martes, 1 de agosto de 2023

A PROPÓSITO DE LA GESTA ALTIPLÁNICA DE LOS ÚLTIMOS MESES

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A PROPÓSITO DE LA GESTA ALTIPLÁNICA

DE LOS ÚLTIMOS MESES

Andrés Miraval Centón

AJP Filial Puno

No hay duda que las acciones desplegadas a partir del 7 de diciembre del año pasado por los pobladores altiplánicos dentro de su región y fuera de ella, sobre todo en Lima, son una verdadera gesta; de su análisis se encargarán más adelante, seguramente, historiadores, sociólogos, antropólogos y demás académicos en la necesaria tarea de balance y valoración del movimiento.

Decimos que aún son gesta porque el proceso continúa, no ha culminado, aunque se encuentra un poco aletargado, da la impresión de que puede repotenciarse. Por lo tanto, consideramos que es necesario puntualizar algunos aspectos que son visibles, para el análisis, sin ánimo de hacer balances definitivos, de eso se encargarán, reiteramos, los especialistas.

EL PROBLEMA DE DIRECCIÓN

Este es el primer punto que salta a la vista, y ya se han referido a él varios opinólogos e intelectuales, que siguen de cerca el movimiento. A continuación, nuestra visión del asunto.

Respecto a las acusaciones de infiltración venezolana, cubana y boliviana, comenzaremos puntualizando que los movimientos políticos y sociales clásicos de izquierda predican la existencia de un partido fuerte y organizado que dirige la protesta, con cabezas visibles que encarnan las acciones desarrolladas, ajustadas a un plan estratégico y un despliegue táctico de tales acciones.

De tal modo que las acusaciones en ese sentido son falsas y peregrinas, solo tienen la intención de desdibujar la legitimidad del movimiento, nada de asesores extranjeros se ha visto, a todas luces se trata de un movimiento espontáneo que en el camino ha ido construyendo su propio derrotero.

El temor a las acusaciones de terrorismo, a las infiltraciones de los aparatos represivos del Estado, y la utilización política de otros sectores interesados, ha hecho que sea un movimiento sumamente cerrado en todos los aspectos de dirección.

En la Región Puno hubo momentos que las reuniones de planificación se hicieron en comunidades

alejadas, donde nadie entraba con celular, las decisiones se tomaban uno o dos días antes, lo que, muchas veces, traía problemas en su ejecución, al parecer lo mismo se replicaba en Lima.

En Lima, si bien es cierto que la represión fue eficaz, puesto que el Estado hizo uso de todos sus recursos disponibles, el movimiento altiplánico adoleció de fallas en su dirección estratégica y táctica, se notó la ausencia de un comando de lucha centralizado, coherente y lúcido, se reveló mucha confusión, marchas y contramarchas, en el mismo curso de las protestas.

La plataforma de lucha fue irreductible, radical: “queremos que se vaya Dina y nada más”, su falta de amplitud, de incorporación de otros reclamos, que convoque a más sectores de la sociedad, terminó aislando al movimiento.

Faltó política, oficio para el cual los viejos dirigentes izquierdistas eran buenos, podríamos decir que le faltó izquierdismo al movimiento altiplánico, por lo que se redujo a una especie de movimiento étnico, racial, solo, encajonado en su lucha, incluso en las dos grandes ciudades del altiplano, los quechuas y aymaras quedaron aislados de los sectores de clase media, quienes terminaron cuestionándolos por el grave perjuicio económico que provocaban sus medidas de lucha.

El mismo nombre Toma de Lima despierta muchos resquemores entre sectores limeños, que bien podrían terminar apoyando las protestas, pero por lo mismo, mantuvieron y mantienen distancia del movimiento altiplánico.

LA SITUACIÓN ACTUAL

Cuando los aymaras y quechuas altiplánicos proclamaron a los cuatro vientos que esta democracia ya no era democracia, de manera muy inteligente y sutil cuestionaron el estado de cosas en la sociedad peruana desde una perspectiva histórica y poniendo la legitimidad del gobierno en cuestión. Hoy en día, existe el consenso en los sectores progresistas de todo el país que estamos en una dictadura de nuevo tipo, a través de un parlamento que actúa como aplanadora, jugando en pared con la presidenta y sus ministros, que va demoliendo las instituciones, atropellando derechos y beneficiando a una mafia corrupta que tiene capturados los resortes económicos del país desde los 90.

Todas las medidas tomadas por el ejecutivo y el parlamento están orientadas a beneficiar a estos sectores económicos e ir en contra de los sectores populares, que van perdiendo día a día sus conquistas. Teniendo el control de las instituciones claves como la Defensoría del Pueblo, el TC, Ministerio Público, etc., además del descarado apoyo de los grandes medios de comunicación privados, en consecuencia, se ha formado de facto un gobierno dictatorial usando la figura de la “transición democrática”, que no duda en dispararle a sus ciudadanos como se ha demostrado completamente.

