EL CASO HUILCA. LADRA EL FASCISMO
Por Gustavo Espinoza M.
La decisión judicial adoptada por la Cuarta Sala Penal de la Corte Superior en torno al asesinato de Pedro
Huilca Tecse, ha dejado eufóricos a algunos. A la sombra de una
sentencia dictada entre gallos y media noche, han cantado victoria y
hasta han dado el caso por “cerrado”.
Ni
siquiera han reparado que el tema sigue en la vía judicial y que aún
hay mucho pan que rebanar. Es pronto para batir palmas. Sobre todo,
cuando se trata de una Resolución tan endeble y frágil. No será fácil
para los dos jueces de la causa, mantener su brulote.
FUJIMORI
Recordamos
hace poco algo que han pasado por alto los medios de comunicación:
veinte minutos después de consumado el crimen, Alberto Fujimori lo
atribuyó a Sendero Luminoso. A partir de allí, como quien lee un Tele
pronter, todos los voceros de la prensa escrita, radial y televisada
repitieron como papagayos: “Sendero Luminoso asesinó al Secretario
General de la CGTP”
¿Investigaron
algo? ¿’Indagaron en medios sindicales o políticos? Con honrosas
excepciones, nadie lo hizo, Todos quedaron satisfechos con la versión
oficial porque ella les eximía de cualquier esfuerzo. El plato estaba
servido.
En
criminalística, cuando se investiga la autoría de un crimen, es común
preguntarse a quién beneficiaría el hecho, quién tendría interés en
cometer el delito. Pues bien, a nadie más que al gobierno de entonces,
empeñado en minar la influencia de la CGTP en el campo popular – “acabar
con la cúpula de la CGTP”, dijo el Dictador en el CADE días antes, y
librarse de esa piedra en el zapato que le dificultaba su marcha.
Por
lo demás, tenía pendientes dos “paquetes” legislativos “importantes”
dado que no había Congreso: Los Decretos Anti Terroristas y los Decretos
Laborales, que arrasarían con todos los derechos y conquistas
sindicales arrancadas en duras jornadas por el Movimiento Obrero. Para
ambos dispositivos, requería urgente “paz social”. Y Pedro Huilca era,
objetivamente, su obstáculo principal.
SENDERO LUMINOSO
La
estructura terrorista liderada por Abimael Guzmán, era la herramienta
más apropiada para cometer el crimen y asegurar su impunidad. Pero no
era indispensable que lo hiciera. Bastaba adjudicarle el hecho para que
todos repitieran al unísono la misma letanía. Parafraseando a Goebels,
se trataba de repetir mil veces la misma mentira, para que se convierta
en verdad. Y así se hizo. Y aquí Fujimori tuvo dos cómplices: Abimael
Guzmán y Luis Arce Borja.
En
la “entrevista del Siglo”, panfleto artificialmente construido para
presentar la imagen del más alto dirigente de SL –“la cuarta espada de
la Revolución Mundial”- se admite el asesinato de Huilca como obra de la
organización terrorista. Y es que Guzmán asumía todo porque esa era la
manera de confirmar su “capacidad operativa” y “liderazgo”. Pero eso
ocurrió cuando Guzmán estaba libre. Después, cuando debió comparecer
ante jueces, cambió su versión: “no hemos tenido nada que ver con el
asesinato de Huilca” , dijo ante el Tribunal.
Los
fujimoristas de ayer, y los de hoy, prefieren quedarse con la primera
versión porque ella calza con sus objetivos. Y, además con la mentira
oficial.
Con
Arce Borja ocurre otra cosa. El fue dirigente sindical de los
pescadores y activo militante del Partido Comunista en los años 70 del
siglo pasado. Fue detenido por una huelga del sector y permaneció cuatro
meses tras las rejas. Luego salió en libertad, pero ostensiblemente
cambiado. De antiguo militante del PC se convirtió de pronto en acérrimo
enemigo del Partido y en particular de sus dirigentes. La voltereta,
podría entenderse como el precio pagado por su libertad.
En
los años 80, de pronto asomó como “alto líder” de SL. Y así fue
Director de “El Diario”, la publicación senderista. No fue perseguido,
ni estuvo preso. Ejerció su tarea algún tiempo. Pero luego apareció en
Europa -más precisamente en Bélgica, el país más seguro del mundo porque
de allí nadie puede ser extraditado- Y allí siguió editando “El
Diario”, con todas las garantías del caso, y con impunidad asegurada.
