martes, 18 de febrero de 2014

Centenario del Socialismo Peruano (04)

NEOLIBERALISMO Y ECONOMÍA COLONIAL



Y así, en cada uno de los trances, en cada uno de los episodios de la experiencia histórica que vamos cumpliendo, nos encontramos siempre de frente al mismo problema: el problema de peruanizar, de nacionalizar, de emancipar nuestra economía.
JCM 08.01.26



            En la década del 60 el panorama internacional comenzaba a cambiar cuantitativa y cualitativamente. Por un lado, el capitalismo perdía terreno físico con la Revolución China en Asia y la Revolución Cubana en América. Por otro lado, el lanzamiento del primer satélite artificial (Sputnik) y el primer vuelo espacial (Gagarin) mostraban las posibilidades científicas del nuevo modo de producción. Si por un lado se recordaba el medio siglo de la I-GM (1914), que destruyó fuerzas productivas, por otro lado se recordaba el medio siglo de la Revolución de Octubre (1917) que las liberaba.

            En este marco, las fuerzas políticas del país entraban en una nueva confrontación. La lucha popular desbordaba las reivindicaciones dentro del marco legal. De nuevo “la protesta, primero por abuso, enseguida por desuso, está hoy en el Perú desacreditada” Por eso surgieron los movimientos insurreccionales, y por otro lado las medidas oficiales. Y como esto ocurría prácticamente en todo el “patio trasero”, el sistema dominante (transnacional-marginal) pasó a tomar nuevas medidas.

            Depuesto Belaúnde por la Revolución Institucional de la Fuerza Armada, el gobierno militar de Velasco Alvarado (1968-1975) lanzó su plan “ni capitalista ni comunista” de nacionalización “ante el imperialismo”, de reforma agraria “ante el gamonalismo” Era grupo institucional, pues con otros oficiales, formados en el CAEM, habían estudiado la situación política, social, económica del país. Pretendían superar la situación de atraso del país. Mostraban sincero deseo de implantar la “justicia social”

            La IPC fue expulsada del país, pero aunque el gobierno anunció reiteradamente que no pagaría ningún centavo a dicha empresa (filial de la Standard Oil de New Jersey), más tarde se supo que el mismo gobierno negoció en secreto con la IPC, y que, mediante el Convenio De la Flor-Greene, el Perú pagó una indemnización de 76 millones de dólares. Por otra parte, de las deudas que la IPC tenía con el Estado peruano, no se volvió a mencionar el tema.

            Pero, en realidad, el petróleo de La Brea y Pariñas ya no era rentable, el hierro de Marcona tampoco era rentable, el cobre de Toquepala tampoco era rentable, ante la explotación de nuevos yacimientos baratos en Arabia, Chile, Australia, otros. De hecho, el sistema dominante se hizo nacionalizar yacimientos de baja plusvalía comparativa. Y el costo se sigue pagando hasta la actualidad.

            Con la Ley General de Industrias, que creó la Comunidad Industrial, se pretendió hacer la reforma del sector industrial. Esta Comunidad Industrial involucraba a todos los trabajadores de una empresa, los cuales en teoría debían participar en las utilidades, en la gestión y la administración de la misma. En la práctica jamás se hizo esa distribución.

            El gobierno pretendió una reforma agraria de latifundios en bancarrota y sin mercado exterior favorable, pagando por tierras expropiadas (con indemnización) bajo la apariencia de tierras confiscadas (sin indemnización)

            Rearmó el Ejército con abundante material soviético, dando la apariencia de orientarse hacia el “bloque comunista” Así, fue uno de los ejércitos mejor equipados en Sud América. Pero para lo que sirvió fue para masacrar la insurrección posterior. Y la deuda contraída en rublos, ante la implosión de la URSS pasó a manos yanquis que la siguió cobrando pero en dólares.

            Y creó el Sinamos (Sistema Nacional de Apoyo a la Movilización Social) para movilizar organizadamente a la población y controlar las movilizaciones sociales. Con Sinamos atrajo a conocidos “izquierdistas”, los enroló en su servicio dando apariencia de gobierno izquierdista, y en poco tiempo pasó a ser una organización política al servicio del “gobierno revolucionario institucional”, terminando odiada, temida y combatida.

            Y es que hay nacionalismos y nacionalismos. Y el sistema dominante tiene harta experiencia en azuzar su nacionalismo “en oposición a la lucha de clases”

            Para 1973, la crisis económica ya era evidente. La enfermedad de Velasco dio motivo para su reemplazo por Mercado Jarrín, autor de un folleto anti-guerrillas donde señala que la consigna militar es no hacer prisioneros, no entregar cadáveres, cumplida al pie de la letra con todos los grupos insurreccionales siguientes.

            Después de la huelga policial de febrero, de la protesta popular siguiente, Velasco fue depuesto por contradicciones internas entre militares de diferentes bandos, y le sucedió otro militar, Morales Bermúdez (1975-1980)

            Así terminaba la etapa del reformismo militar, y le sucedió nuevamente el civilismo, con Belaúnde Terry (1980-1985) Así se repetía en nuestra historia la alternancia militarismo-civilismo, muestra del atraso económico del país que no podía formar una burguesía orgánica que dominara el Estado. No pasaba de ser una burguesía profesional, una burguesía mercantil, una burguesía bancaria, todo menos una burguesía industrial que se orientara por la producción y productividad y no por la renta parasitaria.

            En la década del 70 hizo su aparición el neoliberalismo con su “terapia de shock”, creación de Friedman y ejecutada por Thatcher, Reagan, Pinochet, otros Es la corriente económica que puso fin al viejo liberalismo de libertad-igualdad-fraternidad y su Estado de “bienestar” e impuso la “desregulación laboral” con la que los trabajadores perdieron todas las conquistas logradas desde inicios del siglo XX (jornada laboral, sindicalización, prestaciones sociales, jubilación, entre otras)

            Ante el problema de los “petrodólares” (abundancia de dinero sin posibilidad de inversión industrial) el sistema impuso el crédito obligatorio “para servicios” que elevó agobiantemente la deuda pública. La hiperinflación no se hizo esperar

            Y ante la decadencia visible e inevitable del capitalismo transnacional, se produce también la decadencia visible e inevitable del capitalismo marginal, Cepal incluida. Por eso ya no hay gobierno “progresista” sino para la candidatura presidencial. Llegado al cargo, se destapa “el escándalo de la corrupción” Activa de nuevo el “civilismo” con Fernando Belaúnde reciclado; Alan García, el de “la plata llega sola”; Alberto Fujimori, el del “no-shock” como candidato y Fuji-shock como presidente; Alejandro Toledo, el de “la marcha de los Cuatro Suyos” financiada por un magnate yanqui

            Pero ¿el problema de peruanizar, de nacionalizar, de emancipar nuestra economía? ¡Deje ese cuento, vejestorio! ¡¡Eso es literatura vieja de viejos activistas!! ¡¡¡Vivimos otros tiempos y hay que emplear otro lenguaje!!! ¡¡¡¡Modernícese!!!!

            En verdad, ¿está esa literatura básica en el lenguaje actual y el debate actual?

                                                       
Ragarro
18.02.14

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