ACERCA
DEL ANIVERSARIO 86 DE LA REUNION DE BARRANCO
(Primera
parte)
(22
de enero de 2015)
Por
Miguel Aragón
“El
modo más leal de informarlo a este respecto,
para
que no se encuentre Ud. desorientado
ante
rumores confusos,
me
parece que es el de documentarlo.
Ud.
interrogará a los documentos y
buscará
en ellos la respuesta a cada cuestión”.
(José
Carlos Mariátegui, en carta del 19 de octubre de 1928)
Desde
hace varias semanas atrás, más precisamente desde octubre pasado,
yo tenía pendiente enviar estas rápidas líneas, comentando algunas
opiniones divulgadas en la primera quincena de ese mes.
En
esa oportunidad se divulgaron varios pronunciamientos alusivos a la
importancia y trascendencia de la Reunión
de Barranco del 7 de octubre de 1928.
Observé que nuevamente incurrieron en el viejo estilo de quedarse en
la repetición de manoseados lugares
comunes,
sin esforzarse por aportar elementos nuevos de investigación y
análisis de los hechos. A continuación paso a criticar dos de los
errores más comunes.
LA
FUNDACION DEL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ
FUE
DIRIGIDA POR EUDOCIO RABINES
En
primer lugar observamos los casos de los dirigentes del Partido
Comunista Peruano
(PCP) y del Partido
Comunista del Perú – Patria Roja
(PC del P-PR). Ellos volvieron a repetir las mismas afirmaciones que
se vienen repitiendo desde hace varias décadas, las cuales desde
los años ’40 hasta comienzos de los ’80, se aceptaban “sin
dudas ni murmuraciones”. Según ellos “el día 7 de octubre de
1928, José Carlos Mariátegui dirigió la constitución del Partido
Comunista en el Perú”.
Afirmación
que, desde hace varias décadas atrás sabemos que es una grosera
tergiversación de los hechos realmente ocurridos en la política
peruana. Ahora es ampliamente conocido, y está debidamente
documentado, que el Partido
Comunista del Perú, Sección Peruana de la Internacional Comunista,
fue un partido constituido en la Reunión
de Chosica del 20 de mayo de 1930,
reunión dirigida por Eudocio
Rabines. Para
esa fecha, Mariátegui ya había fallecido dos meses antes.
A
partir de esa Reunión de Chosica, los militantes del PC
del P
dirigidos por Rabines, aprobaron conceptos teóricos, propuestas
políticas y estilos de trabajo, completamente diferentes a los
propuestos en su oportunidad por José Carlos Mariátegui. Ese día
no ocurrió un simple “cambio de nombre” del partido, de
“socialista” a “comunista”, como siguen afirmando algunos
confundidos analistas, sino que ese día ocurrió la formación de un
partido político completamente
diferente
y
contrapuesto en
lo sustancial a la propuesta teórica, política y organizativa de
Mariátegui.
Actualmente
ya no cabe duda alguna al respecto, basta comparar y contrastar
“punto por punto”, la teoría y la práctica desarrolladas en los
tiempos de predominio de la línea impuesta por Rabines, con la
teoría y la práctica desarrolladas en los tiempos que predominó la
línea orientada por Mariátegui.
EN
LA REUNIÓN DE BARRANCO
NO
SE CONSTITUYÓ EL PARTIDO SOCIALISTA DEL PERÚ
En
segundo lugar, también observamos que como resultado de las nuevas
investigaciones realizadas durante la década de 1980, se replanteó
la anterior afirmación. Así, a mediados de esa década se llegó a
la acertada conclusión que en la Reunión de Barranco “no se
constituyó el Partido Comunista del Perú”, lo cual, para ese
momento, ya era un gran avance. En su remplazo se elaboró la
hipótesis de que en la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928
“Mariátegui
dirigió la fundación del Partido Socialista del Perú”.
Desde entonces, un significativo sector del amplio movimiento
socialista peruano, entre los cuales me incluyo, hemos venido
divulgando esta nueva afirmación, la
cual
con el tiempo se está comprobando que también adolece de errores.
Ahora
podemos verificar que esta nueva conclusión válida para los años
’80, también se ha convertido en un nuevo
lugar común,
que año a año se viene repitiendo sin aportar nuevos elementos de
investigación que sustenten la validez de esa apresurada afirmación.
Como
resultado de una nueva relectura, ordenada y profunda, del libro
Correspondencia
de Mariátegui
(publicado en diciembre de 1984), de las cartas adicionales incluidas
en los once números de la revista Anuario
Mariateguiano
(publicados entre los años 1989 y 1999), del libro Escritos
de José Carlos Mariátegui 1928
(publicado el año 2009), así como del Tomo II del libro Apuntes
para una Interpretación marxista de Historia Social del Perú
de Ricardo Martínez de la Torre, y otros textos adicionales, en los
últimos años estamos llegando a nuevas conclusiones, diferentes a
las dos anteriormente anotadas. Tengo que reconocer que el largo
debate sostenido durante el decenio 2003-2013, con el caudillaje
personalista promovido por algunos defensores a ultranza de la
superada tendencia “partidarista”, ha influido positivamente en
esta búsqueda que nos aproxima más a la verdad.
