viernes, 17 de julio de 2020
miércoles, 15 de julio de 2020
martes, 14 de julio de 2020
REACTIVACIÓN FUERA DE FOCO
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REACTIVACIÓN FUERA DE FOCO
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Escribe: Milcíades Ruiz
Mientras el BCR en su quinta subasta asignaba S/: 2,651 millones a una tasa promedio de 1.83%
en el marco del programa Reactiva Perú, para reposición de capital de
trabajo, garantizado por el estado en un 98 y 95% desde micro hasta
medianas empresas; por otro lado el gobierno anunciaba la creación de un
Fondo de Apoyo Empresarial “FAE-Agro”, a una tasa de 5 a 6%,
para agricultores pobres de menos de 5 hectáreas (que no son
empresarios) con la finalidad de financiar la campaña agrícola
2020/2021.
El ministro de Agricultura, Jorge Montenegro, detalló que el FAE-Agro
cuenta con un fondo de S/ 2,000 millones (3,3% de ReactivaPerú) con el
que se busca darle una “inyección de capital” a los pequeños
agricultores, enfocado en aquellos que cuentan con menos de 5 hectáreas.
“Este FAE-Agro va a permitir atender entre 270,000 a 300,000 agricultores productores en el país”,
especificó. (Esta cifra corresponde solo a caficultores). (2 mil
millones a 15 mil solo alcanza para 130 mil productores) (los
minifundistas con unidades menores 5 hectáreas son 2 millones
aproximadamente).
Montenegro explicó que existirán dos modalidades o segmentos de atención: el primer segmento de atención será para que productores agrícolas puedan disponer de recursos hasta por S/15,000, asociado al tipo de cultivo. “Por ejemplo, cultivos que duren entre 4 a 6 meses, como el maíz, la quinua, cuyo costo de instalación es bastante bajo”,
remarcó. En este caso, la garantía será del 98%. (Según el propio
ministerio el costo de producción de quinua es S/ 7,964/ha. Que no es
bajo. AA Majes)
“Y, el segundo, abarcará a aquellos agricultores cuyo cultivo es
mayor en tiempo de instalación o ciclo vegetativo, como el caso de la
papa o el algodón (ambos son de 6 meses y menos, según variedad). Para estos agricultores, se les otorgará un crédito de hasta S/30,000, con una garantía del 95%”. (el costo de producción de papa es de S/. 5,118/ha., con tecnología media y S/. 11 140/ha con tecnología alta: AA Huamachuco)
“El mecanismo del FAE-Agro es un mecanismo de subasta, similar a
Reactiva Perú, donde vamos a motivar para que las tasas de interés sean
las más bajas, estamos calculando entre 5% y 6% aproximadamente”. … ”La
mira a futuro es que si se logran colocar los S/ 2,000 millones del
FAE-Agro, se entraría a una segunda fase (FAE-Agro 2), tal como se
realizó con el programa Reactiva Perú”, detalló el ministro.
Como podrán apreciar quienes conocen la situación del minifundio y el
desarrollo del aparato productivo agrario, hay cierto desconocimiento
de la realidad e ineptitud por parte de quienes gobiernan el país y el
sector. Por ese desconocimiento, aplican el mismo criterio que tienen
para empresas urbanas donde el financiamiento puede ser clave para
reactivarlas en cualquier momento. Pero el agro es muy distinto y la
producción sigue un proceso según calendario climático.
No hay división de segmentos por duración del ciclo de vida. No se
cultiva primero los de menor duración y después los de mayor ciclo.
Tampoco todos los cultivos arrancan al mismo tiempo para dirigir el
crédito primero a los cultivos transitorios de hasta 6 meses y después a
los de mayor duración. No señor. Nadie siembra sino hay agua y estas
llegan en octubre con las lluvias dado que el área de riego es muy
reducida en otras épocas. Los cultivos no se inician si la temperatura
no es la adecuada.
El trigo y la cebada se siembra mayormente entre diciembre y enero,
mientras que la quinua se siembra mayormente en octubre, aunque ambos
cultivos duren seis meses. Entonces condicionar el crédito del modo
concebido por el FAE, es incoherente y solo demuestra incapacidad.
El programa está pensado para pequeños agricultores minifundistas sin
mencionar a los pequeños ganaderos, muchos de los cuales no tienen
tierra de cultivo. También hay que saber cuáles son los cultivos que
tienen importancia determinante en la alimentación o, en la economía.
Papa es un cultivo clave para la alimentación, pero hay producción
comercial y aquella que es para autoconsumo. En cambio, café y cacao son
fuentes de divisas. El cultivo de algodón ha sido destruido por el
propio estado y está en cuarentena su innovación.
Los créditos otorgados indiscriminadamente no tienen una
direccionalidad reactvadora. Hay cultivos que no tienen trascendencia en
la recuperación sectorial y hay cultivos industriales como la caña de
azúcar que, siendo importante, está bajo dominio la empresa que financió
la campaña política de Keiko. Los pequeños cañicultores cultivan
exclusivamente para Gloria S. A. en la mayor zona. Si no hay
selectividad, hasta los cocaleros que producen para el narcotráfico en
pequeñas parcelas menores a 5 has serían los favorecidos.
Los que no conocen cómo funciona la economía agraria suponen que la
clave de la reactivación agraria y la agricultura familiar es el
crédito, como sucede con sectores urbanos. Esta es una apreciación
equivocada. Ese no es el problema, menos aún en las unidades menores a 5
has, a las que se pretende otorgar “una inyección de capital” pues no
es agricultura comercial. Los productores con unidades menores a 5 has
desgraciados por la pandemia y la cuarentena, no están en capacidad de
ser sujetos de crédito. No califican para este programa. Por
consiguiente: No les sirve.
En el último censo agropecuario se preguntó casa por casa este asunto y estos fueron los resultados:
Aunque las condiciones han empeorado después del censo, se puede
apreciar que, casi la totalidad de pequeños agricultores trabajan sin
utilizar crédito, por razones diversas y corren el riesgo de perder su
único patrimonio familiar, como ya ha sucedido con muchos. Por
consiguiente, el FAE Agro, está destinado al fracaso, y “un fracaso más,
si importa.” Entiendan: Todos los campesinos con menos de 5 has., son
pobres y no empresarios.
Si se quiere asegurar el abastecimiento alimentario porque la
pandemia ha destrozado la fuente de producción alimentaria, el camino es
otro. Los campesinos llevan muchos años subsidiando a los consumidores
(Incluyendo ricos) sin compensación por los precios bajos de sus
productos. En mérito a ello y por emergencia, dado que los minifundistas
ni siquiera han recibido bono rural, lo que tiene que hacer el gobierno
es inversión social para que haya suficiente abastecimiento de
alimentos el próximo año y no haya hambruna.
