domingo, 10 de diciembre de 2023

PERÚ. 199 AÑOS DE LA BATALLA DE AYACUCHO

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PERÚ. 199 AÑOS DE LA BATALLA DE AYACUCHO
La Batalla de Ayacucho, el 9 de diciembre de 1824, fue el último y decisivo episodio militar en el marco de las guerras por la Independencia de América, que se libraran en esta parte del mundo para liberar nuestras tierras del dominio colonial español. Abrió un nuevo ciclo histórico, que aun no se cierra.
Esta confrontación tuvo como escenario la Pampa de la Quinua, una amplia explanada que permitió el desplazamiento de ejércitos numerosos y compactos, que se batieron resueltamente teniendo plena conciencia que, de sus movimientos y acciones, pendía la suerte de todo un continente.
Diversos acontecimientos incidieron en el desarrollo de la conciencia de los pueblos americanos para liberarse del dominio hispánico. La Independencia de los Estados Unidos, alcanzada en 1776; la Revolución Francesa, 3 años más tarde; y la crisis de la monarquía española que se derrumbara ante la embestida napoleónica.
Todos ellos fueron, de distinta manera, el prolegómeno de la gesta emancipadora iniciada en 1810 por los ejércitos libertadores que, procedentes del sur y del norte, se dieron la mano en las pampas de Junín y Ayacucho, en 1824, para confirmar la libertad de América.
Antesala de ese escenario emancipador, fueron las insurrecciones que se sucedieron antes en diversos países, y las batallas que debieron librarse en condiciones adversas contra el poder colonial. Las gestas patrióticas quedaron impregnadas en la memoria de los pueblos y dejaron huella en la conciencia de millones.
Quienes se impusieron en Ayacucho en la hora decisiva, fueron las huestes patrióticas integradas por soldados de diversos países: argentinos, chilenos, bolivianos, ecuatorianos, colombianos, venezolanos y aún cubanos, unieron sus armas junto a peruanos que enfrentaron al ejército realista, que no estuvo tampoco, compuesto solamente por españoles.
La contienda no fue, entonces propiamente una confrontación local. Ni siquiera tuvo una connotación estrictamente nacional. Fue la culminación de una guerra que, iniciada en su última etapa en 1810, comenzó mucho antes, prácticamente desde los primeros años de la dominación española en América.
La insurrección de Manco II en el Valle del Cusco y la sublevación de “Los Marañones”, en la región amazónica en 1580, fueron eslabones fundamentales en una lucha que se inició desde los primeros años del régimen colonial.
Luego vendría la rebelión de Juan Santos Atahualpa, ubicada entre 1742 y 1756, y que tuvo como escenario gran parte de la sierra central del Perú, desde los valles del Cusco hasta los contrafuertes andinos entre los ríos Vilcanota y Apurimac¸ y otra en Huarochirí, en las cercanías de la capital del Virreinato
Después tendría lugar la insurrección de José Gabriel Tupac Amaru, que puso en jaque a la Corona Español, y que fuera secundada vigorosamente por Túpac Katari en Bolivia, y amplios sectores de la población, particularmente quechua y aymara.
Esa lucha, que bien pudo haber culminado con éxito, fue decisiva para la afirmación de la conciencia americana. Demostró que era posible levantar en América una bandera libertadora, y mantener en alto una lucha capaz de aglutinar a muchos segmentos de la sociedad de entonces, uniendo pueblos en torno a una tarea definida: acabar con el colonialismo en América.
Como lo registra el historiador peruano Luis Antonio Eguiguren, desde los primeros años del siglo XIX arreció en nuestro suelo la acción emancipadora. 1805 marcó el sacrificio, en el Cusco, de dos valerosos patriotas, Aguilar y Ubalde, que se alzaron resueltamente contra el poder español; y en 1809 y 1810 ocurrieron las acciones de Pardo, Anchorís y Saravia en las proximidades de Lima.
De ese modo, el Perú siguió el ejemplo de las Juntas de Quito y Chuquisaca, expresiones ambas de un pensamiento propio signado por las ideas imperantes luego de la crisis europea del siglo precedente.
En ese mismo periodo, la insurrección -en 1811- de Francisco de Zela, en Tacna, y la sublevación de Juan José Crespo y Castillo, en 1812 en Huánuco, marcaron episodios singulares en la confrontación de entonces y abrieron cauce a una acción de mayor envergadura; la rebelión de Mateo Pumacahua y los Hermanos Angulo.
Esta acción, en 1814 remeció gran parte del sur andino. Después de cruentos enfrentamientos, los insurgentes fueron derrotados y diezmados. Crudo ejemplo de ello fue el fusilamiento de una de las figuras más descollantes de la lucha independentista en el Perú, el poeta Mariano Melgar, inmolado a los 25 años de edad en Humachiri, en marzo de 1815.
Aun se recuerda que, cuando los oficiales realistas intimaron a este valeroso juglar arequipeño a fin que “pidiera clemencia al Monarca” español para salvar su vida; él, les respondió enérgicamente: “serán ustedes, los que tendrán que pedir clemencia, para salvar sus vidas”,
Ya en ese entonces se había iniciado en todo el continente la lucha liberadora. Los ejércitos de San Martín y Bolívar habían puesto en marcha sus campañas patrióticas, batiendo a las poderosas huestes realistas en las primeras confrontaciones en Argentina, Chile, Venezuela y Colombia.
Cancha Rayada, Maipú, Chacabuco, Carabobo y Pichincha fueron, a partir de entonces, nombres emblemáticos que se alzaron como banderas confirmando la vigencia plena de los ideales libertarios.
Luego, la guerra se extendería hacia Ecuador para llegar al Perú a partir de 1820.
Ya en ese entonces estaban dadas las condiciones para proclamar la liberación de todo el continente, pero aún faltaban las batallas decisivas: Junín y Ayacucho, que ocurrirían, ambas hace 196 años, en 1824.
El genio militar de los Libertadores, unido al valor de los soldados conscientes de su deber histórico, y a justa causa que enarbolaban los pendones patrióticos; hizo que ambas batallas culminaran exitosamente y coronaran lo que ya era una verdadera demanda americana.
Pocos dias antes de la epopeya de Ayacucho, y desde su Cuartel General instalado en Magdalena Vieja, Bolívar había suscrito su llamamiento dirigido a los gobiernos de Colombia, México, Río de la Plata, Chile y Guatemala, instándolos a reunirse en lo que se llamaría en la historia El Congreso Anfitiónico de Panamá; a fin de forjar allí una unidad “que sea el escudo de nuestro nuevo destino”.
Pocos días más tarde, el mismo Bolívar, en carta al genera Santander, diria aludiendo a los sucesos de Ayacucho: “La victoria me ha vuelto a mi primer estado de alegría y a mis primeros sentimientos”, para añadir después en homenaje al Mariscal de Ayacucho: “Sucre ha ganado la más brillante victoria de la guerra americana”.
El Ciclo que se inició en esa etapa de la historia, está vigente, y se proyecta hacia cada uno de los países de América. Hoy, se afirma en las jornadas victoriosas que se libran contra el nuevo opresor: el Imperialismo Norteamericano.
En cada rincón de América asoman retos cotidianos a los que es posible hacer frente a partir de la más amplia unidad de los pueblos. No hay que olvidar, entonces, lo que dijera Bolívar en 1812: “Nuestra división, y no las armas españolas; nos tornó a la esclavitud”.
Como en el viejo poema de los niños uruguayos de la escuela de Jesualdo, en esta tarea “cada cuál con su fe”; pero todos, unidos en el mismo propósito: afirmar la independencia y la soberanía de nuestros Estados, para construir sociedades compatibles con la dignidad y la justicia.
Será esa la manera de honrar con vigor el Legado de los Libertadores y la hazaña consagrada en las Pampas de Ayacucho.