Ahora
podemos afirmar contundentemente, que el 7 de octubre de 1928 no
se constituyó el Partido Socialista del Perú.
Entre
los que insisten y reivindican la segunda posición que estoy
criticando, hay que destacar la opinión de Manuel Velásquez, quien
en el primer párrafo de su artículo “Aniversario
86”
publicado el 7 de octubre pasado, afirmó lo siguiente:
“Hace
86 años se fundó el Partido Socialista del Perú. Su gestor fue
José Carlos Mariátegui La Chira y la Primera Generación del
Socialismo Peruano. Este partido revolucionario sólo tuvo dos años
de existencia, pues en mayo de 1930, el traidor Eudocio Rabines daba
vida al Partido Comunista en el Perú. Este partido, ajeno en la
teoría y en la práctica al constituido por el Amauta, sin embargo,
usufructuó y dilapidó todo el esfuerzo de organización que demandó
la construcción del partido proletario”.
Después
de la primera lectura del artículo de Velásquez, me propuse
escribirle comentando su reiterada como equívoca afirmación,
incluso me fije como límite hacerlo “antes de fin de año”. No
pude hacerlo en su momento, por múltiples preocupaciones que
demandaron mi atención, ante hechos que brotaron del convulso
escenario mundial y del acontecer en el escenario peruano. En
particular, el seguimiento a las informaciones sobre “la evolución
y las perspectivas de la construcción del socialismo en Cuba”, y
el seguimiento y comentario de las amplias movilizaciones de masas
“por el Derecho al Trabajo Digno” que se están desarrollando
desde el mes de diciembre hasta el presente, en Lima y en todo el
país. Estos son dos temas de palpitante actualidad, sobre los cuales
tengo anotadas y avanzadas algunas páginas en borrador.
Para
poder continuar en mis tareas del presente año, sin dejar más
deudas teóricas y políticas pendientes, me parece que lo más
conveniente es exponer, de la manera más breve posible, el
comentario que anoto a continuación (continuará)
ACERCA
DEL ANIVERSARIO 86 DE LA REUNIÓN DE BARRANCO
(Segunda
parte)
(24
de enero de 2015)
Por
Miguel Aragón
ENTONCES:
¿QUE OCURRIÓ EL 7 DE OCTUBRE DE 1928?
Si
el 7 de octubre de 1928 “no se constituyó el Partido Comunista del
Perú”, y tampoco “el Partido Socialista del Perú”, por su
propio peso fluye la pregunta ¿Qué ocurrió el 7 de octubre de 1928
en la Reunión de Barranco?
Revisando
nuevamente los documentos anotados más arriba, encontramos que
Mariátegui --además de continuar en esa fecha en la fase final del
trabajo de impresión del libro 7
Ensayos de interpretación de la realidad peruana, libro
que se publicó el 6
de noviembre de 1928,
y no antes--, asistió a la Reunión de Barranco del 7 de octubre de
1928 llevando dos
documentos muy importantes.
Dos documentos que ordenaban algunas propuestas que, en lo
fundamental, ya eran de conocimiento de la mayoría de los Nueve
Asistentes
a esa reunión (los que concurrieron a la reunión de Barranco
fueron: José Carlos Mariátegui, Ricardo Martínez de la Torre,
Julio Portocarrero, Avelino Navarro, César Hinojosa, Fernando
Borjas, Bernardo Regman, Luciano Castillo, y Fernando Chávez León).
Ese
día, Mariátegui presentó, en primer lugar, una Moción
del Orden del día de “Seis
Puntos” (Ver libro de RMT, pag.397). En segundo lugar, presentó
una Propuesta
de Programa del PS del P de
“Nueve Puntos”, documento conocido desde entonces como Principios
Programáticos
(Ver libro de RMT, pág. 398).
A
la fecha no dispongo de ninguna información adicional si es que ese
día se presentaron otras propuestas, y si hubo algún debate.
RMT
en la pág. 397 de su libro anotó “Los acuerdos a que se llegaron,
fueron:
1°.-
Dejar constituido el grupo organizador del Partido Socialista del
Perú.
2°.-
Se nombró Secretario General a Mariátegui; Secretario Sindical,
Portocarrero; Secretario de Propaganda, Martínez de la Torre;
Tesorero, Bernardo Regman. Navarro e Hinojosa fueron agregados a la
Secretaría Sindical.
3°.-
Se aprobó la siguiente moción de orden del día, redactada por
Mariátegui (Se refiere a la Moción de Seis Puntos)”.
