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LA DIALECTICA DEL LIBRO LA ESCENA CONTEMPORÁNEA
(15 de setiembre de 2025)
Por Miguel Aragón
El primer cuarto del
siglo XX, hasta el año 1925, fue uno de los periodos históricos más intensos y
más agitados de la historia mundial. José Carlos Mariátegui publicó su libro La
Escena Contemporánea el día 25 de noviembre de 1925, libro en el cual
aportó “los elementos primarios de un
bosquejo o un ensayo de interpretación de esa época” (Mariátegui, “Palabras
preliminares” al libro, noviembre de 1925).
Ese libro teórico, de
interpretación de la realidad mundial, tuvo una larga maduración en el
desarrollo del pensamiento de Mariátegui, desde comienzos del año 1918 cuando participó en la constitución del Comité de
Propaganda Socialista y preparaba la publicación de una revista de combate
titulada Nuestra Época, hasta setiembre de 1925. En la producción
teórica de Mariátegui el libro La Escena Contemporánea tiene tanta, o
más, importancia que el libro 7 Ensayos de interpretación de la realidad
peruana.
La preparación del libro
fue avanzada en tres etapas. Las dos etapas preparatorias fueron, primero la serie de artículos Aspectos de Europa
escrita desde Europa entre los años 1920 y 1922, y después, la serie de Conferencias
sobre La Crisis Mundial expuestas en la Universidad Popular Gonzáles Prada
de Lima, en los años 1923 y comienzos de 1924. La etapa definitiva de redacción
de los textos del libro fue desarrollada en la serie de artículos Figuras y
Aspectos de la Vida Mundial publicados mayormente en la revista Variedades, entre
setiembre de 1923 y setiembre de 1925.
NUEVA ÉPOCA HISTÓRICA
A fines del siglo XIX, en
especial a partir de la gran crisis económica capitalista del año 1873, en los
pocos países más desarrollados de ese tiempo, el capitalismo en crecimiento comenzó a transitar de su primera
fase de capitalismo de libre competencia, a su fase superior de capitalismo monopolista, acelerando
y llevando a mayores niveles el proceso de internacionalización de las
relaciones económicas, abarcando a la
mayor parte del mundo (Lenin, Informe sobre la Situación Internacional,
en el II Congreso de la Internacional Comunista, julio de 1920).
En esa fase de
capitalismo monopolista, rentista y agonizante, necesariamente se agudizaron
las contradicciones fundamentales de la sociedad capitalista. En primer
lugar, el propio crecimiento capitalista
agudizó la competencia comercial entre los grandes propietarios de los
medios de producción dentro de cada
país, y también agudizó la competencia entre los grandes monopolios de varios países
que se disputaban la hegemonía en el mundo. La competencia económica fue acompañada por agrías
disputas diplomáticas, disputas que el año 1914 inevitablemente desembocaron
en la guerra por un nuevo reparto del mundo. A comienzos del año 1914
las potencias se agruparon en dos bandos principales. Por un lado el emergente imperio Alemán, aliado con el Imperio Austro
Húngaro, y que recibió el apoyo del Imperio Otomano; y por otro lado, el viejo Imperio
Inglés aliado con el Imperio Francés, que recibieron el apoyo del decadente Imperio
zarista ruso, y posteriormente el apoyo de Estados Unidos de Norteamérica. Otra vez, pero en esta oportunidad, a
escala mundial, se cumplieron dos
conocidas leyes de la historia: “la
política es la expresión concentrada de la economía”, y “la guerra es la
prolongación de la política por otros medios” (Lenin, El Socialismo y la
guerra, agosto de 1915).
En segundo lugar, la
competencia entre grandes empresas capitalistas, intensificó la mayor
explotación de los trabajadores en los
países capitalistas, agudizando la contradicción entre el trabajo asalariado y el capital, impulsando a niveles
más altos la lucha entre el
proletariado y la gran burguesía, lucha
que, por primera vez, llegó a cuestionar
el poder político de la gran burguesía en
varios países.
