lunes, 1 de junio de 2020

GERMÁN CARO RÍOS MAESTRO INTEGRAL


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ASOCIACIÓN ESCUELA DEL TRABAJO “GERMAN CARO RÍOS”
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CONMEMORACIÓN DEL 115° ANIVERSARIO DEL NACIMIENTO DEL MAESTRO G.C.R
1905 – 28 DE MAYO -2020

GERMÁN CARO RÍOS
MAESTRO INTEGRAL (*)

Maestro entrañable e insustituible, ejemplar militante y dirigente socialista, nació el 28 de mayo de 1905, en la comunidad de Huayopampa, que pertenecía a la provincia de Canta, que hoy es capital del distrito de Atavillos Bajo, de la provincia de Huaral, en la región Lima.

Germán es el mayor de ocho hermanos, cuyos padres fueron don Daniel Caro Espinoza y doña Genadia Ríos Poma. Desde los primeros años de su vida tenía una concepción humanista y ecológica, coincidente con la raigambre andina de defensa y cuidado de la naturaleza y del trabajo; porque, como nos dice su hijo mayor en la biografía que le ofrendó: “Su infancia transcurrió sana y normal en el ambiente de su comunidad; como todos los niños del medio rural ayudó a sus laboriosos padres en las faenas agrarias, conociendo desde muy temprano el don de la tierra: da sus frutos a quien sabe cuidarla y protegerla.” Vida de un Maestro / Daniel Vladimir Caro Rossel
Desde muy joven fue mostrando sus dotes de organizador y líder de su pueblo, al denunciar en periódicos murales, pintas y volantes los abusos de gamonales y autoridades. De igual modo, promovía la organización juvenil en clubes deportivos y culturales; y hasta ahora, el pueblo recuerda que la juventud huayopampina de ese tiempo, encabezada por Germán, tomó, por acción directa de las masas, un terreno para convertirlo en campo deportivo, el mismo que con el correr de los años se ha transformado en el Coliseo Deportivo de Huayopampa.

Germán anhelaba, apasionadamente, ser Maestro, y para costear sus estudios, se vio obligado a laborar como yanacón en la hacienda Hualcará, en Cañete. El sufrimiento de los campesinos y las crueldades que contra ellos cometían los capataces y terratenientes, van a calar en lo más hondo de sus sentimientos, y también a decidir el derrotero de su vida: siempre al lado de los pobres y explotados.

Una vez instalado en Lima, no sólo se preocupa de su formación profesional, sino que también se propone llegar hasta las raíces de los males del país. Por ello se convierte, a la vez que alumno del Instituto Pedagógico Nacional, en participante de la histórica Universidad Popular Manuel González Prada, en la que su alma proletaria se fue forjando con las enseñanzas socialistas recibidas de su principal docente-promotor, el Amauta José Carlos Mariátegui. Precisamente fue él quien resaltaba la gran misión del Maestro, al decir que: “De todas las victorias humanas, les toca a los maestros, en gran parte, el mérito. De todas las derrotas humanas, les toca, en cambio, en gran parte, la responsabilidad.” Esta certera máxima fue haciéndose carne de su carne y sangre de su sangre en el joven estudiante Germán Caro Ríos, quien, consciente de su destino, continuó con mayor fervor el estudio de la experiencia social y educativa de la revolución rusa y, especialmente, la ardorosa lectura de las obras de Antón Makarenko, así como de toda información de la nueva Educación soviética que llegaba a su manos. De ahí que, en todo su ulterior trabajo práctico y teórico, adhirió a la Educación Politécnica como pilar de la transformación revolucionaria de la Educación, y en función de ella basó toda su prédica y accionar. Pero es necesario recalcar que, siguiendo las enseñanzas del Amauta Mariátegui, Germán Caro Ríos investigó la realidad y desarrolló sus ideas creadoramente, de acuerdo al análisis de la situación concreta, lo que se reflejó, singularmente, en sus estudios de la comunidad de Huayopampa y sus propuestas de cambio para ella y la Educación de su niñez y juventud.
Nuestro Maestro Germán Caro Ríos insistía siempre en que: “El papel que juega el Maestro en la comunidad es trascendental. De su acertada actuación depende el futuro inmediato, no sólo de los niños, sino también del pueblo y de la patria entera.” Así se expresó en su obra mayor, Las Escuelas de Estudio y Trabajo en Coeducación, editada por Derrama Magisterial, en 1991. Es decir, vinculaba la función y responsabilidad no sólo de transmisor de conocimientos y valores, sino de liderazgo social que le compete al Maestro preparado moral e intelectualmente; quien, por tanto, debe ser un estudioso permanente, incansable investigador y eternamente comprometido con el pueblo y la patria. Esta obra magistral es comparable a otra no menos genial: Un ensayo de Escuela Nueva en el Perú, del Maestro José Antonio Encinas.

