Promisoria
esperanza de cambio social.
Nuestro pueblo ha despedido el año 2014 con la henchida
esperanza de que un Perú nuevo es verdaderamente posible. Fueron las tres
marchas juveniles contra la “Ley Pulpin” (18, 22 y 29 de diciembre) las que
animaron y potenciaron esta digna y noble esperanza. Una nueva política está en
proceso de construcción. La “insurgencia” juvenil en el escenario político así
lo indica. La acción de los jóvenes ha tocado la clarinada de los cambios por
venir. Haber iniciado el 2015 con la cuarta marcha del 15 de enero así lo
rubrica, pues el movimiento juvenil no solo ha crecido en número de
participantes y logrado amplitud en el territorio patrio, sino que está avanzando
integrándose con las fuerzas principales del movimiento popular.
Esto despierta el temor del gobierno de Ollanta Humala
al movimiento juvenil, porque con esta nueva fuerza, ganada a la resistencia
popular, será mucho más complicado y difícil para la clase dominante pasar a la
ofensiva con su modelo neoliberal, como lo tiene planeado, y se lo viene
exigiendo, presionándole no salirse del molde neoliberal y reprimir con fiereza
la resistencia del pueblo. Y, dentro de estas circunstancias, ya se alista una
quinta jornada de movilización para el 28-E. Y es del todo previsible que el
movimiento por la derogatoria de la “Ley Pulpin”, habiendo logrado un alcance
nacional, continuará su relación intergeneracional y una verdadera integración con
el movimiento popular; elevando mucho más sus intensas exigencias al gobierno.
Así lo demuestra el avance natural de la lucha del
pueblo por la derogatoria de la ley 30288. Ya no es un tema exclusivo de la
juventud. Ahora el pueblo levanta bien en alto esta bandera, pero con la potencia
del espíritu juvenil que ocupa la primera línea en la defensa de los derechos
laborales. ¡Esto, es un verdadero logro!
Prácticamente, en solo un mes, se ha producido un
despertar social que ha remecido los cimientos del modelo neoliberal, que durante
25 años viene construyendo la gran burguesía peruana, en beneficio absoluto del
capitalismo imperialista y del suyo propio. Cuando menos se lo esperaban ya
está en marcha la nueva generación con su lema ¡La rebelión se justifica!
Campaña
difamatoria contra el avance del movimiento juvenil no pudo detenerlo.
Lo que verdaderamente temen los gobernantes y la
CONFIEP es que los jóvenes asuman una conciencia política de cambio del modelo
neoliberal y se sumen a construir un poder popular que ponga freno al sistema
semicolonial y de atraso económico que hunde al pueblo peruano. La lucha por la
derogatoria de la Ley 30288 abrió esa posibilidad y predomina una corriente
entre los jóvenes para lograr ese salto en su conciencia colectiva.
Por eso, salen con todo a combatir este gran
movimiento juvenil y popular. Tarea que el Poder Ejecutivo, con sus principales
soportes material (policial-militar) e ideológico (los grandes medios de
manipulación) las cumple con pasión y esmero. Y en estas funciones están muy activos.
Terminada la Marcha Juvenil del 18-D, dijeron que era
cosa de chicos desinformados y díscolos. Calcularon que el enojo pasaría, pero
se equivocaron. La juventud siguió su curso y conquistó un salto positivo en su
avance: Grandes masas juveniles, antes apartadas y desconfiadas de la política
en general y de la política de izquierda en particular, ahora marchaban por las
calles coreando consignas porque se respeten sus derechos y se acercaban a las
consignas anti-sistema.
La Marcha del 22-D dio un “gancho derecho” a la
ofensiva neoliberal. La CONFIEP saltó de su asiento pidiendo que se respete el
“principio de autoridad”. El Congreso tuvo un arrepentimiento oportunista y
tardío. Un cabizbajo Tribunal Constitucional dijo “voy a ver” que puedo
resolver. Pero, el acorralado Ejecutivo cerró filas con su “Ley Pulpin”,
creyendo que su reglamentación la salvaría, más el envenenado néctar de la
sobreexplotación del trabajo no venció la conciencia de la juventud
inteligente.