A
primera vista, podemos observar que en ninguno de los Tres Acuerdos,
se menciona de manera explícita alguna decisión asumida con
respecto al documento “Principios Programáticos”, ni tampoco
sobre una posible “fundación del Partido Socialista del Perú”.
En
síntesis, releyendo esa Acta de los tres acuerdos, y los dos
documentos presentados por Mariátegui, por mi parte puedo afirmar
las dos conclusiones siguientes, sobre el programa y sobre el
partido:
1°)
ACERCA DEL PROGRAMA
En
la Reunión de Barranco del 7 de octubre, Mariátegui presentó una
“propuesta” de Programa sin
anotarle fecha,
detalle muy importante a tener en cuenta, puesto que esa era una
propuesta para ser debatida ampliamente en los siguientes meses,
hasta la realización del Congreso del Partido. Al quedar la fecha
abierta, ésta fecha recién se colocaría el día de su aprobación.
Ese día 7 de octubre, no
se aprobó un Programa, como
erróneamente muchos lo siguen entendiendo hasta ahora. Lo que se
presentó fue una “propuesta”, y no el Programa “propiamente
dicho”.
En
las primeras líneas de la mencionada “propuesta” de programa,
Mariátegui escribió “El Programa debe
ser
una declaración doctrinal que afirme” y a continuación expuso los
“Nueve Puntos”. Si leemos con atención, observaremos que
Mariátegui escribió en términos condicionales a futuro “El
programa debe
ser”,
y no escribió en términos definitivos y concluyentes para el
momento “El Programa es”,
lo cual le hubiera dado otro significado.
Mariátegui
nunca tuvo la intención de imponer autoritariamente su propuesta de
programa, sino de escuchar otras propuestas, exponer su propia
propuesta, debatirla, desarrollarla y enriquecerla, con la
participación y aportes de todos los aspirantes a militar en el
partido que se pensaba constituir, pero que todavía no estaba
constituido.
Un
año antes, polemizando con César Falcón escribió “No he fundado
Amauta para
imponer un programa ni un criterio
sino para elaborarlos con el aporte de todos los hombres dignos de
participar en esta empresa” (en Amauta N° 6, febrero de 1927). A
fines del mismo mes, polemizando con Luis Alberto Sánchez anotó
“Como he escrito, polemizando con Falcón, mi esfuerzo no tiende a
imponer un criterio, sino a contribuir a su formación. Y, a riesgo
de resultar demasiado lapalissiano, debo recordar a Sánchez que un
programa no es anterior a un debate sino posterior a él”
(en Mundial, 27 de febrero de 1927).
A
continuación, en el mes siguiente, reiteró el mismo criterio, que
era una expresión de su estilo de trabajo proletario: “Amauta, por
otra parte, en cuanto concierne a los problemas peruanos, ha venido
para inaugurar y organizar un debate; no para clausurarlo. Es un
comienzo y no un fin. Yo personalmente, traigo a este debate mis
proposiciones. Trabajaré, por supuesto, porque prevalezcan; pero me
conformaré con que influyan -en la acción, en los hechos,
prácticamente- en la medida de su coincidencia con el sentimiento de
mi generación y con el ritmo de la historia” (en Amauta N°7,
marzo de 1927).
Un
año después, ya en pleno deslinde abierto y desenmascaramiento de
la desviación nacionalista, Mariátegui le escribió a Miguel Ángel
Urquieta “En varias cartas a los compañeros de México, y al
propio Haya, he expuesto mis observaciones, sin conseguir que
entiendan mi punto de vista. Yo no pretendo que mi opinión
prevalezca, pero en todo caso, reclamo
una decisión que sea efectivamente el parecer de la mayoría de
los elementos” (Carta de JCM a MAU del 30 de junio de 1928, en
Anuario Mariateguiano N°10, reproducida en el libro Escritos
de José Carlos Mariátegui 1928)
Ese
era el estilo de trabajo de Mariátegui, un estilo proletario, y por
lo tanto un
estilo democrático,
muy diferente al autoritarismo del caudillaje personalista que
pretendían imponer, primero Víctor Raúl Haya, después Eudocio
Rabines, y posteriormente a lo largo de varias décadas, otros
mediocres émulos surgidos años después, que practicaron (y
practican) un estilo totalmente ajeno a la democracia proletaria.
Es
más, entre el 7 de octubre 1928 y el 16 de abril de 1930 (día del
fallecimiento de Mariátegui) en las filas de los socialistas
peruanos se habían presentado y existían en discusión varias
propuestas de programa,
y no solamente la propuesta de Mariátegui, como erróneamente
piensan algunos. De esas varias propuestas, en el Comité de Lima se
prestó atención especial y debatieron “tres propuestas de
programa”.