 

LA SÍNTESIS DE LA CEGUERA Y LA LUCIDEZ

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LA SÍNTESIS DE LA CEGUERA Y LA LUCIDEZ
José Saramago, es un maestro, un mago de la palabra descarnada y precisa, es el artífice de la interpretación real de las realidades de una sociedad que va camino a su propia destrucción y a la acelerada extinción de la misma especie humana, el cual, a decir verdad, tal y como están las cosas, penden de un hilo, en las manos de un sistema político-económico de caos y destrucción.
Es un exponente de la rebeldía y la vida misma, de aquellas formas que te hacen pensar que es necesario poner todo de cabeza y cambiarlo de raíz, e incluso aquellos métodos que, siendo aparentemente mejores y contrarios a este sistema de muerte, al final son totalmente similares.
De ahí que es importante reflexionar y repensar en esas nuevas formas de vivir, de asumir la vida y el cambio de la lucha social, de una forma totalmente diferente...Por un momento es importante pensar en la paradoja de aquella única mujer, que en el personaje de la novela: “Ensayo sobre la ceguera”, es la única que logra ver y encaminar a una horda humana salvaje y animalizada en busca de alimentos, totalmente ciegos, víctimas de una pandemia en la que todo el mundo pierde la vista en una mancha blanca, los defectos y las miserias humanas son parte de la trama de una realidad que describe a una sociedad putrefacta en total descomposición.
La condición de ver y conducir a los demás, es un llamado a esas nuevas formas de convivencia humana, que aún en medio de todo lo terrible de la desesperanza y la destrucción ética-moral de la sociedad, te hacen pensar en la importancia de asumir nuevos paradigmas y nuevos liderazgos que estén dispuestos a transitar una lucha diaria y continua para destruir los cimientos conceptuales y materiales de una sociedad destructiva y corroída por dentro, llegando a los niveles cancerígenos de metástasis cultural y social, planteándose la necesidad de reformar todo lo bueno, en la perspectiva de poder construir y edificar una sociedad mejor.
Alguien me decía hoy en un comentario a aquella perspectiva nuestra de seguir luchando en las calles, que ante toda la indiferencia de la gente que ve destruir su propia fuente de agua y vida sin hacer nada, o ve que le roban el País y la esperanza con un silencio cómplice y una cobardía de inacción inapelable, que había llegado el momento de cambiar de estrategia.
Me preguntaba entonces: ¿Dejar que todo siga su curso y que esto se vuelva algo totalmente normal, vivir entre tanta riqueza natural y ser tan pobres a la vez, pobres no sólo materiales, sino también pobres moralmente, sin principios y valores, sin espíritu de lucha?...Me hacía pensar, que quizás deberíamos abordar la estrategia del ejemplo constante, o la de apagar las luces e irnos todos a casa y como en los tiempos de pandemia dejar que las calles vacías hablen por sí solas y no consumir todo aquello que alimenta este sistema, dejándolo morir por asfixia e inanición, pero no, esto es sólo un sueño irreal, es más fácil que la gente muera envenenada o asfixiada por este sistema de corrupción y veneno, a que la gente deje que el sistema muera de ese modo. El sueño de Gandhi aquí no existe, nadie está en la condición de renunciar al sistema.
Entonces, ¿Cuál es la estrategia?, ¿Dejar que la gente padezca y se vean sacarse los ojos, unos a otros, en medio del latrocinio, el abandono y el caos de un sistema político totalmente corrupto?, ¿No hacer nada por ahora y dejar que mañana la destrucción de nuestra propia existencia nos lleve a pensar en el por qué no nos dimos cuenta antes de que la carroña y los gánsteres, venían y vienen destruyendo no sólo nuestros suelos, ríos, bosques, sino también toda esperanza de un mundo mucho más humano?
¿Por qué, no hice nada y por el contrario aplaudía, mientras la putrefacción de este sistema político que gobierna el Perú, hacía y deshacía del País como si nada, vendiendo nuestros recursos naturales y dejando libre a asesinos, ladrones y genocidas como el sátrapa Fujimori?
En realidad, es así como vivimos, la situación política del País no es un tema que le interese a la gente, es mejor la distracción de un partido de futbol, pues la gente es mucho más feliz cuando la selección peruana mete un gol, aún cuando nos estemos peleando el último lugar de la baja, pero por otro lado nadie se alegra ante el triunfo de jóvenes atletas de los andes, que en las olimpiadas últimas volvieron con medallas de oro y plata, o que los hermanos Cori del Perú, sean campeones de ajedrez una y otra vez. Paradójico, ciertamente totalmente paradójico.
Nos gusta y nos divierte más lo banal, lo vacío, lo infructuoso, lo estúpidamente insignificante, como el sonido gutural de la voz de un personaje que se dice rey del pop a través de una firma excrementicia que revela y devela, el cuánto tienes cuánto vales. Quizá mañana cuando nos hagamos la pregunta del porqué no hice nada en su momento, ya será demasiado tarde, o peor aún quizá ni te importe ni te hayas dado cuenta de la realidad en la que estas viviendo.
Quizá en el sentido más real de la realidad, sería mejor apelar a la síntesis de la ceguera y la lucidez de José Saramago, que no es sino simplemente apelar el amor, a esa magia de enamorarse de alguien que vio en él la luz de su vida, más allá de todas las diferencias de edades y todo lo demás, un amor que sobrepasa la dimensión física material y se convierte en la más importante razón de vivir y existir, e ir a otro lugar donde se pueda vivir mejor.
Pienso que quizás al igual que las grandes destrucciones que asolaron el viejo mundo, y que hoy tratan de conservar lo poco, o lo único que tienen de vida y conservación de sus riquezas, aquí igual se hace necesario que la gente vea morir a sus hijos frente a sus narices por serios problemas de contaminación ambiental o guerras fratricidas, por codicia y todo lo putrefacto de un sistema tan corrupto como lesivo, para que recién la gente haga algo al respecto.
Quizá hace falta eso y mucho más, para que esta y las futuras generaciones, sean capaces de tomar el rumbo de la historia, apelando a esas nuevas formas de conducción y rebeldía, tomando el mando y diciendo: Aquí no hay otra forma de cambiar esto sino de una forma totalmente radical, aun sin gastar ni una sola gota de sangre, quizá recién a partir de ese momento la gente sea capaz de asfixiar todo el mal y dejar morir por inanición a este sistema, renunciando a todo aquello que alimenta a esta sociedad de indiferencia y desprecio al pueblo.
Cientos de miles de vidas perdidas en la pandemia del COVID-19, y ahí estuvimos luchando por salvar al prójimo, protestando contra todo el latrocinio de quienes bailaban sobre los ataúdes de la población y hoy son los nuevos millonarios de esta región, ahí organizamos cacerolazos, vigilias, cadenas humanas de ayuda, pero pasado esto, hoy nos damos cuenta que no hemos aprendido nada, cientos y miles de vidas se pierden por las guerras de Ucrania-Rusia, Israel y Palestina, asaltos y asesinatos todos los días, bajo el manto de un Estado totalmente pestilente y podrido.
En medio de toda esta vorágine de inequidades e injusticias, hay quienes seguiremos accionando y pensando, que la única forma de cambiar este sistema es a través de un proceso real de cambio y transformación social, de tal modo que, llegado el momento, es mucho más efectivo el silencio de acciones certeras y precisas que trae la organización, que los gritos y golpes aislados.
Volviendo fiablemente a Saramago, debo decir que es un maestro de maestros. En la voz de sus novelas no hay nada mejor que ver el mundo a través de la realidad, pero esto es mucho mejor cuando en referencia a su novela: "Ensayo sobre la ceguera", se aprende a ver la vida a través de los ojos de aquella mujer que en las manos de este nobel, no es sino la representación de aquellos seres humanos que nunca se rinden ni se rendirán jamás, aún en medio de todas las dificultades, sin dejar de luchar día a día por una sociedad mejor...A lo que Bertold Brecht los llamaría: Los imprescindibles.
Iquitos, 10 de diciembre del 2023.