Luego vino el “gancho izquierdo” al neoliberalismo. Con
la Marcha del 29-D, el movimiento juvenil nos auguraba un promisorio año nuevo.
El rechazo a la Ley 30288 ya no solo se daba en Lima, sino que comenzaba el
proceso de integración del movimiento juvenil con el movimiento popular. La protesta
y la solidaridad se extendieron a varias regiones del país, incorporándose más
jóvenes a la lucha, así como diferentes sectores sindicales y populares. El objetivo inmediato se tornó bastante
claro y definido: ¡Derogatoria de la
Ley!
La perspectiva
de esta lucha, que había iniciado con la defensa de los derechos laborales de
los jóvenes afectados por la “Ley Pulpin”, se extendía a otros regímenes
laborales: CAS, SERVICES, SERVIR, etc., tomando conciencia de la necesidad de
contar con una Ley General del Trabajo, que termine con la fragmentación de los
derechos laborales y ganar mejores posibilidades de lucha reivindicativa al
régimen capitalista de explotación del trabajo. Esto constituía otro salto e
importante logro de la lucha juvenil.
El gobierno y todos los partidos de la derecha
clamaron: ¡No politicen la marcha juvenil! ¡Están manipulando a los jóvenes!
Los burgueses de la CONFIEP advirtieron: Se dañará la
buena línea del “crecimiento económico”; que debemos ser altamente “competitivos”
ante la desaceleración económica y superar la crisis económica. Es decir, publicitaban
su principio de mantener y profundizar su sistema de esclavitud asalariada
sobre la sociedad.
Frente a todo esto, el movimiento popular ha logrado avances
de organización y de unidad entre los jóvenes. En Lima surgen las Zonas. Mejora
la coordinación e integración con las organizaciones estudiantiles, sindicales
y populares. Empieza un enlace nacional mediante las redes sociales. Se
construye el espacio de tres bloques (Zonas-Estudiantes-Sindicatos) y se avanza
en construir una dirección nacional única. Y va madurando, con mejor
conciencia, la convocatoria a un Paro Nacional.
Éxitos del
movimiento juvenil hacen fracasar planes del gobierno.
Con la Marcha del 15-E el gobierno ha quedado aislado
y desnudo. Su propia bancada congresal se ha removido y todo su plan de querer
abortar la jornada de movilización nacional tuvo un fracaso rotundo:
1º Fracasó
la campaña informativa de convencimiento de las «bondades» de la “ley Pulpin”.
Más del 70% rechaza esta ley. Y va creciendo este rechazo.
2º Fracasó
la política de generar divisionismo en el movimiento juvenil mediante su
convocatoria de “recolectar propuestas” al Reglamento de la ley. Ni el mismo
Otarola cree en los famosos “candados” legales, porque habla sin fe, como todo
mentiroso. Y hasta la SENAJU quedó ridiculizada por sus escuálidos intentos de
ganarse a los jóvenes a favor de “mejorar la Ley”, porque hasta entre sus
propios integrantes surgió la duda y alguna resistencia.
3º Fracasó
la portátil gubernamental de enfrentar a la masa juvenil, pues no movieron ni a
200 jóvenes el miércoles 14 en la Plaza Bolívar, del Congreso. Ni sus engaños,
ni sus galletas y gaseosa almibaradas les funcionaron. Se cayó su movida para frenar
la marcha del 15-E.
4º Fracasaron
los actos de provocación para que la
movilización se desbande y degenere en vandalismo. Ni provocándolos con las
ventajas que dieron a sus “pulpines” el miércoles 14 en el Congreso, como
diciendo “a ellos sí, a ustedes no”; ni la
provocándolos con el hecho de haber
bloqueado el ingreso a la Av. Abancay y no dejar que la marcha se acercara al
Congreso; ni provocándolos con el fastidio
policial a la representación juvenil camino hacia el Congreso, pudieron generar
que el grueso de los manifestantes caiga en el desorden, caos y vandalismo. Los
manifestantes supieron mantenerse en el uso de la marcha como un espacio
amplificado para la denuncia política contra el modelo neoliberal y contra el
sistema de explotación del trabajo por el capitalismo.