Esos dos mil millones se necesitan no como crédito sino como
inversión estatal que se recuperará con creces en la cosecha. De lo
contrario prepárense para gastar divisas en importaciones, que no serán
fáciles porque todos los países están en recesión agropecuaria. La mejor
manera de hacerlo es mediante un programa de inversión social donando
semillas de alto rendimiento, fertilizantes, fitosanitarios y otros
insumos.
Salvo mejor parecer.
Julio 2020domingo, 12 de julio de 2020
Mariátegui y el Feminismo, por facebook live, el 16 de julio de 2020
Charles Jaime Lastra Dominguez
MARIÁTEGUI Y EL FEMINISMO.
Jueves 16 de julio a las 7:00 pm.
El Amauta, como merecidamente lo llama el pueblo, siempre declaró que su máxima ambición fue la de construir el socialismo peruano, sin calco ni copia, sino como creación heroica. Y a ese gran ideal entregó toda su vida.
Jueves 16 de julio a las 7:00 pm.
El Amauta, como merecidamente lo llama el pueblo, siempre declaró que su máxima ambición fue la de construir el socialismo peruano, sin calco ni copia, sino como creación heroica. Y a ese gran ideal entregó toda su vida.
Y, desde muy temprano, en su proyecto político de realizar el Perú
integral, fue consciente que sin la participación consciente y
organizada de la mujer, la meta de un nuevo orden social superior al
capitalismo sería imposible.
En diversos escritos supo referirse al papel que le corresponde al movimiento femenino, en especial al movimiento femenino proletario.
Ver la lucha que emprenden las mujeres contra toda la problemática que las somete, Mariátegui lo pudo sintetizar diciendo: “Hay que ver, simplemente, una idea humana (…) una idea con derecho a ciudadanía en el Perú, así como en cualquier otro segmento del mundo civilizado”, que merece todo el apoyo de las fuerzas renovadoras que marchan hacia el cambio social.
En el momento actual, las mujeres han ganado más espacio en su participación política y han conquistado varios derechos, pero las cadenas principales siguen oprimiéndolas.
Precisamente, Mariátegui ofrece una base y una guía para entender el rol del feminismo en tres artículos históricos que los dejó como un legado:
- La mujer y la política
- Las reivindicaciones feministas.
- El III Congreso Internacional sobre la reforma sexual.
La importancia de estos escritos es que mantienen vigente el rol indispensable de la mujer en los procesos de cambio, así como la posición de clase y la necesidad de que el movimiento feminista aglutine a cada vez más vastas mujeres, bajo un programa común, en la lucha por la emancipación general.
Y de cómo este legado, en el momento actual, puede ser útil, tanto para mujeres y varones, en la lucha de construir un orden social nuevo, cuatro expositoras mujeres compartirán sus puntos de vista, motivando la organización y la educación política de muchas mujeres de la clase trabajadora.
Los invitamos a unirse a Willakuy Amauta el jueves 16 de julio a las 7pm.
En diversos escritos supo referirse al papel que le corresponde al movimiento femenino, en especial al movimiento femenino proletario.
Ver la lucha que emprenden las mujeres contra toda la problemática que las somete, Mariátegui lo pudo sintetizar diciendo: “Hay que ver, simplemente, una idea humana (…) una idea con derecho a ciudadanía en el Perú, así como en cualquier otro segmento del mundo civilizado”, que merece todo el apoyo de las fuerzas renovadoras que marchan hacia el cambio social.
En el momento actual, las mujeres han ganado más espacio en su participación política y han conquistado varios derechos, pero las cadenas principales siguen oprimiéndolas.
Precisamente, Mariátegui ofrece una base y una guía para entender el rol del feminismo en tres artículos históricos que los dejó como un legado:
- La mujer y la política
- Las reivindicaciones feministas.
- El III Congreso Internacional sobre la reforma sexual.
La importancia de estos escritos es que mantienen vigente el rol indispensable de la mujer en los procesos de cambio, así como la posición de clase y la necesidad de que el movimiento feminista aglutine a cada vez más vastas mujeres, bajo un programa común, en la lucha por la emancipación general.
Y de cómo este legado, en el momento actual, puede ser útil, tanto para mujeres y varones, en la lucha de construir un orden social nuevo, cuatro expositoras mujeres compartirán sus puntos de vista, motivando la organización y la educación política de muchas mujeres de la clase trabajadora.
Los invitamos a unirse a Willakuy Amauta el jueves 16 de julio a las 7pm.
DE LA REALIDAD SUPERFICIAL A LA REALIDAD PROFUNDA
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DE LA REALIDAD SUPERFICIAL
A LA
REALIDAD PROFUNDA
A nueve días de levantado la cuarentena, después de más de tres meses
de encierro de la población productiva, sentenciado por la pandemia
superficial, las opiniones y puntos de vista sobre el mencionado tema,
menudean ahora en esa misma superficie, sobre los posibles brotes y
rebrotes del mal. Al margen de estos hechos que acaparó los ojos y la
opinión del mundo por más de 100 días, los hechos reales, de la realidad
profunda del trabajo abandonado a su suerte, afloran ahora más crítico,
más dramático que antes de la pandemia.
La población productiva en el mundo ha descendido al mundo de la
desocupación en cifras tan altas, que las costuras del desempleo ya no
le aguatan.
En el Perú, los desempleados, denominados informales, suman el 70% de
la población productiva. Se confirma que a raíz de esta pandemia el
número de trabajadores que se han quedado sin trabajo alcanza la cifra
de 2.3 millones, los mismos que vienen a engrosar las filas de la
informalidad.
Pero
¿cuál era la situación de la población laboral en el Perú antes de la
pandemia? No era tan halagüeño como las opiniones de los críticos hacen
suponer cuando abordan las consecuencias que ha suscitado la pandemia.
En el Trabajo.
La desocupación era tan abultada como pírrico el salario mínimo legal,
que garantizaba y garantiza hoy más que ayer, una agonía prolongada y
segura; y hoy lo es en toda su crudeza. La crisis laboral es tan
evidente, que nadie, que no sea el Estado y su Gobierno, lo puede negar.
En la Educación.
Demás sabemos que las instituciones de educación, dependientes en lo
económico y político del Estado oficial, son centros en donde los hijos
de las masas trabajadoras realizan sus primeras preparaciones para
acceder a un oficio u profesión en las universidades estatales. Sabemos
también en que condiciones tan críticas y limitadas están. Y aun así,
para llegar a ella, los hijos de padres desempleados o subempleados
tienen que pasar una vía crucis, que por lo general terminan desertando
de los estudios y ponerse el overol de un subempleado o desocupado a
destajo. Sobrevivir, se ha convertido en la tarea más urgente y
apremiante. Es tan evidente la crisis en Educación, que los únicos que
pueden negarlo, son el Estado y su Gobierno.