La
primera fue la presentada por Mariátegui el 7 de octubre en la
Reunión de Barranco (Principios
Programáticos);
la segunda fue la presentada por Rabines el 29 de diciembre en la
Reunión de Paris (Tesis
sobre la acción a desarrollar en el Perú,
ver en libro de RMT, pag.329); y la tercera propuesta fue un
documento que comenzó a circular en Lima, aproximadamente en el
segundo trimestre del año 1929 (La copia de esta tercera propuesta,
sin autor conocido, está incluida en el libro Pensamiento
Comunista. Antología, publicado
por Alberto Flores Galindo el año1982). Salvo algunas presunciones
por confirmar, hasta ahora no he encontrado ninguna referencia válida
sobre el nombre del autor de esta tercera propuesta.
Lo
cierto, inocultable, y que siempre deberíamos tener en cuenta, es
que en las filas del Comité de Lima, y de los otros comités de
provincias y del extranjero, había un
desarrollo desigual
entre los adherentes al socialismo peruano. Mariátegui era
plenamente consciente de ello, y así lo entendía. Después de la
Reunión de Barranco, todavía no se había desarrollado un mismo
nivel de comprensión de las propuestas en debate. Lo cual se puede
comprobar incluso entre los militantes que suponemos eran los más
avanzados e inicialmente más identificados con las propuestas de
Mariátegui. Tal es el caso de Hugo Pesce, quien por méritos propios
fue elegido para asistir como representante de los socialistas
peruanos ante la Conferencia Comunista Latinoamericana realizada en
Buenos Aires durante el mes de junio de 1929.
El
grado de incomprensión en que se encontraban, se puede observar en
el contenido de la carta escrita por Hugo Pesce el 25 de junio de
1929 desde Buenos Aires, y dirigida al Grupo de Paris. En esa carta
les informó: “La llegada de su carta del 29 de diciembre de 1928
(carta enviada por Eudocio Rabines) vino a alentarnos más en la
labor iniciada, coincidiendo
plenamente los puntos de vista de los compañeros de Paris
a nombre de los que Ud. nos escribió, con
los nuestros”.
Y agregó “En una reunión que tuvimos, la célula de Lima, en
Octubre 1928 en el Barranco, acordamos unos puntos de vista que
seguramente le habrán sido remitidos, pero de los que le adjunto una
copia. Siguen
estos siendo
la
base fundamental de nuestra orientación”,
y luego complementó “con respecto al programa, hemos leído a los
compañeros el Programa enviado por Ud. en fecha 29 de diciembre
próximo pasado. Ha
sido aprobado en su contenido,
con unas cuantas modificaciones formales. Sin embargo hemos acordado
redactarlo en forma más amplia, contemplando otras particularidades
(…)” (ver libro de RMT, pag.483).
Podemos
observar que Pesce, por un lado, afirmó que “los puntos de vista
acordados en Barranco siguen siendo la base fundamental de su
orientación”, y por otro lado afirmó que “el programa, enviado
por Rabines, ha sido aprobado en su contenido con unas cuantas
modificaciones formales”. Para ese entonces, ocho meses después de
la Reunión de Barranco, todavía no se percataban de las diferencias
existentes entre ambas propuestas.
Mariátegui
era plenamente consciente de ese desarrollo desigual de la
militancia, pero no interfirió ni pretendió cortar el debate de las
diferentes propuestas, sino que orientaba el trabajo de educación en
un largo de contrastación y debate. Esa era la realidad y esa era la
tarea entre 1928 y 1930.
Las
diferentes facciones surgidas de la implosión del PCP
(que
en algún momento llegué a contabilizar que eran cerca de treinta
matices
en los años ’70 y ‘80) y que en su conjunto se reclamaban
“continuadores de Mariátegui”, en ninguno de sus ya numerosos
Congresos y Conferencias Nacionales realizados en los últimos
setenta años, nunca se tomaron el trabajo de estudiar, debatir y
fijar una posición definida con respecto a la Propuesta Programática
dejada por Mariátegui. Me pregunto ¿Con que derecho ellos se
reclaman continuadores y seguidores de Mariátegui, si ignoran lo más
sustancial de su legado: la propuesta de Programa?
La
propuesta programática de Mariátegui, entre otros documentos,
además del libro 7
Ensayos…,
necesariamente incluye: Principios
Programáticos
presentado el 7 de octubre de 1928, Principios
de Política Agraria Nacional
del 1° de julio de 1927, Editorial Aniversario
y Balance
de setiembre de 1928, Moción
del Orden del Día
del 7 de octubre de 1928, y las Tres
Tesis de Mayo de 1929 (Tesis
sobre la Situación Económica, Tesis sobre la Cuestión Indígena, y
Tesis sobre la Lucha Anti-imperialista).
En
síntesis, la amplia Propuesta Programática desarrollada por
Mariátegui no fue aprobada en la Reunión de Barranco, ni en ningún
otro evento posterior. Su estudio, debate, revisión y aprobación es
una tarea que sigue pendiente
en las filas del movimiento socialista peruano. Ésta no es una tarea
a corto plazo, sino que será una tarea a mediano
plazo,
e incluso puede ser una tarea a largo
plazo.
