martes, 28 de mayo de 2024

LA MINERÍA Y EL PERÚ

 

LA MINERÍA Y EL PERÚ
Por Gustavo Espinoza M.
Diario UNO / Domingo 26 de mayo 2024 }
El 2021, la señora que hoy ejerce la Presidencia de la República participó en un evento celebrado en el Valle de Tambo. En él, aseguró que nunca se autorizaría el proyecto minero de “Tía María” por ser lesivo al interés nacional, afectar la riqueza de la región y no contar -por eso mismo- con la Licencia Social indispensable.
Hace poco la misma señora aseguró que “su gobierno” pondría en marcha el Proyecto “Tía María” para asegurar el desarrollo de la minería y la ampliación de la economía peruana. La contradicción evidente, sugiere algunos comentarios. Veamos.
Hay quienes creen que la minería es progreso, y que la explotación de los recursos mineros es fuente de trabajo y riqueza. Si así lo fuera, las regiones más desarrolladas y prósperas de nuestro país, debieran ser las mineras.
En otras palabras, el progreso y el bienestar tendrían que ser particularmente evidentes en Cerro de Pasco, Huancavelica, Cajamarca y Apurímac. Y en ningún otro lugar sino en ellos, los trabajadores de la zona tendrían que gozar de los ostensibles beneficios de la minería. Obviamente, no es así.
La estadística muestra que el 97% de los niños en Pasco tienen los pulmones tomados por Plomo que deriva de la explotación minera; que Cajamarca es la región más pobre del país; que Huancavelica registra el más alto índice de desnutrición y que en Apurímac el 60% de la población, vive en condiciones de miseria.
En ese marco, ¿Puede asegurarse que la minería genera riqueza, progreso y desarrollo? Sin duda que sí, pero sólo para los grandes consorcios mineros.
La Southern Perú Cooper que explota los yacimientos de Toquepala desde 1953 y los de Cuajone desde 1973, es particularmente poderosa y hoy -como versión mexicana- busca asentar sus reales en “Tía María” destruyendo el riquísimo valle de Tambo, que constituye el más importante emporio de riqueza agraria del sur peruano.
No es la primera vez que los incondicionales de la explotación minera le echan el ojo a ese proyecto. Ese -y el de Conga, en Cajamarca- estuvieron de moda hace algunos años, pero ambos fueron archivados porque concitaron el repudio masivo de la población tanto en Arequipa como en Cajamarca.
Ni el gobierno de Alan García ni el de Ollanta Humala pudieron impulsar la explotación de esos yacimientos, ante la firme voluntad de la ciudadanía que rechazó de plano tales iniciativas.
La Southern presiona por detentar las tierras del Valle de Tambo, del mismo modo que Yanacocha se empeña en asegurar para si los yacimientos de Conga. Pero una y otra empresa reciben el rechazo masivo de la población que sabe, por experiencia propia, que la explotación minera genera contaminación ambiental, envenenamiento de las aguas, destrucción de la bio diversidad y afectación del ganado y sus derivados.
En otras palabras, la Mina es una fuente de calamidades, y no de riqueza.
¿’Significa esto que nunca debe explotarse una mina? No, tampoco. Puede emprenderse un proyecto minero, pero en otras condiciones, con la cautela del caso y en las proporciones debidas.
No con el afán de riqueza que caracteriza a la inversión privada, sino con la perspectiva de desarrollo que debe regir la vida en un país realmente independiente, soberano, dueño de sus propios recursos.
Todos saben que la lógica de los consorcios privados es simple: gastar lo menos y ganar lo más. Y mientras menos se invierta, más se habrá de ganar. Es una verdad de Perogrullo.
Si hoy, la señora Boluarte traiciona sus propias palabras por “quedar bien” con sus nuevos amigos, se dará con un palmo de narices porque todo el pueblo rechazará tal entrega. Cajamarca entera se movilizará por Conga; y Arequipa toda combatirá por Tía María, y el resto de las poblaciones del país, serán solidarias con esa lucha. Sólo sangre y muerte podría imponer la felonía que el régimen pretende.
Tras estos propósitos verdaderamente antinacionales está la ultra derecha, que jamás asumió la defensa del país. Esta vez, será derrotada por un pueblo consciente de sus deberes y sus derechos. La lucha por esta causa será el eslabón decisivo para forjar la unidad popular, indispensable para ganar batallas.
No hay que tenerle miedo a la reacción. Ella será derrotada pese a todos sus esfuerzos y maniobras. Aunque en un determinado momento ella pareciera estar a la ofensiva logrando avances, eso se esfumará pronto por una simple causa: no tiene la razón. Esa, le asiste al pueblo.
Recientemente, Patricia Benavides fue derrotada. Sus propios allegados, pensaban que podría perder, pero creían que por un estrecho margen. Esta vez, la golearon. Perdió por 5 a 0. No le quedó ni el resuello.
A la inquilina de Palacio no le importa mucho el tema. Vive en otro escenario. Para mostrar su interés en los problemas del Perú y viendo el futuro de la Patria, su gobierno declaró como “El Día del Queso, el último viernes de mayo de cada año”,
Y ante la tragedia que generó la explosión de gas en Villa María, resolvió “declarar en Emergencia” dos distritos, gracias a lo que las empresas podrán firmar contratos sin licitación y otros trámites.
La señora mostró entonces que no sólo la minería es negocio. En el Perú, hay negocios que son una mina (fin)

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