viernes, 16 de julio de 2021

Convertir el sufragio, de medio de engaño en instrumento de emancipación 1.- PERÚ. CASTILLO: LA HORA DE LAS DECISIONES DIFÍCILES

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Convertir el sufragio, de medio de engaño en instrumento de emancipación

 

1.- PERÚ. CASTILLO:

 

LA HORA DE LAS DECISIONES DIFÍCILES

 

A dos semanas del 28 de julio el país entero espera que el candidato ganador se defina. Pedro Castillo debe decidir ya hacia dónde va en su primer año de gobierno y qué equipo lo acompaña para poder hacer realidad sus propuestas y promesas electorales. Se acabo por tanto el tiempo de tanteos y consultas que han retrasado decisiones que han debido tomarse hace buen rato. Lo que se puede deducir de sus declaraciones y acciones es hasta ahora poco.

Creemos que estamos frente a tres escenarios, dos preocupantes, y uno esperanzador; ninguno fácil.

El primer escenario preocupante es que Castillo opte por definir vagamente algunos objetivos y escoja a gente de su entorno o recomendada para que los lleve a cabo, sin llegar a tener un comando unificado y diestro, ni un o una premier capaz de articularlos. En este escenario lo que se espera es un inicio desordenado, lleno de dificultades, que será aprovechado por la derecha política fujivargasllosista, en pie de guerra desde que se conocieron los resultados de la primera vuelta.

El segundo escenario preocupante es que Castillo se deje cooptar por la derecha económica y termine poniendo en el gabinete a personajes que antes han defendido el modelo neoliberal de libre mercado y, por tanto, haciendo un lado las reformas constitucionales. Ello se basa en la probablemente falsa esperanza de evitar un sabotaje económico y creyendo que la estabilidad prometida le permitirá gobernar con más tranquilidad. Esa postura conciliadora no hará cambiar de posición a la oposición recalcitrante y alarmista que enfrenta. Asimismo, corre el riesgo de tensionar, sino romper, sus alianzas con la izquierda y decepcionar a sus seguidores. En otras palabras, quedarse aislado y sin poder volver atrás.

El tercer escenario, el más esperanzador, es que decida definir un plan de gobierno acorde con sus principios y propuestas de campaña al pueblo y sus alianzas (Perú Libre, Juntos por el Perú) estableciendo una secuencia clara donde se defina realistamente qué se hace en el primer año y como agendar el cambio constitucional. En este caso, debe escoger un gabinete con figuras de izquierda y progresistas, con ayuda de un premier que responda a su proyecto y tenga sintonía con su liderazgo. La ventaja de esta opción es que responderá de modo claro a las esperanzas de sus electores. Sin embargo, Castillo tendrá que enfrentar un posible sabotaje económico de la gran empresa privada que gobierna nuestra economía y, ciertamente, una más intensa y agresiva oposición conspirativa por parte de la derecha política. Si se presenta ese escenario, debe apoyarse en el pueblo que lo eligió y de otros varios millones de peruanos que piden cambios para lograr un país con salud educación bienestar y justicia social.

La política es siempre un campo donde las decisiones, más que los discursos, marcan a los gobernantes. Ningún escenario es fácil; ya no se puede esperar más. El curso que tome Castillo en estos tres posibles escenarios determinará la suerte de su gobierno. Es hora de grandes decisiones.

FUENTE: Otra Mirada / Resumen Latinoamericano, 14 de julio de 2021

 

2. PERÚ. UNA CAUSA PERDIDA

 

Definitivamente la causa enarbolada por Keiko Fujimori y sus allegados es ya una causa perdida. Objetivamente ha perdido en todos los terrenos y ha visto -demudada- cómo ha fracasado cada una de las estrategias diseñadas por ínclitos abogados en lujosas oficinas de San Borja y Miraflores.

La primera de estas estrategias fue electoral. Buscó anular votos del candidato ganador presentando recursos, formulando apelaciones, presionando a los Colegios Electorales, amagando a los miembros del JNE, acosando a su Presidente, solicitando una auditoria internacional, avasallando la independencia del ente electoral, denigrando su imagen. Fracaso total.

Cinco semanas después del 6 de junio es claro que ninguno de los procedimientos usados fue efectivo. Todas sus demandas quedaron en el tintero.

Una segunda estrategia abarcó el área política. Ella se orientó a demoler a Pedro Castillo considerándolo algo así como un comunista y un terrorista y además insignificante.

Lo desdeñó por todo: campesino, agricultor, maestro de escuela, rondero, provinciano. Hizo mofa de sus dificultades y problemas. Y se burló hasta de su manera de vestir. Pero finalmente fue derrotada por él.