Del lado del frente pareciera que hay un reflujo de las protestas, el 19 de julio sabremos si es solo reflujo, o si la política de desgaste y demolición que ha ejercido el gobierno fue realmente eficaz. A simple vista hay un cansancio en los sectores comprometidos con las protestas, el gasto económico también fue fuerte, sumado a la sequía, la economía altiplánica está seriamente golpeada, no olvidemos que sus pobladores marcharon a Lima con sus propios recursos, situación nunca antes vista en el país, para arrinconar a un gobierno ilegítimo y de sobrada entraña criminal. Pero las direcciones que son varias, proclaman con suficiencia que volverán en julio a tomar la capital.

Algo que despierta esperanza para el éxito del movimiento, es que otros sectores del país están anunciando que se sumarán a la protesta, por ejemplo, los ronderos del norte, o los pobladores de los conos de Lima.

Asistimos a un periodo de acumulación de fuerzas, donde los sectores populares deberían trazar de manera muy fina su estrategia en base a la experiencia adquirida, pues la dictadura ya demostró que no escatimará gastos y recursos con tal de reprimir las protestas.

Y están dispuestos a todo, hasta asesinar, hecho también comprobado.

LAS PERSPECTIVAS DE LOS QUECHUAS Y AYMARAS ALTIPLANICOS

Es una injusticia decir que solo los aymaras altiplánicos son protagonistas de las protestas, como sostienen tal vez interesadamente algunos medios limeños, participan también los pobladores quechuas de toda la zona norte del departamento de Puno, y son muy activos. Tanto aymaras como quechuas del altiplano peruano comparten una idiosincrasia común, hay un sentimiento de identidad muy fuerte, históricamente siempre han estado unidos cuando de luchas sociales, o reivindicaciones ante el gamonalismo se trataba, razón por la cual siempre nosotros como institución hemos defendido a la Cultura Quechua Aymara como lo venimos enarbolando desde los 70’s.

Lo dicho, no niega ni excluye la participación de los otros pueblos del interior del país, como los de Ayacucho, Andahuaylas, Cusco o Arequipa, su aporte a también es valioso e importante en esta gesta.

Repetimos que el gran mérito es que nunca antes un pueblo del interior había logrado conmocionar a la capital como lo han hecho, marchando y poniendo en jaque y desesperación a un régimen que tuvo que agotar todos sus recursos para contenerlos. Y que no dudó en recurrir al crimen y asesinato para lograr sus propósitos, reiteramos.

Si bien es cierto se han hecho visibles en la escena nacional, han demostrado que existen y están vivos, también hay la sensación que es casi un movimiento étnico aislado que no levanta banderas de unidad nacional que convoquen a otros sectores del país, es más, muchos de esos sectores los han visto con algo de temor o desconfianza.

Solo así se puede explicar, como movimientos de tanta convocatoria popular y que tenían costumbre de hacer marchas multitudinarias, como las feministas o lo No-a-Keiko, les dieron las espaldas. Es cierto también, que en la sociedad limeña hay mucho clasismo y hasta racismo, pero el oficio político de quien dirige una protesta se muestra cuando logra incorporar a tirios y troyanos en su lucha.

Y ojo que lo más antifujimorista que ha habido en estos meses ha sido la protesta altiplánica, porque iba en contra de la mafia política enquistada en el parlamento, del cual el ejecutivo es socio, y también porque se cuestiona abiertamente el modelo trazado por el fujimorismo en los 90’s, pidiéndose nueva Constitución. O sea que con justicia podríamos decir que fueron o son, lo más avanzado de la protesta popular, pero al parecer no basta. La plataforma de lucha debería ampliarse, se debe incorporar a más estamentos de la sociedad peruana, los aymaras y quechuas solos no podrán tumbar a la dictadura, eso ya quedó claro; deberían abrir su discurso a otros sectores de clase media comprometidos con el campo popular que sean claramente democráticos, como los mencionados arriba; también va quedando claro que, aún no se ha consolidado el frente único antiboluartista, como si se hizo en los 90’s con el frente antifujimorista.

Como vemos nuevamente, el problema es de dirección política.

De PUQUINA

BOLETÍN INSTITUCIONAL DE LA AJP SICURIS 27 DE JUNIO – NACIONAL

NÚMERO 3 Julio – 2023

Asociación Juvenil Puno

@Asociación Juvenil Puno

Urb. Puno, Mza. G - Lote3, Puno, Perú

www.asociacionjuvenilpuno.com

ajp27dejunio.org@gmail.com

Publicación anual

No 3 - Julio, 2023

ISSN: 2961-2136 (En línea)

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