La Confiep presentó la semana pasada su “Agenda País”. En una frase: no tienen ninguna visión nacional sino apenas un listado de reclamos orientados a que sus grandes empresarios ganen aún más dinero.
SIN MAS HORIZONTE QUE EL DINERO A CORTO PLAZO
Acá algunos de los temas en los cuales a la “agenda” de la Confiep se le ve muy claramente el fustán de los negocios millonarios. La “agenda” tiene, por ejemplo, un rubro llamado “automotriz”. ¿Es acaso que el Perú tiene alguna industria de autos o la Confiep propone promoverla? No. Su única propuesta es que les bajen los impuestos porque están vendiendo menos que el año pasado; aunque ya el MEF les hizo una rebajita no les parece suficiente. La Confiep no dice una palabra sobre la congestión de tráfico, la contaminación por humos, la urgencia de una reforma del transporte y de promover la bicicleta. Sobre el tema del transporte, a la Confiep no se le ocurre otra idea que facilitar el que ingresen más carros petroleros a menor precio. Vaya visión de “país”.
Su balance y propuestas de las universidades privadas es igual de limitado y sesgado. No dicen ni una línea sobre el problema de las universidades-estafa, como Telesup o Alas Peruanas, que brindan una educación de pacotilla. Lo que reclaman es más ventajas para que algunos vivazos hagan grandes ganancias con ofertas educativas de ínfima calidad otorgando títulos en pocos años o haciendo una educación a distancia sin requisitos mínimos, fórmulas que Telesup y varias de estos sinvergüenzas han aprovechado para sus negocios. También pide la Confiep que una universidad licenciada pueda abrir otras carreras y otras sedes sin regulación previa, otra de las fórmulas utilizadas hasta el hartazgo por las universidades-estafa al punto que se abrieron universidades hasta en garajes o mercados y se abrieron carreras de medicina que son un verdadero peligro público. Está claro que aunque de boca para afuera diga lo contrario, la Confiep quiere traerse abajo la nueva ley universitaria y regresar al sistema desregulado y mercantilizado al extremo que impuso Fujimori. ¿Investigación, calidad, ajuste de la oferta a las necesidades del desarrollo, responsabilidad social? Ninguna de esos temas esenciales para un buen sistema universitario forman parte de la agenda de la Confiep.
No faltan en la agenda de la Confiep varias de sus demandas de siempre. Para la minería quieren que se recorte la consulta previa a los pueblos indígenas y se reduzcan las facultades del ministerio del ambiente. Para las petroleras quieren que se les facilite la deforestación y que el estado no declare nuevas Áreas Naturales Protegidas donde ellas puedan hacer negocio. Para los grandes pesqueros quieren evitar que se cobre algo justo por la explotación del recurso natural, sentándolos donde el estado discute el ajuste de las regalías. Para la agroexportación, quieren que sigan las exoneraciones tributarias y dejando de pagar 300 millones anuales de contribuciones a EsSalud, lo que nos desfinancia la atención a todos los asegurados. En energía, como la reguladora no hacen lo que les conviene quieren sacarla del camino y piden la reorganización de Osinergmin, con bajada de llanta de pasadita. Cada sector extractivo quiere llevar más agua para su molino, o mejor dicho millones para sus billeteras, con nuestros recursos naturales.
INFRAESTRUCTURA, PRIVATIZACIONES Y CORRUPCION
En el caso de la infraestructura, puertos y carreteras, la Confiep está en otro mundo, uno en el cual no hay corrupción ni Odebrecht ni Graña y Montero. No se han dado por enterados de las decenas de millones de dólares pagados en coimas a ex presidentes, gobernadores regionales y alcaldes, del robo sistemático reconocido por las grandes constructoras cuando ya no les quedaba más remedio, de la trafa repetida de los arbitrajes arreglados por rufianes de cuello y corbata. Nada de eso existe para la Confiep.
La Confiep es el gran gremio de los empresarios peruanos, incluyendo a las grandes empresas encargadas de la inversión en infraestructura de las últimas décadas, que formaban parte del “club de la construcción” pagando grades coimas para robar miles de millones. Pero eso no les merece comentario alguno. ¿El que Walter Piazza era al mismo tiempo directivo de CAPECO y la Confiep y cabeza del “club de la construcción” les parece irrelevante? En el momento actual es indispensable hacer reformas a la gobernanza empresarial para evitar que esto se repita a futuro. Pero la Confiep no aporta una línea al respecto.