En tercer lugar, las
inversiones de capital en los países coloniales y semicoloniales, y el reparto
del mundo por las potencias coloniales “avanzadas”, aceleraron el crecimiento
capitalista en esos países atrasados. Lenin anotó: “Una de las características esenciales del imperialismo consiste, precisamente, en
que acelera el desarrollo del capitalismo en los países más atrasados,
ampliando y recrudeciendo así la lucha
contra la opresión nacional” (Lenin, El programa militar de la
revolución proletaria, setiembre de
1916).
El paso del largo periodo
de crecimiento pacifico, que fue
característico en las últimas décadas
del siglo XIX, al periodo de guerras iniciado el año 1914, a su vez, agudizó la crisis económica y la crisis
social, creándose en el continente europeo un largo periodo de situación
revolucionaria (Lenin, La bancarrota de la Segunda Internacional, mayo
de 1915). Esa situación excepcional,
que se prolongó en los países europeos durante
un decenio, desde 1914 hasta 1924, se desarrolló de manera desigual en varios
países. La maduración de las esperadas condiciones objetivas para la revolución, impulsó el desarrollo de la conciencia y de
la organización del proletariado en varios países, en los cuales grandes masas de trabajadores se lanzaron a
luchar por el poder, en Rusia (1917),
Finlandia (1918), Bulgaria (1918), Alemania (1918), Hungría (1919), e Italia
(1922) (Autores varios, La Internacional Comunista, ensayo histórico sucinto,
Editorial Progreso, 1970).
En esas condiciones, las
luchas sociales en cada país adoptaron formas peculiares propias y arribaron a resultados diferentes. De esos
varios levantamientos insurreccionales, que uno a uno estallaron en cadena entre 1917 y 1923, solamente el proletariado ruso logró sostener el
nuevo poder recién constituido. Lenin
descubrió que: “la desigualdad del
desarrollo económico y político es una ley absoluta del capitalismo. De aquí se deduce que es posible que la victoria del socialismo empiece por unos
cuantos países capitalistas, o incluso por un solo país capitalista” (Lenin,
La consigna de los Estados Unidos de Europa, setiembre de 1916). Con el triunfo
de la revolución proletaria y con el inicio de la construcción del socialismo
en la extensa y superpoblada Rusia, en el mundo se formó una
nueva contradicción fundamental, la
contradicción entre las mayores potencias
capitalistas y el primer país socialista.
Además de estas cuatro
contradicciones fundamentales que determinaban
el desarrollo del mundo en su conjunto, también existían otras contradicciones, como la
subsistencia de la contradicción entre la burguesía y la clase terrateniente feudal en los países
menos desarrollados, la contradicción entre las burguesías monopolistas y las
burguesías no monopolistas dentro de cada país capitalista, la contradicción
entre el campesinado y el proletariado, y
muchas otras contradicciones sociales y políticas.
En 1917, con el triunfo
de la Gran Revolución Rusa, comenzó la
revolución social, comenzó una nueva época histórica en el desarrollo de la
humanidad. Se dio inicio a la época de la dictadura del proletariado, o época
del socialismo. Según la concepción materialista de la historia, las épocas
históricas en el desarrollo de la humanidad se diferencian en primer lugar por
el modo de producción, y en segundo lugar por la clase que está en el centro y
determina la principal dirección del desarrollo de la época (01).
