lunes, 10 de marzo de 2014

Un Tema de Actualidad


I
8 DE MARZO DE 1913, EL DÍA DE LA MUJER

¿Qué es el día de la mujer? ¿Es realmente necesario? ¿No es una concesión a las mujeres de clase burguesa, a las feministas y sufragistas? ¿No es dañino para la unidad del movimiento obrero? Esas cuestiones todavía se oyen en Rusia, aunque ya no en el extranjero. La vida misma le ha dado una respuesta clara y elocuente a estas preguntas.
El día de la mujer es un eslabón en la larga y sólida cadena de la mujer en el movimiento obrero. El ejército organizado de mujeres trabajadoras crece cada día. Hace veinte años las organizaciones obreras sólo tenías grupos dispersos de mujeres en las bases de los partidos obreros. Ahora los sindicatos ingleses tienen más de 292.000 mujeres sindicadas; en Alemania son alrededor de 200.000 sindicadas y 150.000 en el partido obrero, en Austria hay 47.000 en los sindicatos y 20.000 en el partido. En todas partes, en Italia, Hungría, Dinamarca, Suecia, Noruega y Suiza, las mujeres de la clase obrera se están organizando a sí mismas. El ejército de mujeres socialistas tiene casi un millón de miembros. ¡Una fuerza poderosa! Una fuerza con la que los poderes del mundo deben contar cuando se pone sobre la mesa el tema del coste de la vida, el seguro de maternidad, el trabajo infantil o la legislación para proteger a las trabajadoras.
Hubo un tiempo en el que los hombres trabajadores pensaron que deberían cargar ellos solos sobre sus hombros el peso de la lucha contra el capital, pensaron que ellos solos debían enfrentarse al «viejo mundo» sin el apoyo de sus compañeras. Sin embargo, como las mujeres de clase trabajadora entraron en las filas de aquellos que vendían su trabajo a cambio de un salario, forzadas a entrar en el mercado laboral por necesidad, porque su marido o padre estaba en el paro, los trabajadores empezaron a darse cuenta de que dejar atrás a las mujeres entre las filas de «no-conscientes» era dañar su causa y evitar que avanzara. ¿Qué nivel de conciencia posee una mujer que se sienta en el fogón, que no tiene derechos en la sociedad, en el estado o en la familia? ¡Ella no tiene ideas propias! Todo se hace según ordena su padre o marido.
El retraso y falta de derechos sufridos por las mujeres, su dependencia e indiferencia no son beneficiosos para la clase trabajadora, y de hecho son un daño directo hacia la lucha obrera. ¿Pero cómo entrará la mujer en esa lucha, cómo se la despertará?
La socialdemocracia extranjera no encontró la solución correcta inmediatamente. Las organizaciones obreras estaban abiertas a las mujeres, pero sólo unas pocas entraban. ¿Por qué? Porque la clase trabajadora al principio no se percató de que la mujer trabajadora es el miembro más degradado, tanto legal como socialmente, de la clase obrera, de que ella ha sido golpeada, intimidada, acosada a lo largo de los siglos, y de que para estimular su mente y su corazón se necesita una aproximación especial, palabras que ella, como mujer, entienda. Los trabajadores no se dieron cuenta inmediatamente de que en este mundo de falta de derechos y de explotación, la mujer está oprimida no sólo como trabajadora, sino también como madre, mujer. Sin embargo, cuando los miembros del partido socialista obrero entendieron esto, hicieron suya la lucha por la defensa de las trabajadoras como asalariadas, como madres, como mujeres.
Los socialistas en cada país comienzan a demandar una protección especial para el trabajo de las mujeres, seguros para las madres y sus hijos, derechos políticos para las mujeres y la defensa de sus intereses.
Cuanto más claramente el partido obrero percibía esta dicotomía mujer/trabajadora, más ansiosamente las mujeres se unían al partido, más apreciaban el rol del partido como su verdadero defensor y más decididamente sentían que la clase trabajadora también luchaba por sus necesidades. Las mujeres trabajadoras, organizadas y conscientes, han hecho muchísimo para elucidar este objetivo. Ahora el peso del trabajo para atraer a las trabajadoras al movimiento socialista reside en las mismas trabajadoras. Los partidos en cada país tienen sus comités de mujeres, con sus secretariados y burós para la mujer. Estos comités de mujeres trabajan en la todavía gran población de mujeres no conscientes, levantando la conciencia de las trabajadoras a su alrededor. También examinan las demandas y cuestiones que afectan más directamente a la mujer: protección y provisión para las madres embarazadas o con hijos, legislación del trabajo femenino, campaña contra la prostitución y el trabajo infantil, la demanda de derechos políticos para las mujeres, la campaña contra la subida del coste de la vida.
