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Un Tema de Actualidad
DOS
DRAMATIES PERSONAE Y DOS AUTORES
1.-
YEHUDE
SIMON
Escribe: Dante Castro
En
el pináculo de una carrera personal
Conocí a Yehude
Simon cuando fui redactor del semanario Cambio. Abrazamos el proyecto de
fundar una nueva denominación en 1991: Patria Libre. Ese mismo año, el
terrorismo de Estado cobró la primera víctima de Cambio: Melisa Alfaro. En 1992, después del golpe de Fujimori, pesaba sobre
los periodistas de Cambio órdenes de captura y tal vez de desaparición física,
así que nos dejamos de ver. Desde el exilio me enteré de su injusta prisión y
de cómo había reaccionado él ante el brutal desafío del encierro. Años después
lo vimos, ante cámaras, agradecer la prisión al dictador, lo cual produjo una
serie de críticas.
La conducta de
Yehude en prisión sólo pudo sorprender a quienes creían que se trataba de un
marxista, de un guerrillero, o de un revolucionario. La verdad es que nada de
eso era Yehude. Como tal, no podían exigirle el nivel de estoicismo que
mantienen hasta hoy los combatientes, militantes y cuadros en prisión. Se
trata de un cristiano, devoto de la Virgen de Guadalupe, que funcionó como compañero
de viaje de algunas organizaciones de izquierda. Todo lo demás es una
macro-ficción que agiganta al sujeto por encima de sus posibilidades.
Cuando fue
liberado de su injusto encierro, tuvimos un emotivo reencuentro y pretendí
sacarle una entrevista en la revista Caretas, donde trabajaba, pero el director
se opuso: "Es un asesino", argumentó. Craso error. Barrunté que
retornaría a la política y lo haría con éxito: la alta votación que logró en
Lambayeque supongo que hizo pensar a Enrique Zileri. Caretas perdió la primicia
del famoso excarcelado, pero nunca reconoció su error. No nos vimos más con
Yehude Simon.
Reinserción
política fuera de la izquierda
La reinserción
de Yehude Simon en la política criolla, era un resultado lógico y previsible.
Nunca ocultó sus ambiciones electorales, ni siquiera cuando estuvo en la
dirección de Patria Libre. Si para muchos compañeros que lo rodeaban, el camino
al poder no pasaba por las ánforas, para él necesariamente la política se hacía
a través del voto. Por este motivo, siempre lo consideré disfuncional para
cualquier proyecto revolucionario. Tenía un solo proyecto: él mismo.
La dictadura
fujimontesinista quiso escarmentar a toda la clase política con el
encarcelamiento de Yehude Simon en 1992. Quiso vejar en él a todos los
parlamentarios, inmovilizar a jefes de partidos y sindicatos, chantajear a la
izquierda, desafiar a los tribunales y a las garantías más elementales. Lo
logró durante mucho tiempo, al extremo de poner bajo cura de silencio incluso a
sus amigos más cercanos. Cuando fue liberado, esa deuda que la sociedad tenía
con Yehude, se convirtió en su principal capital político, además de su carisma
y presunta honestidad. Fue elegido presidente por la Región Lambayeque y empezó
a construirse una imagen de buen administrador dentro del liberalismo, sin
transgredir las normas ni alterar los procedimientos. Obviamente, no trabajó
más para la izquierda.
Llamado
a lavar la ropa sucia del enemigo
Se cayó el
gabinete ministerial, lo cual, en cualquier otro país, significaría una crisis
de gobierno. La oposición tenía la oportunidad irrepetible para empujar más al
fondo los restos del naufragio, pedir la vacancia presidencial por delitos de
lesa humanidad, recusar o vacar al vicepresidente por la misma causa, etc.
Pero, desengañémonos: en el Perú no hay oposición. Eso ya lo vemos desde el debate
electoral, cuando Alan García y Ollanta Humala hicieron un pacto de caballeros
para no tratar, en la polémica final, asuntos vinculados a los derechos
humanos. Entre bueyes no hay cornadas. Así, sin oposición real que la
aproveche, "pasó piola" la actual crisis ministerial y gubernamental.
En tal contexto,
cuando amigos y compañeros del delincuente común Rómulo León Alegría son blanco
de sospechas e investigaciones, se le ocurrió a Alan García echar mano de
alguien que supuestamente constituye la reserva moral de la política peruana.
Al mismo tiempo, es una forma de neutralizar la candidatura de Yehude Simon
para el 2011. Algún sector apro-fujimorista habrá sugerido: "lo quemamos
como ministro y luego nadie querrá votar por él". Y otros más sanchopancescos
echan su nombre como posible interlocutor entre un gobierno que se cae a
pedazos y las masas enardecidas que hacen paros regionales, bloquean carreteras
y marchan multitudinariamente. Estos últimos creen que Yehude Simon es un
hombre de zurdas. Pregunto: ¿Un colaborador y amigo de Remigio Morales Bermúdez
es distinto a un colaborador de Rómulo León Alegría? ¿Un miembro de Avanzada
Católica es distinto a un seguidor de la obra?
Yehude
Simon no es un hombre de izquierda
Si fuese un
hombre de izquierda, jamás hubiera aceptado el cargo que le ofrecía un gobierno
corrupto jefaturado por dos genocidas: Alan García y Luis Giampietri. Jamás
hubiera absuelto, en sus comentarios, a Alberto Fujimori por los asesinatos que
se le imputan. Un izquierdista o cualquier simple demócrata no mencionaría a
Fujimori llamándolo expresidente sino que lo denominaría exdictador. Es mucho
más que meros significantes en un contexto de postguerra interna.