En la Salud.
Para nadie es un secreto lo que sucede en este sector. La crisis
sanitaria actual no ha necesitado de la pandemia para demostrarnos que
la Salud dentro del sistema dominante en el Perú está en absoluto
abandonado, como lo está el trabajo y como lo está la educación.
Consultado las estadísticas del INEI sobre la mortandad en la población
peruana en el año de 2019, arroja: 188,043 fallecidos; es decir, 515
fallecidos cada día, muchos más que los años anteriores, que bordean
cifras por encima de los 180,000. Es tan evidente la crisis de la Salud,
que solo el Estado y su Gobierno, pueden negarlo.
Que el lector saque sus conclusiones.
La pregunta: ¿puede las masas trabajadoras del pueblo peruano esperar
un futuro diferente dentro de un sistema de producción de explotadores;
de un Estado de explotadores; de una democracia de explotadores; de un
Gobierno de explotadores?
QUÉ HACER.
Lo
visto no es sino la crisis terminal del sistema dominante, cuyos
intelectuales algunos de verdad pero inflados de mentiras, pretenden
lavarse las manos como de las clases dominantes parasitarias con el
cuento de considerar a las masas trabajadoras como pobrecitos, los
venidos a menos, los que menos tienen, y ahora con eso de: “población
vulnerable”. Mentira. Las masas trabajadoras que constituyen el 90% de
la población es la fuerza, el potencial formidable que tiene el Perú
Nuevo. Solo le falta ORGANIZACIÓN. Y la reivindicación de una
gran Organización políticamente autónoma del sistema dominante, propone a
las masas trabajadoras (0breros-campesinos-empleados...) a nivel
nacional como su Programa Mínimo Reivindicativo Inmediato: TRABAJO-EDUCACION-SALUD. Los tres son uno, separados ninguno.
Héctor Félix D.
09.07.20
COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
09 de Julio 2020
martes, 7 de julio de 2020
lunes, 6 de julio de 2020
INNOVACIÓN Y CALIDAD DE LA EDUCACIÓN
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ASOCACIÓN ESCUELA DEL TRABAJO “GERMÁN CARO RÍOS”
……………………………………………………………………………………………………………………….
INNOVACIÓN Y CALIDAD DE LA EDUCACIÓN
Un
sistema educacional es de calidad, cuando la malla curricular o
contenido programático es científico, politécnico, eco eficiente y tiene
el objetivo de promover el desarrollo económico e innovar el modo de
producción de la comunidad donde funciona la escuela. El uso de
computadoras y equipos electrónicos en las aulas, no determinan la
calidad de la educación, pues son medios auxiliares del proceso de
enseñanza-aprendizaje y jamás reemplazan al maestro.
El
Currículo Nacional debe considerar la enseñanza-aprendizaje, teórica y
práctica, de los contenidos que a continuación se precisan:
1.-REALIDAD PERUANA: Realidad Comunal (local), Realidad Regional, Realidad Nacional.
2.-CIENCIAS EXACTAS: Aritmética, Algebra, Geometría Plana, Geometría del Espacio, Trigonometría, Física, Química Orgánica, Química Inorgánica.
3.-CIENCIAS NATURALES: Botánica, Zoología, Anatomía, Origen y Evolución de la Naturaleza y de la Tierra, Evolución del Hombre.
4.-CIENCIAS SOCIALES: Filosofía,
Geografía del Perú y del Mundo, Historia del Perú, Historia Universal,
Economía Política, Educación Ciudadana, Teoría del Estado y la
Constitución
5.-CIENCIAS AMBIENTALES: Ecología, Calentamiento Global, Defensa y Conservación del Medio Ambiente, Sistema Agroecológico Escolar.
6.- COMUNICACIÓN: Lenguaje intercultural, expresión oral, comprensión de lectura, redacción de textos, narración, Oratoria.
7.-TALLERES MÚLTIPLES: Biohuertos,
Hidroponía y Cultivo de Germinados, Lombricultura, Cerámica, Panadería,
Reciclaje de Papel, Granja de Cuyes y Conejos, Metal –Mecánica,
Carpintería de Madera, Artesanía, Tecnología Agropecuaria, Agrimensura.
8.-CÍRCULOS Y CLUBES: Círculos de Lectura, Cuenta Cuentos, Oratoria y Declamación, Literatura. Clubes de Arte, Teatro, Música, Ajedrez, Gimnasia, Básquet y Futbol.
Este Currículo Nacional, es el contenido fundamental del Sistema Pedagógico de Estudio y Trabajo que,
al desarrollarse simultáneamente en los diferentes niveles de Educación
Básica Regular, empezando por Educación Inicial, brindará una Educación Integral. El resultado final de La Escuela de Estudio y Trabajo
será el nuevo ciudadano del siglo XXI –científico, técnico y/o
trabajador calificado-, capacitado para continuar su proyecto de vida
por la vía del estudio o del trabajo o por ambas a la vez. La
aplicación del Currículo Nacional facilita la organización escolar y la
disciplina consciente. La organización y disciplina no se imponen, sino
se construyen metódicamente, porque todos están activos
permanentemente, realizando trabajo manual y/o trabajo intelectual.
Asimismo, la escuela se convierte en un centro de producción, en alianza con la comunidad y genera ingresos económicos para su auto sostenimiento.
Los
modelos a seguir y que se pueden generalizar en todas las escuelas del
país, son la experiencia exitosa del sistema pedagógico de estudio y
trabajo que se desarrolló en las escuelas de la Comunidad de
Huayopampa(Huaral) y el modelo de la I.E.I. 096 “EMILIA BARCIA BONIFATTI” – Primer Nido Ecológico y Productivo del Perú, ubicado en la Urbanización Pando –San Miguel –Lima-Calle los Naranjales Mz. Q-Lote 6-Pando IX Etapa-Teléfono 562 2990. Este Jardín Ecológico es de carácter estatal y recibe visitas de estudio en horarios establecidos.
Lima, 1° de febrero de 2020
Asociación Escuela del Trabajo “Germán Caro Ríos”
Manuel Montañez Vásquez
Email: germancaror1905@gmail.com
EL GOLPE DE ESTADO DE LEGUÍA, SU SIGNIFICADO Y CONSECUENCIAS (1919)
EL GOLPE DE ESTADO DE LEGUÍA, SU SIGNIFICADO Y CONSECUENCIAS (1919)
El Golpe de Estado de Perú del 4 de Julio de 1919, fue propiciado por el entonces candidato presidencial y expresidente Augusto B. Leguía, con el respaldo de la gendarmería de Lima, contra el gobierno saliente de José Pardo y Barreda. El resultado del golpe fue exitoso para Leguía, quien dio inicio a un proceso político conocido como «Patria Nueva», por el que pretendía modernizar al país a través de un cambio de relaciones entre el Estado y la sociedad civil, y que derivó en una dictadura de once años que se conoce como el Oncenio. Este gobierno acabó abruptamente por otro golpe de Estado, en 1930, encabezado por el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro.