La investigación ocupó parte fundamental de su vida, porque consideraba que el conocimiento cabal de las características de la comunidad y de la escuela ayudaba a encontrar la pista y las alternativas más viables. Consecuente con ello, afirmó: “Para avanzar hay que conocer el camino. Por eso, el trabajo docente se traza así: Investigar primero, enseñar y trabajar para transformar después.”

Germán Caro Ríos comenzó a laborar en la docencia oficial en 1930, pasando rápidamente a formar parte de la Internacional de Trabajadores de la Enseñanza, Sección Peruana. Por su activa participación en un mitin popular contra la dictadura de Sánchez Cerro, que se realizó en Lima en 1931, fue subrogado al igual que 2,000 maestros. Junto a los demás educadores despedidos, lideró la constitución del Comité de Maestros Desocupados, que se constituyó también en un organismo difusor de las ideas sindicales y políticas clasistas en el seno del magisterio.

Las numerosas y valientes muestras de solidaridad de los artistas, intelectuales, obreros, estudiantes, y fundamentalmente la lucha de los propios maestros, logró la reposición de los docentes despedidos; sin embargo, no fueron repuestos en sus mismas plazas. La patronal se ensañó contra los educadores más resueltos, y para desactivar el núcleo de maestros dirigentes, éstos fueron enviados a distintos y alejados lugares del país, tocándole al ilustre colega Germán Caro Ríos la comunidad campesina de Víñac, en la provincia de Yauyos, región Lima. Los habitantes de esta comunidad son testigos de su denodada labor tanto en la escuela como junto al pueblo. Y como consecuente abanderado del sindicalismo magisterial clasista, desde allí también continuó combatiendo resueltamente contra las ideas, métodos y formas perniciosos del sindicalismo amarillo o propatronal; considerando que “Las dificultades y los accidentes son cuestiones inherentes a todo trabajo, pero la opresión económica, social y política es inherente sólo a la sociedad dividida en clases explotadas y clases explotadoras. Y esto no se resuelve con medidas demagógicas ni normas legales, ambas ilusorias, sino luchando hasta su erradicación definitiva.” / “Y es esta situación la que une a todos los maestros, la que nos obliga a organizarnos para defender nuestros intereses comunes y vitales; y no sólo entre maestros, sino solidariamente con todos los obreros y campesinos que padecen opresión patronal.”

En torno al vínculo que debe existir entre el maestro y la comunidad, entre el educador y el pueblo, era tan categórico e inconmovible como en su convicción sobre el sindicalismo clasista y la política renovadora, socialista: “El trabajo educativo no puede desligarse de la vida comunal, porque en ella están los motivos, los medios, las aplicaciones y la comprobación de las enseñanzas.” Por ello insistía en que “El criterio para diferenciar a un buen maestro de otro que no lo es, será su comportamiento frente a las masas: si se integra a ellas o se aísla.”; sometiéndose él, antes que todos y por propia decisión, a esta prueba decisiva, de la que siempre salió airoso, triunfante.

Frente a la división del magisterio, que en esos tiempos se encontraba (des)organizado en sindicatos por niveles, y aún más, atomizado por el paralelismo dentro de un mismo nivel, fue un propiciador convencido, directo e irreductible de la unificación magisterial, y junto a otros maestros-luchadores sociales destacados fue forjando el Frente Clasista Magisterial, que, por su significado y accionar, se convertiría en uno de los gérmenes del SUTEP.