En este terreno buscó obsesivamente -y aún busca- meter una cuña entre él y Vladimir Cerrón. Enfrentar a Perú Libre y Nuevo Perú, descalificar al dirigente del Partido primero y a Guillermo Bermejo después.

Acosar a la fracción parlamentaria dividiéndola artificialmente entre “castillistas” y “pro-Cerrón”, pero además puso en su mira al Gobierno actual, a Francisco Sagasti, el mandatario en funciones y a su gabinete.

En el extremo pidió la intervención del Jefe del Estado a quien antes había negado derecho a opinión, y ante su negativa los suyos presentaron una “iniciativa parlamentaria” para declararlo “el peor presidente del Perú en los 200 años de vida republicana” a despecho por cierto del elevado porcentaje de aceptación ciudadana que hoy lo rodea.

También hubo una definida estrategia militar. Fue su tercera herramienta.  Los fujimoristas la iniciaron con pronunciamientos suscritos por exmilitares y expolicías en rechazo a la elección de Castillo.

La siguieron con llamamientos más definidos para recusar su proclamación después del 6 de junio. A la cabeza de esos dislates Morales Bermúdez, condenado a cadena perpetua por su participación en la “Operación Cóndor”

Al unísono  marcharon hacia el Ministerio de Defensa y la Comandancia General del Ejército e hicieron plantones en el Óvalo Quiñonez. Emplazaron al Comando Conjunto de la Fuerza Armada pretendiendo convocarlos para “defender la democracia” y “cerrar el paso al comunismo”.

Alentaron abiertamente un golpe de Estado consumando delitos de intento de rebelión y sedición que podrían llevarlos al banquillo.

En cuarto lugar usaron una estrategia diplomática. Ella los llevó a la OEA, donde no los atendieron pese a que se rompieron los nudillos tocando las puertas de su sede en Washington DC.  Aprovecharon la ocasión, sin embargo, para anudar lazos por segmentos muy reaccionarios del Partido Republicano.

Buscaron alianzas en América Latina con Duque, Lasso de Ecuador y Bolsonaro, sin encontrar el respaldo que tuvieran antes de junio. Luego pensaron en la Unión Europea y finalmente en VOX, ese conglomerado fascista español que se quitó del conservador “Partido Popular” considerándolo “izquierdista”.

Fracasaron de comienzo a fin. El Departamento de Estado los rechazó abiertamente, la OEA se negó a atender sus demandas, los gobiernos europeos reconocieron la validez de las elecciones peruanas, la UE no quiso escucharlos. Y el “apoyo” de VOX solo sirvió para ponerlos en evidencia y aislarlos más.

Así, en quinto lugar usaron una estrategia parlamentaria. Buscaron jaquear a la Mesa Directiva, censurar a la Presidenta del Congreso para concretar mejor sus planes, tomar por asalto el Tribunal Constitucional, aprobar iniciativas parlamentarias a su antojo.

Y aún hoy sueñan con la posibilidad de construir contra Pedro Castillo una “mayoría parlamentaria” que le haga la vida imposible. No les importa el país. Sólo les interesa regir ellos el destino del Perú, tenerlo entre sus manos.

Y su sexta estrategia fue judicial. Presentaron recursos de habeas data, se anudaron con Villa Stein para formular un “recurso de amparo”. Pusieron la mira a la doctora Elvia Barrio, encomiable presidenta de la Corte Suprema de Justicia.

Luego buscaron judicializar la cosa, abrir procesos contra los dirigentes de Perú Libre y su Partido, incoar sobre todo a Cerrón, a quien tienen en la mira con un odio descomunal y una desconfianza por cierto natural.

Pero pusieron en la mira a todos, a los que siguen lupa en mano. Gracias a ella detectaron una supuesta “declaración” del electo congresista Tito Peralta, quien habría dicho que en Lima “no puede existir una estatua de Pizarro el conquistador”. Lo acusaron de atentar contra el patrimonio cultural de la nación y pretender destruir un símbolo histórico de la capital.

Es claro, entonces, que fueron derrotados en todos los escenarios de la confrontación de hoy.  Por eso, mientras Pedro Castillo hace reuniones de trabajo para organizar gobierno Keiko prende velitas y reza rosarios. Todos esperan a Castillo en el Gobierno.

Unos con esperanza y otros con miedo pero a nadie se le ocurre que Keiko pueda ser ungida.

Ella es una causa perdida.

Gustavo Espinoza M. / Resumen Latinoamericano, 14 de julio de 2021

 

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fecha: 15 jul 2021 6:07

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