 

viernes, 8 de diciembre de 2023

07 DE DICIEMBRE

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07 DE DICIEMBRE
Este 7 de Diciembre se cumplirá un año desde que el Presidente Pedro Castillo Terrones fue detenido y vacado ilegal y delictivamente.
Ese día, a las 11 am el Presidente dió su último mensaje a la nación. El análisis objetivo de ese discurso nos revela un diagnóstico certero de lo que había acontecido hasta ese momento.
Y las medidas que plantea en ese mensaje se podrían considerar como el Programa de Nueva Democracia. Establecer un gobierno de emergencia, disolver el Congreso, llamar a elecciones para elegir una Asamblea Constituyente, reorganización de todos los organismos estatales; todas éstas son Reivindicaciones con las que nadie del pueblo consciente puede estar en desacuerdo.
Los operadores políticos de la clase dominante no esperaron la tarde para proceder con algo que venían planeando con tiempo. Ordenaron la detención arbitraria a punta de metralletas del Presidente Constitucional.
Aníbal Torres, actuando como topo del fujimontecinismo, procedió a dar el visto bueno legal, aprovechando la confianza y el desconocimiento jurídico del Presidente.
El reglamento del Congreso contempla cómo proceder en casos de excepción; moción de vacancia firmada por 26 congresistas, obligación de poner a debate y aprobar con un mínimo de 104 votos, derecho a la legítima defensa. Nada de esto se respetó; a propuesta de la mesa directiva se puso a votación una moción para vacar indebidamente al Presidente de la República; con 101 votos procedió el Congreso a perpetrar su golpe de Estado.
La clase dominante reaccionaria del Perú y sus operadores políticos y militares sabían por fuentes de inteligencia ( Aníbal Torres había metido al que había sido asesor del fujimontecinismo en la dini desde agosto del 2021 ) que la reacción de los campesinos, comuneros, y trabajadores sobre todo de provincias iba a ser muy fuerte;por eso, la orden fue disparar a matar, como lo señalan diferentes informes de organismos internacionales.
El saldo de esa represión estatal, es de más de 80 muertos, 1,500 heridos, y cientos de detenidos.
Después de consumar el golpe, la coalición política y mafiosa ha procedido a copar los poderes del Estado que faltaban: el Poder Judicial y el Poder Electoral.
En estos momentos, la consigna justa para el pueblo peruano es Libertad y Reposición del Presidente Pedro Castillo Terrones, justicia para todos los caídos, heridos, y detenidos políticos.
Aquellos que piden adelanto de elecciones están, consciente o inconscientemente, avalando el golpe de Estado de la clase dominante y todas sus consecuencias.
Lima, 24 de octubre del 2023.
Manuel Velásquez Rangel.
Héctor Félix D.
Es bueno tener su punto de vista sobre lo que viene sucediendo en el país, y sobre todo, con lo que pasó al depuesto Presidente, el profesor, Pedro Castillo. Aquí hay mucho pan que rebanar. Uno, sin una organización propia, sólida y preparada para lo que se propone, con posición definida, la cosa cambia, pero ¿Castillo y su entorno, la tuvo? Perú libre que preparó su candidatura, dijo después cuando ya no lo necesitaba y el profesor renunció a PL, que fue solo un invitado. Castillo solo contra un ejecutivo y legislativo en su contra, respaldado por la fuerza del Estado, las FFAA y la Policía política, qué podía hacer y teniendo, detrás de sus espaldas, una "masa inorgánica", el pueblo. El pueblo votó por Castillo. No voto por un PROGRAMA, porque Castillo, dependiente de PL, no tenía un Programa. Así, su suerte estaba echada y tenía dos caminos: Uno, convertirse en un nuevo Humala; dos, terminar como terminó, pues estaba como el cangrejo, ni para atrás ni para adelante, y la reacción estaba decidida en ir hacia adelante, y lo logró. Por eso, LA PREPARACIÓN DE LA ORGANIZACIÓN ES UNA TAREA PERENTORIA HOY.
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
07 de diciembre 2023

 

Movilizaciones del 7 de diciembre del 2023

¡EN AYACUCHO!
LAS JORNADAS POR LA DEMOCRACIA PARA EL PUEBLO Y LA LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN GENERALIZADA EN EL ESTADO PERUANO, ES EL:
1. Jueves 7 de diciembre - 3:00 p.m.
Movilización Popular
Concentración en la Plazoleta María Parado
2. Sábado 9 de diciembre - 8:00 a.m.
Movilización en el Distrito de Quinua
Por la dignidad Ayacuchana.
Concentración en la Plaza Principal de Quinua.
3. Viernes 15 de diciembre 2023
Desde las 00 horas
PARO REGIONAL.
¡Lee, organizate y difunde!

