miércoles, 4 de mayo de 2022

Qué busca Pedro Castillo con su propuesta para reformar la Constitución y qué consecuencias podría tener en Perú

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Qué busca Pedro Castillo

con su propuesta para reformar la Constitución

y qué consecuencias podría tener en Perú

*Ociel Alí López

El presidente peruano ha tenido que disolver tres gabinetes en menos de diez meses y ha tenido que enfrentarse a una poderosa oposición dirigida por la oligarquía limeña, con sus medios y poderes fácticos en constante agresividad.

Para comprender lo que sucede en la esfera política peruana los últimos días deberíamos hacer caso a frases sueltas de dos ministros del presidente Pedro Castillo.

Una es autoría del actual premier, Aníbal Torres, cuando le preguntaron que si el gobierno está en sus últimos días y él respondió: "En el Perú, todo es posible".

La segunda frase es de Avelino Guillén, su tercer ministro del interior, que renunció y dijo: "El presidente Castillo es un enigma (…) es un misterio".

Y es que, en una jugada sorpresiva, Castillo, en medio de un asedio inédito de los grupos de poder peruanos, decidió girar hacia la izquierda y en consonancia con los sectores más radicales de su gobierno –como lo es su partido Perú Libre– ha lanzado la propuesta de un cambio constitucional.

El presidente firmó un proyecto de ley que presentó el lunes al Congreso para que se someta a referéndum la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, con el objeto de redactar una nueva Constitución para Perú.

Dicha propuesta, que había sido su principal oferta electoral y que había venido posponiendo, termina lanzándola en un momento en que su gobierno parece muy débil y aún no se prevén las consecuencias de su llamado.

Castillo ha tenido que disolver tres gabinetes en menos de diez meses, que es lo que lleva su gestión, y ha tenido que enfrentarse a una poderosa oposición dirigida por la oligarquía limeña, con sus medios y poderes fácticos en constante agresividad, sin permitirle luna de miel alguna al comienzo de su mandato y tratando de facturarle una moción legislativa en dos oportunidades.

Por un lado, Castillo da un paso que podría ser crucial y era demandado por los sectores que le apoyan. Pero, por otro, escandaliza a los moderados que habían representado su mayor soporte en el Congreso bloqueando las propuestas de 'impeachment'.

Justo cuando se cierra toda salida al conflicto político, el líder saca a relucir esta idea que parecía guardar bajo la manga. Por supuesto, la iniciativa polariza a Perú.

Por un lado, da un paso que podría ser crucial y era demandado por sectores radicales que le apoyan. Pero, por otro, escandaliza a los moderados que habían representado su mayor soporte en el Congreso bloqueando las propuestas de 'impeachment' que se le han realizado desde los partidos de derecha, pero que los moderados hasta ahora han rechazado de manera sistemática.

Reacciones de la oposición

La sola mención o intención, aunque conducida por caminos institucionales como el Congreso, de querer cambiar la Constitución de 1993, que data de los tiempos de Alberto Fujimori, provoca un duro escozor en la política peruana. Es una especie de "línea roja" que seguramente traerá confrontación y genera las posibilidades de una escalada del conflicto e incluso de un "derrocamiento legislativo" del presidente, aunque también puede disparar las manifestaciones de calle a su favor.

Lo más difícil, para Castillo, está en la forma que los sectores moderados metabolicen su propuesta, ya que estos pueden variar su postura de sostenimiento del gobierno –que hasta ahora han hecho efectiva– bloqueando un juicio político u ofreciendo votos de confianza a ya cuatro primeros ministros nombrados.

La "salida Venezuela" (que más bien podría ser "chilena" por cercanía temporal y geográfica), como se califica la propuesta constituyente en palabras de la oposición peruana y especialmente de la presidenta del Congreso, María del Carmen Alva de Acción Popular, se ha terminado de disparar en el imaginario del status quo peruano, especialmente limeño.

La legisladora extrema su discurso contra el presidente, después de haber tratado de mediar entre la derecha radical y las variopintas versiones del 'castillismo' que desfilaron por el Congreso pidiendo votos de confianza. Esta vez, Alva va radicalizando su discurso: "Este señor [Pedro Castillo] no está preparado para gobernar (…) sabemos bien lo que quiere, desde el primer día se sabía que el objetivo era cerrar el Congreso".

Muchos voceros de diversos partidos y sectores conservadores han catalogado la propuesta de "inconstitucional" e "improcedente" y han decido enfrentarla abiertamente, lo que puede producir una trepada del conflicto político.

Ya el 22 de abril, el general Oscar Arriola, de la dirección contra el terrorismo (Dircote), dijo que había solicitado la detención de Vladimir Cerrón, secretario general del partido Perú Libre que llevó a Castillo al poder.

Esta propuesta amalgama más a los partidos de oposición y es probable que ahora puedan conseguir los votos necesarios para una moción de censura contra el presidente.

