jueves, 29 de junio de 2023

TITO LIVIO AGÜERO VIDAL (2023). "“EL INDIO Y/O CAMPESINO EN EL APRISMO AURORAL”

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TITO LIVIO AGÜERO VIDAL (2023). "“EL INDIO Y/O CAMPESINO EN EL APRISMO AURORAL”. LIMA, 24-VI-2023
“...la voz de los viejos incas nos llama al deber. Parece que nos dijera: ahí está nuestra obra destruida, ahí está nuestra maravillosa organización económica, ahí está nuestro socialismo” (1)
I. Introducción.-
Los orígenes del término indio tiene un carácter netamente colonial pues ubicaba a los diversos y múltiples pueblos originarios dentro del sistema colonial. Era evidentemente una designación para el colonizado en la que se abstrae de su identidad cultural y regional específica y, por ende, de las diversas culturas, para contrastarlo en bloque con el colonizador. Así, indio no ninguna referencia a su identidad primera sino sólo y exclusivamente a su posición
como grupo subordinado dentro de la sociedad colonial.
Con los años, especialmente cuando surgen los folkloristas y especialmente la etnología, antropología y la etnohistoria indio se convierte en una categoría teórica que busca ser conceptualizada. Por ejemplo, John Goins sostenía que las características de la sociedad indígena y, por consiguiente del indio; eran ser refractarias al cambio, eminentemente conservadoras, habían preservado su existencia misma dentro de su propio sistema cultural y su conceptualización ponía el acento en un supuesto espíritu indio (2). Mientras que José Matos Mar escribía que lo
que lo definía era la mantención de un estereotipo social y cultural, cargado de prejuicios, de dominación y símbolo de un proceso colonial, postula un nuevo tipo de racismo, como tal, peligroso e inaceptable pero también que impide descubrir, analizar, interpretar y definir la verdadera situación de la sociedad nacional (3). En los últimos años se ha abandonado el este término y ha comenzado a hablarse de campesinos, hombres y mujeres andinos y pueblos originarios.
En el caso de la conceptualización teórica del indio, así como su conceptualización de su realidad social y económica, como la conceptualización de la alternativa política en los orígenes del aprismo puede encontrarse en un conjunto de textos que serán presentados en orden cronológico.
II. “Teoría y táctica del aprismo” (4).-
La carta “El problema del indio”, parece que fue escrita en mayo de 1927, tiene una gran trascendencia a pesar de pocas veces ha sido reconocida como tal por la llamada crítica porque definitivamente es uno de los pocos textos donde Haya de la Torre se explaya más amplia y profundamente sobre la temática del indio peruano. Podemos dividirla en dos partes: la primera, donde el autor hace una suerte de conceptualización sobre la situación del indio, y la segunda, en el que delinea u esboza una alternativa de cambio. Su diagnóstico parte de lo que ya hace algunos años Manuel González Prada había señalado en "Horas de Lucha" sobre que la causa central que explica la condición del indio es de un neto carácter socio-económico y por eso tiene un substrato clasista (5).
Pero si bien retoma esta idea de González Prada hay que señalar que en esos años la perspectiva teórica del joven trujillano era de clara factura marxista. Es decir, estamos ante un problema fundamentalmente económico y en tal sentido las tesis que se sustentan desde un paradigma étnico-racial son totalmente desechados en la medida que ignoran el hecho indiscutible de la explotación del indio. Pero, la postración del indio no se limita sólo a los estrictos marcos nacionales sino que tiene una extensión latinoamericana (6).
Llama la atención y pensamos que es digno de mencionarse que junto a estos tres factores -económico, clasista e internacional- existe una determinada visión de lo que podríamos llamar el carácter o naturaleza de la sociedad incaica (7). Si bien es cierto que calificar al Imperio de los Incas como una sociedad comunista o socialista puede parecer a los ojos de las ciencias histórico-sociales de hoy en día como algo muy discutible es importante ubicarse en las coordenadas históricas de esos años y especialmente en el nuevo discurso histórico que surge con la emergencia de los sectores medios limeños y provincianos en el período que Alberto Flores Galindo y Manuel Burga, retomando una vieja denominación basadreana, llaman la crisis de la República Aristocrática. Una consecuencia de esta lectura histórica es concebir la historia del Perú como la lucha entre la comunidad indígena y la hacienda (😎.