Su realización dependerá si la generación actual, ya próxima a
concluir su gestión, asume su propia responsabilidad; o por el
contrario, la delega a la nueva generación que ya está apareciendo
y luchando en las calles. La función de nosotros, los veteranos,
será la de simples
y modestos colaboradores.
(Continuará).
-.o0o.-
ACERCA
DEL ANIVERSARIO 86 DE LA REUNION DE BARRANCO
(Tercera
parte)
(27
de enero de 2015)
Por
Miguel Aragón
2°)
ACERCA DEL PARTIDO
En
la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928 se acordó
constituir el Comité
Organizador
del Partido Socialista del Perú. Ese día no
se acordó constituir el Partido Socialista del Perú propiamente
dicho, como
erróneamente se sigue repitiendo.
La
decisión de constituir el Partido, según proponía Mariátegui, le
correspondía al Congreso
del Partido, evento
trascendental
que
debía asumir las funciones de Congreso Constituyente, y no a la
Reunión de Barranco. Al respecto hay que revisar con atención el
punto 9° de los Principios Programáticos, punto ignorado por más
de un comentarista, e incluso omitido en más de una publicación.
En
la propuesta de Principios Programáticos, presentada el 7 de
octubre, y escribiendo en proyección a futuro, Mariátegui anotó
“La libertad del Partido para actuar pública y legalmente (…) es
un derecho reivindicado por el acto
mismo de fundación pública
de esta agrupación”.
Mariátegui
concebía la fundación del Partido Socialista del Perú como un
“acto de fundación pública”, reivindicando el derecho de los
socialistas para actuar pública y legalmente, y no como una reunión
clandestina y/o secreta realizada a espaldas de los militantes del
socialismo peruano.
En
la reunión
clandestina y secreta del
7 de octubre, solamente participaron “nueve militantes” (tal vez
lo correcto sería llamarlos “nueve aspirantes”), todos ellos del
Comité de Lima, sin recibir las opiniones y las propuestas, ni estar
presentes o representados los delegados de los comités de otras
ciudades del país, en las cuales ya se habían formado grupos de
adherentes, como fueron Cusco, Puno, Arequipa, Lambayeque, Chiclayo,
Cajamarca, Huaras, Jauja, Morococha, Huánuco, Chepén, Trujillo,
Huacho, Cerro de Pasco, y Cotabambas (revisar relación de ciudades
en carta de Hugo Pesce del 25 de junio de 1929, en libro de RMT,
pag.483). Tampoco estuvieron representados ni consultados los comités
ya formados en algunas otras ciudades del mundo, como Paris, Buenos
Aires, México y La Paz.
A
buen entendedor pocas palabras. Una cosa es “constituir el Grupo o
Comité Organizador” del Partido, como realmente ocurrió; y otra
cosa muy diferente es “fundar” el Partido propiamente dicho, algo
que nunca ocurrió, salvo en la imaginación de ilusionados
defensores a ultranza de la tendencia
“partidarista”,
que persisten en ignorar los hechos realmente ocurridos, ya sea por
desconocimiento, olvido, o tal vez premeditada tergiversación.
Desde
el 7 de octubre de 1928 hasta abril de 1930, el sentir y la opinión
de la mayoría de mílites del socialismo peruano era que trabajaban
en torno al Comité
Organizador,
tal como consta en varios documentos.
Más
arriba he anotado el primer punto de los acuerdos del 7 de octubre,
en el cual se dijo “dejar constituido el Grupo
Organizador
del Partido Socialista del Perú” (libro de RMT, pág. 397).
En
otro lugar, refiriéndose a las coordinaciones con los delegados
peruanos que asistirían a los eventos internacionales de mayo y
junio de 1929, RMT anotó “Antes de salir las delegaciones, se
verificó una reunión de las mismas con Mariátegui y Martínez de
la Torre, en las que se estudió detenidamente la situación del país
y los puntos de vista del Comité
Organizador
del Partido Socialista” (ver libro de RMT, pag.402).
Otra
referencia muy importante, a tener en cuenta, es la anotada por
Luciano Castillo en su carta de renuncia escrita el 16 de marzo de
1930. La carta se inició con el siguiente encabezamiento “Al
Compañero Secretario General del Comité
Organizador
del Partido Socialista del Perú” (libro de RMT, pag.488).
Entre
el 7 de octubre de 1928, día que se realizó la Reunión de
Barranco, y el 1 de marzo de 1930, día en que Mariátegui presentó
su renuncia al cargo de Secretario General, Mariátegui nunca redactó
ni firmó ningún documento como “Secretario General del Partido
Socialista del Perú”, partido
todavía no fundado.