5º Fracasó
también la medida extrema y descabellada del gobierno, de pretender que los
manifestantes cayeran en un desbande de vandalismo, precipitados por la
desesperación y la provocación. Los infiltrados del gobierno (“ternas” y
agentes provocadores de choque abierto), haciendo causa común con activistas
del partido aprista y algunos elementos ultraizquierdistas, fabricaron un
“enfrentamiento” con la policía. Con ello, podrían haber justificado la
represión que lanzaron contra los manifestantes; inclusive, pudo haberse
desencadenado consecuencias más allá de lo acontecido, si los manifestantes
hubieran caído en el juego de esta provocación.
Pero la juventud, vehemente y activa, no incurrió en
vandalismo ni ocasionó acciones destructivas como lo tuvo planeado el gobierno,
evitando así darle argumentos al gobierno para reprimir a los dirigentes del
movimiento y aplastar a la masa movilizada, que podrían haberlo hecho sin
escrúpulo alguno, escarmentándola por protestar y reclamar, y abrirse el camino
para implementar la “Ley Pulpin”.
Represión
desproporcionada y abusiva.
Frente a la represión policial, los jóvenes
procedieron a replegarse y auto defenderse de una policía que anulaba su
derecho de manifestación pública y actuaba abusiva y desproporcionadamente. Por
tanto, la reacción de autodefensa fue una expresión natural, como la de toda
movilización social, que siente frustración de sus gobernantes. ¡Cómo resignarse
a que los desalojaran de las Plazas y Calles que no estaban restringidas a los
manifestantes! No se respetó el derecho de reunión pública. Los pañuelos, las
máscaras, el vinagre, los guantes, celulares, las banderas, entre otros
elementos nada peligrosos, solo significaban la libertad de auto defensa ante
la abusiva y desproporcionada agresión policial.
La prueba contundente está en que no fueron detenidos
los “ternas” y los provocadores que generaron el “enfrentamiento”. Tampoco detuvieron
a los provocadores apristas ni los elementos ultraizquierdistas, porque ellos
están entrenados en tácticas de movilización que difícilmente pueden dejarse
apresar.
Fueron detenidos los jóvenes que no propiciaron ni realizaron
el enfrentamiento con la policía. Jóvenes que se resistieron a abandonar las
calles y plazas porque les asiste el derecho a manifestar su protesta y exigir
sus reclamos. Y eso es lo que defendieron ante el abuso policial, que reprimían
por orden “superior”. El congresista Manuel Dammert graficó el escenario
represivo con la frase “estado de sitio”. Y no estuvo lejos de decir una
verdad, pues el ministro Urresti dijo que 5,000 mil policías fueron
desplegados. Este despliegue policial, precisamente, no fue para garantizar la
libertad de los jóvenes a la reunión pública por su justa protesta, que constituye
un derecho fundamental; más aún, la acción cívica de defender ese derecho es
relevante y digna de toda consideración. La represión policial no fue dirigida
contra los “ternas” y provocadores apristas-ultraizquierdistas, sino que fue
dirigida contra la masa de manifestantes, dispersándola y desalojándola de las calles
y plazas que no estaban restringidas.
Emblemático fue la detención de aquel joven que solo
se limitó a agitar la bandera peruana en símbolo de libertad, pero como tenía
lentes y respirador antigas, guantes puestos y agitaba la bandera nacional “tenía”
que ser un agitador y sospechoso violentista según la policía.
La prensa se escandalizaba porque quemaron cartulinas
y efigies de cartón alusivas a los malos funcionarios gobernantes. ¡Gran
incendio de la ciudad!, según esa prensa pro CONFIEP.