Así, para Haya de la Torre como para casi todos los integrantes de la generación del 20 el problema del indio podría resumirse en la existencia y pervivencia del latifundio. Pero, nuevamente nos encontramos con una serie de temas que en estos momentos serían de difícil aceptación. Primero, la idea de la comunidad como una institución autóctona, cuando José María Arguedas nos demostró que esta institución es más una creación propiamente española que aborigen. Segundo, que el latifundio es fundamentalmente de carácter hispánico cuando hoy sabemos que lo que se conoce propiamente como tal apareció en el siglo XIX justamente cuando los españoles ya no se encontraban en el Perú. Tercero, que como muchas veces nos recordó Sinesio López es muy difícil de hablar de un país llamado Perú hasta antes de este siglo, porque estamos ante un país totalmente desarticulado donde coexisten diversos espacios geográficos que no se relacionan entre sí en la medida que no hay algo que los integre -llámese mercado, vías de comunicación, Estado, etc.- y donde cada uno tiene su propio tiempo histórico. En otras palabras no había un espacio ni un tiempo propiamente nacional. Por último, menciona al imperialismo como el último factor que explica el sometimiento del indio (9).
Ya entrando al terreno propiamente de las propuestas políticas para dar por concluido esta situación de opresión y de explotación del indio Haya propone una alternativa de desarrollo rural que se sustente en las antiguas formas comunitarias indígenas. La unidad de producción que se presenta como alternativa a la hacienda tradicional será la cooperativa agraria de producción (10). Este párrafo merece varios comentarios. Primero, esta apuesta por la cooperativazación del agro tiene que ver con el propio clima ideo-doctrinario de los intelectuales peruanos de esos años pero también con lo que fue su propia experiencia europea en la que observó las bondades de este modelo empresarial (Inglaterra, Rusia, etc.). Segundo, si bien su alternativa se asienta en la tradición andina y que Haya de la Torre a diferencia de los sectores indigenistas más radicalizados -por ejemplo, cuzqueños y puneños- no piensa en una restauración del Incario.
III. “Por la emancipación de América Latina (artículos, mensajes y discursos)” (11).-
Este libro fue publicado en la ciudad de Buenos Aires por Gabriel del Mazo, quien fuera presidente de la Federación de Estudiantes de Argentina, y como se indica contiene una serie de documentos donde se abordan una multiplicidad de temas pero que para efectos del tema que nos convoca se distinguen los siguientes escritos: “Aspecto del problema social en el Perú”, “Emiliano Zapata, apóstol y mártir del agrarismo mexicano. Apuntes de viaje (1924)”, “El monumento a Túpac Amaru (1924)”, “La realidad del Perú (1925). Carta a Julio R. Barcos, Buenos Aires” y “Carta a un universitario argentino (Londres, junio-1925)”. Esta última nos parece que es la más completa porque aborda la problemática del indio y/o campesino desde una perspectiva peruana, latinoamericana y mundial.
La carta se inicia valorando positivamente la experiencia rusa, a propósito del tema agrario (12). Seguidamente, Haya de la Torre criticara a la revolución mexicana porque a su entender cometió un gran error al tratar de solucionar el problema de la tierra fomentó el individualismo al defender y difundir la pequeña propiedad privada rural (13).
La identificación de Haya de la Torre con la política agraria de la URSS adquiere pleno sentido cuando sostiene que las soluciones que se han diseñado e implementado en el mundo, al margen de la experiencia mexicana que se desarrollo hasta el año de 1,925, es decir, antes de la asunción al gobierno de Lázaro Cárdenas (1934-40), han sido básicamente dos (14): el colectivismo, que presupone una comunidad de elementos de trabajo (tractores, arados, carros, útiles, etc.) y la comunidad agrícola que se sustentara en las comunidades indígenas, es decir, en la tradición de la organización
indígena latinoamericanas o rusas que existía desde tiempos inmemoriales.
IV. “El antiimperialismo y el Apra” (15).-
Estamos ante un libro que se caracteriza por ser fundamentalmente un texto propositivo latinoamericanista por lo que el lector encontrara varias tesis políticas para hacer frente al imperialismo: la APRA, entendida como una organización política regional que buscara constituir diversos partidos políticos apristas en todo el continente, el frente único de clases explotadas, el estado antiimperialista, el programa máximo, el régimen económico, la
unidad política y económica del continente, etc. A pesar que si bien queda claro que no estamos ante un texto que se caracterice por abordar la problemática del indio o campesino o de las estrategias de desarrollo rural o el diseño de políticas agrarias, etc., las encontramos muy presentes. Para comenzar, Haya de la Torre, muy influenciado por el nacionalismo chino del Kuo Ming Tan (partido del pueblo) de Sun Yat Sen y en polémica directa con la III Internacional estalinista, incorpora a los indios y campesinos en el frente único y en el partido político como los principales sujetos políticos. Como el frente único y el partido político son la base del estado antiimperialista, es lógico que los intereses de los campesinos e indígenas es lo primero que se deberá defender y luego vendrán los intereses de la clase obrera y finalmente los de la clase media (16).
