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(Endeudamiento y especulación financiera)
Tres metas del Nuevo Orden Mundial
en el colapso económico argentino
Por: Claudio Fabian Guevara
Publicado 7 septiembre 2018
La vertiginosa devaluación
de la moneda y elevación de las tasas de interés alimentó una inflación
que amenaza desbocarse para convertirse en otro episodio de
hiperinflación.
La debacle no es
consecuencia de una política errada, sino de un diseño para poner al
país de rodillas. Los objetivos del colapso sobrepasan los imaginarios
de la izquierda tradicional.
Una de las debilidades
estructurales de la resistencia autóctona frente a los procesos de
expansión imperialista es una concepción ingenua sobre los planes del
enemigo.
Las agencias
transnacionales del imperialismo no sólo han incrementado
exponencialmente su poder en los tableros internos de cada país, sino
que también son mucho más ambiciosas en sus metas, donde además se operó
un cambio cualitativo: superada toda resistencia organizada a la
explotación extranjera de los recursos naturales, a la creación artificial de deuda usuraria,
y al acceso al mercado interno de cada país, la agenda del Nuevo Orden
Mundial para las sociedades periféricas sobrepasa los imaginarios de la
izquierda tradicional.
Programa para poner a un país de rodillas
El pasaje del capitalismo
industrial al capitalismo financiero ha modificado a tal punto las
estrategias de expansión del proceso imperialista que incluso grandes
grupos capitalistas locales que antaño podían considerarse socios
comisionistas en la explotación de las sociedades coloniales, ven sus
intereses ignorados y sus activos depreciándose.1
Argentina es una vez más un
laboratorio de experimentos de vanguardia en materia de políticas de
reconfiguración violenta de la sociedad. En “La doctrina del shock”
Noemi Klein repasa cómo ciertas reformas políticas y económicas se
introducen a través de desastres o contingencias diseñadas que suman a
las sociedades en la confusión, provocando profundos impactos en la
psicología colectiva y paralizando la reacción.
La administración colonial
de Mauricio Macri ha puesto en marcha en forma acelerada un programa
económico que aparece como un diseño premeditado para poner al país de
rodillas. Cualquier economía próspera, incluso de los países
desarrollados, se hubiera sumido en la parálisis productiva y la
estanflación que caracteriza hoy a la Argentina:
La apertura importadora irrestricta provocó un gran desbalance en la balanza de pagos con el exterior, y el cierre progresivo de la industria nacional que quedó desprotegida.
El aumento salvaje de tarifas de servicios públicos
desestabilizó no solamente las economías hogareñas sino también la
viabilidad del comercio y los sectores productivos que no eran afectados
por la competencia extranjera.
La desgravación impositiva
de grandes grupos, quita de retenciones al agro y la minería y otras
exenciones impositivas a los sectores más concentrados desfinanciaron las arcas públicas y prepararon el terreno para un agravamiento del déficit fiscal, que a su vez fue pretexto para un feroz ajuste presupuestario.
El endeudamiento acelerado
que financió este esquema encaminó al país a volver al FMI, que impuso
nuevas medidas de achique de gastos, interrupción de obra pública y
recortes de programas sociales.
La vertiginosa devaluación de la moneda
y elevación de las tasas de interés alimentó una inflación que amenaza
desbocarse para convertirse en otro episodio de hiperinflación, y agravó
las pésimas condiciones de la economía en su conjunto. Las tarifas de
servicios públicos fueron dolarizadas, con lo cual, cada incremento del
dólar impacta directamente sobre el costo interno de la producción de
bienes y servicios.
El diseño de un colapso inducido
Es evidente que el paquete de políticas conforman un claro sabotaje al país, su aparato productivo y la calidad de vida de su población.
Estas NO son las recetas de ningún tipo de capitalismo productivo, que
por definición demanda bajos costos de producción (crédito, tarifas y
salarios baratos), protección racional frente a la competencia exterior,
estabilidad monetaria, políticas de subsidios sectoriales y planes de
desarrollo de las capacidades nacionales.
En las últimas horas, la
debacle económica ha provocado de parte del Gobierno el anuncio de la
eliminación de ministerios, miles de despidos en el Estado y más ajustes
colaterales. Cualquier estudiante de Economía sabe que la
profundización de esta política solo puede agravar la espiral recesiva,
acelerando el camino hacia el colapso.
Es decir que, a
diferencia de lo que pueden sostener las organizaciones de la izquierda
clasista, la administración colonial no sólo está atacando el nivel de
ingreso de la clase trabajadora: está minando incluso las bases de
sustentación de los propios capitalistas locales. Se trata del diseño de
un colapso inducido: el país marcha hacia la cesación de pagos, la
parálisis productiva y el desempleo masivo ¿Puede ser sólo torpeza del
grupo que gobierna?