 




TRISTEZA EN LA MUERTE DE UN HÉROE.

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TRISTEZA EN LA MUERTE DE UN HÉROE.
Los que vivimos esta historia, esta muerte y resurrección de nuestra esperanza enlutada, los que escogimos el combate y vimos crecer las banderas, supimos que los más callados fueron nuestros únicos héroes y que después de las victorias llegaron los vociferantes llena la boca de jactancia y de proezas salivares.
El pueblo movió la cabeza:
y volvió el héroe a su silencio.
Pero el silencio se enlutó hasta ahogarnos en el luto cuando moría en las montañas el fuego ilustre de Guevara.
El comandante terminó asesinado en un barranco.
Nadie dijo esta boca es mía.
Nadie lloró en los pueblos indios.
Nadie subió a los campanarios.
Nadie levantó los fusiles, y cobraron la recompensa aquellos que vino a salvar al comandante asesinado.
¿Qué pasó, medita el contrito, con estos acontecimientos?
Y no se dice la verdad pero se cubre con papel esta desdicha de metal.
Recién se abría el derrotero y cuando llegó la derrota fue como un hacha que cayó en la cisterna del silencio.
Bolivia volvió a su rencor, a sus oxidados gorilas, a su miseria intransigente, y como brujos asustados los sargentos de la deshonra, los generalitos del crimen, escondieron con eficiencia el cadáver del guerrillero como si el muerto los quemara.
La selva amarga se tragó los movimientos, los caminos, y donde pasaron los pies de la milicia exterminada hoy las lianas aconsejaron una voz verde de raíces y el ciervo salvaje volvió al follaje sin estampidos. (Pablo Neruda)