Germán Caro Ríos desarrolló y armonizó dialécticamente la lucha gremial magisterial popular, la lucha política socialista y la vida profesional y social del Maestro. Coherente con ello, y por ello, fue un sobresaliente dirigente sindical-popular y político socialista, a la vez que un brillante educador. A partir de 1944, en la comunidad de Huayopampa -a la que amó como se ama lo más preciado, y de la que es hijo predilecto-, particularmente en las Escuelas 434 y 455, inicia su más señera etapa de maestro-líder. Logra la fusión -de hecho- de ambas instituciones educativas, las que así se organizaron mejor, tanto administrativa y, sobre todo, pedagógicamente, pero siempre en coeducación, derrotando al oscurantismo de las autoridades educativas y de los “notables”, porque el pueblo y sus maestros defendieron los aires de renovación que germinaban en la escuela unificada. Esta experiencia vital es expuesta así por su inspirador y más ferviente realizador: El maestro de Huayopampa, desde 1944, formaba un núcleo sindical que defendía consecuentemente los intereses del magisterio y de la comunidad. Fue el sostén principal de la nueva orientación dada a la enseñanza en dicha localidad, luego en el distrito y más tarde en toda la provincia. Y quedó demostrado que sólo un magisterio organizado puede garantizar la eficacia de la enseñanza, al mismo tiempo que alcanzar mejores condiciones de trabajo y de vida.”

La novedad transformadora se sintetizaba en combinar el trabajo intelectual con el trabajo práctico y concreto. De ahí que:“Los métodos de trabajo y de organización de estas escuelas fueron peculiares, de tal manera que los profesores, alumnos y padres de familia las bautizaron, acertadamente, con el nombre de Escuelas de Estudio y Trabajo.”, porque planteaban y, sobre todo, hacían realidad, como base y vértice de su Proyecto de Desarrollo Institucional -expresándonos en la terminología actual-, la educación integral de los alumnos: intelectual, politécnica, física, artística y moral.
En el huerto de la escuela se empezaron a cultivar las plantas de mayor rendimiento económico, las que se generalizaron a toda la comunidad; lo mismo se hizo con la crianza de animales y su cuidado veterinario, que también se fueron haciendo de uso general en todo el ámbito comunal. Los niños, los hombres y las mujeres de Huayopampa tenían conciencia de los bondades de los abonos, de las vacunas y medicinas, de los insecticidas, del cuidado de las plantas y animales, de la crianza y administración. Incluso, y con suma facilidad, estaban en condiciones de hacer disertaciones sobre cualquiera de estos asuntos, porque la educación en esa comunidad había dejado de ser formal y cerrada, habiéndose convertido en una acción de masas, en una movilización total, la misma que, como por arte de magia, erradicó el analfabetismo.

A partir de la acción vivificante de su Escuela de Estudio y Trabajo, la comunidad se transformó, porque elevó su nivel económico, social y cultural. Venció al atraso y se convirtió en una comunidad próspera al mejorar su agricultura y su ganadería, al haber construido su carretera, la posta médica, los medios de transporte comunal, el agua potable y el alumbrado eléctrico, etc.

Su clara inteligencia y su capacidad educadora mostraron en él, por otra parte, caracteres de prodigiosa versatilidad, que le permitieron desempeñarse con excelencia como Maestro Integral: ante el alumnado, los profesores, la escuela y la comunidad, en el gremio y en la política, en la cultura. En él, era natural y congruente el decir y hacer. Y no pretendemos idealizarlo, ni menos decir que Germán lo hiciera todo; ni que sin él nada hubiera sido posible. Pero también nadie puede negar que en él y su obra estuvo el germen y el plan maestro que logró la transformación de la escuela y la comunidad, y que, por tanto, debe ser imprescindible referencia nuestra, haciéndola nuestra en nuestro tiempo, con audacia y creatividad, con gratitud al Maestro y hermano mayor.