Un segundo lote de
políticas sugiere que es necesario el desmantelamiento por anticipado de
cualquier intento de resistencia y oposición social activa. Pese a
tener inicialmente un alto consenso social y gozar de una formidable
protección mediática, el gobierno de Cambiemos ha impulsado
sistemáticamente líneas represivas muy pronunciadas:
-Silenciamiento de periodistas y medios críticos
-Encarcelamiento y hostigamiento judicial de líderes de la oposición
-Ingreso de tropas y establecimiento de bases extranjeras 2
-Demolición del aparato
productivo, dispersión de los focos de resistencia política e
intelectual, militarización del Estado en alianza con potencias
extranjeras: este conjunto de tendencias indican que se avecina un shock
muy agudo contra la configuración histórica del país, mucho más audaz
que una simple redistribución del ingreso.
¿Adónde va el colapso económico argentino?
La pregunta de rigor es: ¿Cuál es el programa del shock que se prepara con este escenario catastrófico?
Sólo tenemos algunas
pistas: señales de los mercados, gestos y silencios del Gobierno, y el
rompecabezas que emerge del ejercicio de la memoria histórica y el
análisis de las luchas anticoloniales del presente.
La agenda oculta del
colapso inducido de la Argentina contiene metas del Nuevo Orden Mundial
comunes a todos los territorios periféricos. Todos son ruinosos para los
intereses de la población, pero el escenario de crisis multidimensional
que se está construyendo apunta a presentarlos como “soluciones
salvadoras”. Todos, además, contienen un elemento central de la agenda
globalista para los pueblos subalternos: la disolución de la identidad y
el Estado nacional.
1. Extranjerización acelerada de empresas y otros activos
Esta parte del proceso ya
está en marcha, y es la que menos impacta ante la opinión pública por
cuanto se suele presentar como un “progreso”: Argentina enfrenta un
nuevo ataque extranjerizante de activos y mercados locales. Pero a
diferencia de las crisis anteriores, que derivaban de presiones y
apuestas desde el exterior, la actual es promovida por el propio
gobierno de Cambiemos. Se reclama la intervención extranjera como único
medio de conducir al país en esta coyuntura. 3 La debilidad externa en
la que Cambiemos ha colocado a la economía argentina es funcional a una
entrega masiva de activos por parte de empresarios locales. Desde el
comienzo de la crisis externa la caída combinada de los valores
bursátiles y la devaluación del peso deprecia a los activos argentinos
en un 70 %. La suba del dólar y la incertidumbre económica abre la puerta para que los activos del país sean rematados a precio de oferta.
Techint, Aluar, Ledesma y las empresas de la patria contratista se
sorprenden con sus ejecutivos encarcelados en una farsa judicial
mientras las protecciones arancelarias de las que gozaban en el pasado
se cancelan y las acciones de sus compañías se derriten en Wall Street.4
Los fondos buitre están comprando esos papeles a precios de remate. Y
el deterioro promete proseguir.
El proceso de extranjerización de la economía
-compras, fusiones y absorciones, que pueden ser presentadas como
“inversión extranjera directa”- se puede acelerar con una “inyección de
confianza”. ¿Cómo impulsar “reformas de fondo” que recuperen “el
optimismo de los inversores”?
2. Adopción del dólar como moneda oficial
El panorama actual se
parece mucho al de 1989, cuando la hiperinflación que signó el fin del
gobierno de Raúl Alfonsín fue la antesala de la Convertibilidad, un
sistema que “rescató” la economía argentina con una paridad 1 a 1 del
peso argentino con el dólar. Aunque fue presentado como una “genialidad”
del entonces ministro de Economía Domingo Cavallo -un integrante del
Council of Foreign Relations- la Convertibilidad fue un proyecto vendido
“llave en mano” por el Citibank y el Chase Manhattan al gobierno de
Menem, que contuvo la inflación e inició una década de extranjerización
de la economía con fuerte crecimiento del consumo interno.
El experimento terminó en la catástrofe del Corralito de 2001,
pero los planes de profundizar el modelo incluían la adopción del dólar
como moneda oficial. En Diciembre de 2001 un ensayo titulado “Cómo
dolarizar en Argentina”, firmado por Kurt Schuler y Steve H. Hanke,
afirmaba: “Las políticas que la Argentina ha seguido han llevado a su
economía a un punto muerto. La incertidumbre sobre el futuro del peso se
ha transformado en el obstáculo inmediato más grande para el
crecimiento económico”. 5 ¿Alguna similitud con el escenario actual?
En 2018, los diarios
financieros han vuelto a hablar de dolarización en Argentina. Y Steve
Hanke ha vuelto al escenario. Padre de la dolarización de Ecuador y
Montenegro, le recomienda a Macri la dolarización como remedio para
salir de la crisis. 6 ¿Volverá el proyecto que el establishment
financiero no pudo imponer después de la debacle de 2001?
La importancia del proyecto
excede el contexto argentino. La necesidad imperial de mantener la
hegemonía del dólar ha sido más importante que la explotación del
petróleo en la historia de la última década. Hoy, con un enorme bloque
emergente de países -encabezado por Rusia, China, India y otras
gigantescas economías- encaminado a buscar un sustituto al dólar como
moneda de referencia internacional, la dolarización de Argentina sería
una conquista de alto contenido simbólico: la primera experiencia en un
país de gran extensión e importancia geopolítica, y un capítulo que
podría iniciar un ambicioso proceso continental.