GEORGETTE DE VALLEJO

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GEORGETTE DE VALLEJO‼️
🌿Hoy 39° Aniversario de su partida.
Georgette Marie Philippart Travers (París 1908-Lima1984) escritora y poeta francesa, esposa de César Vallejo. Tras la muerte del poeta en 1938, conservó abnegadamente sus escritos, los salvó de una segura desaparición por los alemanes en París y luchó en su vida por difundirlos. Por ello, la obra de Vallejo es mundial y él es reconocido como “poeta universal”. **** GEORGETTE: LA VIUDA MÁS TRISTE DEL MUNDO ... Escribe: Guillermo Thorndike
Vivía en la rue Moliére y se llamaba Georgette, una francesa de cabellos castaños y hermosos ojos verdes. El lugar: París. Grisura, frío, palas de carbón, nieve pisoteada, viejas estufas de hierro en invierno. Una luz dorada, una aventura, una emoción dulce, un vago esplendor en el verano.
Ocurrió entre 1926 y 1927. Al otro lado de la calle, también en un cuarto de ese París de porteras que gritan y escaleras que no terminan nunca, ella descubría a veces la mirada profunda del peruano que había optado por el exilio y escribía febrilmente. Era alto, de frente ancha, nariz recta, altivo, silencioso. Se apellidaba Vallejo.
Así empezó todo: con miradas de una ventana a otra. Una historia de destierros, de cuartillas escritas a la sombra de un sauce en el cementerio de Monteparnasse, de amores en Moscú y Madrid y Berlín y también en los cuartos húmedos del número 19 de la rue Moliére, de pobreza y pensamientos bellos, de revoluciones socialistas, de jueves lluviosos y días viernes en los que uno se muere sin saber por qué, consumido por la fiebre, pero lleno aún de vida y de mensajes.
Lima, 1966. Vallejo ya no es más el poeta que siente frío en algún duro infierno europeo. Es, aseguran muchos, el poeta del siglo. No ha muerto porque los jóvenes lo hacen suyo, lo comprenden, lo sienten como si estuviera aquí, hoy día, escribiendo de Pedro Rojas y su dedo grande.
Y en el sexto piso del edificio Marsano, sofocada por los humos de un chifa, rodeada de gatas flacas que encontró abandonas en las calles, Georgette consume sus días. Es una francesa delgada –sus ojos verdes, aún están llenos de belleza-, una extranjera en el Perú, una mujer que arrastra su pobreza con patética dignidad. La han humillado. Dicen que es una neurótica, una persona imposible, intratable, intolerante. Es una viuda y a veces las viudas son un estorbo. Aunque Georgette sea la viuda de César Vallejo.
LA IMAGEN REAL
Me recibió a las cuatro y media de la tarde de un día gris. Tres gatas flacas, hembras bastardas y parduscas y cariñosas, saltaron a mi regazo y se enroscaron en mis brazos. Estábamos en esos tres cuartos adornados con huacos, habitaciones pulcras, pero un poco lúgubres, donde Georgette ha vivido durante los tres últimos años.
Hablamos de los mercados, de lo que cuestan las lechugas, de la gente que abandona gatitos en las calles, de los dolores de espalda, de las fiestas en el chifa que duran hasta las tres de la mañana y no la dejan dormir. Después hablamos de Vallejo.
“Es horrible lo que hacen de Vallejo”, me dijo, arrastrando las erres, un español hablado con lejanos acentos de Bretaña. Jugó con sus anteojos, una de cuyas lunas estaba rota, y dijo: “Escriben lo que quieren de su vida, inventan cosas, hacen profesión de una pretendida amistad con Vallejo… ¡Eso no es serio!
Georgette abría las puertas a palabras guardadas quizás durante mucho tiempo. Salían en tropel.
“¡Oh, se ha dicho de todo! Han dicho que Vallejo fue borracho, narcómano, sifilítico, que andaba detrás de las zorras. Yo en mi vida lo vi beber. Era un hombre serio, disciplinado, que escribía mucho. Un hombre a quien conocí bien. Lo he visto vivir durante nueve años. Un borracho puede abstenerse de beber un mes, seis meses…Pero no nueve años. Por supuesto no conocí su cerebro, pero sí sus costumbres. Vallejo ni siquiera fumaba. Con medio vaso de vino ya estaba mareado.”.
“ESA RISITA DE LIMA”
Hubiera querido conocerlo. Escuchar su silencio, seguirlo hasta esos verdes y húmedos cementerios de París, ir con él hasta Montparnasse o Pére Lachaise, ver pasar a su lado a los hombres que llevan un pan al hombro y se sientan y se rascan y extraen un piojo de la axila y lo matan.
