martes, 8 de diciembre de 2015

LAS BAMBAS: LOS CHANCAS TIENEN TRADICIÓN DE LUCHA

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Escribe: Milciades Ruiz
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Creyeron que los chancas de Cotabambas eran mansas palomas a las que se les podía sacar la vuelta en el proyecto minero Las Bambas. Pero se equivocaron. Son gente pacífica, humilde y trabajadora pero su combatividad es ancestral. Si se sienten burlados se rebelan como lo están haciendo ahora frente al fraude de la trasnacional capitalista de los camaradas chinos. Ni el estado de emergencia ni todo el ejército podrían parar a los chancas que no temen ni al genocidio de los poderosos. Pero ningún gobierno podría sostenerse matando chancas a diestra y siniestra.
Los tiempos en que la crueldad del implacable capitalismo exterminaba pieles rojas, mohicanos y apaches utilizando el ejército es ya asunto del pasado. Hoy los peruanos ancestrales como los chancas conocen de las luchas contra el proyecto Conga y Tía María. Precisamente Cotabambas ha sido objeto de estudio en la investigación de Richard Web en su investigación publicada como libro “Conexión y Despegue Rural” para demostrar su tesis de que las comunicaciones terrestres y aéreas generan iniciativas de productividad social y esta, es una de ellas.
Los poderosos del gobierno, de la prensa y de los partidos políticos neoliberales se llenan de ira por el solo hecho de que los campesinos afectados se defiendan. Para los autoritarios ministros es un delito la defensa propia cuando la los reclamos no son escuchados. Es inconcebible para ellos que los agredidos decreten un paro de protesta y por ello envían fuerzas represivas que generan violencia para después, echarle la culpa a las víctimas.
Las autoridades retrógradas esgrimen argumentos que no responden a las causas del conflicto. Los campesinos chancas no están reclamando ni discuten si el proyecto es el más importante de la historia ni que sea una inversión mayor o que, aportaría el 1,4 % al PBI. Menos están buscando fines electoreros pretextando objeciones ambientalistas como los acusa el ministro del Ambiente. Sin embargo el premier que no conoce el campo dice que los campesinos huelguistas pretenden amedrentar al gobierno. Estos son argumentos falaces y torpes. ¿En qué cabeza cabe que los comuneros chancas indefensos amedrentan a quienes tienen el poder militar del ejército, marina y aviación, fuerzas policiales, etc.?
Los campesinos chancas ni siquiera se dan tiempo para leer un estudio de impacto ambiental. Solo quieren vivir en paz sin que injerencias extrañas perturben la vida apacible que tenían en su hábitat hasta que llegaron los modernos conquistadores mineros de las transnacionales. El gobierno pretende desconocer el frente de defensa pero cuidado, la terquedad oficial puede prender el fuego de la solidaridad chanca en las demás provincias apurimeñas, la solidaridad de los otros pueblos afectados por la contaminación minera y la solidaridad política de la cultura ecológica. En este caso, el conflicto pasaría a mayores impredecibles.
En Cotabambas todavía se mantienen los ayllus y defienden la tierra desde tiempos inmemoriales como lo hicieron ante el poder inca cuyo soberano huyó despavorido cuando los chancas cercaron el Cusco. De la defensa de su hábitat parte todo y esto es lo que muchos no comprenden. “Déjennos vivir tranquilos por favor. Tener riquezas bajo el suelo es nuestra maldición. Ahora vivimos bajo la amenaza de que los conquistadores envenenen el aire, el agua, nuestros cultivos, nuestros animales. Váyanse por favor”. Estos son los ruegos frente a la impotencia de la falta de poder.
Jamás comprenderán los cultores de la dominación el sentimiento ancestral profundo por la madre tierra ni la veneración de los apus que moran en las montañas. Ver que gente extraña codiciosa venga a sacar de las entrañas los tesoros de la mamapacha y bajo amenaza de matar la vida de su hábitat es para ellos un asunto muy grave. Hay que ponerse dentro del pellejo de los campesinos chancas para comprender su cultura antes que amenazarlos ciegamente para favorecer arbitrariamente a una empresa extranjera.