Cerrón ha venido dándole impulso a la idea de la constituyente en algunas manifestaciones recientes. Es el líder del sector radical que apoya a Castillo; un sector que ha perdido fuerza a raíz de la salida de Guido Bellido, el primer ministro que renunció en octubre a las pocas semanas de haberse juramentado.

Es decir, la propuesta legislativa puede producir, como respuesta conservadora, la persecución política y el "terruqueo", como se llama en Perú al intento de criminalizar cualquier crítica política desde la izquierda.

Para tratar de obstaculizar esta iniciativa, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) aclaró que la convocatoria a un referéndum para aprobar un cambio constitucional requiere de la mayoría absoluta del Congreso.

Por su parte, el Congreso peruano anunció este martes que enviará a su Comisión de Constitución el proyecto de reforma constitucional, pero este no parece contar con los votos requeridos para ser aprobado en esta instancia.

Parece obvio que si no toma otro rumbo, el Congreso va a parar cualquier iniciativa en este sentido. Además, esta propuesta amalgama más a los partidos de oposición y es probable que ahora puedan conseguir los votos necesarios para una moción de censura contra el presidente.

El impacto en sectores de izquierda

Pero para los sectores radicales de izquierda permite subir la llama de la presión, especialmente la del conflicto social, ante un gobierno que se ve extraviado y que no logra proyectar su principal oferta electoral: el cambio constitucional.

Queda en suspenso si la constituyente es una propuesta para mantener caliente las expectativas sobre la oferta electoral que llevó a Castillo a la silla presidencial o si es un nuevo paso errático del presidente.

Para el gobierno, acostumbrado a "rectificar", puede ser un saludo a los sectores radicales a sabiendas que no tiene fuerza real para ser aprobada por el Congreso.

De esta manera, la iniciativa presidencial cataliza el conflicto y lo lleva a un escenario más complejo, debido a que el presidente pasa la franja roja que habían dibujado varios sectores políticos opositores: el llamado a Asamblea Constituyente.

Pedro Castillo presenta ante el Congreso su proyecto para reformar la Constitución

Por todo esto, queda en suspenso si la constituyente es una propuesta para mantener caliente las expectativas sobre la oferta electoral que llevó a Castillo a la silla presidencial o si es un nuevo paso errático del presidente, que ha tenido que desdecir y deshacer varias de sus propuestas.

Lo cierto es que, una vez atravesada la línea que la derecha considera roja, entonces el conflicto político toma un nuevo tenor y es posible que la articulación de la derecha con sectores moderados para sacar a Castillo comience a ser una posibilidad real, aunque también se abre la vía para que sectores sociales progresistas retomen la bandera constituyente y apoyen la propuesta de Castillo.

Aunque en Perú "todo es posible" y Castillo sea "un misterio", lo que es seguro es que la iniciativa que ya está en el Congreso va a avivar el "entusiasmo" político y acelerar, los próximos días, nuevos acontecimientos en el marco de una mayor crispación.

*Ociel Alí López es sociólogo, analista político y profesor de la Universidad Central de Venezuela. Ha sido ganador del premio municipal de Literatura 2015 con su libro Dale más gasolina y del premio Clacso/Asdi para jóvenes investigadores en 2004. Colaborador en diversos medios de Europa, Estados Unidos y América Latina.

Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de

exclusiva responsabilidad de su autor y no representan necesariamente el punto de vista de RT.

RT Noticias

Publicado: 28 abr 2022 17:57 GMT


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Crítica del “pensamiento Crítico”

De lo que se trata es de transformar al mundo.

No es suficiente que el pensamiento sea crítico, es crucial que se haga revolucionario. También la ideología de la clase dominante ha sido muy “crítica”, en el peor sentido, y destructora basándose en mentir, confundir o calumniar a mansalva todo ascenso de conciencia y organización emancipadora de los oprimidos. Incluso la más fundamentada de las críticas puede ser estéril si no contiene motores transformadores.

No es suficiente detectar o describir problemas, yerros o descuidos, voluntarios o involuntarios, incluso si la observación crítica es erudita, creativa o sorprendente. Es verdad que su “insuficiencia” no inutiliza a la crítica (ni a la autocrítica) pero es verdad, también, que se prefiere a la crítica con sentido de clase y compromiso de lucha. Pero su forma más poderosa es la de la praxis. La que desde su génesis contiene proyecciones de acción directa y contiene, a su vez, crítica permanente para las transformaciones permanentes. La crítica por la crítica misma a veces se vuelve torneo de diletancias.

Si la crítica asciende a la fase revolucionaria (la fase que cambia todo lo que debe dar cambiado para aniquilar lo que atosiga a los pueblos y potenciar dialécticamente lo que lo emancipa) convierte en producto histórico al instrumento metodológico. Y entonces se cumple con un cometido indispensable que no debe tener obstáculos. En última instancia, o en primera, ese es el sentido de la ciencia si ha de trascenderse en la dinámica inmensa del desarrollo de la Humanidad emancipada del capitalismo. La humanidad para sí y no para el capital.

