jueves, 29 de julio de 2021

RAZÓN Y TRABAJO (MARIÁTEGUI Y LA EDUCACIÓN)

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RAZÓN Y TRABAJO (MARIÁTEGUI Y LA EDUCACIÓN)

 

Autor SERAPIO MUCHA YAROS

 

Introducción

Los intelectuales que interpretan las creaciones científicas de Mariátegui, de entrada y de manera solapada, tratan de anular argumentando que no tuvo una formación profesional. Desconociendo una de las modalidades de la formación que viene desde el pasado lejano, la autoenseñanza y la autoformación, pretenden demeritar la concepción de la vida y la doctrina de la emancipación total que confiesa y aplica José Carlos Mariátegui.

Esa es la manera en que las clases sociales opresoras, ostentado el formalismo y el reconocimiento atestado, presentan a los intelectuales revolucionarios, comunistas y futuristas como iletrados, no preparados e ignorantes. Quienes andan mostrando los diplomas, los grados y los honores lacrados y apostillados son admitidos, considerados y recibidos en las instituciones clasistas como los verdaderos comunicadores de las sapiencias disciplinarias.

Si alguien aprende interpretar y transformar la realidad natural e histórica objetiva subjetiva sin poseer un título profesional, por la mala voluntad de los conductores de las instituciones educativas, no puede entrar a ejercer el magisterio. Esa es exactamente la experiencia que enfrentó y vivió Mariátegui. En el modo de producir clasista, la docencia y la investigación científica, se encuentran vetadas para los intelectuales autodidactas.

Los conductores de la sociedad burguesa y la civilización capitalista, primero desechan la autoformación, pero por las exigencias del planetarismo imperialista, imponen cuatro tipos de formación propia: los cursos a distancia, la enseñanza vía sistemas de comunicación, los procesos tutoriales y las acreditaciones a través de la investigación guiada.

La modalidad educativa no presencial va adquiriendo operatividad en la actual situación del capitalismo imperialista planetarizado. Los Estados Nacionales, por la inmensa cantidad de estudiantes universitarios que no llegan a concluir sus estudios profesionales, regulan tres acciones como respuesta: conceder los títulos y los grados a través de la experiencia, dar alguna actualización en los estudios para titularse y ofrecer presentar un examen global.

De esta manera, la vivencia y la experiencia cotidiana que son las formas centrales de aprender y enseñar, el sistema educativo clasista trata de operar llamando la escuela de la vida. Reconoce a la vez que la educación, al trascender la instrucción y la acumulación de los conocimientos, es un proceso que dura a lo largo y ancho de la existencia. Pero sigue prevaleciendo la formación, la educación y el adiestramiento intramuros o en los espacios cerrados por una parte, y por la otra, la recepción de los

conocimientos acumulados, sistematizados, dosificados y autorizados. Con la imposición de las competencias que son las guerras económicas, los mapas conceptuales, las mallas curriculares, los procesos digitales y los esquemas paradigmáticos se pretende colocar a la formación al nivel de las exigencias del proceso y el sistema de producción.

En todos los niveles y las modalidades educativas, bajo la vigilancia de las organizaciones planetarias pautantes, operando el gobierno corporativo, la buena gobernanza y la rendición de cuentas, se intenta correlacionar la práctica y la teoría. Permitiendo la confluencia de los seis estamentos del acontecer educacional: el Estado Nacional, las autoridades educativas, el magisterio, la población estudiantil, los trabajadores auxiliares y los padres de familia, se busca la llamada educación en, con y por los valores. Así, la institucionalidad del proceso educativo, aparece compleja, entretejida y altamente interconectada. La instrucción, la formación y el adiestramiento suceden en y con la tecnocracia: se privilegian a las tecnologías de la información, la digitalización, el control a distancia y el acopio de las informaciones capturadas por un grupo selecto de personajes. La población estudiantil de los tres niveles: básica, media y superior, encantadas y atrapadas por la automatización, llega a penetrar y aprehender los secretos del Universo y la Naturaleza mediados por las replicaciones multidimensionales, pero sin entrar en contacto directo.

El conocimiento científico queda encapsulado en la vasta complejidad de la informática, la cibernética, la robótica y la mecatrónica. Los dos ejes del acontecer educativo, el magisterio y la población estudiantil, se dedican a la recopilación, el amontonamiento y a la reproducción de los datos, las informaciones, las investigaciones y las valoraciones de los conocimientos acumulados y novados por las cuatro instituciones: las instancias múltiples del Estado Nacional, las organizaciones religiosas, las agrupaciones políticas y los organismos mundiales.

Tres fenómenos acompañan al sistema educativo en la actualidad: el formalismo, el artificialismo y el axiologismo. Éste último adopta el moralismo confesional. Las diversas y las periódicas reestructuraciones de las instituciones educativas, en sus tres niveles y en todas sus modalidades, al girar en torno al pensum y los syllabus, dejan intactas a su estructura clasista. La novación sucede exclusivamente en la introducción de las tecnologías automatizadas y de control a distancia como recursos e instrumentos pedagógicos. Pero los contenidos de la instrucción permanecen y operan con algunas enmiendas, añadiduras y complementaciones a las clásicas formas de transmitir, capacitar y de

educar.

La educación, desde que se adoptó en las primeras civilizaciones como un proceso de condensación de la superestructura para controlar y dirigir la base económica, sigue cumpliendo el mismo rol. Los dos modos de producir que se conocen, el aclasismo y el clasismo, consideran imprescindible e insustituible. La educación es el mecanismo de apropiación y de diseminación de los conocimientos generados por y con la ramificación y la especialización de la ciencia.

Todas las doctrinas que se conocen: religiosas, políticas, jurídicas, morales, filosóficas, económicas y esotéricas, absolutamente entretejidas en las concepciones del mundo, encuentran en la educación su permanencia, novación, ampliación, aceptación y divulgación. Las dos formas de las instituciones educativas, públicas y privadas, a pesar de la existencia de una política educativa nacional y planetaria, se cimientan en la confluencia de estas doctrinas.

El magisterio, el cuerpo docente, es el principal protagonista de la asimilación y la expansión de las doctrinas. A través de las transmisiones, las retransmisiones y las comunicaciones filtran, introducen y almacenan en la mente, la conciencia y en la forma de pensar y saber de la población estudiantil. Los libros de texto de la educación básica y media, la bibliografía selecta en las asignaturas de nivel universitario y el acopio de citas en las investigaciones científicas muestran que las doctrinas siguen extendiéndose de manera generalizada.

Los canales del desparramamiento de las doctrinas clasistas son los mapas conceptuales, los paradigmas epistemológicos, las categorías dialécticas, los principios éticos, los esquemas y las gráficas, los cuadros sinópticos, los resúmenes, los enlaces informáticos, los diseños multidimensionales, las modelaciones abstractas y las modulaciones iteradas. El proceso de la enseñanza y el aprendizaje acontecen con el uso de estos canales. La formación, la educación y la instrucción pasan por los filtros autorizados por la política educativa. Pero en su ejecución están presentes primeramente las doctrinas múltiples, luego la axiología barnizada con el laicismo, después se suministra la ciencia por goteos y finalmente se pretende encauzar en la práctica. La educación en el modo de producir clasista es axiomática.

México, julio de 2021 (127 págs)

 

COLECTIVO PERÚ INTEGRAL

 

28 de julio 2021

 

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