miércoles, 8 de julio de 2015

La Cuestión China (Segundo Colofón)


06 de julio de 2015

Para comprender los aspectos sustanciales de la Cuestión China en la actualidad, y no seguir perdiéndonos en los aspectos anecdóticos circunstanciales, necesariamente tenemos que ubicar ese proceso como uno de los eslabones de la lucha por el inicio de la construcción de una sociedad nueva en un sector del mundo, en los países económicamente atrasados del mundo actual.

El inicio de la construcción de la nueva sociedad, de la sociedad socialista, hasta el presente -- en Rusia (1917), China (1949), Cuba (1959), Viet Nam (1975) y otros países ubicados en Asia y en el este de Europa – y en un futuro próximo --en los países ubicados en el sur de América, incluido el Perú--, tiene y tendrá un común denominador.

En la mayoría de esos países se ha intentado, se continua, y se continuará intentando, iniciar la construcción de una economía nueva, superior a la economía preexistente, en países en los cuales la burguesía y el capitalismo todavía no han agotado el cumplimiento de su propia misión histórica.

La función histórica del capitalismo ha sido una función altamente revolucionaria, transformar la producción individual de características artesanales y dispersas que predominaba en la vieja sociedad feudal, en una producción socializada, altamente organizada en grandes empresas, e integrada, primero en los mercados nacionales formados por el propio capitalismo, e integrada después en el mercado único mundial que existe en la actualidad.

La tarea de la burguesía y del capitalismo ha sido socializar la producción, pero manteniendo la propiedad privada sobre los medios de producción; mientras que la tarea histórica del proletariado y del socialismo es y será socializar la propiedad de los medios de producción, ampliando y generalizando la socialización de la producción ya iniciada por el capitalismo.

El gran problema histórico que se le ha presentado al proletariado mundial desde 1917 hasta el presente, radica en que el proletariado ha realizado la revolución política, y ha llegado al poder en varios países, países en los cuales las condiciones económicas todavía no estaban preparadas para construir una sociedad nueva de carácter socialista. Forzando así las leyes de la historia, se ha intentado socializar la propiedad en países en los cuales previamente no se había desarrollado la socialización de la producción. Pretender construir una sociedad socialista moderna, sobre la base de la producción no socializada, sobre la base de la pequeña producción mayoritariamente artesanal y dispersa, es una tarea propia del socialismo utópico pre-científico, y por lo tanto en la actualidad es una tarea reaccionaria, porque pretende perennizar eternamente la existencia de la pequeña producción.

Para encontrar la solución a este problema, a este gran problema que no se resuelve con discursos ni arengas, y mucho menos con bravatas, sino con propuestas y acciones concretas, desde 1920 el proletariado en el poder ha experimentado diversas medidas prácticas, algunas sumamente provechosas, y otras definitivamente equivocadas.

A partir de 1920 en la Rusia soviética, en la cual ya se había instaurado un nuevo poder dirigido por el proletariado, se experimentó la Nueva Política Económica (NEP), original propuesta que en ese entonces fue esbozada y desarrollada por destacados dirigentes como Lenin, Bujarin, Trotsky, y muchos otros más. Esa grandiosa experiencia concreta, actualmente de nuevo está siendo estudiada, revisada, comentada, criticada y aplicada, en los países que todavía persisten en la lucha por la construcción del socialismo, como son los casos más conocidos de China, Viet Nam y Cuba.

El artículo que trascribo más abajo ha sido escrito por el analista cubano Carlos García Valdés, que si bien está relacionado con la problemática actual de la continuación de la construcción del socialismo en Cuba, muy bien nos puede servir de referencia para continuar estudiando las enseñanzas de la grandiosa experiencia del inicio de la construcción del socialismo en China, tema central de este foro abierto que estamos desarrollando. Y en un futuro cada vez más cercano, estas lecturas también nos servirán para plantearnos seriamente, el cómo iniciar la construcción del socialismo en nuestro propio país. Sin ese objetivo concreto, está demás perder el tiempo participando en este foro.
Miguel Aragón

La Cuestión China (Colofón – 02):

Lenin, su pensamiento económico presente en la actualización del modelo económico

La base teórica para comprender la heterogeneidad económica de la transición socialista la forjó Lenin en varias de sus obras




Foto: Archivo
Un día como hoy hace 145 años nació en Simbirsk, Rusia, uno de los hombres más ex­traordinarios de la historia, no solo por sus con­diciones humanas y revolucionarias, sino también por la extraordinaria repercusión que su vida y su actividad han tenido y tendrán en el mundo.
Una parte importante de su vida, 17 años, la pasa Lenin en el destierro, encarcelado varias veces  y perseguido por sus ideas y actividad revolucionarias. En esas condiciones desarrolla la teoría marxista. Lenin fundó periódicos revolucionarios y escribió numerosos libros y folletos que constituyen un verdadero aporte  al marxismo, que no en vano después se denominó, por esa razón,  marxismo-leninismo.  Para el líder histórico de la Revolución Cubana, “nadie como él, fue capaz de interpretar toda la profundidad y toda la esencia y todo el valor de la teoría marxista”.
Lenin desarrolló el marxismo en todas sus expresiones, en las que se destacan la teoría económica sobre el imperialismo y de la construcción del socialismo.