La formación de esta
nueva época histórica, con sus grandes
cambios políticos, sociales y económicos, a su vez modificó la mentalidad de los pueblos. Por las necesidades
de la lucha social, se impuso la renovación y el desarrollo de las corrientes
teóricas vigentes hasta antes del estallido de las grandes contradicciones. Mariátegui
constató que “la guerra mundial no ha modificado ni fracturado únicamente la
economía y la política de Occidente. Ha modificado o fracturado, también su
mentalidad y su espíritu” (Mariátegui, Dos concepciones de la Vida, 9 de
enero de 1925, en El Alma Matinal y otras estacione del hombre de hoy),
José Carlos Mariátegui, y
otros grandes pensadores de su generación, se desarrollaron teórica y
políticamente, en esa nueva condición histórica que se había formado en el
mundo. La situación mundial estaba cambiando aceleradamente, los
pensadores de vanguardia estaban en la necesidad de interpretar teóricamente
la nueva realidad mundial en formación, y actualizar el programa de las
tareas políticas del proletariado, acordes a la nueva realidad. Toda la
literatura política previa a la crisis mundial, necesariamente tenía que ser revisada (Mariátegui, La Revolución
Social en marcha a través de los diversos pueblos de Europa, posteriormente
publicado con el título La crisis mundial y el proletariado peruano, 15
de junio de 1923),
ASPECTOS DE EUROPA
Mariátegui, desde muy
joven, expresó su gran interés por
conocer y comprender la nueva realidad mundial. Entre sus escritos juveniles nos
dejó varias artículos en los cuales dejó
testimonios de ese interés y vocación
por conocer e interpretar el mundo. En la primera parte de la antología de
textos de Mariátegui titulada Invitación a la Vida Heroica, libro publicado
por Alberto Flores Galindo el año 1989, se incluyeron varios textos sobre la
situación mundial de ese tiempo, escritos por Mariátegui antes del año 1918,.
Después de la inicial
experiencia vivida durante los años 1918 y 1919, como promotor y activista del Comité
de Propaganda Socialista, acontecimiento que dio nacimiento al movimiento socialista peruano, Mariátegui al poco tiempo de llegar deportado a Europa, comenzó
a escribir la serie de artículos
titulada Aspectos de Europa . Los primeros artículos de esa sección
fueron “El problema del Adriático” (enero de 1920), “La Entente y los Soviets”
(febrero de 1920), ¨Los culpables de la guerra” (febrero de 1920), “La Entente
y Alemania” (abril de 1920), “La
Conferencia de Spa” (mayo de 1920), “La
Sociedad de las Naciones” (mayo de 1920), “La guerra ha sido revolucionaria o
reaccionaria” (julio de 1920), “Aspectos del problema adriático” (agosto de
1920), “El cisma del socialismo (marzo de 1921), “Los problemas de la paz”
(mayo de 1921), y otros más. El último
artículo de esa serie fue ”El crepúsculo de una civilización” (diciembre de
1922).
En esos artículos,
Mariátegui desplegó su inicial conocimiento y dominio del método
dialéctico materialista y su definida posición internacionalista. En esos
artículos escritos en el transcurso de los años 1920, 1921 y 1922, enviados
desde Italia (con excepción del último, que fue escrito y enviado desde
Alemania), y que fueron publicados en el diario “El Tiempo” de Lima, Mariátegui expuso de manera
ordenada, una primera aproximación a los temas centrales de la crisis mundial, entre
ellos las consecuencias de la gran guerra europea desarrollada entre 1914 y 1918, el surgimiento
del primer estado socialista a partir de noviembre de 1917, y el desarrollo del
movimiento comunista internacional (Ver artículos de Mariátegui, en la
antología Cartas de Italia. El último artículo fue incluido en Signos y Obras)
A su retorno al Perú, en marzo de 1923, desde
las primeras entrevistas periodísticas, Mariátegui reafirmó su definida
posición internacionalista. En abril de 1923 en el suplemento Variedades del diario La Crónica, se
publicó su entrevista La Cuestión del Ruhr. Diversos aspectos panorámicos. Al mes siguiente, en mayo de 1923, en la
revista Claridad se publicó una segunda entrevista El Ocaso de la
civilización europea. Ambas entrevistas estuvieron en la misma línea
internacionalista de su último artículo El Crepúsculo de una Civilización que había enviado desde Europa. (Estas dos entrevistas, poco
conocidas, se pueden revisar en el Tomo
I del libro José Carlos Mariátegui: Política revolucionaria. Contribución a
la crítica socialista, publicación de la Universidad Socialista del Perú,
1915) En esos tres textos (su último
artículo enviado desde Europa y en las dos entrevistas a su llegada a Lima), Mariátegui
intentó presentar una visión global de la crisis mundial, crisis que se resumía
en la siguiente expresión. La tragedia de Europa es esta: “El capitalismo no
puede más y el socialismo no puede
todavía”. La crisis aparece, pues, como el resultado de dos grandes
impotencias. Impotencia de la idea individualista, demasiado vieja, caduca,
senil, gastada. Impotencia de la idea colectivistas, demasiado inmadura. Pero
la primera es la impotencia de la decrepitud, mientras la segunda es la
impotencia de la inmadurez. La posición histórica de una y de otra idea es,
pues, sustancialmente distinta” (Ver Entrevista a Mariátegui, publicada en el suplemento
Variedades, el 15 de abril de
1923, reproducida en el libro anteriormente citado, Tomo I, La Escena Contemporánea y otros
escritos, pp. 397).
