable, el cobre de Toquepala tampoco era rentable, ante
la explotación de nuevos yacimientos baratos en Arabia, Chile, Australia, otros.
De hecho, el sistema dominante se hizo nacionalizar yacimientos de baja
plusvalía comparativa. Y el costo se sigue pagando hasta la actualidad.
Con
la Ley General de Industrias, que creó la Comunidad Industrial, se pretendió
hacer la reforma del sector industrial. Esta Comunidad Industrial involucraba a
todos los trabajadores de una empresa, los cuales en teoría debían participar
en las utilidades, en la gestión y la administración de la misma. En la
práctica jamás se hizo esa distribución.
El
gobierno pretendió una reforma agraria de latifundios en bancarrota y sin
mercado exterior favorable, pagando por tierras expropiadas (con indemnización)
bajo la apariencia de tierras confiscadas (sin indemnización)
Rearmó
el Ejército con abundante material soviético, dando la apariencia de orientarse
hacia el “bloque comunista” Así, fue uno de los ejércitos mejor equipados en
Sud América. Pero para lo que sirvió fue para masacrar la insurrección
posterior. Y la deuda contraída en rublos, ante la implosión de la URSS pasó a
manos yanquis que la siguió cobrando pero en dólares.
Y
creó el Sinamos (Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social) para
movilizar organizadamente a la población y controlar las movilizaciones
sociales. Con Sinamos atrajo a conocidos “izquierdistas”, los enroló en su
servicio dando apariencia de gobierno izquierdista, y en poco tiempo pasó a ser
una organización política al servicio del “gobierno revolucionario
institucional”, terminando odiada, temida y combatida.
Y
es que hay nacionalismos y nacionalismos. Y el sistema dominante tiene harta
experiencia en azuzar su nacionalismo “en oposición a la lucha de clases”
Para
1973, la crisis económica ya era evidente. La enfermedad de Velasco dio motivo
para su reemplazo por Mercado Jarrín, autor de un folleto anti-guerrillas donde
señala que la consigna militar es no
hacer prisioneros, no entregar cadáveres, cumplida al pie de la letra con
todos los grupos insurreccionales siguientes.
Después
de la huelga policial de febrero, de la protesta popular siguiente, Velasco fue
depuesto por contradicciones internas entre militares de diferentes bandos, y le
sucedió otro militar, Morales Bermúdez (1975-1980)
Así
terminaba la etapa del reformismo militar, y le sucedió nuevamente el
civilismo, con Belaúnde Terry (1980-1985) Así se repetía en nuestra historia la
alternancia militarismo-civilismo, muestra del atraso económico del país que no
podía formar una burguesía orgánica que dominara el Estado. No pasaba de ser
una burguesía profesional, una burguesía mercantil, una burguesía bancaria,
todo menos una burguesía industrial que se orientara por la producción y
productividad y no por la renta parasitaria.
En
la década del 70 hizo su aparición el neoliberalismo con su “terapia de shock”,
creación de Friedman y ejecutada por Thatcher, Reagan, Pinochet, otros Es la
corriente económica que puso fin al viejo liberalismo de libertad-igualdad-fraternidad
y su Estado de “bienestar” e impuso la “desregulación laboral” con la que los
trabajadores perdieron todas las conquistas logradas desde inicios del siglo XX
(jornada laboral, sindicalización, prestaciones sociales, jubilación, entre
otras)
Ante
el problema de los “petrodólares” (abundancia de dinero sin posibilidad de
inversión industrial) el sistema impuso el crédito obligatorio “para servicios”
que elevó agobiantemente la deuda pública. La hiperinflación no se hizo esperar
Y
ante la decadencia visible e inevitable del capitalismo transnacional, se
produce también la decadencia visible e inevitable del capitalismo marginal,
Cepal incluida. Por eso ya no hay gobierno “progresista” sino para la
candidatura presidencial. Llegado al cargo, se destapa “el escándalo de la
corrupción” Activa de nuevo el “civilismo” con Fernando Belaúnde reciclado;
Alan García, el de “la plata llega sola”; Alberto Fujimori, el del “no-shock” como
candidato y Fuji-shock como presidente;
Alejandro Toledo, el de “la marcha de los Cuatro Suyos” financiada por un
magnate yanqui
Pero
¿el problema de peruanizar, de
nacionalizar, de emancipar nuestra economía? ¡Deje ese cuento, vejestorio! ¡¡Eso
es literatura vieja de viejos activistas!! ¡¡¡Vivimos otros tiempos y hay que
emplear otro lenguaje!!! ¡¡¡¡Modernícese!!!!
En
verdad, ¿está esa literatura básica en el lenguaje actual y el debate actual?
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