En las elecciones de 1919, convocadas por el entonces presidente José Pardo, se presentaron como candidatos Ántero Aspíllaga (presidente del oficialista Partido Civil) y el ex presidente Augusto B. Leguía (candidato del opositor Partido Democrático Reformista) quien había gobernado el país entre 1908 y 1912. Durante la campaña presidencial, Leguía se presentó como el abanderado de los anhelos juveniles universitarios y de las clases trabajadoras y populares por cambiar las estructuras del país. Su triunfo se vislumbraba, al ser el candidato más carismático.
Los comicios se realizaron y el escrutinio daba como vencedor a Leguía; fue entonces cuando la Corte Suprema anuló gran cantidad de votos que favorecían al Partido Democrático Reformista y se temía que las elecciones fueran anuladas por el Congreso. Frente a este panorama, y alegando que su victoria no iba a ser reconocida por el gobierno civilista, Leguía y sus partidarios dieron un golpe de Estado en la madrugada del 4 de julio de 1919.
El plan consistió en que dos batallones de la gendarmería de Lima asaltasen el Palacio de Gobierno. El complot, iniciado el 3 de julio, fue un éxito ya que el Ejército no repelió el golpe, los marinos de la Base Naval del Callao se inclinaron por acabar con el gobierno civilista, y los conjurados lograron apresar al presidente José Pardo, quien iba a culminar su mandato en apenas 45 días, y parte de su gobierno. Leguía hizo su flamante ingreso en el Palacio presidencial a las seis de la mañana, siendo aplaudido por la tropa afín y civiles partidarios.
Hubo un intento de restablecer el orden constitucional por parte del coronel Samuel del Alcázar, quien comandó un batallón del Ejército que se desplegó por las calles aledañas a la Plaza de Armas de Lima. Conforme iban llegando las compañías a la sede del Gobierno se plegaron al golpe. Tras una breve escaramuza entre los gendarmes que resguardaban el Palacio presidencial y la tropa que acompañaba al coronel Alcázar, éste fue preso. Por su parte, el jefe del Estado Mayor, coronel Pedro Pablo Martínez, intentó reunir a la tropa acantonada en el cuartel de Santa Beatriz para asaltar el Palacio de Gobierno, pero los soldados se habían unido al golpe dando vivas a Leguía.
Una turba asaltó las instalaciones del periódico El Comercio, mientras que otra prendió fuego a la residencia del presidente Pardo.
Pardo fue desterrado a Nueva York. Leguía asumió el poder como presidente provisorio y su primer acto fue disolver el Congreso, que le era adverso.
El golpe de Estado fue apoyado solo por el Partido Constitucional del mariscal y héroe nacional Andrés Avelino Cáceres.
Leguía convocó un plebiscito para someter al voto de la ciudadanía una serie de reformas constitucionales que consideraba necesarias; entre esas reformas se contemplaba elegir al mismo tiempo al Presidente de la República y a los miembros del Congreso, ambos con períodos de cinco años (antes, el mandato presidencial era de cuatro años y el Parlamento se renovaba por tercios cada dos años). De esa manera, quería fortalecer el Ejecutivo frente al Legislativo y evitar la exacerbada oposición parlamentaria que había sufrido en su primer gobierno. También convocó a elecciones a celebrarse en septiembre para integrar un nuevo congreso constituyente, el que tomaría el nombre de Asamblea Nacional, cuya misión sería dar una nueva Constitución Política, en reemplazo de la Constitución de 1860, que era la que regía entonces. La Asamblea se instaló el 24 de septiembre de 1919 y fue presidida por el sociólogo y jurisconsulto Mariano H. Cornejo. El 12 de octubre la Asamblea proclamó a Leguía como Presidente Constitucional de la República.
Para recompensar al Ejército por su complicidad en el golpe, el presidente Leguía promovió ascensos entre la oficialidad.
MUCHO MAS QUE UN SIMPLE GOLPE DE ESTADO
Tal y como anotan Miguel Aragón y desarrollan Ernesto Yépez del Castillo y Baltazar Caravedo Molinari, entre otros, una ubicación histórica de los trabajos de Mariátegui, evidencian que a diferencia de Haya de la Torre, éste constató que el ascenso al poder de Augusto B. Leguía, en su segundo periodo, significó el desplazamiento de la oligarquía exportadora, representada por el Civilismo, y su reemplazo por una alianza de intereses, entre la burguesía, la pequeña burguesía improductiva (sectores medios) y el imperialismo yanqui, cuya penetración en nuestra economía, aun desplazando al imperialismo inglés, profundizó nuestra dependencia.
Se trataba pues ya, de la burguesía en el Poder, con lo cual la etapa democrático-burguesa se cumplió, no en la forma revolucionaria que hubiese sido deseable (a este respecto ver V.I.Lenin. “Apreciación del momento”, Abril de 1917”) sino con el desplazamiento de la alianza de la aristocracia terrateniente y el imperialismo inglés, frente a lo cual, pese al carácter de la sociedad, correspondía ya la Revolución Socialista, pues la aristocracia terrateniente había dejado de ser un blanco principal para la Revolución (amén de que la estrategia de la Revolución Democrática del nuevo tipo incluía como aliados a sectores de la burguesía nacional y la pequeña burguesía).
Esto equivalía a una simple constatación histórica, que hacen tanto, Ernesto Yepez del Castillo:
" Leguía si bien en lo fundamental no alteró la riqueza y privilegio de las clases dominantes, significó en cambio el desplazamiento definitivo de la fracción hegemónica civilista de las instancias más altas del poder político " "Un siglo de desarrollo capitalista" , IEP, Campodónico Ediciones S.A., pag.283),
Como Baltazar Caravedo Molinari :
"Todas las fuerzas sociales no vinculadas al sector agrario exportador y terrateniente estuvieron objetivamente entrelazadas en una lucha anticivilista, que Leguía supo utilizar para asumir el poder. Propósito para el que también aprovechó los conflictos entre los capitales norteamericanos e inglés dentro del país. A los primeros les interesaba desplazar del poder a los civilistas, para lograr mejores condiciones políticas. Leguía se convirtió así en el hombre que abrió el camino al capital norteamericano y a la industria nativa " ("Burguesía e industria en el Perú 1933-1945", IEP, 1976, pags.37 y 38);
O como aparece de la lectura de Manuel Burga y Alberto Flores Galindo :
"La vieja casta civilista fue despojada del poder político manteniendo intactas sus bases económicas ". …"Leguía se apoyó en los sectores medios, en los medianos propietarios y más aún desplegó una intensa actividad para romper con la preponderancia de las viejas castas de terratenientes en el campo sin afectar la estructura económica imperante "…y "Sus planes políticos, en los primeros años, estuvieron dirigidos a quitar el poder político a la viejas castas dominantes: oligarquía costeña y gamonalismo andino. Paralelamente desarrolló un ambicioso programa (burocracia, obras públicas e irrigaciones) destinado a crear una clase media adicta y obsecuente. Para lograr esto tuvo que entregar el país a la influencia omnímoda del imperialismo norteamericano " ("Apogeo y Crisis de la República aristocrática”, Rikchay Perú, Febrero de 1980, pags. 133,134 y 140).