Si Yehude Simon,
desde la presidencia regional, viene provocando a la izquierda, ilegitimando
los paros nacionales y perdonando piadosamente a los enemigos del pueblo, no se
cuenta entre quienes quieren derribar al capitalismo y al imperialismo. Antes
ya se había constituido en un elemento retardatario para cualquier proceso de
cambios y ahora es un contrarrevolucionario declarado.
A cualquiera que
se precie de izquierdista, socialista, comunista o revolucionario, se le exige
llamar a las cosas por su nombre. El compañerismo adulador no puede obturar el
entendimiento en materia política. El amiguismo no puede sustituir a la línea ni
obstaculizar la estrategia y táctica. Si la gerontocracia de la izquierda
tradicional, como siempre, quiere practicar la prudencia sacrificando la
audacia, allá ellos. La izquierda revolucionaria tiene que deslindar
públicamente con este elemento colaboracionista, antes alfil del toledismo y
ahora pieza principal del gobierno aprista.
Fuente: Mariátegui, la Revista de las
Ideas. Octubre 21, 2008
2.-
LA
GUSANERA ALANISTA
Y EL
ENGAÑO DEL CAMBIO RESPONSABLE
Lo
que los peruanos debemos recordar acerca de
los
comicios generales para elegir presidente
Escribe: César Vásquez Bazán
Cuando hoy
presenciamos el espectáculo de un gobierno corrupto, entregado a fuerzas
internacionales extrañas que saquean las riquezas naturales de la nación y
explotan la última gota de sudor de los trabajadores peruanos, no olvidemos
que en la campaña electoral del año 2006, el actual presidente García Pérez y
su banda de salteadores y corsarios se presentaron ante el país como los
candidatos que ejecutarían el cambio responsable.
Evalúe el spot
de televisión que incluimos en este post –preparado para la campaña electoral
del año 2006 por el vividor que habita actualmente el Palacio de Gobierno– y
apreciará que el muy pendejo ofrecía a los peruanos una transformación
"responsable".
¿Qué incluía el
cambio ofrecido por calles y plazas? En el corto preparado para la TV, García
no se hace problemas para pintar los pajaritos de un cambio profundo, con
empleo, justicia y educación, con trabajo, paz e igualdad. Es decir, exactamente
las cosas de las que más carecen los peruanos cuatro años después de las
elecciones del año 2006. ¿Trabajo, paz e igualdad?... Tremenda felonía y estafa
al Perú.
En el clímax de
la mentira, el enfermo bipolar (enfermo maniaco-depresivo) que hoy desgobierna
el país ofrecía una transformación sin odio ni violencia. Cínico de
nacimiento, García sabía de antemano que estaría listo a la primera oportunidad
para meter bala a los ciudadanos de segunda categoría que le recordaran sus
promesas cargadas de falsedad. Harto han pagado los modestos miembros de las
comunidades indígenas y aquellos compatriotas humildes que creyeron en las
promesas de García Pérez. Basta con recordar hechos como los de la masacre de
Bagua.
Y es que el
cambio responsable alanista resultó siendo sólo el cambio de los responsables
de llenarse los bolsillos y de servir los intereses de las grandes empresas
como Yanacocha, Barrick, Telefónica y el oligopolio chileno. A los grandes
capitalistas foráneos y nativos, la gusanera organizada por García ha servido
en todo momento, protegiendo sus utilidades y persiguiendo y silenciando las
demandas laborales. Claro está, el felón de Palacio maneja leyes, jueces,
militares y policías a cambio de las coimas que le permitirán a él, a sus
amigos, familiares y amantes llenarse los bolsillos de por vida y financiar
futuras campañas políticas.
Veamos una y
otra vez el spot del cambio responsable para que nunca más García, ni los otros
Garcías, como Vargas Llosa, Lourdes Flores, Toledo, Kouri, o la japonesa
Fujimori nos vuelvan a hacer cojudos!
© César Vásquez Bazán, 2010, Junio 26,
2010
1.- de: Cesar Vasquez Bazan
cesarvasquezbazan@yahoo.com
responder a: AHuA@yahoogrupos.com.mx
para: AHuA@yahoogrupos.com.mx
fecha: 26 de marzo de 2014, 22:34
asunto: AHuA La gusanera alanista y el
engano del cambio responsable
lista de distribución:
AHuA.yahoogrupos.com.mx
2.- de: Cesar Vasquez Bazan
cesarvasquezbazan@yahoo.com
responder a: AHuA@yahoogrupos.com.mx
para: AHuA@yahoogrupos.com.mx
fecha: 29 de marzo de 2014, 10:02
asunto: AHuA Yehude Simon, el
instrumento del corrupto Alan Garcia Perez
lista de distribución:
AHuA.yahoogrupos.com.mx
Nota.- Los personajes de la política
son Yehude Simon y Alan García. Los periodistas son Dante Castro y César
Vásquez Bazán. Los primeros son conocidos por sus destrezas de malabaristas
políticos. Digan lo que digan de ellos, siempre están en primer plano, y ahora más
con la apertura de un nuevo ciclo electoral. La propaganda de Prado decía: “Tú
lo conoces, vota por él” Y cuando logró la presidencia, el genial Sofocleto
comentó: “Tú lo conoces, ¿y votaste por él?” Aplíquese el cuento.
Los
segundos son conocidos comentaristas del quehacer nacional. Y bien que ponen
los puntos sobre las íes, sobre todo en los énfasis agregados. Esta literatura
del panorama nacional siempre es necesaria para adentrarse en el análisis de la
realidad profunda, de la economía colonial del país. ¡Aprendamos la lección!
Ragarro
04.04.14
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