En mayo de 1923, a los dos meses de su
retorno, Mariátegui preparó el “Plan
Anual de Conferencias” a exponer en la Universidad Popular Gonzáles Prada.
El Plan de “once temas” preparado por Mariátegui, es un ejemplo de trabajo planificado, para
estudiar y exponer los aspectos principales de la crisis mundial, destacando el papel del proletariado en la dirección de la lucha por construir el mundo nuevo en
formación. Ese plan de exposiciones, fue continuación y desarrollo de su primer trabajo, que ya había
desarrollado pocos meses antes en la
serie Aspectos de Europa.
Mariátegui regresó de
Europa “con el propósito de trabajar por la organización de un partido de clase”
(Mariátegui, Antecedentes y Desarrollo de la Acción Clasista, mayo de
1929). Toda su producción desde Europa,
las conferencias en la UPGP, así como veremos continuación, también el libro La Escena Contemporánea, tenían
un propósito definido, “aportar elementos de crítica, investigación y debate” para sustentar la parte teórica del
programa de la organización del proletariado peruano. Mariátegui fue “un hombre
con una filiación y un fe” (Palabras preliminares en el libro La Escena
Contemporánea), Mariátegui tenía “una declarada y enérgica ambición: la de
concurrir a la creación del socialismo peruano” (Advertencia en libro 7 Ensayos de interpretación de la realidad
peruana), Mariátegui declaró “mi vida es como una flecha que debe llegar a su
destino” (Testimonio de Armando Bazán).
FIGURAS Y ASPECTOS DE LA
VIDA MUNDIAL
Entre sus Conferencias en
la UPGP (de mayo de 1923 a mayo de 1924) y la anterior serie Aspectos de Europa
(de enero de 1920 a diciembre de 1922) hay varias diferencias, que reflejan el
avance en el pensamiento de Mariátegui, pero siempre con el mismo objetivo.
En setiembre de 1923,
a tres meses de haber iniciado su ciclo de conferencias, Mariátegui inició una tercera etapa en su
trabajo de investigación de la realidad mundial. Comenzó a publicar en la
revista Variedades, una serie de artículos semanales titulados Figuras y Aspectos de la Vida Mundial.
El paso de la inicial Aspectos
de Europa (escritos en los años 1920, 1921 y 1922) a Figuras y Aspectos de la
Vida Mundial ( a partir de setiembre de 1923),
significó “un múltiple salto dialéctico” en el desarrollo del
pensamiento de Mariátegui.