O Julio Cotler :
…"la burguesía nacional, de la que Leguía era su más lúcido representante, procuraba ampliar, profundizar y centralizar el aparato estatal a fin de lograr la hegemonía política. Con ello, los terratenientes dejarían de significar un obstáculo político a su desarrollo y la burguesía se convertiría en el único interlocutor valedero del capital imperialista con capacidad para negociar su asociación dependiente ", y "el país experimentaba un proceso de transformación social, fundado en la consolidación del capitalismo y la realización de la hegemonía política de la burguesía nativa asociada con el capitalismo imperialista ,"…("Clases, Estado y Nación en el Perú", IEP, Julio del 2005, Pags.178 y 210).
Al respecto Mariátegui analiza :
“¿Los intereses del capitalismo imperialista coinciden necesaria y fatalmente en nuestros países con los intereses feudales y semifeudales de la clase terrateniente? ¿La lucha contra la feudalidad se identifica forzosa y completamente con la lucha anti-imperialista? Ciertamente, el capitalismo imperialista utiliza el poder de la clase feudal, en tanto que la considera la clase políticamente dominante. Pero, sus intereses económicos no son los mismos. La pequeña burguesía, sin exceptuar a la más demagógica, si atenúa en la práctica sus impulsos más marcadamente nacionalistas, puede llegar a la misma estrecha alianza con el capitalismo imperialista. El capital financiero se sentirá más seguro, si el poder está en manos de una clase social más numerosa, que, satisfaciendo ciertas reivindicaciones apremiosas y estorbando la orientación clasista de las masas, está en mejores condiciones que la vieja y odiada clase feudal de defender los intereses del capitalismo, de ser su custodio y su ujier.
La creación de la pequeña propiedad, la expropiación de los latifundios, la liquidación de los privilegios feudales, no son contrarios a los intereses del imperialismo, de un modo inmediato. Por el contrario, en la medida en que los rezagos de feudalidad entraban el desenvolvimiento de una economía capitalista, ese movimiento de liquidación de la feudalidad, coincide con las exigencias del crecimiento capitalista, promovido por las inversiones y los técnicos del imperialismo; que desaparezcan los grandes latifundios, que en su lugar se constituya una economía agraria basada en lo que la demagogia burguesa llama la "democratización" de la propiedad del suelo, que las viejas aristocracias se vean desplazadas por una burguesía y una pequeña burguesía más poderosa e influyente —y por lo mismo más apta para garantizar la paz social—, nada de esto es contrario a los intereses del imperialismo” (J.C. Mariátegui. “Punto de vista antiimperialista”).
LA APRECIACION DE MARIÁTEGUI Y LAS DIFERENCIAS DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA CON ÉSTA
La apreciación mariateguista causó polémica en el seno de la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana realizada en Buenos Aires, del 1º al 12 de Junio, de 1929. Gonzáles Alberdi, representante del Partido Comunista Argentino, señaló al respecto:
“Creen nuestros compañeros del Perú, que el imperialismo en su país puede obrar en cierta forma como actor de liquidación del latifundismo, y apoyarse en la pequeña burguesía, facilitando la creación de la pequeña propiedad rural. Es, evidentemente, un citerior peligroso, que conduce lógicamente a negar la deformación de la economía de los pueblos sometidos, por el imperialismo. La existencia de los restos feudales y otras formas atrasadas constituye, precisamente, la garantía de la dominación imperialista. Liquidar esas formas atrasadas, crear la pequeña burguesía, abrir libre cauce al normal desarrollo de la economía nacional, equivaldría, precisamente para el imperialismo, a facilitar el nacimiento de una burguesía indígena, cuyos intereses chocarían con los intereses de los imperialistas; burguesía indígena que sería fuerte porque se habría operado el proceso previo de la liquidación del feudalismo” (“El movimiento revolucionario latino americano”, Versiones de la Primera Conferencia Comunista Latino americana, Junio de 1929, Pág.328).
Y tras la defensa del compañero Saco (Hugo Pesce), Vittorio Codovilla añadirá:
“Intervengo en este debate movido por las apreciaciones hechas en las intervenciones de los compañeros del Perú, que me parecen muy peligrosas”…..”Otra afirmación peligrosa del compañero Saco es la de decir que el imperialismo ha disminuido “los caracteres feudales” de los países en que penetra y “ha modificado los rasgos de servidumbre, creando masas asalariadas, etc.”. Parece que el compañero Saco ignora que, justamente, el imperialismo conforma sus métodos de explotación capitalista a las formas de explotación semifeudal y semiesclavista, intensificando la explotación de las masas y apoyándose para su penetración en las formas más reaccionarias de gobierno” (“El movimiento revolucionario latino americano”, Versiones de la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, Junio de 1929, Págs.333 a 335).
La posición de Mariátegui al respecto ya había sido anteriormente señalada:
“En la América indo-española se cumple gradualmente, un proceso de liquidación de ese régimen oligárquico y feudal que ha frustrado, durante tantos años, el funcionamiento de la democracia formalmente inaugurada por los legisladores de la revolución de la independencia”.
“En Argentina, verbigracia, la ascensión al poder del Partido Radical canceló el dominio de las viejas oligarquías plutocráticas. En México, la revolución arrojó del gobierno a los latifundistas y a su burocracia. En Chile, la elección de Alessandri, hace cinco años, tuvo también un sentido revolucionario” (“La perspectiva de la política chilena”, Mundial, 13 de Febrero de 1925, en “Temas de nuestra América”, Pág.141).
“El irigoyenismo representa el capital financiero, la burguesía industrial y urbana y se apoya en la clase media y aún en aquella parte del proletariado a la cual el socialismo no ha conseguido aún imponer su concepción clasista. Es la izquierda del antiguo radicalismo; propugna una política reformista que hace casi inútil el programa socialdemocrático, prolonga el viejo equívoco radical de que en los países donde el capitalismo se encuentra en crecimiento, conserva sus resortes históricos” (“La batalla electoral de la Argentina”, Mundial, 13 de Febrero de 1925, “Temas de nuestra América”, Pág.138).
