jueves, 26 de febrero de 2015

ACERCA DEL ANIVERSARIO 86 DE LA REUNION DE BARRANCO

 

ACERCA DEL ANIVERSARIO 86 DE LA REUNION DE BARRANCO
(Primera parte)
(22 de enero de 2015)
Por Miguel Aragón
El modo más leal de informarlo a este respecto,
para que no se encuentre Ud. desorientado
ante rumores confusos,
me parece que es el de documentarlo.
Ud. interrogará a los documentos y
buscará en ellos la respuesta a cada cuestión”.
(José Carlos Mariátegui, en carta del 19 de octubre de 1928)

Desde hace varias semanas atrás, más precisamente desde octubre pasado, yo tenía pendiente enviar estas rápidas líneas, comentando algunas opiniones divulgadas en la primera quincena de ese mes.
En esa oportunidad se divulgaron varios pronunciamientos alusivos a la importancia y trascendencia de la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928. Observé que nuevamente incurrieron en el viejo estilo de quedarse en la repetición de manoseados lugares comunes, sin esforzarse por aportar elementos nuevos de investigación y análisis de los hechos. A continuación paso a criticar dos de los errores más comunes.

LA FUNDACION DEL PARTIDO COMUNISTA DEL PERÚ
FUE DIRIGIDA POR EUDOCIO RABINES

En primer lugar observamos los casos de los dirigentes del Partido Comunista Peruano (PCP) y del Partido Comunista del Perú – Patria Roja (PC del P-PR). Ellos volvieron a repetir las mismas afirmaciones que se vienen repitiendo desde hace varias décadas, las cuales desde los años ’40 hasta comienzos de los ’80, se aceptaban “sin dudas ni murmuraciones”. Según ellos “el día 7 de octubre de 1928, José Carlos Mariátegui dirigió la constitución del Partido Comunista en el Perú”.
Afirmación que, desde hace varias décadas atrás sabemos que es una grosera tergiversación de los hechos realmente ocurridos en la política peruana. Ahora es ampliamente conocido, y está debidamente documentado, que el Partido Comunista del Perú, Sección Peruana de la Internacional Comunista, fue un partido constituido en la Reunión de Chosica del 20 de mayo de 1930, reunión dirigida por Eudocio Rabines. Para esa fecha, Mariátegui ya había fallecido dos meses antes.
A partir de esa Reunión de Chosica, los militantes del PC del P dirigidos por Rabines, aprobaron conceptos teóricos, propuestas políticas y estilos de trabajo, completamente diferentes a los propuestos en su oportunidad por José Carlos Mariátegui. Ese día no ocurrió un simple “cambio de nombre” del partido, de “socialista” a “comunista”, como siguen afirmando algunos confundidos analistas, sino que ese día ocurrió la formación de un partido político completamente diferente y contrapuesto en lo sustancial a la propuesta teórica, política y organizativa de Mariátegui.
Actualmente ya no cabe duda alguna al respecto, basta comparar y contrastar “punto por punto”, la teoría y la práctica desarrolladas en los tiempos de predominio de la línea impuesta por Rabines, con la teoría y la práctica desarrolladas en los tiempos que predominó la línea orientada por Mariátegui.