Desde fuera de las comunidades chancas los que no están en su hábitat le dicen: “Hay que apoyar el proyecto porque traerá desarrollo, habrá trabajo y progreso”. Pero los comuneros saben que vendrá gente calificada de otras partes y que sus posibilidades son muy pocas. Comparando costos y beneficios saben que siempre llevan las de perder. Entonces no confían en lo que les ofrecen y quieren garantías de que no se verán perjudicados. Es una cuestión de vida y pensar en los problemas que se les vienen encima, los incita a defenderse.
Como siempre, las autoridades del gobierno y los poderes fácticos sacan a relucir la cantaleta de que el paro está politizado como si el gobierno no fuera el más politizado, que hay infiltrados o que son los antimineros los que están detrás de los campesinos a quienes consideran que son unos ignorantes, incapaces de darse cuenta de los atropellos e injusticias.
Pero no se equivoquen. Los líderes campesinos ya no son como en el siglo pasado en que eran poco enterados. Y en esta lucha, los “pulpines de la serranía” son los jóvenes campesinos chancas los que ponen el pecho a pesar de las balas y son los más rebeldes, los que asumen el nuevo liderazgo. Allí, el 88,6% de su población está por debajo de la línea de pobreza y todos aspiran a salir de esta situación pero no a cualquier precio.
Es un deber aclarar que los campesinos no son antimineros y que la minería existe en el país dese siglos atrás sin llegar a crear problemas a la agricultura. Pero en los últimos tiempos la competitividad capitalista conlleva un sistema de explotación muy intensiva buscando la mayor rentabilidad. Para bajar costos las empresas omiten las medidas de seguridad ambiental en complicidad con la corruptela de las autoridades.
Es allí donde está la raíz de los conflictos y que no vengan con argumentos falaces echándole la culpa a supuestos políticos antimineros. La protesta es contra la contaminación, venga de donde venga y no solamente de la minería. Así también, si las transnacionales se llevan nuestra riqueza dejándonos solo despojos en un trato injusto de relaciones económicas perjudiciales para la patria tenemos que ser consecuentes con nuestro predicamento vengan de donde vengan los inversionistas.
Desde una perspectiva de izquierda es importante avizorar las tendencias de las luchas sociales, incluso para la estrategia electoral. Los conflictos sociales son parte de un proceso fisiológico en el que se forjan las condiciones para el cambio. Si no seguimos el curso de las interacciones sociales nuestras opiniones perderán certeza.
Conviene indicar que, el proyecto Las Bambas pertenece al consorcio transnacional chino-australiano “Las Bambas Mining Company S.A.” en el que “Minerals and Metals Group” (MMG), filial de China Minmetals Corp. posee el 62.5% de las acciones. Es una empresa capitalista estatal controlada por el gobierno del partido comunista chino. Hay además, una docena de empresas mineras chinas operando en nuestro país siendo China el principal inversionista extranjero con el 33% de participación. Pero también otras transnacionales chinas tienen acá importantes inversiones en hidrocarburos
Sea como fuere, en el fondo del conflicto social está la pugna entre los intereses ajenos en complicidad con los “Felipillos” que parasitan transnacionales frente a los intereses de los peruanos ancestrales. Solo los vende patrias pueden estar en contra de lo nuestro. Es falsa toda democracia en la que los grupos de poder imponen su tiranía por encima de los intereses populares. No podemos ser indiferentes frente a los sufrimientos de nuestros compatriotas del ande y si tenemos sensibilidad social lo menos que podemos hacer es indignamos por tanto abuso. Si somos consecuentes no podemos quedarnos con los brazos cruzados.
Octubre 2015
Fuente: República Equitativa

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