Trabajo “formal”e “informal” A DOS DÍAS EN LA RÉPLICA DE UN HOLOCAUSTO

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Trabajo “formal”e “informal”

 

A DOS DÍAS EN LA RÉPLICA DE UN HOLOCAUSTO

 

  Nuevamente, como ya estaba previsto desde el año pasado, la situación en el Perú vuelve a retrotraerse con el encierro en casa, a condiciones infrahumanas para un 72% de la población nacional desocupada, que desde décadas tras décadas, con labores de hasta 18 o más horas de trabajo habían levantado y conservado con mucho esfuerzo sobre humano su propia barricada para poder sobrevivir. Solos lograron hacerse de una economía de sobrevivencia, ya en servicios, pequeños y medianos; ya en el comercio, pequeños y medianos; ya en la pequeña y mediana industria, etc.

  Es a este sector lo que los economistas puros y el Estado denomina “informales”, por ahorrarse de decir la verdad: “un ejército laboral de desocupados”. Y un gran porcentaje de este sector, por la fuerza de la ley del Estado, han sido perseguidos, presionados, para finalmente convertirlos en “formales”. ¿“Formales”? sí, en el sentido compulsivo que paguen sus impuestos por trabajar, adquieran su licencia para trabajar, y otro más despojos para “buitres”.

  Este sector mayoritario de la población trabajadora del Perú, es ajeno al Ministerio de Trabajo en lo que se refiere al pago de CTS, jornada laboral y demás seudos beneficios de un trabajador “formal”.

 Es  ajeno al Sistema de Pensiones y Seguridad social del Estado, pues no tiene seguro ni pensión por jubilación, que sí recibe el trabajador “formal” hundido en su miseria.

  En los hechos, entre el Trabajador “formal”, de una cantidad porcentual reducido y precario, como el trabajador “informal”, la gran mayoría, media un hilo de diferencia. En pensiones por jubilación el trabajador oficialmente formalizado, la mayoría recibe un sueldo o salario de hambre; en seguro social, se muere en la puerta del Hospital, por falta de atención. Así fue ayer, así es hoy, con pandemia o sin pandemia.

  Lo “formal e informal” es solo un juego de palabras, un engaño, una farsa. En los hechos no hacen más que expresar la sobre explotación del trabajo humano; el total desprecio al Factor Humano, al capital humano, por parte de esa mediocre clase dominante que vive de la renta y que tiene en el Estado a su representante oficial, caduco y corrupto, que hoy, en los hechos, somete al pueblo, bajo la consigna de fascismo puro de, “todo con el Estado; nada fuera del Estado; nada contra el Estado”.

  El pueblo tiene que hacer valer el poder político real de su número, resolviendo desde abajo, el problema de su calidad: PREPARAR LA ORGANIZACIÓN PARA EL CAMBIO SOCIAL. Es el único camino de la redención del TRABAJO, por ende, de la EDUCACIÓN y la SALUD.

 

Héctor Félix D.

2 de febrero 2021 10:51

 

 

COLECTIVO PERÚ INTEGRAL

 

                                                      3 de febrero 2021