EN LA REUNIÓN DE BARRANCO
NO SE CONSTITUYÓ EL PARTIDO SOCIALISTA DEL PERÚ

En segundo lugar, también observamos que como resultado de las nuevas investigaciones realizadas durante la década de 1980, se replanteó la anterior afirmación. Así, a mediados de esa década se llegó a la acertada conclusión que en la Reunión de Barranco “no se constituyó el Partido Comunista del Perú”, lo cual, para ese momento, ya era un gran avance. En su remplazo se elaboró la hipótesis de que en la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928 “Mariátegui dirigió la fundación del Partido Socialista del Perú”. Desde entonces, un significativo sector del amplio movimiento socialista peruano, entre los cuales me incluyo, hemos venido divulgando esta nueva afirmación, la cual con el tiempo se está comprobando que también adolece de errores.
Ahora podemos verificar que esta nueva conclusión válida para los años ’80, también se ha convertido en un nuevo lugar común, que año a año se viene repitiendo sin aportar nuevos elementos de investigación que sustenten la validez de esa apresurada afirmación.
Como resultado de una nueva relectura, ordenada y profunda, del libro Correspondencia de Mariátegui (publicado en diciembre de 1984), de las cartas adicionales incluidas en los once números de la revista Anuario Mariateguiano (publicados entre los años 1989 y 1999), del libro Escritos de José Carlos Mariátegui 1928 (publicado el año 2009), así como del Tomo II del libro Apuntes para una Interpretación marxista de Historia Social del Perú de Ricardo Martínez de la Torre, y otros textos adicionales, en los últimos años estamos llegando a nuevas conclusiones, diferentes a las dos anteriormente anotadas. Tengo que reconocer que el largo debate sostenido durante el decenio 2003-2013, con el caudillaje personalista promovido por algunos defensores a ultranza de la superada tendencia “partidarista”, ha influido positivamente en esta búsqueda que nos aproxima más a la verdad.
Ahora podemos afirmar contundentemente, que el 7 de octubre de 1928 no se constituyó el Partido Socialista del Perú.
Entre los que insisten y reivindican la segunda posición que estoy criticando, hay que destacar la opinión de Manuel Velásquez, quien en el primer párrafo de su artículo “Aniversario 86” publicado el 7 de octubre pasado, afirmó lo siguiente:
Hace 86 años se fundó el Partido Socialista del Perú. Su gestor fue José Carlos Mariátegui La Chira y la Primera Generación del Socialismo Peruano. Este partido revolucionario sólo tuvo dos años de existencia, pues en mayo de 1930, el traidor Eudocio Rabines daba vida al Partido Comunista en el Perú. Este partido, ajeno en la teoría y en la práctica al constituido por el Amauta, sin embargo, usufructuó y dilapidó todo el esfuerzo de organización que demandó la construcción del partido proletario”.
Después de la primera lectura del artículo de Velásquez, me propuse escribirle comentando su reiterada como equívoca afirmación, incluso me fije como límite hacerlo “antes de fin de año”. No pude hacerlo en su momento, por múltiples preocupaciones que demandaron mi atención, ante hechos que brotaron del convulso escenario mundial y del acontecer en el escenario peruano. En particular, el seguimiento a las informaciones sobre “la evolución y las perspectivas de la construcción del socialismo en Cuba”, y el seguimiento y comentario de las amplias movilizaciones de masas “por el Derecho al Trabajo Digno” que se están desarrollando desde el mes de diciembre hasta el presente, en Lima y en todo el país. Estos son dos temas de palpitante actualidad, sobre los cuales tengo anotadas y avanzadas algunas páginas en borrador.
Para poder continuar en mis tareas del presente año, sin dejar más deudas teóricas y políticas pendientes, me parece que lo más conveniente es exponer, de la manera más breve posible, el comentario que anoto a continuación (continuará)

Publicado por Blogger para TacnaComunitaria el 1/22/2015 08:00:00 p. m.



ACERCA DEL ANIVERSARIO 86 DE LA REUNIÓN DE BARRANCO
(Segunda parte)
(24 de enero de 2015)
Por Miguel Aragón

ENTONCES: ¿QUE OCURRIÓ EL 7 DE OCTUBRE DE 1928?

Si el 7 de octubre de 1928 “no se constituyó el Partido Comunista del Perú”, y tampoco “el Partido Socialista del Perú”, por su propio peso fluye la pregunta ¿Qué ocurrió el 7 de octubre de 1928 en la Reunión de Barranco?
Revisando nuevamente los documentos anotados más arriba, encontramos que Mariátegui --además de continuar en esa fecha en la fase final del trabajo de impresión del libro 7 Ensayos de interpretación de la realidad peruana, libro que se publicó el 6 de noviembre de 1928, y no antes--, asistió a la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928 llevando dos documentos muy importantes. Dos documentos que ordenaban algunas propuestas que, en lo fundamental, ya eran de conocimiento de la mayoría de los Nueve Asistentes a esa reunión (los que concurrieron a la reunión de Barranco fueron: José Carlos Mariátegui, Ricardo Martínez de la Torre, Julio Portocarrero, Avelino Navarro, César Hinojosa, Fernando Borjas, Bernardo Regman, Luciano Castillo, y Fernando Chávez León).
Ese día, Mariátegui presentó, en primer lugar, una Moción del Orden del día de “Seis Puntos” (Ver libro de RMT, pag.397). En segundo lugar, presentó una Propuesta de Programa del PS del P de “Nueve Puntos”, documento conocido desde entonces como Principios Programáticos (Ver libro de RMT, pág. 398).
A la fecha no dispongo de ninguna información adicional si es que ese día se presentaron otras propuestas, y si hubo algún debate.
RMT en la pág. 397 de su libro anotó “Los acuerdos a que se llegaron, fueron:
1°.- Dejar constituido el grupo organizador del Partido Socialista del Perú.
2°.- Se nombró Secretario General a Mariátegui; Secretario Sindical, Portocarrero; Secretario de Propaganda, Martínez de la Torre; Tesorero, Bernardo Regman. Navarro e Hinojosa fueron agregados a la Secretaría Sindical.
3°.- Se aprobó la siguiente moción de orden del día, redactada por Mariátegui (Se refiere a la Moción de Seis Puntos)”.
A primera vista, podemos observar que en ninguno de los Tres Acuerdos, se menciona de manera explícita alguna decisión asumida con respecto al documento “Principios Programáticos”, ni tampoco sobre una posible “fundación del Partido Socialista del Perú”.
En síntesis, releyendo esa Acta de los tres acuerdos, y los dos documentos presentados por Mariátegui, por mi parte puedo afirmar las dos conclusiones siguientes, sobre el programa y sobre el partido:

1°) ACERCA DEL PROGRAMA

En la Reunión de Barranco del 7 de octubre, Mariátegui presentó una “propuesta” de Programa sin anotarle fecha, detalle muy importante a tener en cuenta, puesto que esa era una propuesta para ser debatida ampliamente en los siguientes meses, hasta la realización del Congreso del Partido. Al quedar la fecha abierta, ésta fecha recién se colocaría el día de su aprobación. Ese día 7 de octubre, no se aprobó un Programa, como erróneamente muchos lo siguen entendiendo hasta ahora. Lo que se presentó fue una “propuesta”, y no el Programa “propiamente dicho”.
En las primeras líneas de la mencionada “propuesta” de programa, Mariátegui escribió “El Programa debe ser una declaración doctrinal que afirme” y a continuación expuso los “Nueve Puntos”. Si leemos con atención, observaremos que Mariátegui escribió en términos condicionales a futuro “El programa debe ser”, y no escribió en términos definitivos y concluyentes para el momento “El Programa es”, lo cual le hubiera dado otro significado.
Mariátegui nunca tuvo la intención de imponer autoritariamente su propuesta de programa, sino de escuchar otras propuestas, exponer su propia propuesta, debatirla, desarrollarla y enriquecerla, con la participación y aportes de todos los aspirantes a militar en el partido que se pensaba constituir, pero que todavía no estaba constituido.
Un año antes, polemizando con César Falcón escribió “No he fundado Amauta para imponer un programa ni un criterio sino para elaborarlos con el aporte de todos los hombres dignos de participar en esta empresa” (en Amauta N° 6, febrero de 1927). A fines del mismo mes, polemizando con Luis Alberto Sánchez anotó “Como he escrito, polemizando con Falcón, mi esfuerzo no tiende a imponer un criterio, sino a contribuir a su formación. Y, a riesgo de resultar demasiado lapalissiano, debo recordar a Sánchez que un programa no es anterior a un debate sino posterior a él” (en Mundial, 27 de febrero de 1927).
A continuación, en el mes siguiente, reiteró el mismo criterio, que era una expresión de su estilo de trabajo proletario: “Amauta, por otra parte, en cuanto concierne a los problemas peruanos, ha venido para inaugurar y organizar un debate; no para clausurarlo. Es un comienzo y no un fin. Yo personalmente, traigo a este debate mis proposiciones. Trabajaré, por supuesto, porque prevalezcan; pero me conformaré con que influyan -en la acción, en los hechos, prácticamente- en la medida de su coincidencia con el sentimiento de mi generación y con el ritmo de la historia” (en Amauta N°7, marzo de 1927).
Un año después, ya en pleno deslinde abierto y desenmascaramiento de la desviación nacionalista, Mariátegui le escribió a Miguel Ángel Urquieta “En varias cartas a los compañeros de México, y al propio Haya, he expuesto mis observaciones, sin conseguir que entiendan mi punto de vista. Yo no pretendo que mi opinión prevalezca, pero en todo caso, reclamo una decisión que sea efectivamente el parecer de la mayoría de los elementos” (Carta de JCM a MAU del 30 de junio de 1928, en Anuario Mariateguiano N°10, reproducida en el libro Escritos de José Carlos Mariátegui 1928)
Ese era el estilo de trabajo de Mariátegui, un estilo proletario, y por lo tanto un estilo democrático, muy diferente al autoritarismo del caudillaje personalista que pretendían imponer, primero Víctor Raúl Haya, después Eudocio Rabines, y posteriormente a lo largo de varias décadas, otros mediocres émulos surgidos años después, que practicaron (y practican) un estilo totalmente ajeno a la democracia proletaria.
Es más, entre el 7 de octubre 1928 y el 16 de abril de 1930 (día del fallecimiento de Mariátegui) en las filas de los socialistas peruanos se habían presentado y existían en discusión varias propuestas de programa, y no solamente la propuesta de Mariátegui, como erróneamente piensan algunos. De esas varias propuestas, en el Comité de Lima se prestó atención especial y debatieron “tres propuestas de programa”.
La primera fue la presentada por Mariátegui el 7 de octubre en la Reunión de Barranco (Principios Programáticos); la segunda fue la presentada por Rabines el 29 de diciembre en la Reunión de Paris (Tesis sobre la acción a desarrollar en el Perú, ver en libro de RMT, pag.329); y la tercera propuesta fue un documento que comenzó a circular en Lima, aproximadamente en el segundo trimestre del año 1929 (La copia de esta tercera propuesta, sin autor conocido, está incluida en el libro Pensamiento Comunista. Antología, publicado por Alberto Flores Galindo el año1982). Salvo algunas presunciones por confirmar, hasta ahora no he encontrado ninguna referencia válida sobre el nombre del autor de esta tercera propuesta.