“Cómo era”, pregunté, “¿cómo se conocieron…era tierno, era duro?”.
Georgette suspiró.
“Escribía y pensaba”, me dijo. “De nosotros no hablábamos. Tácitamente habíamos renunciado a una felicidad propia, nuestra”.
Y cuando insistí me dijo: “Está tan lejos todo eso…”
Más tarde hablamos de su muerte. Murió en París, pero sin aguacero. No era jueves ni le pegaban. Murió un viernes de primavera francesa, un mediodía que olía a pasto nuevo, a tierra cálida, a promesas.
“No he hablado de este tema, sino una vez, con el Dr. Urquizo, un argentino, pero hoy sé, con seguridad, que Vallejo murió de paludismo, un paludismo que durmió quien sabe más de 25 años”, me dijo Georgette.
“Ocho días antes de que muriera lo vio el doctor Lemiére. Dijo: “Todos sus órganos están nuevos…Veo que este hombre se muere, pero no sé de qué”. Es a ciegas que lo curaron y a ciegas que lo mataron. Su agonía fue muy dura.
“Vallejo era peruano –le dije – ¿no le parece que podría estar enterrado en el Perú?”
Georgette esbozó una amarga sonrisa.
“¿Traerlo? ¿Para qué? Sería un motivo para que echasen discursos. No, yo creo que debe respetarse su destino, dejarlo reposar donde lo sorprendió la muerte, en cierto lugar, a una hora y un día. Vallejo murió en París porque no quiso quedarse en el Perú. Salió de aquí. Acepto que podría estar sepultado en Madrid. Allí vivió intensamente”.
Georgette movió la cabeza, con un gesto lleno de cansancio.
“Vallejo quería reposar en el cementerio de Montparnasse, pero cuando murió ya no había sitios disponibles. Le di la tumba de mi madre, en el cementerio de Mont Rouge, que queda a ocho cuadras del de Montparnasse”.
“Recuerdo que una vez le pregunté por qué no volvíamos al Perú. Yo tenía veintidós años. Era joven y quería viajar, conocer el mundo”, dijo Georgette.
“Vallejo se limitó a decir: “¿Sabes?… Esa risita de Lima. Eso fue todo. Ahora, quince años después de vivir en Lima, recién comprendo lo que quiso decirme. Y estoy plenamente de acuerdo con él”.
Georgette se encogió de hombros. “No quería regresar ni vivo ni muerto”, dijo.
FOTOS AL REVES
Georgette me impresionó por su seguridad en sí misma. Ella conoció a Vallejo. Fue su mujer, cocinó para él, lavó para él, guardó silencio mientras escribía, lo siguió a través del frío y las penurias, siguió sus huellas por la España republicana y, hacia el otro lado, por media Europa hasta Moscú. Georgette no acepta ahora que se proyecte una imagen distinta a la realidad. Vallejo fue un hombre profundo, también un marxista encendido, combativo, intranquilo. Se puede discrepar con sus ideas, pero no cambiarla. No se puede fabricar otro Vallejo.
Pero Georgette, a ratos se olvida de su lucha y desciende a los recuerdos domésticos. “Medía un metro setentidós, igual que mi madre”. Y luego: “No sé por qué lo pintan con una nariz ganchuda… la tenía recta, como un triángulo, carnosa en la punta… ¿lo ve en esta fotografía?”.
Le pedí que me diera algunas fotos de Vallejo. Pero Georgette tiene apenas unas cuantas reproducciones.
“Esta, en el Paseo de los Ingleses, ésta la tomé yo…”, me dijo riendo. Allí está Vallejo, taciturno, de negro frente al mar de Niza, vestido con chaleco, la mirada perdida en el horizonte.
“Antes de salir para Rusia compramos una máquina fotográfica pero nunca aprendí a manejarla. Jamás he podido aprender a manejar esas cosas. Tomé todas las fotos al revés y salieron oscuras como la noche. Esta es la única que salió bien. Vallejo tampoco sabía tomar fotos”.
Al cabo de unos minutos hablamos de las camisas de Vallejo.
Alguien escribió que Vallejo tenía sólo una camisa, que su esposa lavaba en las noches para que pidiera ponérsela a la mañana siguiente.
“Eso demuestra que no saben nada… escriben cualquier cosa de Vallejo, inventos, lo que se les ocurre”, me dijo.
“Le compré varias camisas, todas de seda, porque eran más baratas”, dijo Georgette, “solo una camisa de seda natural, podría, en aquel tiempo, durar hasta cinco años y más, si la lavaba en casa….con todas las camisas que tenía, Vallejo no hubiese necesitado otras hasta hoy, si hubiese vivido”.