Hizo
uno en edición virtual con motivo del asesinato de Huilca. Y reivindicó
el hecho como “obra de Sendero” al tiempo que llenó de improperios no
sólo a Pedro, sino también al Partido Comunista Peruano. ¿Qué función
estaba cumpliendo? ¿Al servicio de quién estaba trabajando?
Es
conocido que la Inteligencia Norteamericana tuvo vínculos con Sendero.
¿Sería éste, uno de ellos? No debiera extrañar que eso ocurriera. Ha
sucedido en múltiples ocasiones.
LA CORTE INTERAMERICANA
A
solicitud de la familia y a pedido de diversos organismos de Derechos
Humanos, la Corte Interamericana abordó el tema del asesinato de Huilca y
se pronunció el 2005. Por falta de elementos de juicio, no pudo
concluir su indagación y emitir una sentencia, Por eso, la decisión que
asumió -el ordenar el pago de una reparación a la familia del extinto-
no tiene que ver con la autoría del crimen. No se explica por el hecho
que la Corte encontrase culpa en el Estado, y no en Sendero. Tiene otro
carácter.
La
decisión se sustenta en el hecho que habiendo transcurrido en ese
entonces 14 años del crimen, el Estado se hubiese mostrado indiferente:
No investigó, no abrió juicio público a nadie, no sancionó de acuerdo a
ley.
Se
supo en ese entonces que las autoridades habían presentado a varios
grupos de supuestos terroristas acusándolos de ser “el Comando que
asesino a Huilca”. Pero no hizo juicio público contra nadie porque las
acusaciones no podían sustentarse. Algunos de los presuntos implicados,
fueron liberados, y otros sometidos a un proceso secreto, con jueces sin
rostro y sentencias anónimas- Ellas, fueron anuladas por
inconsistentes.
El
Estado no pagó porque asumiera la autoría del crimen sino simplemente
por los daños que causó a la familia el mantener tantos años en suspenso
cualquier investigación de los hechos. Y el monto, no fue alto. Llegó a
los veinte mil dólares para cada uno de los familiares afectados.
Por
eso resulta mezquino y perverso atacar a la familia por ese monto
dispuesto por la Corte. Y sólo revela la extrema pequeñez de gentes que,
en esta circunstancia, pretenden que la familia “devuelva” lo recibido
ODIO A HUILCA Y A SU FAMILIA
Esta
“petición” profusamente publicitada por la Tele y la Prensa Grande no
revele sino el odio profundo que les concita la figura de Pedro Huilca,
al que buscan denigrar a cualquier precio.
A
él, pretenden presentarlo poco menos que como “traidor a su clase”,
allegado al APRA y “amigo de Alan García”, “conciliador” y
“oportunista”, razón por la cual -sostienen- “Sendero lo mató”.
Ahora
buscan también enlodar a su familia. En el extremo, aseguran que culpó
al gobierno de Fujimori “sólo para cobrar la suma dispuesta por la
Corte”. Como si la viuda y los hijos -niños varios de ellos en ese
entonces- hubiesen decidido medrar a costa de la muerta de su padre. Una
infamia que el pueblo deberá marcar a fuego-
Hay
que subrayar adicionalmente, que el odio principal se centra en Indira,
que contaba apenas con cuatro años cuando su padre fue asesinado. A
ella, buscan destruirla no sólo porque la detestan, sino también porque
le temen. Ha sido Congresista destacada, y puede volver a serlo. Ha sido
una figura política de alto nivel, y puede crecer en esa proyección.
Hay que destruirla, entonces, parece ser la consigna de los Vásquez
Kunze y los Rospigliosi, calificados voceros de una Mafia maloliente y
despreciable. La acusarán de “terruca” o de “caviar”, como mejor se les
antoje. Lo importante -para ellos, es sepultarla para que nunca más
aparezca.
UNA BATALLA POR DELANTE
Está
claro que este caso judicial no ha concluido. No sólo existen recursos
legales en el plano interno, sino también funciona la Justicia Penal
Internacional, que podrá contemplar el tema si acá cierran las puertas a
la verdad.
No
desmayar, entonces. Se trata de un reto que nos plantea una Mafia
Fascista que destila odio por todos los poros. Hay que enfrentarla,.
(fin)
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