Lo cierto, inocultable, y que siempre deberíamos tener en cuenta, es que en las filas del Comité de Lima, y de los otros comités de provincias y del extranjero, había un desarrollo desigual entre los adherentes al socialismo peruano. Mariátegui era plenamente consciente de ello, y así lo entendía. Después de la Reunión de Barranco, todavía no se había desarrollado un mismo nivel de comprensión de las propuestas en debate. Lo cual se puede comprobar incluso entre los militantes que suponemos eran los más avanzados e inicialmente más identificados con las propuestas de Mariátegui. Tal es el caso de Hugo Pesce, quien por méritos propios fue elegido para asistir como representante de los socialistas peruanos ante la Conferencia Comunista Latinoamericana realizada en Buenos Aires durante el mes de junio de 1929.
El grado de incomprensión en que se encontraban, se puede observar en el contenido de la carta escrita por Hugo Pesce el 25 de junio de 1929 desde Buenos Aires, y dirigida al Grupo de Paris. En esa carta les informó: “La llegada de su carta del 29 de diciembre de 1928 (carta enviada por Eudocio Rabines) vino a alentarnos más en la labor iniciada, coincidiendo plenamente los puntos de vista de los compañeros de Paris a nombre de los que Ud. nos escribió, con los nuestros”. Y agregó “En una reunión que tuvimos, la célula de Lima, en Octubre 1928 en el Barranco, acordamos unos puntos de vista que seguramente le habrán sido remitidos, pero de los que le adjunto una copia. Siguen estos siendo la base fundamental de nuestra orientación”, y luego complementó “con respecto al programa, hemos leído a los compañeros el Programa enviado por Ud. en fecha 29 de diciembre próximo pasado. Ha sido aprobado en su contenido, con unas cuantas modificaciones formales. Sin embargo hemos acordado redactarlo en forma más amplia, contemplando otras particularidades (…)” (ver libro de RMT, pag.483).
Podemos observar que Pesce, por un lado, afirmó que “los puntos de vista acordados en Barranco siguen siendo la base fundamental de su orientación”, y por otro lado afirmó que “el programa, enviado por Rabines, ha sido aprobado en su contenido con unas cuantas modificaciones formales”. Para ese entonces, ocho meses después de la Reunión de Barranco, todavía no se percataban de las diferencias existentes entre ambas propuestas.
Mariátegui era plenamente consciente de ese desarrollo desigual de la militancia, pero no interfirió ni pretendió cortar el debate de las diferentes propuestas, sino que orientaba el trabajo de educación en un largo de contrastación y debate. Esa era la realidad y esa era la tarea entre 1928 y 1930.
Las diferentes facciones surgidas de la implosión del PCP (que en algún momento llegué a contabilizar que eran cerca de treinta matices en los años ’70 y ‘80) y que en su conjunto se reclamaban “continuadores de Mariátegui”, en ninguno de sus ya numerosos Congresos y Conferencias Nacionales realizados en los últimos setenta años, nunca se tomaron el trabajo de estudiar, debatir y fijar una posición definida con respecto a la Propuesta Programática dejada por Mariátegui. Me pregunto ¿Con que derecho ellos se reclaman continuadores y seguidores de Mariátegui, si ignoran lo más sustancial de su legado: la propuesta de Programa?
La propuesta programática de Mariátegui, entre otros documentos, además del libro 7 Ensayos…, necesariamente incluye: Principios Programáticos presentado el 7 de octubre de 1928, Principios de Política Agraria Nacional del 1° de julio de 1927, Editorial Aniversario y Balance de setiembre de 1928, Moción del Orden del Día del 7 de octubre de 1928, y las Tres Tesis de Mayo de 1929 (Tesis sobre la Situación Económica, Tesis sobre la Cuestión Indígena, y Tesis sobre la Lucha Anti-imperialista).
En síntesis, la amplia Propuesta Programática desarrollada por Mariátegui no fue aprobada en la Reunión de Barranco, ni en ningún otro evento posterior. Su estudio, debate, revisión y aprobación es una tarea que sigue pendiente en las filas del movimiento socialista peruano. Ésta no es una tarea a corto plazo, sino que será una tarea a mediano plazo, e incluso puede ser una tarea a largo plazo. Su realización dependerá si la generación actual, ya próxima a concluir su gestión, asume su propia responsabilidad; o por el contrario, la delega a la nueva generación que ya está apareciendo y luchando en las calles. La función de nosotros, los veteranos, será la de simples y modestos colaboradores. (Continuará).