En primer lugar, el
primer salto dialéctico en el trabajo de
Mariátegui, fue que su trabajo de interpretación teórica ya no se circunscribía solamente a la
realidad europea (como su primera aproximación de los años 1920 a 1922), sino que ahora intentaba abarcar, y llegó a
abarcar, la mayor parte de “la realidad mundial”. Años después, al publicar el
primer número de la revista “Amauta”, Mariátegui declaró “todo lo humano es nuestro”
En segundo lugar,
Mariátegui dio un segundo salto dialectico, mucho más importante en el
desarrollo de su pensamiento. Este segundo
salto dialéctico, fue un gran aporte de Mariátegui a la renovación y
continuación del método marxista Tanto en la primigenia serie Aspectos de Europa y en el plan
de conferencias en la UPGP , Mariátegui interpretó “aspectos”, “procesos” o
“realidades” determinados, como hasta
entonces, era el estilo predominante en los estudios teóricos marxistas. Marx
escribió El Capital o desarrollo del capitalismo en Inglaterra, Lenin
escribió El desarrollo del capitalismo en Rusia y El imperialismo
fase superior del capitalismo, Kautsky escribió La Cuestión Agraria, y así sucesivamente. Esos fueron estudios teóricos en los cuales predominó el análisis de la
realidad económica, social y hasta política, de un momento histórico
determinado, pero sin destacar, (y a
veces sin mencionar), el papel desempeñado
por los individuos más representativos
en esos momentos de la historia.
En esta nueva etapa de su trabajo de interpretación,
Mariátegui agregó un componente nuevo, al cual él denominó “Figuras y Aspectos de la vida mundial”.
Ya no se reducía solamente a los aspectos, sino que también incluyó el comentario
del papel de los personajes o figuras principales. Para Mariátegui, el
desarrollo de las figuras o “personajes”,
estaba condicionado por la
evolución de los aspectos o procesos de
la realidad mundial; pero a su vez, el papel de los individuos destacados influía
sobre la evolución de los procesos de la realidad. No es lo mismo escribir sobre “la revolución
rusa”, que escribir sobre “Lenin y la revolución rusa”; así como no es lo mismo,
escribir sobre “el fascismo” que escribir sobre “Mussolini y el fascismo”. Son
dos visiones diferentes de la realidad, que tienen resultados diferentes. La
visión de Mariátegui era más integral, más completa.
En el análisis del
desarrollo de la realidad, para los idealistas, lo principal es la
función que cumplen los individuos. Para algunos materialistas, el papel de los
individuos en la historia es intrascendente, no cuenta en la evolución de la realidad. Mariátegui
se esforzó por superar esas dos visiones unilaterales. En sus artículos sobre
Henri Barbusse incluidos en el libro La Escena Contemporánea, Mariátegui
precisó la relación dialéctica existente entre el papel de los individuos y el papel de las masas; igualmente, en sus artículos
escritos posteriormente sobre Teoría y Práctica de la Reacción, Mariátegui
expuso con meridiana claridad, la relación existente entre los procesos político
sociales y las ideas de los individuos. “El hecho reaccionario ha precedido a
la idea reaccionaria. Tenemos ahora una abundante filosofía de la rección; pero
para su tranquilo florecimiento ha sido necesaria, previamente, la rección
misma” (Mariátegui, en Los ideólogos de la reacción, incluido en el
libro Defensa del marxismo). Algo similar podríamos afirmar sobre la
relación existente entre el hecho revolucionario y las ideas revolucionarias.
Este segundo salto
dialéctico, fue un gran aporte de Mariátegui a la renovación y continuación del
método marxista. Este gran aporte fue el
resultado de la asimilación del “verdadero moderno marxismo, que no puede dejar
de basarse en ninguna de las grandes
adquisiciones del 900 en filosofía, psicología, etc.” (Respuesta de Mariátegui
a un cuestionario para enviar a Argentina, escrito en abril de 1930, incluida en el libro Ideología y
Política).
El tercer gran salto
dialéctico, o saltos dialecticos para ser más precisos, está expresado en
la evolución del cambiante esquema de análisis de las contradicciones en la
Escena Contemporánea en el transcurso de los años 1923 a 1925. Mariátegui
comenzó a escribir esa serie de artículos con un esquema inicial con tres
ejes principales, y a medida que
avanzaba en su desarrollo, lo fue reajustando y ampliando, para aproximarse lo
más posible al desarrollo real de la cambiante
realidad mundial, y concluyó desdoblando la compleja realidad mundial en siete
capítulos o siete ensayos. La serie de artículos que formarían el cuerpo
del libro La Escena Contemporánea no fue escrita al azar, según la
llegada de las noticias por cable, ni
tampoco como ocasionalmente se le venían
las ideas a la mente. Por encima de las eventuales circunstancias, Mariátegui
siempre colocó como guía, un plan de
trabajo concebido previamente.