El alcalde de Lima, que despidió a 3,000 trabajadoras,
criticó que se haya tocado los bloques de las bermas, pero ninguna condena al
abuso policial. ¡Lima bonita aunque sin derechos para su juventud! Eso quiere
el burgomaestre del caso Comunicore.
Jóvenes heridos por los golpes de varas y por el
impacto de bombas lacrimógenas. Policías contusos y con cortes leves. Casi dos
decenas de jóvenes detenidos, algunos menores de edad (aunque ya no están
presos, fueron incriminados por disturbios y ataque a la policía sin que
existan pruebas). La “prensa basura” presenta este panorama como si quisiera
crear opinión pública a favor de una mayor represión. Siempre, en toda
entrevista, noticia o reportaje acerca del movimiento juvenil contra la “Ley
Pulpin”, señalan que el Movadef está manipulando el movimiento. Apristas salen
a decir lo mismo. Pero nadie alcanza las pruebas contundentes. En realidad,
todo eso es propaganda del gobierno que esencialmente busca favorecer una u
otra tendencia utltraizquierdista, para luego aplastar el movimiento
justificándose con ello.
Lo cierto es que la plena responsabilidad de todo esto
la tiene el gobierno, que viene provocando al movimiento juvenil y quiere parar
el reclamo por la derogatoria de la “Ley Pulpìn”, cuando en verdad debería
derogar la ley y aceptar un gran debate sobre la Ley General del Trabajo, para
promover y respetar la voluntad ciudadana, la voz del pueblo.
El caso Movadef.
De un lado, el razonamiento fascista dice que el Movadef
es sendero luminoso y que sendero luminoso es terrorismo; por lo tanto, donde
está Movadef (o cualquiera de sus adherentes) todos son terroristas. Y en
consecuencia deben ser castigados por la Ley: ¡Todos a prisión! Este
razonamiento fascista quieren imponerlo, sí
o sí, como pensamiento único. Y no pocos caen en este juego de la
propaganda fascista de la derecha.
Sin entrar a
debatir el problema de fondo sobre lo qué es terrorismo, resulta del todo claro
y evidente que el Movadef no está realizando ninguna acción que pueda
calificarse o imputarse de terrorismo tal como la tipifica la Ley peruana,
porque si así fuese, entonces sus integrantes ya habrían sido reprimidos por la
Ley y el Movadef habría sido proscrito legalmente.
De otra parte, todos los dirigentes del Movadef han
declarado que su frente no es parte del PCP-SL y que su movimiento se
constituye dentro de la Ley de partidos políticos, demostrando que han sido
rechazados del proceso de inscripción legal para la participación en la vida la
política peruana. Y, aún así, con todas esas oposiciones, el Movadef persiste
en su actitud de inscribirse para ejercer una participación democrática y
constitucional. Entonces, según estos hechos, no puede criminalizarse al
movimiento popular ni al movimiento juvenil, porque adherentes del Movadef tengan
participación en sus espacios, sea con o sin consentimiento. Incluso, si
formalmente el Movadef, como institución, pudiera ser aceptado.
El problema en el frente único del pueblo, es que frente
al Movadef existe mucha resistencia de aceptación por parte de amplios sectores
sociales y populares. Los muy fuertes vínculos ideológicos de Movadef con la
línea ultraizquierdista del PCP-SL y su falta de deslinde con las consecuencias
negativas y perjudiciales ocasionadas por esa línea en la guerra interna,
especialmente lo que causó daño al proceso de liberación del pueblo, son hechos
que generan repulsa frente al Movadef. Impacto que se hace más intenso por la
propaganda insidiosa del gobierno y de los partidos de la derecha. Pero sobre
todo, debido a la ausencia de una autocrítica franca y abierta, verdaderamente
revolucionaria, de los mismos actores y principales dirigentes del PCP-SL. Ese
es el bulto pesado que carga el Movadef. Y lo pagan muy caro los jóvenes que
simpatizan con su programa de solución política y amnistía y reconciliación
nacional. Aunque no sean militantes del PCP-SL, aparecen como si lo fueran,
asumiendo el pasivo y lo repulsivo de la práctica ultraizquierdista que vivió
el país.