Publicado por Blogger para TacnaComunitaria el 1/26/2015 07:55:00 a. m.


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ACERCA DEL ANIVERSARIO 86 DE LA REUNION DE BARRANCO
(Tercera parte)
(27 de enero de 2015)
Por Miguel Aragón

2°) ACERCA DEL PARTIDO

En la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928 se acordó constituir el Comité Organizador del Partido Socialista del Perú. Ese día no se acordó constituir el Partido Socialista del Perú propiamente dicho, como erróneamente se sigue repitiendo.
La decisión de constituir el Partido, según proponía Mariátegui, le correspondía al Congreso del Partido, evento trascendental que debía asumir las funciones de Congreso Constituyente, y no a la Reunión de Barranco. Al respecto hay que revisar con atención el punto 9° de los Principios Programáticos, punto ignorado por más de un comentarista, e incluso omitido en más de una publicación.
En la propuesta de Principios Programáticos, presentada el 7 de octubre, y escribiendo en proyección a futuro, Mariátegui anotó “La libertad del Partido para actuar pública y legalmente (…) es un derecho reivindicado por el acto mismo de fundación pública de esta agrupación”.
Mariátegui concebía la fundación del Partido Socialista del Perú como un “acto de fundación pública”, reivindicando el derecho de los socialistas para actuar pública y legalmente, y no como una reunión clandestina y/o secreta realizada a espaldas de los militantes del socialismo peruano.
En la reunión clandestina y secreta del 7 de octubre, solamente participaron “nueve militantes” (tal vez lo correcto sería llamarlos “nueve aspirantes”), todos ellos del Comité de Lima, sin recibir las opiniones y las propuestas, ni estar presentes o representados los delegados de los comités de otras ciudades del país, en las cuales ya se habían formado grupos de adherentes, como fueron Cusco, Puno, Arequipa, Lambayeque, Chiclayo, Cajamarca, Huaras, Jauja, Morococha, Huánuco, Chepén, Trujillo, Huacho, Cerro de Pasco, y Cotabambas (revisar relación de ciudades en carta de Hugo Pesce del 25 de junio de 1929, en libro de RMT, pag.483). Tampoco estuvieron representados ni consultados los comités ya formados en algunas otras ciudades del mundo, como Paris, Buenos Aires, México y La Paz.
A buen entendedor pocas palabras. Una cosa es “constituir el Grupo o Comité Organizador” del Partido, como realmente ocurrió; y otra cosa muy diferente es “fundar” el Partido propiamente dicho, algo que nunca ocurrió, salvo en la imaginación de ilusionados defensores a ultranza de la tendencia “partidarista”, que persisten en ignorar los hechos realmente ocurridos, ya sea por desconocimiento, olvido, o tal vez premeditada tergiversación.
Desde el 7 de octubre de 1928 hasta abril de 1930, el sentir y la opinión de la mayoría de mílites del socialismo peruano era que trabajaban en torno al Comité Organizador, tal como consta en varios documentos.
Más arriba he anotado el primer punto de los acuerdos del 7 de octubre, en el cual se dijo “dejar constituido el Grupo Organizador del Partido Socialista del Perú” (libro de RMT, pág. 397).
En otro lugar, refiriéndose a las coordinaciones con los delegados peruanos que asistirían a los eventos internacionales de mayo y junio de 1929, RMT anotó “Antes de salir las delegaciones, se verificó una reunión de las mismas con Mariátegui y Martínez de la Torre, en las que se estudió detenidamente la situación del país y los puntos de vista del Comité Organizador del Partido Socialista” (ver libro de RMT, pag.402).
Otra referencia muy importante, a tener en cuenta, es la anotada por Luciano Castillo en su carta de renuncia escrita el 16 de marzo de 1930. La carta se inició con el siguiente encabezamiento “Al Compañero Secretario General del Comité Organizador del Partido Socialista del Perú” (libro de RMT, pag.488).
Entre el 7 de octubre de 1928, día que se realizó la Reunión de Barranco, y el 1 de marzo de 1930, día en que Mariátegui presentó su renuncia al cargo de Secretario General, Mariátegui nunca redactó ni firmó ningún documento como “Secretario General del Partido Socialista del Perú”, partido todavía no fundado.
Por el contrario, la actitud de Eudocio Rabines al asumir el cargo de Secretario General fue muy diferente. En carta del 9 de mayo de 1930, dirigida a Luciano Castillo y otros renunciantes al Comité Organizador, Rabines muy pomposamente firmó como Secretario General, por el Partido Socialista del Perú (ver libro de RMT, pag.513) (continuará)