Para explicar el
desarrollo de la época moderna, Marx en el Manifiesto de 1848, colocó como
contradicciones fundamentales la larga lucha de la burguesía contra la
aristocracia feudal, y la lucha del proletariado contra la burguesía (revisar
Capítulo I del Manifiesto de 1848). Por su parte, Mariátegui para
comenzar a analizar la época contemporánea, en un primer momento colocó la contradicción entre tres fuerzas
político sociales: revolución, reacción y reforma. Comenzando los
artículos de la serie Figuras y Aspectos de la Vida Mundial, en
setiembre de 1923, Mariátegui escribió: “Lenin es el político de la revolución;
Mussolini es el político de la rección; Lloyd George es el político del
compromiso, de la reforma” (Mariátegui, en artículo Lloyd George, 15 de
setiembre de 1923). Ese fue el primer esquema de investigación que Mariátegui
se propuso en setiembre de 1923. En el transcurso de los próximos meses, ese
esquema inicial, lo fue desdoblando dialécticamente, y a medida que avanzaba en
la investigación de la realidad mundial, fue desarrollando otros aspectos de las contradicciones fundamentales.
Por un lado, Mariátegui describió
el campo de “la crisis de la democracia”, como crisis del capitalismo, que
en ese entonces estaba dividida en dos
expresiones fundamentales: “la rección fascista y la reforma liberal”. Por otro
lado, describió “la crisis del
socialismo”, que también estaba dividida
en dos expresiones fundamentales: el socialismo revolucionario maximalista, y
el socialismo reformista minimalista. Esos fueron los ejes guías, de los cuatro
primeros capítulos del libro. Como “figuras” representativas de esa doble crisis, Mariátegui destacó a Mussolini
y a Lloyd George, como
exponentes de las dos tendencias del campo del capitalismo; y destacó a Lenin
y Ramsey Mc Donald como los principales exponentes de las dos tendencias del campo del socialismo.
En esos cuatro capítulos,
Mariátegui priorizó el análisis de las
cuestiones políticas y económicas, a las cuales agregó un quinto
capítulo La Revolución y la inteligencia, en el cual presentó a algunos exponentes de la
evolución del movimiento intelectual europeo, entre los cuales el más destacado
fue el escritor francés Henry Barbusse,
principal animador de la destacada revista Clarte.
De esos cinco capítulos,
el más importante fue el capítulo Hechos e Ideas de la Revolución Rusa. Ese
gran acontecimiento fue el que definió el tránsito a la nueva época histórica, que es el contenido
principal del libro. Dentro de ese capítulo (y dentro de todo el libro), el
texto más importante es el artículo Lenin,
publicado en la revista Variedades el 22 de setiembre de 1923. Mariátegui
había decidido incluirlo en el libro, así en marzo de 1924 se publicó en la
revista Claridad N° 5, con
dirección de Mariátegui, un aviso en el cual se anunció la próxima publicación de su primer libro. En la relación de textos se
incluyó en primer lugar el titulo Lenin.
Sorpresiva e
inexplicablemente, en noviembre de 1925, al publicarse la primera edición del
libro, no apareció ese artículo Lenin, ni tampoco ha sido incluido en
las ediciones posteriores, publicadas a partir del año 1959 hasta el presente año
2025. La mayoría de intelectuales que
han intentando comentar el libro, ignoran y omiten expresar una posición
definida sobre ese artículo. (En un próximo artículo fundamentaremos la
importancia de este artículo, como parte del libro, y como parte sustancial del
desarrollo del pensamiento de Mariátegui).