Así, como miembros del partido, las mujeres trabajadoras luchan por la causa común de la clase, mientras al mismo tiempo delinean y ponen en cuestión aquellas necesidades y sus demandas que les afectan más directamente como mujeres, amas de casa y madres. El partido apoya esas demandas y lucha por ellas. Estas necesidades de las mujeres trabajadoras son parte de la causa de los trabajadores como clase.
En el día de la mujer las mujeres organizadas se manifiestan contra su falta de derechos. Pero algunos dicen ¿por qué esta separación de las luchas de las mujeres? ¿Por qué hay un día de la Mujer, panfletos especiales para trabajadoras, conferencias y mítines? ¿No es, en fin, una concesión a las feministas y sufragistas burguesas? Sólo aquellos que no comprendan la diferencia radical entre el movimiento de mujeres socialistas y las sufragistas burguesas pueden pensar de esa manera.
¿Cuál es el objetivo de las feministas burguesas? Conseguir las mismas ventajas, el mismo poder, los mismos derechos en la sociedad capitalista que poseen ahora sus maridos, padres y hermanos. ¿Cuál es el objetivo de las obreras socialistas? Abolir todo tipo de privilegios que deriven del nacimiento o de la riqueza. A la mujer obrera le es indiferente si su patrón es varón o mujer.
Las feministas burguesas demandan la igualdad de derechos siempre y en cualquier lugar. Las mujeres trabajadoras responden: demandamos derechos para todos los ciudadanos, varones y mujeres, pero nosotras no sólo somos mujeres y trabajadoras, también somos madres. Y como madres, como mujeres que tendremos hijos en el futuro, demandamos un cuidado especial del gobierno, protección especial del estado y de la sociedad.
Las feministas burguesas están luchando para conseguir derechos políticos: también aquí nuestros caminos se separan: para las mujeres burguesas, los derechos políticos son simplemente un medio para conseguir sus objetivos más cómodamente y más seguramente en este mundo basado en la explotación de los trabajadores. Para las mujeres obreras, los derechos políticos son un paso en el camino empedrado y difícil que lleva al deseado reino del trabajo.
Los caminos seguidos por las mujeres trabajadoras y las sufraguistas burguesas se han separado hace tiempo. Hay una gran diferencia entre sus objetivos. Hay también una gran contradicción entre los intereses de una mujer obrera y las damas propietarias, entre la sirvienta y su señora. Así pues, los trabajadores no deberían temer que haya un día separado y señalado como el Día de la Mujer, ni que haya conferencias especiales y panfletos o prensa especial para las mujeres.
Cada distinción especial hacia las mujeres en el trabajo de una organización obrera es una forma de elevar la conciencia de las trabajadoras y acercarlas a las filas de aquellos que están luchando por un futuro mejor. El Día de la Mujer y el lento, meticuloso trabajo llevado para elevar la auto-conciencia de la mujer trabajadora están sirviendo a la causa, no de la división, sino de la unión de la clase trabajadora.
Dejad que un sentimiento alegre de servir a la causa común de la clase trabajadora y de luchar simultáneamente por la emancipación femenina inspire a las trabajadoras a unirse a la celebración del Día de la Mujer.
Alejandra Kollontai
8 de marzo de 1913
Alexandra Kollontai fue una de las principales figuras del feminismo revolucionario. Formó parte del primer Gobierno bolchevique, con Lenin y Trotsky y escribió numerosos trabajos sobre la mujer, entre los que destacamos: Los fundamentos sociales de la cuestión femenina (1909), La sociedad y la maternidad (1921) y Autobiografía de una mujer sexualmente emancipada (1926) El presente artículo fue publicado el 17 de febrero de 1913 en el nº 40 de «Pravda». Texto traducido del inglés por Diana Morales. (Difundido por Kaosenlared)