Publicado por Blogger para TacnaComunitaria el 1/27/2015 05:50:00 p. m.
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ACERCA DEL ANIVERSARIO 86 DE LA REUNION DE BARRANCO
(Tercera parte) (NB: Cuarta parte)
(29 de enero de 2015)

En mi trabajo, en mis proyectos,
los plazos, el tiempo, han contado siempre poco.
Es, probablemente, por eso,
que no comparto esa absoluta impaciencia
de algunos de nuestros amigos.
Sé que el temperamento criollo es así
Y me parece que hay que lamentarlo”
(José Carlos Mariátegui, en carta del 31 de diciembre de 1928)

BREVE RESUMEN DE LOS HECHOS REALMENTE OCURRIDOS

Revisando nuevamente con mayor detenimiento, la amplia correspondencia de Mariátegui, se pueden constatar los siguientes hechos (A continuación ordeno solamente una breve relación de hechos, que forman parte de un trabajo de investigación mucho más extenso, el cual compartiré en otra oportunidad con los amigos que estén realmente interesados en conocer la verdad histórica, y estén dispuestos a estudiarlo con seriedad):
La Represión de Junio de 1927 promovió una revisión de métodos y conceptos en las filas del frente único y del movimiento socialista en Lima. Entre junio de 1927 y setiembre de 1929, en la correspondencia con los grupos del extranjero y de provincias, Mariátegui priorizó el desenmascaramiento y el deslinde con la desviación nacionalista acaudillada por Haya. De esa manera se garantizaba el fortalecimiento del frente único en desarrollo. En carta del 10 de setiembre de 1929 dirigida a Nicanor de la Fuente le escribe “La cuestión del Apra está completamente liquidada” (Correspondencia, Tomo II, pag.623), culminaba así el necesario deslinde.
En los primeros meses de ese nuevo periodo, hubo algunos militantes del Grupo de Lima que no entendieron oportunamente la necesidad del deslinde con el nacionalismo. Incluso a comienzos de abril de 1928, por sus vacilaciones e indefiniciones se postergó, demoró y al final se suspendió la discusión y aprobación de la propuesta de Carta Colectiva del Grupo de Lima (el borrador de esa carta fue escrito y presentado por Mariátegui posiblemente el día domingo 02 de abril de 1928 en la reunión del Comité de Lima). Mariátegui escribió esa “propuesta” de Carta Colectiva sin anotar fecha de redacción, tal como figura en el libro de RMT, pag.299. La fecha se colocaría después del debate y aprobación respectiva, lo cual nunca ocurrió.
Así, sin fecha y como propuesta de carta colectiva a debatir, Mariátegui la presentó en la reunión dominical del 02 de abril. Posteriormente, algunos comentaristas poco avisados, arbitrariamente han asumido y publicado que esa carta recién fue escrita el “10 de junio”, es decir dos meses después de abril (revisar folleto Mariátegui-Haya Materiales de un debate, antología editada por Ramón García en setiembre de 2002). Lo cierto es que esa propuesta de carta colectiva no se aprobó, ni se envió en su momento a ninguno de los comités de provincias ni del extranjero. La “propuesta” quedó solamente en eso, en una propuesta “que en breve resultó insuficiente”. Tiempo después, el mismo Mariátegui la utilizó solamente como un testimonio o material “de referencia” (ver cartas de Mariátegui del 29 de setiembre, 7 de octubre y 19 de octubre de 1928, en Correspondencia, tomo II, pags.444, 451 y 459).
Ante la demora en la definición de algunos de sus compañeros del Comité de Lima, actitud que contrastaba con la prisa del grupo de México, Mariátegui después de concluida la reunión del día domingo 16 de abril en la cual tampoco se aprobó la propuesta de Carta Colectiva, consideró que era necesario y obligatorio escribir de inmediato una carta personal, la conocida Carta a la célula aprista de México del 16 de abril (ver Correspondencia, Tomo II, pág. 371). Carta en la cual desenmascaró y deslindó abiertamente con la desviación nacionalista, con el caudillaje personalista de Haya.
Como es conocido, Haya con fecha 20 de mayo, respondió la carta del 16 de abril en términos insolentes y ofensivos, “respuesta impertinente, absurda de ‘jefe’ ofendido” comentaría Mariátegui. A partir de esa respuesta, posiblemente recibida a fines de mayo, Mariátegui “cortó toda correspondencia con Haya”.