Hasta ahí, la evolución
de esos cinco ejes, abarcaba al análisis de la realidad del mundo
occidental, que en ese momento era el foco de las contradicciones
mundiales. Mariátegui descubrió que, además de ese doble aspecto de la crisis mundial, también estaba la realidad del mundo
oriental, cada vez más integrada al mundo en su conjunto. La
contradicción entre la civilización oriental y la civilización occidental,
también formaba parte de la realidad mundial, realidad cada vez más integrada, primero por el
crecimiento económico del capitalismo (crecimiento que no conoce fronteras), y
después, por la acción teórica y política del movimiento comunista mundial (¡ Proletarios de todos los países
uníos ¡). Ese vino a ser un sexto aspecto de la realidad contemporánea,
titulado por Mariátegui como El
Mensaje de Oriente. En ese entonces, hace cien años, para el mundo, el
desarrollo de la civilización oriental no tenía la importancia y ubicación
central que ha alcanzado actualmente, como lo hemos podido comprobar
recientemente con la reunión cumbre de la Organización de Cooperación de
Shanghi, que en los hechos prácticamente está desplazando a un segundo
plano a la arrogante y decadente sociedad y cultura occidental.
Por último, entre el
mundo oriental y el mundo occidental, tanto
geográfica como culturalmente, se interpone y se ubica una zona, el complejo
Medio Oriente y sus varias culturas semitas,
que desde los inicios de la
civilización ha sido campo de disputas, y a la vez, ha cumplido la función de
integración mundial. Entre esas culturas, el renacimiento judío, desempeñaba una función
especial. El pueblo judío era un pueblo
que por varios siglos se había expandido “sin
fronteras nacionales y sin un estado propio”, y se venía desarrollando
en todo el mundo. Para Mariátegui, que
por sobre todo era un convencido internacionalista, ese aspecto de la realidad
mundial, estaba destinado en perspectiva
a ser el ejemplo y el camino de la
humanidad del futuro. Por eso,
Mariátegui le dedicó un capítulo especial titulado Semitismo y antisemitismo.
Para entender la situación actual en el Medio Oriente, y comprender la posición y el ejemplo de
Mariátegui, tenemos que comenzar por entender las diferencias sustanciales que
existen entre sionismo y semitismo. El genocidio perpetrado por el movimiento
sionista, no compromete a los pueblos
semitas.
Antes de concluir la
enumeración de estos primeros “saltos dialécticos” en la evolución del
pensamiento de Mariátegui al estudiar la realidad mundial, tenemos que destacar otro hecho importante que
no pasó desapercibido en su trabajo de investigación. El
desarrollo de la situación revolucionaria formada en esos años,
no fue eterna. Con el estallido de la
gran guerra europea, a mediados del año 1914
comenzó una periodo de larga situación revolucionaria en gran parte del
continente europeo. Esta situación
excepcional concluyó a mediados del año 1924, dando inicio a un periodo de
estabilidad relativa y repliegue de las luchas de las masas. Los escritos de
Mariátegui desde Europa (Aspectos de Europa), las conferencias en la UPGP, y
gran parte del libro La Escena
Contemporánea, fueron desarrollados por Mariátegui en condiciones de situación
revolucionaria, de inminencia del estallido de la revolución en varios países
europeos. Mientras que los últimos
escritos del libro La Escena Contemporánea fueron escritos cuando ya había
concluido la larga situación revolucionaria. Este es otro tema que también
merece ser tratado aparte en otro comentario.
EL OBJETIVO DEL LIBRO
El objetivo del libro La
Escena Contemporánea, fue “componer
una explicación de nuestra época”, tal
como lo destacó Mariátegui en sus breves palabras de presentación. Al trabajar durante dos años con ese objetivo
teórico, desde setiembre de 1923 hasta setiembre de 1925, Mariátegui reconoció las limitaciones para poder alcanzarlo. Él anotó
“(estos artículos) contienen los elementos primarios de un bosquejo o un ensayo
de interpretación de esta época y sus tormentosos problemas”, y agregó “que
acaso me atreva a intentar en un libro más orgánico”.