En el Centenario de su nacimiento, es imperativo remarcar que Germán Caro Ríos, en todas partes donde cumplió su misión, ha dejado imborrables huellas de organizador y constructor, de luchador de base y conductor de masas, rasgos totalmente ajenos y contrarios a los del anarquismo, del violentismo y del divisionismo.

En Germán Caro Ríos se hacen realidad las dos apasionadas, fervientes búsquedas y realizaciones que deben orientar siempre la vida de un Maestro: integrar la pedagogía más progresista y la política más renovadora. Y para comprender mejor su pensamiento hay que vivir junto al pueblo. En la obra citada, discurren sus ideas pedagógicas y sociales; donde no se observa contraposición alguna entre el trabajo manual e intelectual; pero también se comprueba el énfasis que pone en la necesidad insustituible de buenos maestros, buenos libros, buenos métodos, buena dirección y amplia participación democrática de maestros, alumnos, padres de familia y comunidad toda. Es la escuela-taller la que utiliza los recursos de la comunidad, y en esa escuela-laboratorio se implementan -de acuerdo a la realidad concreta de Huayopampa-, los principios de la Pedagogía científica; que considera que el niño es el centro de todo y que es capaz de todo; que el secreto del éxito está en reconciliar el estudio y el trabajo, de ahí que era natural que en las ferias escolares los alumnos expusieran sus trabajos y productos para el deleite y beneficio de la comunidad.

Germán Caro Ríos falleció el 19 de octubre de 1971, a los 66 años de fructífera existencia. Nos dejó teniendo a su lado, como en toda su apasionada y heroica vida, a su digna compañera y esposa, la señora Eugenia Rossel Castro. Su deceso ocurrió cuando, en todo el Perú, los maestros y sus más esclarecidos y combativos dirigentes se aprestaban a terminar, de una vez por todas, con la desorganización y atomización que lo aherrojaban, que le restaban valía profesional y social. Este hecho histórico ocurrió el 6 de Julio de 1972, con la realización, en el Cusco, del Congreso Fundacional del SUTEP, obra trascendental de la que él también fue -¡y sigue siendo!- actor protagónico, y que inauguró una nueva etapa en el devenir del Magisterio Peruano, de sus apasionadas y heroicas luchas sindicales y políticas junto al pueblo por transformar la Educación y alcanzar un Perú nuevo en un Mundo Nuevo.

Es propicio recordar que, además de la edición de su obra fundamental, Derrama Magisterial hizo posible, en coedición con el Instituto de Pedagogía Popular, IPP, la obra Maestro Pueblo, de autoría colectiva, que nos ofrece un audaz, creativo, fidedigno e inspirador intercambio de opiniones entre los Maestros José Carlos Mariátegui, José María Arguedas, José Antonio Encinas y Germán Caro Ríos, sobre los temas más fundamentales de la Educación, del Maestro y del Perú, que precisamente cada uno de ellos trataron de modo tan profundo como exacto y, sobre todo, de innegable y admirable vigencia. Y también que, en la primera edición del Concurso Nacional de Educación HORACIO, en 1990, el Maestro Germán Caro Ríos fue distinguido con el Premio HORACIO In Memóriam, junto a los maestros José Antonio Encinas y José Iberico Zárate. En esta memorable efemérides, y haciendo viva realidad el mejor Homenaje a él y su obra, Patrimonio del Magisterio y del Pueblo del Perú, sigamos pues, colegas Maestras y Maestros, por el anchuroso camino y el Magisterio transformador-revolucionario de nuestro gran Maestro Germán Caro Ríos.”
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(*) Este artículo se difundió el 28 de mayo de 2005, en la conmemoración del Centenario del nacimiento del maestro Germán Caro Ríos. Autor: Jaime Guadalupe Bobadilla, reconocido dirigente estudiantil de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, activista social, escritor, difusor de la obra literaria del gran escritor Manuel Scorza –
Lima, 28 de mayo de 2020
Asociación Escuela del Trabajo “Germán Caro Ríos
Manuel Montañez V.
Educador



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