Y para el caso peruano en particular, continuaría señalando, comparativamente con los casos de Alessandri e Irigoyen:
“Nuestro fenómeno alessandrista o irigoyenista se ha producido ya: es el leguiismo. Tiene como corresponde al medio, las limitaciones y las gazmoñerías de un criterio clerical, conservador; no ha tocado al capital, ni siquiera a la vieja aristocracia; ha mantenido todos los prejuicios; pero es, en parte, nuestro motín pequeño-burgués rápidamente usufructuado por el gran capital y, sobre todo, por las finanzas extranjeras” (Carta de José Carlos Mariátegui a Eudosio Ravines, 31 de diciembre de 1928, Correspondencia de Mariátegui, Tomo II, Pág. 490).
“El procesoLeguiísta es la expresión política de nuestro proceso de crecimiento capitalista, y si algo se le opone radicalmente, si algo es su antítesis y su negación, es justamente nuestro socialismo, nuestro marxismo, que pugnan por afirmar una política basada en los intereses y en los principios de las masas obreras y campesinas, del proletariado, no de la inestable pequeña burguesía” (Carta de José Carlos Mariátegui a Moisés Arroyo, 30 de julio de 1929, Correspondencia de Mariátegui, Tomo II, Pág. 610).
Y finalmente:
“El leguiísmo no se atreve a tocar la gran propiedad. Pero el movimiento natural del desarrollo capitalista –obras de irrigación, explotación de nuevas minas, etc.- va contra los intereses y privilegios de la feudalidad. Los latifundistas, a medida que crecen las áreas cultivables, que surgen nuevos focos de trabajo, pierden su principal fuerza: la disposición absoluta e incondicional de la mano de obra”. (“Punto de vista anti-imperialista”, en “Ideología y política”, Pág. 93).
Y añade, ejemplificando lo antes señalado, con el conflicto surgido entre las obras de regadío, efectuadas en Lambayeque, por la Comisión Técnica presidida por el Ingeniero norteamericano Sutton, y la conveniencia de los grandes terratenientes feudales de la zona:
“La amenaza de que se les arrebate el monopolio de la tierra y el agua, y con él el medio de disponer a su antojo de la población de trabajadores saca de quicio a esta gente y la empuja a una actitud que el gobierno, aunque muy vinculado a muchos de sus elementos, califica de subversiva o anti-gobiernista” (“Punto de vista anti-imperialista”, en “Ideología y política”, Págs. 93 y 94).
¿Por qué discrepaba, entonces, la Internacional Comunista con el análisis de Mariátegui del comportamiento del Imperialismo yanqui en nuestra economía a partir del ascenso al Poder del Leguiismo?
Todo parece indicar que se trataba de no solo de una visión estática de la actuación del imperialismo, sino además fuertemente influida por una visión positivista del papel revolucionario de las burguesías nacionales en los países capitalistas atrasados, a partir del ejemplo de la Revolución China, la misma que, Mariátegui que no compartía para nuestro caso y el de Sud América (revisar “Punto de Vista Antiimperialista”).
El Golpe de Estado de Perú del 4 de Julio de 1919, fue propiciado por el entonces candidato presidencial y expresidente Augusto B. Leguía, con el respaldo de la gendarmería de Lima, contra el gobierno saliente de José Pardo y Barreda. El resultado del golpe fue exitoso para Leguía, quien dio inicio a un proceso político conocido como «Patria Nueva», por el que pretendía modernizar al país a través de un cambio de relaciones entre el Estado y la sociedad civil, y que derivó en una dictadura de once años que se conoce como el Oncenio. Este gobierno acabó abruptamente por otro golpe de Estado, en 1930, encabezado por el comandante Luis Miguel Sánchez Cerro.
En las elecciones de 1919, convocadas por el entonces presidente José Pardo, se presentaron como candidatos Ántero Aspíllaga (presidente del oficialista Partido Civil) y el ex presidente Augusto B. Leguía (candidato del opositor Partido Democrático Reformista) quien había gobernado el país entre 1908 y 1912. Durante la campaña presidencial, Leguía se presentó como el abanderado de los anhelos juveniles universitarios y de las clases trabajadoras y populares por cambiar las estructuras del país. Su triunfo se vislumbraba, al ser el candidato más carismático.
Los comicios se realizaron y el escrutinio daba como vencedor a Leguía; fue entonces cuando la Corte Suprema anuló gran cantidad de votos que favorecían al Partido Democrático Reformista y se temía que las elecciones fueran anuladas por el Congreso. Frente a este panorama, y alegando que su victoria no iba a ser reconocida por el gobierno civilista, Leguía y sus partidarios dieron un golpe de Estado en la madrugada del 4 de julio de 1919.
El plan consistió en que dos batallones de la gendarmería de Lima asaltasen el Palacio de Gobierno. El complot, iniciado el 3 de julio, fue un éxito ya que el Ejército no repelió el golpe, los marinos de la Base Naval del Callao se inclinaron por acabar con el gobierno civilista, y los conjurados lograron apresar al presidente José Pardo, quien iba a culminar su mandato en apenas 45 días, y parte de su gobierno. Leguía hizo su flamante ingreso en el Palacio presidencial a las seis de la mañana, siendo aplaudido por la tropa afín y civiles partidarios.
Hubo un intento de restablecer el orden constitucional por parte del coronel Samuel del Alcázar, quien comandó un batallón del Ejército que se desplegó por las calles aledañas a la Plaza de Armas de Lima. Conforme iban llegando las compañías a la sede del Gobierno se plegaron al golpe. Tras una breve escaramuza entre los gendarmes que resguardaban el Palacio presidencial y la tropa que acompañaba al coronel Alcázar, éste fue preso. Por su parte, el jefe del Estado Mayor, coronel Pedro Pablo Martínez, intentó reunir a la tropa acantonada en el cuartel de Santa Beatriz para asaltar el Palacio de Gobierno, pero los soldados se habían unido al golpe dando vivas a Leguía.
Una turba asaltó las instalaciones del periódico El Comercio, mientras que otra prendió fuego a la residencia del presidente Pardo.
Pardo fue desterrado a Nueva York. Leguía asumió el poder como presidente provisorio y su primer acto fue disolver el Congreso, que le era adverso.
El golpe de Estado fue apoyado solo por el Partido Constitucional del mariscal y héroe nacional Andrés Avelino Cáceres.
