-0-
DICTADURA CÍVICO-MILITAR DE DINA BOLUARTE ES INSOSTENIBLE 
Carlos Angulo Rivas 
Las
 ejecuciones extra-judiciales son 49, con otras víctimas mortales 
agregadas a ellas se sobrepasan fácilmente los 70 muertos, los heridos 
de bala con armamento de guerra hospitalizados llegan a casi 1,500 y los
 presos más detenidos son incontables; es decir, toda una acumulación de
 violaciones de los Derechos Humanos perpetradas por la dictadura de 
Dina Boluarte que usurpa el poder del Estado. Los periodistas
 y analistas políticos destacan, principalmente, el número víctimas 
mortales; sin embargo, una visión integral de los acontecimientos nos 
lleva a la conclusión de estar frente a una serie continuada de actos de
 barbarie cometidos por disposición de la dictadura cívico-militar 
instaurada en el Perú. La información recogida por las organizaciones 
internacionales y nacionales de Derechos Humanos indica la aplicación de
 una política represiva terrorista, en tanto el régimen Boluarte quiso 
imponer MIEDO extremo en la población a fin de controlar las protestas 
por el derrocamiento del presidente Pedro Castillo. Pruebas al canto, si
 hubo cerca de 1,500 heridos de bala usando armamento de guerra 
significa que ese abultado número de víctimas sólo se explica por la 
orden superior de balear a mansalva a las multitudes regionales 
auto-convocadas para las protestas sociales y las marchas. 
El
 hartazgo ciudadano llegó a romper los esquemas del continuismo 
económico neo-liberal corrupto, aquel de votar por “el mal menor” entre 
los partidos políticos tradicionales en cada una de las elecciones 
generales. Entonces, la mayoría del pueblo cansada del entrampamiento de
 la pobreza generada decidió elegir a Perú Libre y a Pedro Castillo, 
portaestandartes del cambio político, económico y social. El rechazo a 
Castillo del conservadurismo fue violento y feroz queriendo imponer a la
 perdedora Keiko Fujimori mediante los alegatos de fraude electoral. 
Después, contra el mismo Castillo por su arrojo de llegar a ser 
presidente se montó una campaña de demolición diabólica con tres 
mociones de vacancia concatenadas hasta llegar a la destitución ilegal 
ejecutada por el Congreso. Pese a ello, de hecho, Pedro Castillo había 
colocado la pelota en la cancha de los golpistas fuji-fascistas y lo 
hizo en el mismo momento de patear el tablero el 7 diciembre 2022. Su 
proclama ese día fue una valiente denuncia ante el país, referida a los 
impedimentos de poder gobernar con un Congreso empeñado en destruirlo 
mucho antes de asumir la presidencia de la república. Nadie duda del 
escarnio moral, los agravios, las burlas, las vejaciones y el racismo, 
sufridos por el presidente Castillo; no obstante, el Estado Mafioso y la
 gigantesca corrupción de congresistas, jueces, fiscales y mandos 
militares, aprovecharon la exigua infracción constitucional de Castillo 
(leer un mensaje de intenciones loables y precisas en beneficio del 
Perú) para dar un Golpe de Estado cívico-militar e imponer una dictadura
 cuya crueldad manifiesta se exhibe por sí sola en los nefastos 
resultados, algo semejante a una jornada de barbarie. 
Sin
 duda, la gran mayoría ciudadana, en diciembre pasado, censuraba el 
escarnio al pobre Pedro Castillo y deseaba el cierre del Congreso 
convertido en un antro de maleantes; además, deseaba terminar con la 
macro corrupción y la impunidad, meta imposible de alcanzar sin la 
re-estructuración del sistema judicial del país, sin un Nueva República y
 Nueva Constitución. Por consiguiente, Castillo en su proclama de 
alteración a la achacosa constitución fujimorista propuso un gobierno de
 excepción provisional y la convocatoria de un nuevo Congreso con 
facultades constituyentes; pero los congresistas ni siquiera tocaron el 
contenido del anuncio porque en defensa del Estado Mafioso, con el cual 
se sienten cómodos, prefirieron ir por la cabeza del presidente sin más 
ni más. Aunque por principio no se debía atacar al mensajero sino 
analizar los temas de fondo, los argumentos, del mensaje a fin de no 
llegar al dogmatismo de rechazar de manera ciega las posiciones política
 asumidas. ¿Qué es lo más importante en el país, las formas ceremoniales
 de cumplir con la deficiente constitución fujimorista o solucionar de 
raíz el problema peruano contemporáneo que lleva treinta años de 
formación y fortalecimiento del Estado Mafioso creado por la yunta 
Fujimori-Montesinos? 
Los
 planteamientos hechos por el presidente Castillo siguen en píe. Son las
 mismas banderas levantadas en todo el Perú mediante las marchas de 
protesta, los paros regionales y la movilización social. Se exige 
libertad del Presidente Castillo, renuncia inmediata de Dina Boluarte, 
disolución del Congreso, Nueva República, Nueva Constitución y reforma 
total del Sistema Judicial contra la impunidad, jueces supremos y 
Tribunal Constitucional elegidos por el pueblo. Renegociación de 
contratos ley del extractivismo de Recursos Naturales y de Servicios 
Públicos. La pregunta del millón es ¿pueden seguir hundiendo el país el 
Congreso con apenas 4% de aprobación popular nacional y la ususrpadora 
Dina Boluarte con el misericordioso apoyo de 14% en el mejor de los 
casos? Por supuesto que NO. Las protestas y paros regionales deben 
continuar de manera masiva para derrotar a la dictadura, ahora se 
calientan motores para llegar con fuerza inusitada al 19 de julio 2023.
 
 
No hay comentarios:
Publicar un comentario