Todo eso obliga a que el método de la crítica, y de la Revolución, estén en sincronía con un marco filosófico más amplio y más específico en el que la vida misma es inadmisible en las condiciones impuestas por el capitalismo con su depredación generalizada del planeta y de las personas. De los baluartes civilizatorios y del futuro mismo. La idea de vida debe ser rescatada y re-configurada sobre premisas de convivencia donde no impere el odio, el miedo o las humillaciones sin fin. La vida misma debe ser re-conceptuada sobre la base de la dignidad y de la felicidad que no se alcanzan sólo criticando las condiciones de infelicidad actuales. Se necesita más que buenas ideas críticas.

Y desde luego la crítica revolucionaria ha de servir para combatir la desmoralización inducida, incluso por la crítica, que cuando no tiene motores revolucionarios, tiene a ser funcional al plan des-moralizador y des-organizador financiado por las oligarquías. Son absolutamente indispensables los desarrollos teórico-metodológicos que han permitido “problematizar” los campos de batalla simbólicos y el estado actual de la guerra mediática híbrida e irrestricta. Pero no con los oprimirnos más críticos lograremos ver que la crítica resuelva lo que debe resolver un programa organizado para la unidad transformadora incluso de la clase oprimida. No podemos engañarnos ni contentarnos con la magnificencia de las obras puramente críticas. Por sí solas son escasas y peligrosas. También.

Hemos de profundizar la crítica con la praxis. (Sánchez Vázquez) especialmente con la autocrítica que no sea puramente confesional. Cierto ejercicio argumental, que se regodea con la trascendencia de la crítica, suele omitir la explicación (autocrítica) de sus marcos teóricos de referencia. Pone el carruaje delante de los caballos y luego se queja de que “no se avanza” por culpa siempre de terceros. Pero eso que parecería un error de razonamiento posicional termina siendo una emboscada ideológica que conviene mucho a ciertas sectas disfrazadas de científicas y a todo el sistema de burocracia burguesa que se embriaga produciendo crítica estéril. En general los pueblos quedan muy lejos de las “problemátizaciones” sesudas y de las soluciones de gabinete. Otra cosa es la crítica democratizada participativamente en los campos de batalla de las bases. Ahí deberían habitar todas las investigaciones epistemológicas decididas a cambiar el mundo, convertido en desastre, que nos impone el capitalismo que es una dictadura.

Un programa de acción transformadora tiene siempre perspectivas entre “lo deseable, lo posible y lo realizable”. Eso implica tiempo y alcances de las soluciones imbricadas socialmente con quienes directa o indirectamente sostienen la lucha. Los grandes remedios que, de serlo, siempre se agradecen, porque mejoran todo enormidades si cuentan con la intervención directa de los beneficiarios no sólo de los “creativos”, sino de la acción directa. Eso es ya un paso de rigor metodológico y un clamor político que debería cruzar -y renovar- todos los cortes geológicos de la semántica científica. Romper los diques burocráticos de las cofradías teóricas.

No será crítica viva si no avanza hacia la segunda negación. No será acción transformadora si no alienta la organización para la acción directa. No será crítica si nada cambia. Mientras el producto del trabajo no pertenezca a los obreros sino al dueño de los medios de producción, y ese uno de los núcleos duros de la lucha de clases, hay que desarrollar la crítica que transforme, que organice y movilice a las bases ante el dilema histórico que secuestra el producto del trabajo. La crítica que nos urge es aquella que necesariamente pone en claro cómo intervenir organizadamente contra el secuestro del trabajo, su opresión y alienación... para que los trabajadores del mundo, unidos, confronten semejante canallada como fuerza esclarecida capaz de derrotar la teoría y la práctica de toda ofensiva ajena y hostil, desplegada por los intereses de los dueños de los medios de producción, de los modos de producción y de las relaciones de producción.

Que la crítica no se contente con lamentar las condiciones inhumanas de la clase trabajadora ni los ataques de las fuerzas opresoras en los campos militares, financieros o mediáticos... que la crítica no se contente con ser una manifestación lúcida de las contradicciones fundamentales en que se ha sumergido la vida de la mayoría de los seres humanos. Ningún mar en calma hizo experto a un marinero. No es suficiente que la crítica, por más bienintencionada que sea, tenga éxito en manifestarse, es imprescindible que la crítica se haga carne en la lucha transformadora y la realidad misma clame por la crítica, sin atenuantes ni medias tintas. Que la crítica transformadora no sea especialidad de unos cuantos sino que la expresión exacta a las ideas de muchos que ascienden a la práctica. Incluyendo la práctica de su crítica y autocrítica. No nos vendría mal.

*Fernando Buen Abad

30 abril 2022

*Fernando Buen Abad Domínguez es mexicano de nacimiento, (Ciudad de México, 1956) especialista en Filosofía de la Imagen, Filosofía de la Comunicación, Crítica de la Cultura, Estética y Semiótica

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fecha: 1 may 2022, 11:01

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