En la “propuesta” del 02 de abril, Mariátegui todavía en tono amistoso y algo conciliador proponía “el APRA debe ser”. Mientras que, en su carta personal del 16 de abril, de manera tajante y definitoria Mariátegui anotó “quiero hacerles conocer sin tardanzas mis puntos de vista sobre este nuevo aspecto de nuestra discrepancia”, y agregó “la cuestión el Apra: alianza o partido (…) pasa a segundo término, desde el instante en que aparece en escena el Partido Nacionalista Peruano”. El cambio de actitud, y la rectificación de Mariátegui entre una y otra carta escritas en un breve lapso de dos semanas, es sumamente clara. Una cosa es proponer en tono amistoso y conciliador “el Apra debe ser”, y otra cosa muy diferente es anotar de manera tajante “El Apra pasa a segundo término”.
Ya en esa propuesta de Carta Colectiva del 02 de abril, Mariátegui por primera vez declaró “los elementos de izquierda que en el Perú concurrimos a su formación (del frente único) constituimos de hecho y organizaremos formalmente un grupo o Partido Socialista, de filiación y orientación definidas (…)”, y para no dejar dudas agregó “es evidente que estas conclusiones no nos permiten prestar nuestra cooperación a la creación del Partido Nacionalista que (…) anuncian como una decisión del grupo de México”.
Mientras tanto, aproximadamente en febrero de 1928, Julio Portocarrero acompañado de Armando Bazán, viajó al V Congreso de la Internacional Sindical Roja (ISR), realizado en Moscú entre el 15 y el 24 de marzo de 1928. A su retorno, posiblemente a fines de abril o comienzos de mayo, y después de una breve estadía de paso por Paris donde conversó con Rabines y se quedó Armando Bazán, Portocarrero trajo consigo una Propuesta del Secretariado de la ISR, en la cual se proponía “constituir el Partico Comunista en el Perú”.
Algunos pocos militantes del Comité de Lima, del Comité de Paris y del Comité del Cusco, acicateados por esa entrometida e impertinente comunicación, comenzaron a presionar con impaciencia en el Comité de Lima, para constituir de inmediato el partido, posición apresurada que no era compartida por Mariátegui.
Incluso en su desesperación, algunos de esos “impacientes”, sorprendiendo con engaños a otros militantes, convocaron y realizaron a espaldas de Mariátegui una Reunión en la Herradura el día domingo 16 de setiembre de 1928 (Para justificar la no asistencia de Mariátegui, la convocaron en un islote rocoso, que era un lugar inaccesible para un hombre que se desplazaba en silla de ruedas). En esa reunión conspirativa, ellos llegaron a cuatro acuerdos (ver libro de RMT, pag.397), puntos que en lo fundamental no fueron aprobados en la reunión del 7 de octubre en Barranco.
En La Herradura el día 16 de setiembre, a espaldas de Mariátegui, acordaron “constituir la célula inicial del Partido, afiliado a la III Internacional, y cuyo nombre sería el de Partido Socialista del Perú”. Mientras que, en Barranco el 7 de octubre, a propuesta de Mariátegui, se aprobó “dejar constituido el grupo organizador del Partido Socialista del Perú”. Así, la fundación del partido quedaba postergada hasta la realización del Congreso.
El 16 de setiembre en La Herradura acordaron “afiliar la célula inicial del partido a la III Internacional”. El 7 de octubre en Barranco, no se aprobó esa afiliación, decisión que a iniciativa de Mariátegui fue postergada hasta marzo de 1930.
El 16 de setiembre a espaldas de Mariátegui acordaron que “El Comité Ejecutivo del Partido Socialista estará formado por la ‘célula secreta de los siete’”. Por el contrario, el 7 de octubre, no se constituyó ningún “comité ejecutivo” del Partido, sino “el grupo organizador” del Partido. Mariátegui no aceptó, ni se integró, a ninguna célula secreta organizada a espaldas y al margen del partido en formación. Mariátegui desechó esa propuesta, que era totalmente ajena a su estilo de trabajo. Sin embargo, en nuestro medio, todavía hay quienes reivindican la Reunión de la Herradura y propagandizan a la “célula secreta de los siete”, lo cual no hace sino comprobar la total confusión en la cual ellos se debaten, y no solo eso.
Mariátegui, desde su retorno al país, concebía el trabajo de formación del partido, como una tarea a largo plazo. En carta dirigida a Rabines el 31 de diciembre de 1928, cincuenta días después de la Reunión de Barranco, le dijo “No le he escrito en espera de conclusiones definitivas que comunicarle. Pero usted sabe lo difícil que es aquí concluir algo”, y cosa curiosa, en esa carta Mariátegui no le informó a Rabines sobre el desarrollo de la Reunión de Barranco (ver Correspondencia, Tomo II, pag.490). Si el 7 de octubre se hubiera fundado el Partido Socialista del Perú, como algunos todavía suponen, Mariátegui a 50 días de distancia no hubiera escrito “usted sabe lo difícil que es aquí concluir algo”, por el contrario le hubiera informado “acerca de la fundación”.