II
8 DE MARZO
Está terminando el siglo XX. En 1910 el socialismo instituyó el 8 de Marzo, como Día Internacional de la Mujer, que prohibido en sus comienzos ahora tiene aceptación general y es conmemorado oficialmente en cada país. Entonces, es momento adecuado para hacer un recuento de la teoría y práctica del movimiento femenino en sus hitos principales.
LA MUJER Y LA ESPECIE HUMANA
Un aforismo chino señala que “La mujer sostiene la mitad del cielo” Esto es muy cierto. De hecho, en la especie humana la mujer constituye el 50% de la población. Y sea por infanticidio respecto a la mujer, o por muerte bélica respecto al varón, el desequilibrio tiende a borrarse y esta proporción tiende a restablecerse. Sin embargo, por causas históricas este potencial no interviene a plenitud en el devenir humano. Tarea del momento es lograr la plena igualdad de oportunidades en el progreso social.
LA MUJER Y LA DEIDAD
Durante miles de años, diferentes religiones han estado a la cabeza de sucesivas formaciones económico-sociales. Sin embargo, lo que no se señala es que las primeras deidades fueron diosas y no dioses. El estudio del origen de las eras cósmicas así lo atestigua. Por la precesión de los equinoccios el punto vernal (cuando el sol está en el cenit durante el equinoccio de primavera), se encuentra retrasado aproximadamente 50,23 segundos de grado cada año. Por consiguiente, un grado de retraso (3600 segundos) equivale a 7167 años; y 360 grados a 25801 años. Si el cinturón zodiacal contiene 12 signos, cada uno se traslada de sitio en la esfera celeste cada 2150 años. Los cálculos indican que en el año 6650 a.n.e. el punto vernal coincidía con el signo Géminis (marzo 21). En el cielo era visible la constelación de Virgo, con su estrella principal Spica (la espiga); y de ahí nace el culto a Cibeles, continuando con Artemisa, Atenea Pártenos (Atenea Virgen)… y la Virgen María. En nuestra América serían Ix Chel en Guatemala (maya), Coatlicúe en México, Bachué en Colombia, Mamapacha en Perú, etc. Sólo después de 2150 años vendría Tauro, el culto al buey Apis (y a Yahveh) desde el 4500 a.n.e. Luego vendría Aries, el Cordero (vellocino de oro, Rameseum) desde el 2350 a.n.e.; el culto a Piscis (y después a Jesús con su monograma de pescado) desde 200 a. n.e. Después de otros 2150 años, en 1950 se inicia la era de Acuario, era de “paz, amor y felicidad”, que debe durar hasta el año 4100.
Así pues, primero fue la mujer que se convirtió en diosa, como expresión inicial del desarrollo ideológico de la humanidad, porque también tenía el rol principal en la sociedad humana. Así, Cibeles era conocida como la “Madre de los Dioses”.
LA MUJER Y EL DERECHO
El tránsito de la mujer, de su rol central a su situación marginal, está registrado en los anales de la humanidad. En la Biblia, Génesis 2:4 se lee:” Por eso el varón dejará a su padre y a su madre y se adherirá a su mujer y vendrán a ser los dos una sola carne” Pero luego, en Génesis 3:16 se lee: “Y buscarás con ardor a tu marido, que te dominará” El cambio del “derecho materno” o matriarcado al “derecho paterno” o patriarcado es evidente. Esta mutación expresa el cambio de posición de la mujer en el seno de la sociedad. Desde que se desarrolló la propiedad privada y se estableció la familia como célula económica de la sociedad, la mujer no ha podido recuperar el respeto y dignidad que tenía durante la propiedad social primitiva.
El mito griego de Perseo y las Medusas expresa también este tránsito. De las Medusas la tercera, Gorgona, era la única no inmortal. Y fue precisamente ella, la de cabellos de serpiente, la que fue decapitada por Perseo. Así, la leyenda griega fijó el tránsito del matriarcado al patriarcado. Así ha transitado la mujer por el esclavismo, feudalismo, capitalismo. Y sólo con el industrialismo la mujer comenzó a dejar el trabajo gratuito y no reconocido del hogar, por el trabajo remunerado en el taller, en la fábrica, en la oficina. La mujer “cabeza de hogar” es expresión de este cambio y de este lento recuperar de su función en la sociedad.
LA MUJER Y EL TRABAJO