Ampliando el comentario
de las propias limitaciones para lograr
el objetivo de ese ambicioso trabajo, Mariátegui
confesó “pienso que no es posible
aprender en una teoría el entero panorama del mundo contemporáneo, que no es
posible, sobre todo, fijar en una teoría su movimiento”.
En setiembre de 1925, al
cerrar el índice y entregar a la imprenta el libro La Escena Contemporánea,
Mariátegui ya estaba pensando en la continuación y desarrollo de otro libro, que sería continuación y desarrollo del anterior. Ya
estaba esbozando mentalmente el siguiente libro de interpretación teórica de la
realidad mundial, libro que él comenzó
a escribirlo en enero de 1926, al que inicialmente lo tituló Polémica
Revolucionaria.
En La Escena
Contemporánea, Mariátegui realizó “un trabajo de análisis” de los diferentes
aspectos que formaban la cambiante realidad mundial. En el siguiente libro, en su Polémica
Revolucionaria, Mariátegui realizo “un trabajo de síntesis”, retornando al
esquema inicial del Manifiesto de 1848, centralizando el análisis de las
contradicciones en el mundo contemporáneo,
en el estudio de dos procesos: Teoría
y Práctica de la Reacción, y Teoría y Práctica de la Revolución.
En ambos libros, en La
Escena Contemporánea y en Polémica Revolucionaria, Mariátegui
expuso “la cuestión general”,
la interpretación teórica de la realidad mundial; mientras que en 7 Ensayos de interpretación de la realidad
peruana, expuso “la cuestión particular” de la realidad, la interpretación
de la realidad peruana. Por eso decimos, y reiteramos, que el libro La Escena Contemporánea
es, tanto o más importante, que el libro 7 ensayos de interpretación de la
realidad peruana,
Notas.-
(01)En el capítulo V de “El
Capital”, Marx anotó “Lo que distingue a las épocas económicas unas de otras no
es lo que se hace, sino el cómo se hace, con que instrumentos de trabajo se
hace. Los instrumentos de trabajo no son
solamente el barómetro indicador del
desarrollo de la fuerza de trabajo del hombre, sino también el exponente de las
condiciones sociales en que se trabaja”. En el “Prólogo de la Contribución a la Crítica de la
Economía Política”, Marx anotó: “A grandes rasgos, podemos designar como otras
tantas épocas de progreso, en la formación económica de la sociedad, el modo de
producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones
burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de
producción”. Ese prólogo fue escrito por Marx en enero de 1859. En ese tiempo el capitalismo
todavía se encontraba en su primera fase de capitalismo de libre competencia. En el “Manifiesto Comunista”
de 1848, los autores anotaron “Nuestra época, la época de la burguesía,
se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de
clase”.
Siguiendo esos criterios,
se entiende que a la época del modo de producción moderno burgués continuará
“la época del socialismo”, o “primera fase de la época comunista”. De igual
manera, a la época de la burguesía continuará la “época del proletariado”.
A partir de la gran
crisis económica capitalista, que estalló el año 1873, se aceleró la
concentración de la producción y comenzó el proceso de transición a la
segunda fase del capitalismo, al capitalismo
monopolista. El capitalismo monopolista, continúa siendo capitalismo, no representa una nueva época histórica diferente al
capitalismo. Solamente es una nueva fase dentro de la época
histórica del capitalismo.
Por su parte, Lenin en
“Bajo una bandera ajena” (11 de octubre de 1914), destacó que la cuestión
acerca de la época , es la cuestión de
que clase está en el centro de la época,
de que clase determina el principal contenido de la época , determina la
principal dirección del desarrollo de la
época”.
Esta es una de las
cuestiones teóricas más importantes, que debe demandar más atención en el movimiento intelectual socialista.
Desde 1917 hasta el presente ¿Cuál es la clase que está en el centro de la
historia contemporánea? ¿Cuál es la clase social que actualmente está dirigiendo a la humanidad en lo teórico y en lo político, en lo técnico
y en lo económico?