Por
el contrario, la actitud de Eudocio Rabines al asumir el cargo de
Secretario General fue muy diferente. En carta del 9 de mayo de 1930,
dirigida a Luciano Castillo y otros renunciantes al Comité
Organizador, Rabines muy pomposamente firmó como Secretario
General, por el Partido Socialista del Perú
(ver libro de RMT, pag.513) (continuará)
-.o0o.-
ACERCA
DEL ANIVERSARIO 86 DE LA REUNION DE BARRANCO
(Tercera
parte) (NB: Cuarta parte)
(29
de enero de 2015)
“En
mi trabajo, en mis proyectos,
los
plazos, el tiempo, han contado siempre poco.
Es,
probablemente, por eso,
que
no comparto esa absoluta impaciencia
de
algunos de nuestros amigos.
Sé
que el temperamento criollo es así
Y
me parece que hay que lamentarlo”
(José
Carlos Mariátegui, en carta del 31 de diciembre de 1928)
BREVE
RESUMEN DE LOS HECHOS REALMENTE OCURRIDOS
Revisando
nuevamente con mayor detenimiento, la amplia correspondencia de
Mariátegui, se pueden constatar los siguientes hechos (A
continuación ordeno solamente una breve relación de hechos, que
forman parte de un trabajo de investigación mucho más extenso, el
cual compartiré en otra oportunidad con los amigos que estén
realmente interesados en conocer la verdad histórica, y estén
dispuestos a estudiarlo con seriedad):
La
Represión de Junio de 1927 promovió una
revisión de métodos y conceptos
en las filas del frente único y del movimiento socialista en Lima.
Entre junio de 1927 y setiembre de 1929, en la correspondencia con
los grupos del extranjero y de provincias, Mariátegui priorizó el
desenmascaramiento y el deslinde con
la desviación nacionalista acaudillada
por Haya. De esa manera se garantizaba el fortalecimiento del frente
único en desarrollo. En carta del 10 de setiembre de 1929 dirigida a
Nicanor de la Fuente le escribe “La cuestión del Apra está
completamente liquidada” (Correspondencia, Tomo II, pag.623),
culminaba así el necesario deslinde.
En
los primeros meses de ese nuevo periodo, hubo algunos militantes del
Grupo de Lima que no entendieron oportunamente la necesidad del
deslinde con el nacionalismo. Incluso a comienzos de abril de 1928,
por sus vacilaciones e indefiniciones se postergó, demoró y al
final se suspendió la discusión y aprobación de la propuesta de
Carta
Colectiva del Grupo de Lima
(el borrador de esa carta fue escrito y presentado por Mariátegui
posiblemente el día domingo 02
de abril de 1928 en
la reunión del Comité de Lima). Mariátegui escribió esa
“propuesta” de Carta Colectiva sin
anotar fecha de redacción,
tal como figura en el libro de RMT, pag.299. La fecha se colocaría
después
del debate y aprobación respectiva, lo
cual nunca ocurrió.
Así,
sin fecha y como propuesta de carta colectiva a debatir, Mariátegui
la presentó en la reunión dominical del 02 de abril.
Posteriormente, algunos comentaristas poco avisados, arbitrariamente
han asumido y publicado que esa carta recién fue escrita el “10 de
junio”, es decir dos meses después de abril (revisar folleto
Mariátegui-Haya
Materiales de un debate,
antología editada por Ramón García en setiembre de 2002). Lo
cierto es que esa propuesta de carta colectiva no
se aprobó,
ni se envió en su momento a ninguno de los comités de provincias ni
del extranjero. La “propuesta” quedó solamente en eso, en una
propuesta “que en breve resultó insuficiente”. Tiempo después,
el mismo Mariátegui la utilizó solamente como un testimonio o
material “de referencia” (ver cartas de Mariátegui del 29 de
setiembre, 7 de octubre y 19 de octubre de 1928, en Correspondencia,
tomo II, pags.444, 451 y 459).
Ante
la demora en la definición de algunos de sus compañeros del Comité
de Lima, actitud que contrastaba con la prisa del grupo de México,
Mariátegui después de concluida la reunión del día domingo 16 de
abril en la cual tampoco se aprobó la propuesta de Carta Colectiva,
consideró que era necesario y obligatorio escribir de inmediato una
carta personal,
la conocida Carta
a la célula aprista de México del
16 de abril
(ver
Correspondencia, Tomo II, pág. 371). Carta en la cual desenmascaró
y deslindó abiertamente con la desviación nacionalista, con el
caudillaje personalista de Haya.
Como
es conocido, Haya con fecha 20 de mayo, respondió la carta del 16 de
abril en términos insolentes y ofensivos, “respuesta impertinente,
absurda de ‘jefe’ ofendido” comentaría Mariátegui. A partir
de esa respuesta, posiblemente recibida a fines de mayo, Mariátegui
“cortó toda correspondencia con Haya”.
En
la “propuesta” del 02 de abril, Mariátegui todavía en tono
amistoso y algo conciliador proponía “el
APRA debe ser”.