Y de esta condición irresuelta del Movadef, saca
partido a su favor la propaganda gobiernista y de la derecha, amplificándola
mediante su prensa mediática y parcializada con el modelo neoliberal del
sistema capitalista-imperialista. Y, de hecho, esa situación es exclusivamente
responsabilidad del Movadef, que no hace sino perjudicar la unidad del
movimiento popular, porque le da ventaja política al gobierno.
En el frente único no pueden ser impedidos de
participar todos aquellos que concurren a luchar por el programa común del
frente, incluyendo a los adherentes del Movadef, sepamos o no de su filiación
política. Y es a esta circunstancia lo que el gobierno llama “infiltración”.
Exagerando deliberadamente, el gobierno señala que el Movadef manipula y hasta
dirige el movimiento de protesta. Este argumento ficticio lo vienen utilizando
desde gobiernos anteriores. Por eso les conviene siempre mantener latente el
tema de terrorismo asociado al senderismo, aprovechando hoy el caso Movadef. Y
de esta forma construyen el pretexto para criminalizar y reprimir al movimiento
popular, al mismo tiempo que perturban el frente unido del pueblo, generando
confusión y división.
Por lo que es de suma importancia el deslinde claro
con toda línea ultraizquierdista, cualquiera que sea. Y esto independientemente
de si participen o no en el movimiento contra la “Ley Pulpin”. Claro está que dentro del espacio
del frente unido debe observarse la conducta de todos los concurrentes, para
evitar desviaciones de oportunismo como de ultraizquierdismo. Situación que se
resuelve con el método de la lucha de ideas en los debates y con la crítica y
autocrítica en el proceso de avance; evitando caer en las formas sectarias,
hegemonistas, conciliadoras y claudicantes.
Movimiento
juvenil y popular no se amilanan. Sigue la lucha por la derogatoria.
En el saldo represivo de la cuarta Marcha 15-E, vemos
que al final, todos los jóvenes detenidos fueron activistas del movimiento
juvenil que ha emergido como alternativa a esas tendencias de ultraizquierdismo
y a esas posiciones oportunistas que siempre se montan y sacan provecho de las
luchas del pueblo. Esta experiencia ha sido una prueba de valor y consecuencia para
los jóvenes; su honor y dignidad como peruanos, irreverentes frente a toda
injusticia y abusos de poder ha pasado esa prueba. Los jóvenes detenidos, luego
que eran puestos en libertad, declaraban su convicción de continuar la lucha, y
lo decían chispeantes de optimismo. La
solidaridad de un gran mar humano estuvo y está con ellos. Y de seguro que esta
voluntad de unidad y de lucha estará también presente el 28-E, en la quinta
Movilización Nacional contra la “Ley Pulpin”.
La cuarta Marcha fue dispersada abusivamente, con
alevosía y ventaja. Urresti quiso justificar el accionar policial diciendo que
los jóvenes se han “aliado con el diablo” (CTP, CGTP y Movadef). Pero no le fue
“fácil” a la policía dispersar a 15 mil manifestantes, negándoles las calles y
plazas no restringidas. Terminada la Marcha, la avanzada del movimiento juvenil
no abandonó a sus compañeros detenidos. Hizo vigilia frente a Seguridad del
estado en la Av. España de Lima, luego que exigieran en comisarias la pronta
liberación de los detenidos; estuvo acompañándolos en todo el proceso policial,
realizando las acciones solidarias y legales. Una gran expresión de solidaridad
y perseverancia. No menos positiva fue la acción de propaganda y difusión de
los acontecimientos de la Marcha, revelando lo que los medios no informaban,
desmintiendo la manipulación de la opinión pública que quiere presentar la
marcha como sinónimo de vandalismo, caos y desorden.