La Nueva Política Económica (NEP) y sus enseñanzas para la política económica cubana actual
Durante dos años, entre 1918 y 1920, la guerra civil condujo al gobierno soviético al borde del colapso, no obstante la victoria del Ejér­cito Rojo sobre los enemigos internos e invasores. El país quedó devastado, la economía fatigada, el hambre se acentuó en mu­chas regiones del vasto país. La principal tarea de la naciente Revolución pasó a ser entonces la reconstrucción económica de Rusia, para lo que había que modificar la  política económica del comunismo de guerra centrada en las expropiaciones campesinas de cereales y otros productos agrícolas. La Nueva Política Económica plan­tea­ba una nueva relación con los campesinos y con el capitalismo de Es­tado.
Entre las principales obras teóricas de la NEP están El impuesto en especie y Acer­ca de la significación del oro ahora y después de la victoria completa del socialismo.
La NEP y el proceso de actualización del mo­delo de desarrollo económico y social son procesos históricos inéditos, irrepetibles, por tanto no se pueden comparar de manera sistémica o íntegra. Pero las leyes sociales hacen posible, bajo determinadas circunstancias, coincidencias y enseñanzas históricas interesantes.
El principal momento común para ambas experiencias fue y es la necesidad de pasar la economía a primer plano para evitar el fracaso económico que haga inviable la construcción del socialismo.
En un emblemático opúsculo Lenin autocríticamente expresaba: “Lo último —lo más difícil y lo que menos tenemos hecho— es organizar la economía, colocar los cimientos económicos del edificio nuevo socialista… En esta labor, la más importante y difícil, es don­de hemos tenido más desaciertos y errores”.  Huelga la comparación.
Los grandes problemas de la economía cubana exigían la actualización y modernización de la economía y su modelo de funcionamiento. La economía pasa a desempeñar un papel protagónico. Como dijo Raúl: “La batalla económica constituye hoy, más que nunca, la tarea principal y el centro del trabajo ideológico de los cuadros, porque de ella depende la sostenibilidad y preservación de nuestro sistema social”.
Otro momento de particular coincidencia en ambas experiencias es la reevaluación del tratamiento a las  economías o tipos económicos que coexisten por un tiempo más o me­nos largo en el periodo de transición del capitalismo al socialismo. En Cuba se había forzado el predominio de la propiedad estatal en menoscabo de otras formas de menor grado de socialización, pero objetivamente justificadas en la construcción del socialismo.
Raúl lo reconoce sin ambages. “Los clásicos del marxismo leninismo al proyectar los rasgos que debían caracterizar la construc­ción de la nueva sociedad, definieron —especialmen­te Lenin— que el Estado, en re­presentación de todo el pueblo, mantendría la propiedad sobre los fundamentales medios de producción. Nosotros absolutizamos ese principio y pasamos a la propiedad estatal ca­si toda la actividad económica del país”.
La base teórica para comprender la heterogeneidad económica de la transición socialista la forjó Lenin en varias de sus obras, en particular en Sobre el impuesto en especie don­de reconoce varios tipos económicos, al­gu­nos de los cuales están presentes en la ac­tua­lización como registra el Lineamiento 02. Pe­ro lo que le interesaba al máximo líder bolchevique era que los rusos entendieran que no se podía organizar la economía si no se in­vo­lucraban todos los sectores bajo la rectoría del sector estatal. Esa era la esencia de la Nueva Política Económica soviética, ¿no lo será aca­so también de la actualización del modelo económico cubano?
Quizá la enseñanza más importante de la NEP, para Cuba, fue la política con el campesino para levantar la producción agrícola y en el caso de Rusia evitar las hambrunas. El 26 de julio del 2007, Raúl plantea el gran problema de la agricultura y la producción de alimentos para lo que habría que hacer cambios importantes. No había hambre, pero el gran déficit productivo le ocasiona al Estado cubano erogaciones anuales cercanas a los 2 000 millones de dólares y a los cubanos invertir más del 70 % de sus ingresos en alimentos por los elevados precios de estos.
Mayores incentivos, más organización, me­nos burocracia, factores en los que insistía Lenin, aparecen como asignaturas a las que habrá que prestarle mayor atención, no obstante todas las leyes y medidas adoptadas pa­ra incrementar la producción de alimentos.
El pensamiento económico de Lenin sobre la inversión extranjera, el monopolio estatal del comercio exterior, las cooperativas, el control y la contabilidad populares, la industrialización, la disciplina económica y financiera y el aumento de la productividad del trabajo, no solo está vigente en la actualización, sino que nos  anima  a estudiarlo con profundidad, porque mucho nos queda por hacer.
Lenin trabajó intensamente hasta los últimos días de su vida. Durante los primeros meses de 1923, ya con su salud muy  debilitada, desde su lecho de enfermo,  dicta numerosas cartas y documentos valiosos desde el punto de vista político y económico. El 10 de marzo de 1923 otro ataque  de apoplejía pone fin a  su vida política. Fallece el 21 de enero de 1924.
Fidel lo concibe así: “No ha habido gladiador que haya librado más combates ideológicos que los que libró Lenin”.

Fuente: Foro Centenario

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