V. Conclusiones.-
La conceptualización aprista sobre la temática indígena, campesina y agraria está relacionada directamente con su interpretación sobre la sociedad latinoamericana. Efectivamente, el aprismo aparece como un análisis y un ideario elaborado desde una de sus muchas periferias o, para ser más preciso, desde la América Latina. Desde ese punto de vista, el aprismo es una mirada latinoamericana desde su propia especificidad, es decir, es un enfoque latinoamericanista que presupone con respecto a la teoría marxista eurocéntrica un descentramiento histórico y político. Todo esto lo lleva a plantear una alternativa política para toda la región que presupone no sólo la integración económica y política en un solo pueblo continente y con ello el fortalecimiento de una identidad latinoamericana.
Pero no sólo fue la producción intelectual de Haya de la Torre, sino también de Manuel Seoane, Carlos Manuel Cox, Manuel Vásquez Díaz, Luis Heysen, Alfredo Saco Miró-Quesada, Luis Felipe de las Casas, Pedro Muñiz, etc. Sin embargo, de todos ellos hubo dos que sobresalieron porque eran los expertos en esta temática: Heysen y Saco Miró-Quesada. Ambos gozaron de gran reconocimiento nacional e internacional, participaron en diversos foros fuera del país e investigaron y publicaron una infinidad de textos muchos de los cuales fueron publicados en el extranjero (Buenos Aires, La Plata México, San José de Costa Rica, Washington, etc.). Aunque en el caso de Sacó Miró-Quesada se debe añadir que tuvo una destacada participación en México cuando Lázaro Cárdenas realizó una radical reforma agraria. Por último, el aprismo estableció un espacio cultural (poesía, narrativa, pintura, música, iconografía, etc.) propiamente dicho donde una pléyade de artistas apristas dejaran su impronta en una serie de productos culturales y en el que sobresalen los filósofos, críticos e historiadores literarios, poetas y los narradores literatos (Antenor Orrego, Luis Alberto Sánchez, Magda Portal, Alberto Hidalgo, Ciro Alegría Bazán, Serafín del Mar, Nazario Chávez Aliaga, Guillermo Mercado, Américo Pérez Treviño, Manuel Scorza, Eduardo Jibaja, Julio Garrido Malaver, Gustavo Valcárcel, Mario Florián, Abraham Arias-Larreta, etc.) y los pintores (Felipe Cossio del Pomar, Alejandro González Trujillo (Apu-Rimak), Macedonio de la Torre, etc.
Notas.-
(1). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). “Sentido de la lucha antiimperialista”. En: "Amauta". Lima, # 8, abril 1927, p. 40.
(2). GOINS, John. "Consideraciones sobre lo indígena". En: "Perú: identidad nacional". Varios Autores. Lima: Cedep, 1979, pp. 83-84.
(3). MATOS MAR, José Matos Mar. “Algunas consideraciones acerca del uso del vocablo mestizo”. En: "El indio y el poder en el Perú rural". Varios Autores. Lima: IEP, 1970, p. 201.
(4). "Teoría y Táctica del Aprismo" no es propiamente un libro en el sentido convencional del término sino más bien un conjunto de documentos -dos cartas y un ensayo- y donde sobresale la carta “El problema del indio”, que está dirigida al grupo indigenista cuzqueño Resurgimiento: HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). “El problema del indio”. En: "Teoría y Táctica del Aprismo". "Obras Completas". Cuarta edición. Lima: Mejía Baca, 1985, T. I, pp. 179-214.
(5). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., pp. 182-183.
(6). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., pp. 184-185.
(7). "El indio americano, que en México, Colombia y Perú había llegado a lo que Joyce ha llamado el barbarismo magnífico ("South American Archaeology"), con concepciones políticas y sociales realmente extraordinarias y en cuanto a los Incas se refiere, sin paralelo en su época y en todos los estados correspondientes de progreso de cualquier otro pueblo del mundo, vio detenido su camino, avanzando hacia la civilización, por imposición del feudalismo. El comunismo primitivo en el imperio incásico había avanzado hacía una organización donde no hubo pobreza porque el producto de las tierras del Estado, estaba almacenado y listo para el avituallamiento de una expedición o para aliviar el hambre en cualquier rincón del imperio y la condición del Perú estuvo más cerca de los ideales de las doctrinas socialistas que ningún otro país del mundo, sea que admitamos el concepto de Lewis Morgan aceptado por Engels y por Payne, acerca del estado medio de barbarismo de las sociedades indígenas americanas Mexicanos, Chibchas y Peruanos, sea que admitamos la concepción bien conocida de Spengler ("The Decline of the West") sobre civilizaciones y culturas, es indudable que Incas y Aztecas habían llegado a un extraordinario grado de adelanto y lo que Federico Engels, el genial compañero de Marx escribe en la obra y el capítulo citado: La Conquista de los Españoles, cortó todo ulterior desarrollo independiente es una verdad irrefutable (HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., p. 185)”.