El movimiento juvenil y el movimiento popular realizan
el correspondiente balance, revisan sus fuerzas y van alistándose para el 28 de
enero. La experiencia enseña. Esta vez los jóvenes no deben ser blanco fácil de
la represión por lo que deben asumir mejorar la autodefensa, el control, la
disciplina y lo asistencial. Así como todo el movimiento en su conjunto debe
cohesionar más y mejor sus fuerzas. El Derecho, frente al abuso, se defiende,
porque el Derecho es la afirmación de la capacidad de quien la ejerce. Por
ello, es de suma importancia establecer no solo el Comando Unitario de la
Marcha, sino implementar la cadena de mandos para que se pueda conducir bien la
inmensa movilización, así como prevenir y conjurar todo acto ajeno a los planes
comunes y contrarios a las directivas del Comando Unitario de la marcha. De
esta forma se mantendrá a raya cualquier desbande por acción de grupos de
infiltrados, cualquiera sea su procedencia.
Luego del 28 de
enero ¿Qué hacer?
Con las cuatro marchas realizadas y la quinta que se
viene, la situación política del gobierno no es de la mejor que pueda exhibir.
La clase dominante quiere del gobierno una ofensiva mayor en beneficio del
modelo neoliberal. Pero Ollanta Humala no quiere hacer el “trabajo sucio”, como
lo hizo Fujimori, de generar un verdadero estado de sitio y pasar metrallas y
cañones contra el pueblo. Pero podría hacerlo. Por eso la gran presión que
recibe de todos lados de la derecha para que profundice el neoliberalismo. Y
esta es una situación que dependerá mucho de la resistencia y del avance
popular; si se torna débil o si fortalece su fuerza. La Marcha del 28-E
tonificará la segunda alternativa, que es la correcta, porque con un pueblo
organizado y unido frenaremos la ofensiva neoliberal.
Si el movimiento popular se mantiene unido y firme, la
Comisión Permanente del Congreso podría acordar la derogatoria de la Ley 30288;
aunque también solo pueda suspenderla. Si hay desunión, dudas y vacilaciones
por influencias negativas desde dentro del propio movimiento, debilitándolo,
podría abrirse una contraofensiva neoliberal, ante lo cual siempre debemos
estar alertas.
Lo cierto es que con la derogatoria o la suspensión,
se abrirá un espacio para medir las fuerzas entre el neoliberalismo y la
resistencia popular en el plano de la lucha teórica e ideológica. Y con
relación al método y espacios de contienda también sucederá una batalla de
ideas. La derecha propugnará que los nuevos derechos laborales sean resueltos
dentro de los exclusivos fueros del Congreso y a lo más dentro del
corporativizado Consejo Nacional del Trabajo y Promoción del Empleo (CNTPE). Sin correrse de estos espacios y
aprovechándolos convenientemente, el movimiento popular debe generar un amplio
debate nacional que permita fortalecer las formas organizativas logradas y los
grados de unidad alcanzados. Construir una propuesta democrática del nuevo
proyecto de Ley General del Trabajo. Y avanzar la conciencia que esto es parte
de un programa más amplio y de mayores alcances. Así, crecerá la organización y
la unidad del pueblo, logrando una mejor perspectiva de vencer al
neoliberalismo. El norte de todo este proceso es fortalecer el frente unido del
pueblo. Y todas las fuerzas y tendencias que concurren y caben en el frente se
esfuercen por seguir el mismo rumbo y luchar por las reivindicaciones concretas
y comunes.
¡VIVA LA
RESISTENCIA POPULAR CONTRA EL NEOLIBERALISMO!
¡LLEVAR LA
LUCHA CON RAZÓN, CON VENTAJA Y SIN EXTREMISMOS!
¡DEROGATORIA
YA, DE LA LEY 30288!
¡PROMOVER EL
LIDERAZGO DE LA NUEVA GENERACIÓN PERUANA!
¡POR UN PERÚ
INTEGRAL RUMBO AL SOCIALISMO!
19 de enero 2015.
Comité Creación Heroica
Fuente: Foro Centenario
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