Mientras que, en su carta personal del 16 de abril, de manera tajante
y definitoria Mariátegui anotó “quiero hacerles conocer sin
tardanzas
mis puntos de vista sobre este nuevo aspecto de nuestra
discrepancia”, y agregó “la cuestión el Apra: alianza o partido
(…) pasa
a segundo término,
desde el instante en que aparece en escena el Partido Nacionalista
Peruano”. El cambio de actitud, y la rectificación
de
Mariátegui entre una y otra carta escritas en un breve lapso de dos
semanas, es sumamente clara. Una cosa es proponer en tono amistoso y
conciliador “el Apra debe ser”, y otra cosa muy diferente es
anotar de manera tajante “El Apra pasa a segundo término”.
Ya
en esa propuesta de Carta Colectiva del 02 de abril, Mariátegui por
primera vez
declaró “los elementos de izquierda que en el Perú concurrimos a
su formación (del frente único) constituimos de hecho y
organizaremos formalmente un
grupo o Partido Socialista,
de filiación y orientación definidas (…)”, y para no dejar
dudas agregó “es evidente que estas conclusiones no nos permiten
prestar nuestra cooperación a la creación del Partido
Nacionalista
que (…) anuncian como una decisión del grupo de México”.
Mientras
tanto, aproximadamente en febrero de 1928, Julio Portocarrero
acompañado de Armando Bazán, viajó al V
Congreso de la Internacional Sindical Roja (ISR),
realizado en Moscú entre el 15 y el 24 de marzo de 1928. A su
retorno, posiblemente a fines de abril o comienzos de mayo, y después
de una breve estadía de paso por Paris donde conversó con Rabines y
se quedó Armando Bazán, Portocarrero trajo consigo una Propuesta
del Secretariado de la ISR,
en la cual se proponía “constituir el Partico Comunista en el
Perú”.
Algunos
pocos militantes del Comité de Lima, del Comité de Paris y del
Comité del Cusco, acicateados por esa entrometida e impertinente
comunicación, comenzaron a presionar con impaciencia en el Comité
de Lima, para constituir
de inmediato el partido,
posición apresurada que no era compartida por Mariátegui.
Incluso
en su desesperación, algunos de esos “impacientes”,
sorprendiendo con engaños a otros militantes, convocaron y
realizaron a espaldas de Mariátegui una Reunión
en la Herradura
el día domingo 16
de setiembre de 1928 (Para
justificar la no asistencia de Mariátegui, la convocaron en un
islote rocoso, que era un lugar inaccesible para un hombre que se
desplazaba en silla de ruedas). En esa reunión conspirativa, ellos
llegaron a cuatro acuerdos (ver libro de RMT, pag.397), puntos que en
lo fundamental no fueron aprobados en la reunión del 7 de octubre en
Barranco.
En
La Herradura el día 16 de setiembre, a espaldas de Mariátegui,
acordaron “constituir la célula inicial del Partido, afiliado a la
III Internacional, y cuyo nombre sería el de Partido Socialista del
Perú”. Mientras que, en Barranco el 7 de octubre, a propuesta de
Mariátegui, se aprobó “dejar constituido el grupo organizador del
Partido Socialista del Perú”. Así, la fundación del partido
quedaba postergada hasta la realización del Congreso.
El
16 de setiembre en La Herradura acordaron “afiliar la célula
inicial del partido a la III Internacional”. El 7 de octubre en
Barranco, no se aprobó esa afiliación, decisión que a iniciativa
de Mariátegui fue postergada hasta marzo de 1930.
El
16 de setiembre a espaldas de Mariátegui acordaron que “El Comité
Ejecutivo del Partido Socialista estará formado por la ‘célula
secreta de los siete’”. Por el contrario, el 7 de octubre, no se
constituyó ningún “comité ejecutivo” del Partido, sino “el
grupo organizador” del Partido. Mariátegui no
aceptó, ni se integró, a ninguna célula secreta
organizada a espaldas y al margen del partido en formación.
Mariátegui desechó esa propuesta, que era totalmente ajena a su
estilo de trabajo. Sin embargo, en nuestro medio, todavía hay
quienes reivindican la Reunión de la Herradura y propagandizan a la
“célula secreta de los siete”, lo cual no hace sino comprobar la
total confusión en la cual ellos se debaten, y no solo eso.
Mariátegui,
desde su retorno al país, concebía el trabajo de formación del
partido, como una
tarea a largo plazo.
En carta dirigida a Rabines el 31 de diciembre de 1928, cincuenta
días después
de la Reunión de Barranco, le dijo “No le he escrito en espera de
conclusiones definitivas que comunicarle. Pero usted sabe lo
difícil que es aquí concluir algo”,
y cosa curiosa, en esa carta Mariátegui no
le informó a Rabines sobre el desarrollo de la Reunión de Barranco
(ver
Correspondencia, Tomo II, pag.490). Si el 7 de octubre se hubiera
fundado el Partido Socialista del Perú, como algunos todavía
suponen, Mariátegui a 50 días de distancia no hubiera escrito
“usted sabe lo difícil que es aquí concluir algo”, por el
contrario le hubiera informado “acerca de la fundación”.