INGRATITUD
Georgette tiene varios adversarios: la pobreza, los editores piratas (está en juicio con la Editorial Losada, entre otras), los escritores que fabrican biografías de César Vallejo.
Pienso, sin embargo, que lo peor de todo es la terrible ingratitud de los peruanos. De las mismas personas que elogian la obra de Vallejo. De los serios, solemnes funcionarios que gobiernan el mundo de los monumentos, los recuerdos oficiales, las placas de bronce, las sinecuras con olor a museo.
Recuerdo, hace dos años, haber bebido cerveza con un joven poeta norteamericano en uno de esos tabernáculos intelectuales de los Estados Unidos, donde entre otras cosas, se planeaba manifestaciones contra la guerra de Viet-Nam..
Jim Wright, el mejor poeta joven de los Estados Unidos, y a los 30 años uno de los más destacados maestros en la gigantesca Universidad de California, estaba, como de costumbre, muy borracho y muy triste. Hablaba de los negros golpeados en el Sur, de las oscuras torres de Minneapolis, del cemento y las grúas y los cerebros electrónicos. Miró por la ventana: llovía a cántaros.
Entonces me sorprendió recitando en correcto castellano: “Esta tarde llueve más que nunca… y no tengo ganas de vivir, corazón”.
Fue como si de pronto me hubiese comunicado toda su tristeza. Llovía mucho y era cierto, las gotas de lluvia parecían llevárselo todo consigo, hasta las ganas de vivir. Conversamos de Vallejo.
Ebrio e insatisfecho, candidato a suicida, un gran poeta por derecho propio, Jim Wright estaba traduciendo a Vallejo. Había aprendido español sólo para eso. Y con la misma admiración con la que muchos gerentes peruanos observan las fábricas de Detroit, me dijo: “¡Es un gran poeta…. cómo quisiera ir al Perú…. debe ser un gran país!”.
Ahora, luego de hablar con Georgette, quisiera buscarlo, decirle que no vale la pena venir al Perú, que la viuda de Vallejo sólo ha recibido aquí frialdad oficial, que le dan una pensión miserable disfrazada de contrato de edición, que ella debe vivir con dos mil setecientos cuarenta soles mensuales.
Menos que la viuda de un Director de Ministerio.
Cien dólares mensuales, o ciento setenta rublos.
Setecientos kilos de papas a precio oficial.
Ciento ochenta cajetillas de cigarrillos Chesterfield.
Quisiera contarle cómo la viuda de Vallejo, la mujer del poeta, la francesa de bellos ojos verdes que compartió sus miserias y sus sueños y sus fríos, debe combatir con cartas y recursos legales a quienes la despojan de sus derechos sobre la obra de Vallejo, nada más que un diez por ciento.
Quisiera contarle todo esto y explicarle por qué Vallejo está mejor allá, lejos, en el helado suelo de París.
Dejé a Georgette con sus tres gatas flacas, en ese inmenso edificio blanco que iba a ser un gran hotel y que hoy alberga a una muchedumbre de personas que han llegado al final de todos sus proyectos.
Me fui recordando sus palabras: “Ya no quiero nada, me da lo mismo. Uno puede perder la vida por algo que vale la pena. Eso es la obra de Vallejo, lo que escribió, su recuerdo. Pero no puedo pelear siempre por un diez por ciento. Me da los mismo”.
Y luego: “No puedo comprar ni un libro… la viuda de Vallejo no puede ir siquiera al Ballet de Leningrado porque no tiene dinero. Y la verdad es que ya me da lo mismo”.
Y después: “Vallejo ha muerto. Queda el cadáver y el dinero. No les interesa el mensaje. Les basta con reproducir los Poemas Humanos, sin permiso, porque es un buen negocio….Ya no quiero nada… me da lo mismo”.
Se quedó con sus gatas flacas en esos tres cuartos oscuros, pensando quizás en los chinos opulentos y oblicuos que habían prendido los fogones del chifa a las seis de la tarde; consumiéndose, muriendo de a pocos, sin más testigos que los días jueves y los huesos húmeros, la soledad, la lluvia, los caminos…
NOTA: Esta entrevista fue publicada en el Diario Correo, el domingo 18 de setiembre de 1966. Con autorización de la familia de Guillermo Thorndike para su reproducción.
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PERU. BAJO EL OPROBIO