Incluso, varios meses después, el 19 de marzo de 1929, Rabines le escribe a Mariátegui y le consulta “¿Es que han organizado ya algún grupo o núcleo con tendencia y carácter de embrión por lo menos, del futuro partido clasista?” (Correspondencia, Tomo II, pag.531). Podemos observar que seis meses después de la Reunión de Barranco, Rabines, y posiblemente todos los miembros del Comité de París, no estaban enterados de una supuesta fundación del Partido Socialista del Perú, y algo similar posiblemente ocurría en los comités de las otras provincias y otras ciudades del extranjero.
En la carta del 31 de diciembre de 1928 Mariátegui le comentó a Rabines, lo que vendría a ser el secreto de su estilo de trabajo prolongado: “En mi trabajo, en mis proyectos, los plazos, el tiempo, han contado siempre poco. Es, probablemente, por eso, que no comparto esa absoluta impaciencia de algunos de nuestros amigos. Sé que el temperamento criollo es así y me parece que hay que lamentarlo” (ver Correspondencia, Tomo II, pag.490).
Si pues, hay que lamentar que muchos socialistas saturados del “temperamento criollo” todavía insuperado, se comporten con absoluta impaciencia, y hoy como ayer, pretendan “constituir”, “reconstituir” o “reivindicar” la organización del partido de clase, al margen del desarrollo de las condiciones objetivas y subjetivas del proceso real de la lucha de clases en el país, y al margen de las enseñanzas del Camino de Mariátegui.
No era mi intención exceder unas pocas carillas al comenzar a escribir este rápido comentario Acerca del Aniversario 86. Por ahora, lo dejo aquí. Pero creo que las primeras conclusiones son muy claras.
1.- La propuesta programática de Mariátegui, aspecto medular del pensamiento y del camino de Mariátegui, no se aprobó en octubre de 1928, tampoco se aprobó en mayo de 1929 (antes del viaje de los delegados a los eventos internacionales de mayo y junio de 1929), y tampoco se aprobó en las reuniones del Comité Organizador realizadas en marzo de 1930. A partir de mayo de 1930, al constituirse el Partido Comunista del Perú, la propuesta programática socialista de Mariátegui fue dejada de lado, y por el contrario se acordó un programa nacionalista, en última instancia de inspiración “hayista”, que es el programa que ha dirigido hasta el presente a todas las facciones del partido comunista sin excepción.
Mariátegui murió en abril de 1930, sin que se debatiera y acordara la propuesta programática que debía y debe unificar a los socialistas peruanos. Esa es una tarea pendiente hasta el presente. Su ejecución le corresponderá a la actual generación de militantes del socialismo peruano, o posiblemente a la próxima generación. Esa responsabilidad y función está por decidirse.
2.- En la Reunión de Barranco del 7 de octubre de 1928, se acordó “dejar constituido el grupo organizador del Partido Socialista del Perú”. Ese día no se constituyó el Partido propiamente dicho, sino solamente el “grupo o comité organizador”, lo cual no fue poca cosa, sino una tarea de titanes.
La tarea de fundación del Partido Socialista del Perú, del “partido de clase” del proletariado peruano, del primer “partido de masas y de ideas”, también sigue siendo una tarea pendiente. Es muy posible que su ejecución corresponda a los militantes de la próxima generación. Estoy seguro que “en la acción conjunta y la discusión” necesariamente encontrarán el camino a seguir.
Pero antes que ocurran estos hechos, necesarios e inevitables (programa y organización), los socialistas peruanos previamente tenemos que cumplir un compromiso de honor: Conmemorar dignamente el Centenario del movimiento socialista peruano en el año 2018.
Felizmente, ya contamos con un Documento Base de Estudio y Debate para el desarrollo del centenario, el Capítulo V, Las primeras divagaciones socialistas, del primer tomo del libro de Guillermo Rouillon La Creación Heroica de José Carlos Mariátegui.
Ese capítulo, Las primeras divagaciones socialistas, me parece que puede ser la mejor fuente de inspiración y estímulo para los nuevos contingentes de socialistas, y no solo para ellos.

Publicado por Blogger para TacnaComunitaria el 1/29/2015 09:25:00 a. m.


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Nota:
Ver página 11 del presente documento:

Ya en esa propuesta de Carta Colectiva del 02 de abril, Mariátegui por primera vez declaró “los elementos de izquierda que en el Perú concurrimos a su formación (del frente único) constituimos de hecho y organizaremos formalmente un grupo o Partido Socialista, de filiación y orientación definidas (…)”



Ragarro
26.02.15

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