La dolarización de tarifas
de servicios públicos y de carteras financieras, y los contactos para un
acuerdo directo con el Tesoro de EE.UU. ante la actual crisis, parecen
pasos convergentes.
Sin embargo, las
condiciones para un reemplazo del peso argentino por el dólar requeriría
de parte de Argentina de un monto de reservas internacionales que el
país viene perdiendo aceleradamente en la actual crisis cambiaria. ¿Cómo
financiar esa operación?
3. Cesión de territorios en canje de deuda
El debilitamiento de los
estados nacionales para reforzar la supremacía del poder financiero
internacional es una premisa del Nuevo Orden Mundial que se verifica en
diferentes escenarios del mundo. En este contexto, la Patagonia aparece
como una prenda de cambio perfecta para “rescatar” a la Argentina de
otra “crisis”.
En los años turbulentos del
2001, cuando Argentina cayó en cesación de pagos, la prensa global
llegó a sugerir que la Patagonia, inmensamente rica en recursos, fuera
separada del resto del país para servir de mecanismo de pago de la deuda
en default. Años después el profesor de Harvard Richard N. Cooper,
escribió una propuesta en consonancia con el pensamiento de Anne Krueger
(entonces titular del FMI] para someter a las naciones endeudadas a
procesos de quiebra con el fin de que los activos sean liquidados y los
ingresos resultantes distribuidos entre sus acreedores, bajo la guía de
un tribunal global. 7
La Patagonia argentina ya es un territorio internacionalizado.
La compra masiva de tierras por parte de extranjeros en Argentina, que
lleva décadas, había sido reglamentada en 2011 por el Congreso,
disponiendo un límite del 15 por ciento de las tierras cultivables del
territorio nacional, y hasta 1000 hectáreas por persona.8 La
administración colonial de Macri, por decreto, eliminó estas
restricciones, y el proceso de adquisición masiva de tierras se
profundizó. Ya hay extensos territorios en el sur argentino que
funcionan como micro estados, con su propia red de carreteras,
aeropuertos, fuerzas de seguridad y fuentes de energía, como las
propiedades del magnate británico Joe Lewis. 9
La entrega de tierras
patagónicas a cambio de asientos contables que alivien la artificial
deuda argentina podría efectuarse sin necesidad de una partición formal
del Estado, o de una “declaración de independencia” de un grupo de
colonos. El “negocio” de la Argentina podría disfrazarse mediante la
cesión de tierras a ONGs o poderes privados que administren un
territorio bajo la modalidad que Boaventura de Souza Santos denomina
“nuevo gobierno indirecto”: el Estado se retira de la regulación social y
poderosos actores no-estatales obtienen control sobre las vidas y
bienestar de vastas poblaciones, la tierra, el agua potable, las
semillas y los bosques. 10
El ”negocio” para el Tesoro
nacional podría ser presentado bajo la forma de la cesión de
territorios diminutos. Sin embargo, siempre existirá el potencial de que
sean expandidos de facto mediante la ocupación progresiva o la guerra.
Hace falta señalar que, a la par de políticas de desguace y
debilitamiento del Ejército argentino,11 la administración colonial de
Macri ha autorizado el ingreso de tropas extranjeras y la instalación de
una base estadounidense en Neuquén, a las puertas de la Patagonia. En
alianza con el Ejército británico en Malvinas, la zona aparece bajo
estrecho control extranjero.12
Una sociedad dividida y
sumida en penurias, un ejército nacional sin capacidad operativa y un
proceso de infiltración de capitales y elementos militares extranjeros,
parecen la antesala perfecta de eventos en los que Argentina pierda
parte de su integridad territorial. Referencias oficiales no faltan: el
rabino Sergio Bergman, ministro de Medio Ambiente y Desarrollo
Sustentable, ha profetizado hace pocos meses que la Patagonia, como
“tierra prometida, debe ser partida y repartida”.
Conclusiones provisorias
El diseño del colapso
argentino no tiene una meta única, ni tampoco una conducción unificada.
El plan tampoco tiene los resultados asegurados. Su evolución está
vinculada con la evolución de otro conjunto de ofensivas en la región:
el lawfare contra Lula y el resto de los líderes populares de América
Latina, el cerco contra Venezuela y el despliegue militar imperialista
en todo el continente, donde no se puede descartar el inicio de una
guerra genealizada. 13
Por otro lado, los
resultados finales tienen que superar la prueba de fuego que ninguna
conspiración puede anticipar: la reacción de la gente y las
organizaciones populares, el impacto imprevisible que tiene en la
historia un conjunto de eventos encadenados.
América Latina está bajo
asalto. De la conciencia y movilización de sus pueblos depende la
defensa de sus territorios y su libertad.
REFERENCIAS
10 “Más allá del
pensamiento abismal: de las líneas globales a una ecología de saberes”.
Boaventura de Souza Santos. Biblioteca Clacso. 2006.
teleSUR no se hace responsable de las opiniones emitidas en esta sección
para: (...)
fecha: 8 sept. 2018 12:33
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COLECTIVO PERÚ INTEGRAL
12 de septiembre de 2018