Leguía convocó un plebiscito para someter al voto de la ciudadanía una serie de reformas constitucionales que consideraba necesarias; entre esas reformas se contemplaba elegir al mismo tiempo al Presidente de la República y a los miembros del Congreso, ambos con períodos de cinco años (antes, el mandato presidencial era de cuatro años y el Parlamento se renovaba por tercios cada dos años). De esa manera, quería fortalecer el Ejecutivo frente al Legislativo y evitar la exacerbada oposición parlamentaria que había sufrido en su primer gobierno. También convocó a elecciones a celebrarse en septiembre para integrar un nuevo congreso constituyente, el que tomaría el nombre de Asamblea Nacional, cuya misión sería dar una nueva Constitución Política, en reemplazo de la Constitución de 1860, que era la que regía entonces. La Asamblea se instaló el 24 de septiembre de 1919 y fue presidida por el sociólogo y jurisconsulto Mariano H. Cornejo. El 12 de octubre la Asamblea proclamó a Leguía como Presidente Constitucional de la República.
Para recompensar al Ejército por su complicidad en el golpe, el presidente Leguía promovió ascensos entre la oficialidad.
MUCHO MAS QUE UN SIMPLE GOLPE DE ESTADO
Tal y como anotan Miguel Aragón y desarrollan Ernesto Yépez del Castillo y Baltazar Caravedo Molinari, entre otros, una ubicación histórica de los trabajos de Mariátegui, evidencian que a diferencia de Haya de la Torre, éste constató que el ascenso al poder de Augusto B. Leguía, en su segundo periodo, significó el desplazamiento de la oligarquía exportadora, representada por el Civilismo, y su reemplazo por una alianza de intereses, entre la burguesía, la pequeña burguesía improductiva (sectores medios) y el imperialismo yanqui, cuya penetración en nuestra economía, aun desplazando al imperialismo inglés, profundizó nuestra dependencia.
Se trataba pues ya, de la burguesía en el Poder, con lo cual la etapa democrático-burguesa se cumplió, no en la forma revolucionaria que hubiese sido deseable (a este respecto ver V.I.Lenin. “Apreciación del momento”, Abril de 1917”) sino con el desplazamiento de la alianza de la aristocracia terrateniente y el imperialismo inglés, frente a lo cual, pese al carácter de la sociedad, correspondía ya la Revolución Socialista, pues la aristocracia terrateniente había dejado de ser un blanco principal para la Revolución (amén de que la estrategia de la Revolución Democrática del nuevo tipo incluía como aliados a sectores de la burguesía nacional y la pequeña burguesía).
Esto equivalía a una simple constatación histórica, que hacen tanto, Ernesto Yepez del Castillo:
" Leguía si bien en lo fundamental no alteró la riqueza y privilegio de las clases dominantes, significó en cambio el desplazamiento definitivo de la fracción hegemónica civilista de las instancias más altas del poder político " "Un siglo de desarrollo capitalista" , IEP, Campodónico Ediciones S.A., pag.283),
Como Baltazar Caravedo Molinari :
"Todas las fuerzas sociales no vinculadas al sector agrario exportador y terrateniente estuvieron objetivamente entrelazadas en una lucha anticivilista, que Leguía supo utilizar para asumir el poder. Propósito para el que también aprovechó los conflictos entre los capitales norteamericanos e inglés dentro del país. A los primeros les interesaba desplazar del poder a los civilistas, para lograr mejores condiciones políticas. Leguía se convirtió así en el hombre que abrió el camino al capital norteamericano y a la industria nativa " ("Burguesía e industria en el Perú 1933-1945", IEP, 1976, pags.37 y 38);
O como aparece de la lectura de Manuel Burga y Alberto Flores Galindo :
"La vieja casta civilista fue despojada del poder político manteniendo intactas sus bases económicas ". …"Leguía se apoyó en los sectores medios, en los medianos propietarios y más aún desplegó una intensa actividad para romper con la preponderancia de las viejas castas de terratenientes en el campo sin afectar la estructura económica imperante "…y "Sus planes políticos, en los primeros años, estuvieron dirigidos a quitar el poder político a la viejas castas dominantes: oligarquía costeña y gamonalismo andino. Paralelamente desarrolló un ambicioso programa (burocracia, obras públicas e irrigaciones) destinado a crear una clase media adicta y obsecuente. Para lograr esto tuvo que entregar el país a la influencia omnímoda del imperialismo norteamericano " ("Apogeo y Crisis de la República aristocrática”, Rikchay Perú, Febrero de 1980, pags. 133,134 y 140).
O Julio Cotler :
…"la burguesía nacional, de la que Leguía era su más lúcido representante, procuraba ampliar, profundizar y centralizar el aparato estatal a fin de lograr la hegemonía política. Con ello, los terratenientes dejarían de significar un obstáculo político a su desarrollo y la burguesía se convertiría en el único interlocutor valedero del capital imperialista con capacidad para negociar su asociación dependiente ", y "el país experimentaba un proceso de transformación social, fundado en la consolidación del capitalismo y la realización de la hegemonía política de la burguesía nativa asociada con el capitalismo imperialista ,"…("Clases, Estado y Nación en el Perú", IEP, Julio del 2005, Pags.178 y 210).
Al respecto Mariátegui analiza :
“¿Los intereses del capitalismo imperialista coinciden necesaria y fatalmente en nuestros países con los intereses feudales y semifeudales de la clase terrateniente? ¿La lucha contra la feudalidad se identifica forzosa y completamente con la lucha anti-imperialista? Ciertamente, el capitalismo imperialista utiliza el poder de la clase feudal, en tanto que la considera la clase políticamente dominante. Pero, sus intereses económicos no son los mismos. La pequeña burguesía, sin exceptuar a la más demagógica, si atenúa en la práctica sus impulsos más marcadamente nacionalistas, puede llegar a la misma estrecha alianza con el capitalismo imperialista. El capital financiero se sentirá más seguro, si el poder está en manos de una clase social más numerosa, que, satisfaciendo ciertas reivindicaciones apremiosas y estorbando la orientación clasista de las masas, está en mejores condiciones que la vieja y odiada clase feudal de defender los intereses del capitalismo, de ser su custodio y su ujier.
La creación de la pequeña propiedad, la expropiación de los latifundios, la liquidación de los privilegios feudales, no son contrarios a los intereses del imperialismo, de un modo inmediato. Por el contrario, en la medida en que los rezagos de feudalidad entraban el desenvolvimiento de una economía capitalista, ese movimiento de liquidación de la feudalidad, coincide con las exigencias del crecimiento capitalista, promovido por las inversiones y los técnicos del imperialismo; que desaparezcan los grandes latifundios, que en su lugar se constituya una economía agraria basada en lo que la demagogia burguesa llama la "democratización" de la propiedad del suelo, que las viejas aristocracias se vean desplazadas por una burguesía y una pequeña burguesía más poderosa e influyente —y por lo mismo más apta para garantizar la paz social—, nada de esto es contrario a los intereses del imperialismo” (J.C. Mariátegui. “Punto de vista antiimperialista”).