El desarrollo social está marcado por tres típicas contradicciones del trabajo. Entre trabajo femenino y trabajo masculino: por su diferencia de condición se menosprecia el trabajo débil pero perseverante de la mujer al trabajo fuerte pero inconstante del varón. Entre trabajo agrícola y trabajo industrial: por oposición de intereses se desarrolla como intercambio desigual en desmedro del trabajo agrícola. Entre trabajo manual y trabajo intelectual: por su contraste de desarrollo marca intensamente la diferencia en la civilización y cultura. Nuestros países, aunque en ellos medre el “machismo” son en verdad, tratados en el ámbito internacional como países de trabajo femenino, de trabajo campesino, de trabajo manual. Y nuestros países no podrán salir de esta situación, y la mujer tampoco podrá salir de ella, mientras la lucha por el derecho al trabajo digno y por el derecho a la vida digna física y espiritual no se concretice en la lucha por el cambio social. Dejar atrás la vieja sociedad, construir una nueva sociedad, es el reto al cual se involucra cada vez más la mujer en nuestros países.
LA MUJER Y EL SOCIALISMO
Se habla ahora de un capitalismo “salvaje”; pero cabe preguntar si alguna vez ha existido un capitalismo “civilizado” La humanidad sólo conoce un capitalismo rampante, levantado en salto desde sus orígenes, y que ahora como capitalismo transnacional y capitalismo marginal (el de nuestros países) lleva al mundo entero a la globalización, que sólo es generalización de su crisis como sistema económico-social.
Ya en 1829 un socialista utópico. Carles Fourier, señalaba que “El cambio de una época histórica puede determinarse siempre por la actitud de progreso de la mujer ante la libertad, ya que es aquí, en la relación entre la mujer y el varón, entre el débil y el fuerte, donde con mayor evidencia se acusa la victoria de la naturaleza humana sobre la brutalidad” Y sistematizando su posición concluía que “El grado de emancipación femenina constituye la pauta natural de la emancipación general”
Este profundo pensamiento guía también al socialismo en nuestros días. Durante el esclavismo, las esclavas estaban prohibidas de tener familia. Como mercancía tenía más valor si eran jóvenes o si tenía “múltiplo”, si habían sido embarazadas. Cuando el feudalismo, gamonalismo, las jóvenes antes de contraer matrimonio sufrían el “derecho de pernada”, el “jus primae noctis” del señor feudal o gamonal. Durante el capitalismo, la mujer tuvo que trabajar con sus hijos en las fábricas y talleres, o engrosar el listado de las “casas de tolerancia”
Pero sacada de la servidumbre del hogar, la misma lucha laboral hace de la mujer partícipe en primer plano de la lucha social. En los albores de esta lucha Flora Tristán, (comentada por Marx en Miseria de la Filosofía) luchó sin descanso con los trabajadores. Fundó la Unión Obrera y escribió Peregrinaciones de una paria, profunda requisitoria contra la discriminación de la mujer. En este siglo María Cano, gran luchadora social, se enroló decididamente en las grandes jornadas socialistas en Colombia y su ejemplo perdura hasta el presente.
Ahora la mujer campesina, la mujer obrera, la mujer profesional o empleada, la mujer “microempresaria”, acosada por el desempleo latente, desempleo flotante, desempleo estancado, no tiene más alternativa que luchar también por el cambio social. Por una Colombia pluriétnica, solidaria, próspera, democrática. Sólo así recupera su propia dignidad. Y la familia de nuevo tipo volverá a ser la célula biológica, pues el rol de célula económica le corresponde al municipio de nuevo tipo. Y en esa tarea está la mujer en Colombia. ¡Mire a ver si no!
(Conferencia desarrollada por el autor en Colombia)
Ramón García Rodríguez, 08.03.98
Nota.- Los dos trabajos que tienen a la vista: el primero, 8 DE MARZO DE 1913, EL DIA DE LA MUJER, el autor, Alexandra Kollontai, enérgica activista de los Soviets de la revolución proletaria en Rusia; el segundo, 8 DE MARZO, el autor, enérgico activista del Socialismo Peruano, Ramón García Rodríguez, de prolífica producción en el gran proceso del Cambio Social iniciado por la Creación Heroica del Amauta José Carlos Mariátegui, son testimonios vivos de que en la lucha por un nuevo orden social, el varón como la mujer, son una realidad concreta que diferencia de modo radical al varón y la mujer al servicio del capitalismo (explotadores), del varón y la mujer al servicio del socialismo (explotados). Hoy como ayer, Capitalismo o Socialismo es el dilema actual de nuestra época.
Héctor Félix Damián

de: Hector Felix Damiàn hectorfd_20@yahoo.es
responder a: Hector Felix Damiàn <hectorfd_20@yahoo.es>
 García Rodríguez Ramón <ragarro2002@gmail.com>
fecha:  9 de marzo de 2014, 10:04
firmado por: yahoo.es

                                                                      Ragarro
                                                                      08.03.14

-.o0o.-

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