GUSTAVO ESPINOZA M.
EL FASCISMO AL ACECHO
Editorial de la revista MARKA
El reciente atentado contra la vida de la Vice Presidenta argentina Cristina Kichnner y el ataque físico consumado en Santiago de Chile contra el hermano del Presidente de ese país, unidos a las acciones de los grupos Neo Nazis organizados en el Perú; nos dan una idea de lo que el fascismo prepara en nuestro continente cuando juega una carta decisiva en defensa de los intereses de la clase dominante.
Sabemos por cierto que en el plano mundial se mueve en otra dimensión. Subida en los hombros del Presidente de Ucrania Volodimyr Zelensky, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (la OTAN) está dispuesta a desencadenar una hecatombe nuclear antes de perder los privilegios de las grandes corporaciones, que buscan domeñar a los pueblos.
Aun así, una cosa es saber lo que podría ocurrir eventualmente desde la distancia; y otra, sentirla cerca, próxima a nuestro quehacer cotidiano, cuando nos esforzamos los peruanos por liberarnos del influjo de una mafia perversa que ha envilecido la vida nacional. Pero estamos notificados. Lo que acontece en otras latitudes, bien podría ocurrir aquí, un día cualquiera.
No hay que olvidar, por lo pronto, que amenazas de muerte fueron dictadas ya por connotados líderes de la ultra derecha contra Vladimir Cerrón y Pedro Castillo. Las voces de Rafael López Aliaga, José Barba Caballero, Phillips Butthers y otros, resuena aún en los oídos de los peruanos. Por lo demás, se expresaron aún antes, con el asesinato de Pedro Huilca Tecse, el crimen de La Cantuta y toda una política de exterminio desatada por la clase dominante contra el pueblo peruano en las últimas décadas
Después de todo, las tensiones sociales existen, el odio destilado por la reacción fluye en el ambiente y lo que está en juego no es poca cosa. Se trata del destino de un país con ricas tradiciones de lucha, por cuyas venas corre la sangre de Túpac Amaru y que recoge en nuestro tiempo el mensaje de ilustres peruanos, como José Carlos Mariátegui, César Vallejo, Jorge Basadre y José María Arguedas entre otros.
Muestras del odio de clase que enarbola la reacción, fluyen de manera cotidiana a través de los medios de comunicación en nuestro país, pero hoy se proyectan en el accionar de algunos estamentos del Estado severamente comprometidos en desaguisados de diverso signo.
La “Prensa Grande” ha celebrado por todo lo alto la decisión judicial de “prisión preventiva” -por 30 meses- dictada contra Yennifer Paredes -la cuñada del Presidente de la República- a la que se acusa de ser “pieza clave” de una “organización criminal” liderada, supuestamente por el Jefe del Estado. Toneladas de papel se han hecho correr desde los medios de comunicación con ese letal esquema.
Esa versión adquiere una dimensión mayor cuando voceros de la misma Fiscalía aseguran que la condena a la joven detenida podría ser revertida y aún dejada sin sustento, si ella aceptara “colaborar”, vale decir, si se sumara al coro de acusaciones contra Pedro Castillo. El procedimiento, por cierto que linda con el chantaje: se te condena a una pena infame, pero se te perdona si te vienes con nosotros y traicionas a Castillo. Por esa vía han logrado ya cierto efecto. Aunque nadie sabe si por temor o dinero, se han “acogido” a esa práctica diversos “colaboradores eficaces”. Se trata, sin duda, de una clara práctica ominosa convertida en norma procesal.
Bajo el pretexto de responder a una “campaña destinada a difamar a la Fiscal de la Nación”, algunos medios ha ocultado verdades: la Fiscal de la Nación destituyó a quien investigara a su hermana Emma por delitos de narcotráfico y a su otra hermana -Ruth- por liberar a los “Cuellos Blancos” en el Primer Puerto-; contratar a Carmen Barrantes -una oscura funcionaria aprista acusada de delitos económicos en la seguridad social- y se elevara de categoría en el Ministerio Público a Marcela Gutiérrez, esposa de Harvey Colchado, -jefe de la DIVIAC- a quien, a su vez, usa para capturar a Yennifer Paredes-. Todo un tinglado severamente comprometido, que no debiera seguir actuando.
No cabe duda que debemos hacer frente a esta ofensiva y derrotarla. Para lograr este propósito, la unidad es más urgente que nunca. Y ella no permite exclusiones sectarias ni caprichosas. En el torrente unitario caben todos los que hoy suman fuerza contra la Mafia, aunque en el futuro, pergeñen proyectos distintos.
Pero la unidad por sí sola, no es suficiente. Se requiere organización ciudadana, estructuras que funcionen, partidos que se liguen al movimiento popular, sindicatos que se movilicen en dirección correcta, un movimiento estudiantil con iniciativa y capacidad de lucha. En definitiva, un pueblo dispuesto a actuar.
La conciencia política es pilar básico en la coyuntura, porque permitirá a todos ver un panorama integral y orientarse percibiendo lo que ocurre en el Perú, pero también en América y el mundo.
Y en ese marco, la capacidad de movilización y de lucha de nuestro pueblo se pondrá en la orden del día
Si la palabra de la reacción, es Muerte; la palabra del pueblo debe ser Vida
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