LA APRECIACION DE MARIÁTEGUI Y LAS DIFERENCIAS DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA CON ÉSTA
La apreciación mariateguista causó polémica en el seno de la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana realizada en Buenos Aires, del 1º al 12 de Junio, de 1929. Gonzáles Alberdi, representante del Partido Comunista Argentino, señaló al respecto:
“Creen nuestros compañeros del Perú, que el imperialismo en su país puede obrar en cierta forma como actor de liquidación del latifundismo, y apoyarse en la pequeña burguesía, facilitando la creación de la pequeña propiedad rural. Es, evidentemente, un citerior peligroso, que conduce lógicamente a negar la deformación de la economía de los pueblos sometidos, por el imperialismo. La existencia de los restos feudales y otras formas atrasadas constituye, precisamente, la garantía de la dominación imperialista. Liquidar esas formas atrasadas, crear la pequeña burguesía, abrir libre cauce al normal desarrollo de la economía nacional, equivaldría, precisamente para el imperialismo, a facilitar el nacimiento de una burguesía indígena, cuyos intereses chocarían con los intereses de los imperialistas; burguesía indígena que sería fuerte porque se habría operado el proceso previo de la liquidación del feudalismo” (“El movimiento revolucionario latino americano”, Versiones de la Primera Conferencia Comunista Latino americana, Junio de 1929, Pág.328).
Y tras la defensa del compañero Saco (Hugo Pesce), Vittorio Codovilla añadirá:
“Intervengo en este debate movido por las apreciaciones hechas en las intervenciones de los compañeros del Perú, que me parecen muy peligrosas”…..”Otra afirmación peligrosa del compañero Saco es la de decir que el imperialismo ha disminuido “los caracteres feudales” de los países en que penetra y “ha modificado los rasgos de servidumbre, creando masas asalariadas, etc.”. Parece que el compañero Saco ignora que, justamente, el imperialismo conforma sus métodos de explotación capitalista a las formas de explotación semifeudal y semiesclavista, intensificando la explotación de las masas y apoyándose para su penetración en las formas más reaccionarias de gobierno” (“El movimiento revolucionario latino americano”, Versiones de la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana, Junio de 1929, Págs.333 a 335).
La posición de Mariátegui al respecto ya había sido anteriormente señalada:
“En la América indo-española se cumple gradualmente, un proceso de liquidación de ese régimen oligárquico y feudal que ha frustrado, durante tantos años, el funcionamiento de la democracia formalmente inaugurada por los legisladores de la revolución de la independencia”.
“En Argentina, verbigracia, la ascensión al poder del Partido Radical canceló el dominio de las viejas oligarquías plutocráticas. En México, la revolución arrojó del gobierno a los latifundistas y a su burocracia. En Chile, la elección de Alessandri, hace cinco años, tuvo también un sentido revolucionario” (“La perspectiva de la política chilena”, Mundial, 13 de Febrero de 1925, en “Temas de nuestra América”, Pág.141).
“El irigoyenismo representa el capital financiero, la burguesía industrial y urbana y se apoya en la clase media y aún en aquella parte del proletariado a la cual el socialismo no ha conseguido aún imponer su concepción clasista. Es la izquierda del antiguo radicalismo; propugna una política reformista que hace casi inútil el programa socialdemocrático, prolonga el viejo equívoco radical de que en los países donde el capitalismo se encuentra en crecimiento, conserva sus resortes históricos” (“La batalla electoral de la Argentina”, Mundial, 13 de Febrero de 1925, “Temas de nuestra América”, Pág.138).
Y para el caso peruano en particular, continuaría señalando, comparativamente con los casos de Alessandri e Irigoyen:
“Nuestro fenómeno alessandrista o irigoyenista se ha producido ya: es el leguiismo. Tiene como corresponde al medio, las limitaciones y las gazmoñerías de un criterio clerical, conservador; no ha tocado al capital, ni siquiera a la vieja aristocracia; ha mantenido todos los prejuicios; pero es, en parte, nuestro motín pequeño-burgués rápidamente usufructuado por el gran capital y, sobre todo, por las finanzas extranjeras” (Carta de José Carlos Mariátegui a Eudosio Ravines, 31 de diciembre de 1928, Correspondencia de Mariátegui, Tomo II, Pág. 490).
“El procesoLeguiísta es la expresión política de nuestro proceso de crecimiento capitalista, y si algo se le opone radicalmente, si algo es su antítesis y su negación, es justamente nuestro socialismo, nuestro marxismo, que pugnan por afirmar una política basada en los intereses y en los principios de las masas obreras y campesinas, del proletariado, no de la inestable pequeña burguesía” (Carta de José Carlos Mariátegui a Moisés Arroyo, 30 de julio de 1929, Correspondencia de Mariátegui, Tomo II, Pág. 610).
Y finalmente:
“El leguiísmo no se atreve a tocar la gran propiedad. Pero el movimiento natural del desarrollo capitalista –obras de irrigación, explotación de nuevas minas, etc.- va contra los intereses y privilegios de la feudalidad. Los latifundistas, a medida que crecen las áreas cultivables, que surgen nuevos focos de trabajo, pierden su principal fuerza: la disposición absoluta e incondicional de la mano de obra”. (“Punto de vista anti-imperialista”, en “Ideología y política”, Pág. 93).
Y añade, ejemplificando lo antes señalado, con el conflicto surgido entre las obras de regadío, efectuadas en Lambayeque, por la Comisión Técnica presidida por el Ingeniero norteamericano Sutton, y la conveniencia de los grandes terratenientes feudales de la zona:
“La amenaza de que se les arrebate el monopolio de la tierra y el agua, y con él el medio de disponer a su antojo de la población de trabajadores saca de quicio a esta gente y la empuja a una actitud que el gobierno, aunque muy vinculado a muchos de sus elementos, califica de subversiva o anti-gobiernista” (“Punto de vista anti-imperialista”, en “Ideología y política”, Págs. 93 y 94).
¿Por qué discrepaba, entonces, la Internacional Comunista con el análisis de Mariátegui del comportamiento del Imperialismo yanqui en nuestra economía a partir del ascenso al Poder del Leguiismo?
Todo parece indicar que se trataba de no solo de una visión estática de la actuación del imperialismo, sino además fuertemente influida por una visión positivista del papel revolucionario de las burguesías nacionales en los países capitalistas atrasados, a partir del ejemplo de la Revolución China, la misma que, Mariátegui que no compartía para nuestro caso y el de Sud América (revisar “Punto de Vista Antiimperialista”).
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