(😎. “El conflicto económico histórico del Perú desde la destrucción del estado comunista incaico, está planteado entre la Comunidad, -institución representativa de la organización social y económica nacional- y el latifundio -institución representativa de la organización social y económica extranjera española, impuesta al pueblo peruano por los invasores-. Si revisamos detenidamente la historia social del Perú desde la conquista española, nos encontraremos con ese conflicto permanente: el latifundio contra la comunidad. Repito: el latifundio es lo extranjero y la comunidad lo nacional; el latifundio representa la conquista, la invasión, los godos y los neogodos, la clase dominante, en una palabra el civilismo; y la Comunidad representa la nación, es la tradición social del Perú, es la vértebra económica de una organización que perdió poder político que le arrebató el latifundio -los sistemas feudal o gamonalismo-, tuvo el poder político en el coloniaje y lo retiene en la república. Latifundistas los Godos y Neogodos. El latifundio ha tenido y tiene en sus manos todas las instituciones políticas, el Estado en una palabra. Nosotros no somos país industrial y nuestra clase capitalista o comerciante, nuestra burguesía nacional propiamente dicha es débil en sí y depende de la fuerza y del apoyo del latifundio que sostiene la clase dominante, la minoría privilegiada. De los cinco millones de hombres que probablemente -carecemos de cifras exactas- viven en el territorio nacional, no llega a un millón el número de los habitantes de las ciudades y de los villorrios. Cuatro quintas partes de la población del Perú las constituyen los labradores indígenas, escribe nuestro gran escritor Luis Valcárcel. La lucha entre el latifundio y la comunidad, es, pues, la línea económica central del proceso histórico peruano, desde la Conquista hasta hoy. El latifundio es la base económica y el fondo de unidad clásica del civilismo (HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., pp. 186).
(9). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., p. 190.
(10). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). Ob., cit., p. 187.
(11). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1927). "Por la emancipación de América Latina (artículos, mensajes y discursos (1923-1927)". Buenos Aires: Gleizer, 1927. Reproducida en "Obras Completas". Cuarta edición. Lima: Mejía Baca, 1985, T. I, pp. 3-147.
(12). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1925). Ob., cit., p. 80.
(13). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1925). Ob., cit., p. 83.
(14). HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1925). Ob., cit., pp. 83-84.
(15). "El antiimperialismo y el Apra" es el libro más importante que escribiera Haya de la Torre y que tuvo una enorme resonancia en todo el continente pues influyo notablemente en los diversos movimientos nacionalistas y antiimperialistas como el cardenismo (México), en la revolución del MNR (Bolivia), en el justicialismo peronista (Argentina), en el Partido del Pueblo Cubano-Ortodoxo y en el Movimiento 26 de Julio, en el Partido Socialista Chileno, etc. Fue escrito en 1928 y sufrió algunas correcciones en 1935. Las dos primeras ediciones son de 1936 y salieron en la editorial Ercilla Santiago de Chile. El libro apareció el Perú recién en 1970 (tercera edición) y en 1972 (cuarta edición): Reproducida en "Obras Completas". Cuarta edición. Lima: Mejía Baca, 1985, T. IV, pp. 3-229.
(16). “Un partido que reúna en sus filas a todas las clases amenazadas por el imperialismo y que las organice científicamente, no bajo los postulados de la democracia burguesa sino sobre las bases de una forma clasista de democracia funcional o económica, ha de ser el único efectivo instrumento de lucha contra el imperialismo. En este partido de frente único, las clases que el imperialismo amenaza estarán representadas de acuerdo con su rol en la producción. Nuestros países feudales, al emanciparse, tienen que dar preeminencia a la clase campesina, a la clase productora de la tierra planteando en primer término su reivindicación. Luego a la clase obrera industrial y a la clase media. Es claro que si Invirtiéramos este orden, caeríamos de nuevo en el estado burgués, rueda de la máquina imperialista. Pero afirmando la organización del partido antiimperialista sobre bases estrictamente científicas y reconociendo que la lucha contra el imperialismo es lucha económica, no puede invertirse el orden de la representación de las clases en el partido primero y después en el Estado (HAYA DE LA TORRE, Víctor Raúl (1928-1935). Ob., cit., p. 177)”.

 

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