Incluso,
varios meses después, el 19 de marzo de 1929, Rabines le escribe a
Mariátegui y le consulta “¿Es que han organizado ya algún grupo
o núcleo con tendencia y carácter de embrión por lo menos, del
futuro partido clasista?” (Correspondencia, Tomo II, pag.531).
Podemos observar que seis meses después de la Reunión de Barranco,
Rabines, y posiblemente todos los miembros del Comité de París, no
estaban enterados de una
supuesta fundación del Partido Socialista del Perú,
y algo similar posiblemente ocurría en los comités de las otras
provincias y otras ciudades del extranjero.
En
la carta del 31 de diciembre de 1928 Mariátegui le comentó a
Rabines, lo que vendría a ser el secreto de su estilo de trabajo
prolongado: “En mi trabajo, en mis proyectos, los plazos, el
tiempo, han contado siempre poco. Es, probablemente, por eso, que
no comparto esa absoluta impaciencia
de algunos de nuestros amigos. Sé que el temperamento criollo es así
y me parece que hay
que lamentarlo”
(ver Correspondencia, Tomo II, pag.490).
Si
pues, hay que lamentar que muchos socialistas saturados del
“temperamento criollo” todavía insuperado, se comporten con
absoluta impaciencia, y hoy como ayer, pretendan “constituir”,
“reconstituir” o “reivindicar” la organización del partido
de clase, al margen del desarrollo de las condiciones objetivas y
subjetivas del proceso real de la lucha de clases en el país, y al
margen de las enseñanzas del Camino de Mariátegui.
No
era mi intención exceder unas pocas carillas al comenzar a escribir
este rápido comentario Acerca
del Aniversario 86.
Por ahora, lo dejo aquí. Pero creo que las primeras conclusiones son
muy claras.
1.-
La propuesta
programática de Mariátegui,
aspecto
medular
del
pensamiento
y del
camino de Mariátegui, no se aprobó en octubre de 1928, tampoco se
aprobó en mayo de 1929 (antes del viaje de los delegados a los
eventos internacionales de mayo y junio de 1929), y tampoco se aprobó
en las reuniones del Comité Organizador realizadas en marzo de 1930.
A partir de mayo de 1930, al constituirse el Partido Comunista del
Perú, la propuesta programática socialista
de Mariátegui fue dejada de lado, y por el contrario se acordó un
programa
nacionalista,
en última instancia de inspiración “hayista”, que es el
programa que ha dirigido hasta el presente a todas las facciones del
partido comunista sin excepción.
Mariátegui
murió en abril de 1930, sin que se debatiera y acordara la propuesta
programática que debía y debe unificar a los socialistas peruanos.
Esa es una
tarea pendiente
hasta el presente. Su ejecución le corresponderá a la actual
generación de militantes del socialismo peruano, o posiblemente a la
próxima generación. Esa responsabilidad y función está por
decidirse.
2.-
En la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928, se acordó
“dejar constituido el grupo organizador del Partido Socialista del
Perú”. Ese día no
se constituyó el Partido propiamente dicho,
sino solamente el “grupo o comité organizador”, lo cual no fue
poca cosa, sino una tarea de titanes.
La
tarea de fundación del Partido Socialista del Perú, del “partido
de clase” del proletariado peruano, del primer “partido de masas
y de ideas”, también sigue siendo una
tarea pendiente.
Es muy posible que su ejecución corresponda a los militantes de la
próxima generación. Estoy seguro que “en la acción conjunta y la
discusión” necesariamente encontrarán el camino a seguir.
Pero
antes que ocurran estos hechos, necesarios e inevitables (programa y
organización), los socialistas peruanos previamente tenemos que
cumplir un compromiso de honor: Conmemorar
dignamente el Centenario del movimiento socialista peruano
en el año 2018.
Felizmente,
ya contamos con un Documento
Base de Estudio y Debate para
el desarrollo del centenario, el Capítulo V, Las
primeras divagaciones socialistas,
del primer tomo del libro de Guillermo Rouillon La
Creación Heroica de José Carlos Mariátegui.
Ese
capítulo, Las
primeras divagaciones socialistas,
me parece que puede ser la mejor fuente de inspiración y estímulo
para los nuevos contingentes de socialistas, y no solo para ellos.
-.o0o.-
Nota:
Ver
página 11 del presente documento:
Ya
en esa propuesta de Carta
Colectiva del 02 de abril,
Mariátegui por primera vez declaró “los elementos de izquierda
que en el Perú concurrimos a su formación (del frente único)
constituimos
de hecho
y organizaremos formalmente un
grupo o Partido Socialista, de filiación y orientación definidas
(…)”
|
Ragarro
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