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PERÚ. BAJO EL OPROBIO
Por Gustavo Espinoza M.
Diario UNO / Domingo 3 de diciembre 2023
Así llamó Manuel González Prada a una buena parte de sus más encendidos escritos. Originalmente, la frase se refirió a los tres años de dominio extranjero registrados en el Perú luego de la infausta Guerra del Pacífico. Después, amplió su sentido para aludir al proceso peruano sobre todo en los primeros años del siglo XX.
Sin duda, si el autor de “Horas de Lucha” viviera en nuestros días, podría hacer extensiva la frase a la escena de hoy, sometida bajo la administración irrita y vergonzante de Dina Boluarte.
Al cumplirse doce meses de los hechos ocurridos el 7 de diciembre del año pasado, cabe recordar episodios de lo acontecido en esa circunstancia. Aun hoy la “Prensa Grande” -y el régimen- siguen con la cantaleta del “Golpe de Estado del Presidente Castillo”.
No nos cansaremos de decir que Pedro Castillo no ejecutó “Golpe” alguno.
El único GOLPE real y concreto, fue el que consumara la ultra derecha, y mediante el cual fuera derribado el Presidente electo por los peruanos el 2021.
Y ese Golpe fue producto de un acuerdo en el que confluyó el núcleo de la Clase Dominante: La dirigencia partidista reaccionaria, el Gran Empresariado, la cúpula militar actual, el Congreso y la “Prensa” a su servicio.
Para concretar su objetivo, infiltraron el entorno de Castillo, y lo alentaron a acciones desmedidas, que sirvieron de pretexto a los Golpistas; pero se valieron también de su Vice Presidenta, aquella que juró defenderlo hasta el fin y caer con él, cambió de bando y se puso al servicio de sus enemigos, con los que hoy gobierna.
Dina Boluarte no conoció nunca la historia de Viriato, ese valeroso guerrillero lusitano que se alzó en armas contra al Imperio Romano. Invencible en su momento, fue asesinado gracias a una traición de sus colaboradores inmediatos, que lo mataron para servir al Poder Dominante.
Cuando ellos fueron a Roma convencidos de recibir fastuosas recompensas, hallaron tan sólo el desaprecio oficial: El Cónsul, les dijo: “Roma no paga la traición”
Quizá Dina ya reparó en ello.Algunos de los que la alentaron, la proclamaron “Presienta por sucesión constitucional”, y hasta la aplaudieron de pie; ahora le piden que renuncie porque su felonía ya consumada, también les perjudica. La . La prefieren
distante y pronto le darán el destino del papel higiénico usado.
El más formal de los diccionarios, el de la RAE, define la traición como el “Delito que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener”.
Pero Dante Alighieri es más cáustico y los sitúa en el Noveno Círculo del Infiero rodeados de espantosos hielos “que se corresponden con la falta de calor humano que los traidores mostraron hacia sus benefactores, hacia sus parientes y hacia la patria a la que debían servir”.
Pedro Castillo como Presidente, no estuvo a la altura de su función. Pero eso no borra el hecho que su detención fuera ilegal, como también lo fuere su “Vacancia Express”.
Tampoco podía ser detenido cuando eso ocurrió y, en todo caso, debió ser conducido al Palacio Legislativo, y no a la Prefectura de Lima desde donde fue derivado -en horas- al fondo de una celda para que no salga más.-
Adicionalmente, fue ilegal también el trámite parlamentario que se hizo para “vacarlo”. No se presentó Moción alguna en torno al caso, ni fue debatida ni aprobada.
Y, por cierto, no hubo el menor proceso ni la más mínima garantía en beneficio del acusado. Y tampoco se obtuvo el número de votos requerido para soslayar los procedimientos formales: 104.
Hoy puede decirse con certeza que todo fue un montaje planeado por quienes ejecutaron este Golpe que dio lugar al nacimiento del régimen de “sucesión constitucional” que le vendieron a la ciudadanía.
Por lo demás, ha pasado un año completo y hasta hoy nadie ha podido conocer de un solo proceso judicial contra Castillo. No se ha logrado formularle una acusación concreta.
Todo ha quedao en dichos de supuestos “colaboradores eficaces” que han dicho lo que se les ha pedido que digan.
Ahora, que se conocen los procedimientos que usó la Fiscal de la Nación para sus acciones, se levanta la fundada sospececha que esos “testimonios” han podido ser inventados, o construidos artificialmente con los mismos métodos que asoman como práctica impulsada por Patricia Benavides: arrancar acusaciones a cambio de “perdonar” delitos.
Pareciera que, finalmente, la Fiscal de la Nación se dio cuenta que Dina Boluarte y Alberto Otárola son responsables de las masacres ocurridas en el Perú entre diciembre y marzo; y que “en legítima correspondencia” Dina llegó a la conclusión que la Fi scal no sirve para el cargo. Sorprendente coincidencia, sin duda.
¿Qué vendrá después? Nadie lo sabe. Estamos ante un enfrentamiento que semeja al que libran en la naturaleza el escorpión con la tarántula. Cualquier cosa podrá ocurrir.
Una vez más, la palabra de las Masas, convocada para los próximos días, podría ser decisiva.
Por ahora, vivimos bajo el oprobio (fin) i