No solo eso: la Confiep insiste en que bajo el mismo esquema de las Alianzas Público-Privadas (APPs) gracias a las cuales pagamos unos peajes abusivos, ahora se privaticen los hospitales Cayetano Heredia, Hipólito Unanue y otros en Lima y Piura,  que se privaticen las empresas de agua potable incluida Sedapal, que se hagan APPs para colegios de alto rendimiento y “grandes bolsas” de colegios. Es decir, reclaman que el mismo modelo con el que nos han robado y nos siguen robando en muchas carreteras, se amplíe a otros sectores mucho más difíciles de regular como los grandes hospitales y muy sensibles como el agua y la educación. Irresponsables.
LABORAL: LA VERDAD YA SE PASAN
Hemos discutido antes, en estas páginas, la reiterada propuesta de la Confiep de facilitar los despidos, algo en lo que insisten ahora trazando una ruta legal para hacer lobby ante el Tribunal Constitucional. Para ellos el mercado laboral es muy rígido, a pesar de que en los años pasados más de 200 mil trabajadores hayan sido reemplazados por venezolanos peor pagados y explotados.
La cereza del pastel es su propuesta de que el estado le pague a las empresas para que los trabajadores con contratos temporales pasen a ser trabajadores a plazo indefinido. Es decir, para que las empresas cumplan su obligación legal de contratar de manera permanente a quien cumple labores permanentes, ahora quieren que les paguemos por eso. No señor, lo lógico en una legislación laboral razonable es que los contratos temporales sólo puedan aplicarse a aquellos trabajos que tengan naturaleza temporal. Evidente. Eso aquí ha sido completamente desnaturalizado por la alianza  Fujimori – Confiep con el objetivo de que los empresarios puedan  despedir a su antojo y así negar el derecho a la sindicalización.
No cabe pagarles a los empresarios porque cumplan con lo que un régimen laboral razonable debe establecer. Por el contrario, que la Confiep pida esos subsidios es muestra de que están haciendo contratos temporales donde eso no corresponde y que lo que hace falta es un cambio legal que ponga freno a esos abusos.
PECADO POR OMISIÓN
Un buen gremio empresarial con visión de país debiera incluir los grandes temas nacionales en su “agenda país”: la democracia, la lucha contra la corrupción, la seguridad ciudadana, las relaciones del Perú en el mundo, la cultura en sus múltiples expresiones, el cuidado del ambiente, el avance del conocimiento, los derechos humanos y la equidad. Tratándose de la Confiep, no le pidamos peras al olmo. A nuestros grandes empresarios les cuesta mucho levantar la vista de sus abultadas cuentas bancarias; esta agenda muestra que a pesar de sus millones su mirada tiene un alcance mucho más limitado que la CGTP.
Pero aun quedándonos en la esfera de lo económico, hay ausencias brutales en la agenda de la Confiep. La innovación tecnológica, por ejemplo. ¿Cómo una agenda económica al país puede no tomar en cuenta la sociedad de la información, las comunicaciones que 4G y 5G, la robotización y la inteligencia artificial? ¿Es que no pueden ver más allá de sus narices?
Si la Confiep no mira al futuro, como mínimo debiera considerar otras experiencias de desarrollo. Pero su agenda no incluye para nada al sector industrial. ¿Es que los avances económicos de China, como antes de Corea del Sur y Japón, no les dice nada? El impulso a la diversificación productiva para sumar otros motores a la economía, algo que ya está instalado en las agencias mundiales y bancos multilaterales de desarrollo, les es totalmente ajena. No la ven. Quieren seguir con lo mismo que siempre han hecho, sin mayor esfuerzo creativo, pero reclaman que el estado les de más ventajas para elevar sus millonarias ganancias. La palabra técnica para definirlos es empresarios RENTISTAS.
Una pena. Es realmente lamentable que tengamos un empresariado que, en su más alta representación y donde se concentran grandes grupos económicos cuyos dueños han acumulado billones, presente una lista de reclamos orientados a beneficiar a sus integrantes y sin ninguna visión de país ni propuesta de desarrollo. Con todas sus debilidades el SUTEP, que esta semana se sumó a la lucha por la igualdad y la educción con enfoque de género, yendo mucho más allá de los intereses inmediatos del profesorado, podría darle a la Confiep algunas clases que necesita a gritos.